martes, 19 de marzo de 2019
MONTAÑAS DE AMOR QUE CURAN
Visitas que curan: recorren los hospitales con risas, música y abrazos
Rompen con la rutina médica y ayudan a acortar los tiempos de los tratamientos, humanizando la espera; la invaluable labor de los voluntarios que se dedican a visitar a niños y adultos internados
Cuando compró el disfraz de Batman, Pablo jamás imaginó que iba a usarlo con tantas ganas y, menos, para alegrar a chicos internados en hospitales. En 2014, este ilustrador de 40 años se unió a La Liga de Superhéroes y Villanos Solidarios, un grupo de jóvenes que visita a chicos que están atravesando situaciones difíciles, para invitarlos a un mundo de fantasía donde volver a sonreír por un rato, con el lema "Héroes y Villanos dan sus fuerzas y poderes para ayudar a todo pequeño que lo precise".
Con el fin de acompañar, dar ánimo y, sobre todo, ayudar a transitar la espera de los pacientes y sus familias, son cientos las organizaciones y voluntarios que visitan hospitales de todo el país. Superhéroes, payasos, clowns, músicos, profesores de arte, cuentacuentos o reflexólogos recorren habitaciones y halls, con un mismo deseo: sacar a chicos y grandes de la rutina del tratamiento, en especial, cuando son enfermedades largas, donde los contratiempos, la falta de recursos y el malestar son moneada corriente.
La Liga de Superhéroes y Villanos, de la que participan hoy más de 50 personas, comenzó en 2013 con una campaña de donación de sangre para el hospital Garrahan.
"La tristeza, la angustia y la depresión bajan la parte inmunológica, y la alegría y la felicidad la aumentan. En cierta forma, estas actividades tienen un efecto terapéutico: estar bien de ánimo hace que las defensas trabajen al máximo", explica el doctor Mario Bruno, médico oncólogo y fundador de Oncolocos, un coro de pacientes con cáncer del Hospital Álvarez, que funciona desde hace más de 25 años. Según Bruno, con estas estrategias disminuyen los efectos colaterales de la quimioterapia y se logra mayor adherencia al tratamiento.
Algunas de las mujeres que participan del coro Oncolocos
Nancy (50) es reflexóloga y desde 2017, todos los miércoles a las 9, cuando los pacientes ya están recibiendo la medicación de la quimioterapia, llega al Hospital Municipal de Morón. Es una de voluntarias de Donde Quiero Estar, una fundación que busca acompañar a enfermos oncológicos a través del arte y la reflexología. "Queremos desenfocarlos, sacarlos de estar mirando el gotero las cuatro horas. Los masajes o la pintura son el medio. A partir de eso, surgen otras cosas", describe Nancy.
"Buscamos humanizar los tratamientos y llenar de color ese momento de ansiedad", explica Victoria Viel Temperley, quien creó este proyecto luego de que su hijo falleciera por un tumor cerebral a los 17 años. Comenzó en el Hospital de Clínicas en 2006 y ya se replicó en 19 instituciones de salud pública, con más de 140 voluntarios.
Desde hace dos años, Donde Quiero Estar funciona en el Hospital de Morón gracias a la convocatoria de la doctora Ana Inés Alonso, del servicio de oncología. Tienen ocho voluntarios que se turnan todos los días para acompañar a unos 30 pacientes por semana y a quienes Alonso describe como "hadas madrinas" que permiten transformar el enojo en algo más productivo.
La doctora Rosario Vidal, jefa del servicio, señala lo importante que esto resulta ante "una enfermedad que está socialmente considerada como algo tan tanático, tan vinculada con la muerte", ya que ayuda a los pacientes "a conectarse con el camino de la vida nuevamente".
María Cristina recibe la sesión de reflexología de las manos de Nancy. Tiene cáncer de colon y metástasis en pulmón, y está en tratamiento hace más de un año. "Cuando pensaba en la quimio me imaginaba un lugar lúgubre, y de golpe llegar y ver que aparecen personas riéndose, abrazándote, invitándote a pintar, acercándote cosas lindas, es un mimo al alma y un desahogo", explica.
Vidal, que lleva más de tres décadas en el lugar, remarca que hace un par de años era impensado acercar este tipo de actividades a un hospital. "Ahora, no podemos pensarnos sin esto, se fue construyendo una red", destaca. La especialista asegura que en oncología es indispensable pensar en lo interdisciplinario y que "hay que bajarse de ese pedestal de la omnipotencia médica".
A través del arte y la reflexología, Donde Quiero Estar busca "humanizar los tratamientos oncológicos", explica su creadora.
Un mundo de fantasía
Con camisas de colores, tiradores, bermudas y medias a rayas hasta las rodillas, Colorete, Puchini y Cogote no pasan desapercibidos en el hall del sanatorio. En el piso de pediatría, los recibe la sonrisa de una joven enfermera. "¿Qué tenemos hoy?", le pregunta Colorete. Ella va enumerando las habitaciones y detallando rápidamente: en una, está Delfi, una nena de 7 años a la que le están haciendo quimio; en otra, Milagros, una adolescente de 18 que acaba de pasar por una compleja cirugía en su cabeza; y la lista sigue. "Vamos a empezar el viaje", dice Colorete antes de abrir la primera puerta.
Colorete es el nombre de clown de Hernán Espantoso Rodríguez (50), fundador de Alegrañatas, una organización que reúne a unos 60 payasos voluntarios de hospital -el más chico tiene 20, el más grande 60-, cuya misión es "llevar alegría a través del juego y la fantasía" y "hablar con los pacientes desde el corazón". Ese es el "viaje" que inician todas las semanas en el hospital Houssay, de Vicente López; en el Materno Infantil de San Isidro; o en el centro Fleni, de Belgrano, entre otras instituciones.
Los payasos de Alegrañatas rompen con la rutina de los chicos internados
"Siempre anestesiamos el momento: el objetivo es poder sacarlos de la tristeza", explica Hernán, y agrega: "El vínculo se genera a través de la emoción. Nuestro combustible es pura empatía. Con muy poquito, el clown crea un mundo y logramos que se olviden, por un rato, de la enfermedad".
En el caso de La Liga de Superhéroes y Villanos, todo comenzó en 2013 con una campaña de donación de sangre para el hospital Garrahan. La consigna era ir con remeras o disfraces de superhéroes. Así empezó a sumarse gente y decidieron formar un grupo. Hoy son más de 50 personas las que participan, lo que les permite programar varias visitas. Además, van a hogares de niños y apoyan campañas de donación de sangre y médula ósea.
La primera visita de Pablo fue al hospital de niños Pedro de Elizalde. Cuando se puso el disfraz de Batman, lo primero que pensó fue: "Los chicos van a tener miedo". Y aunque algunos se asustaron, enseguida se entusiasmaron, le pedían sacarse fotos y gritaban "¡Batman, Batman!". "Eso no tiene precio, es una emoción tremenda. Los papás y las mamás nos dicen que el nene estaba triste y que logramos sacarle una sonrisa", cuenta Pablo.
La magia del los libros
Acompañar, compartir la fantasía de un cuento, despertar la sensibilidad, la creatividad y la pasión por la lectura. Esos son los objetivos de Leyendo Juntos, uno de los programas de la Asociación Civil Dale Vida, que nació en 2008 y hoy reúne a 50 voluntarios que, tres veces por semana, les leen a los chicos y chicas internados en el hospital de niños Ricardo Gutiérrez, en la ciudad de Buenos Aires.
"Siempre les recuerdo a los voluntarios que nosotros no venimos a ver enfermedades, venimos a ver chicos. No somos médicos y no podemos hacer otra cosa que llevarles una sonrisa, un aire fresco y un momento de distención", explica Silvia Arreghini, fundadora de Dale Vida. También subraya que "se genera una interacción permanente con el familiar, que pasa muchas horas al lado de la cama".
Antes de recorrer las habitaciones, los voluntarios de Leyendo Juntos seleccionan de su biblioteca (que tiene más de 1000 ejemplares) los cuentos, según la edad del paciente que visitarán ese día. Además, llevan consigo hojas de colores, lápices y juguetes. "Es un tiempo compartido que nos hace creer a todos", sostiene Silvia.
Algunos de los 50 voluntarios de Leyendo Juntos, uno de los programas de la Asociación Civil Dale Vida, que nació en 2008
Un lenguaje universal
La "Sinfonía 40" de Mozart, la "Danza Húngara N° 5" de Brahms o la famosa "O sole mio" de Verdi no son melodías reservadas a las óperas o a los grandes teatros como el Colón. Desde 2012, también es posible escucharlas, en vivo y entre muchas otras, en los pasillos y habitaciones de hospitales de la ciudad de Buenos Aires y otras localidades del país. Quienes lo hacen posible son los músicos del proyecto solidario Música para el Alma, que reúne a profesionales de coros y orquestas, como la Sinfónica Nacional, las orquestas Filarmónica y Estable del Colón, la de Tango de Buenos Aires y la Camerata Bariloche. La propuesta es acercar su arte a quienes más lo necesitan. Donde la enfermedad trae lágrimas y dolor, la invitación es a conectarse, a través del lenguaje universal de la música, con los recuerdos y las vivencias más íntimas.
Gracias a Música para el Alma, profesionales de coros y orquestas llevan su arte a los pasillos y las habitaciones de los hospitales de distintos puntos del país Crédito: Cortesía Música para el Alma
"La semilla de todo esto tiene nombre: María Eugenia Rubio", explica Jorge Bergero (55), chelista en la Orquesta Estable del Colón y quien estuvo en pareja con la joven flautista de la Orquesta Nacional de Música Juan de Dios Filiberto, que falleció a los 34 años por cáncer de mama. "En 2011, su último año de vida, cuando ya no había nada por hacer, un grupo de músicos dimos un concierto en la Fundación Salud, donde ella se atendía. Cuando empezamos a tocar, la gente nos acompañó cantando: todos estaban pasando por algo similar a lo de Eugenia con sus familiares". Así, de forma tan imprevista como potente, nació Música para el Alma.
Hoy, la asociación agrupa a unos 2500 músicos, que llevan realizados más de 400 conciertos gratuitos. "De pronto, más allá de las situaciones de vida, que en muchos casos son muy complicadas, se produce una conexión muy profunda", resume Jorge.
Algunas formas de colaborar e involucrarse
Donde quiero estar: además del trabajo que hacen los voluntarios en las salas de quimioterapia, ofrecen gratis talleres, terapia de grupo y asesoramiento para pacientes oncológicos en su sede. Necesitan nuevos voluntarios de arte y reflexología y sumar aportantes mensuales. Tel.: (011) 4786-4471; www.dondequieroestar.org
Liga de Superhéroes y Villanos: necesitan donaciones de libros para colorear, lápices y crayones para llevarle de regalo a los chicos que visitan. Además, reciben juguetes nuevos o en buen estado. También, pueden comunicarse quienes deseen sumarse como voluntarios. Facebook: Liga de Superhéroes y Villanos Solidarios; heroesyvillanos.solidarios@gmail.com
Música Para el Alma: además de hospitales, los músicos llevan su arte a hogares de niños, geriátricos, escuelas de educación especial y más instituciones públicas. Para cubrir los gastos de transporte, entre otros, necesitan de quienes puedan realizar una donación de dinero por única vez o mediante una cuota mensual; www.musicaparaelalma.org/dona
Leyendo Juntos: para abastecer su biblioteca, solicitan la donación de libros de cuentos para niños y adolescentes de todas las edades. Los mismos deben ser nuevos o estar en muy buen estado. Además, precisan elementos de librería como hojas, marcadores y lápices de colores; y juguetes pequeños para jugar en la cama; info@dalevida.org.ar
Alegrañatas: cuentan con talleres de formación e invitan a involucrarse desde el voluntariado sumándose como payaso de hospital; además, tienen programas para escuelas y la comunidad; se puede aportar como socio adherente haciendo donaciones que les permitan llegar a más hospitales y personas; www.alegranatas.org.ar
Curso de payaso terapéutico: en la Universidad Nacional de La Matanza se dicta el curso "Payaso Terapéutico: El cuerpo en acción", que brinda herramientas para mejorar la calidad de vida de los pacientes hospitalizados a través de la risa; Tel.: 4480-8900, int. 8823; extension@unlam.edu.ar
E. B. Y M. A.
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