Mantenete informado con los artículos de Stella Maimone.
|
¿Cómo usamos lo que leemos?
Por Mg. Stella Maimone
Afirma un proverbio (por supuesto viejo y originario de algún lugar sabio y exótico):
“La experiencia del mundo nos permite diferenciar entre tres clases de exploradores del saber: el primero busca, con ahínco, un gato negro en una habitación oscura. El segundo busca sin éxito un gato negro, el cual además no está en la misma habitación oscura. El tercero no busca al gato, ya que no cree que exista, pero se permite gritar bien alto: ¡“Lo encontré”!
Este último se está convirtiendo en el
protagonista del saber, en un héroe tan reconocido como mediático, que
ni siquiera necesita mostrar al gato negro que se supone que ha
“descubierto”.
A partir de las preguntas y respuestas
que hemos elaborado en este blog me puse a pensar: ¿De verdad queremos
encontrar un gato? Además ¿puede ser cualquier gato? ¿Tiene que ser
necesariamente negro? Si es así, ¿puede ser cualquier gato negro? y ¿por
qué trata de mimetizarse y ocultarse el gato en la oscuridad? Se trata
de preguntas que, de forma racional, admiten cualquier respuesta y
ninguna sería concluyente.
Me resultó interesante observar cómo
algunos de ustedes mostraron un cierto grado de angustia cuando
afirmaron que es necesario encontrar al gato (y con urgencia). Es decir,
que se necesitan las respuestas con evidencia científica para poder
fundamentar.
¿Pero qué es la evidencia científica?
Una evidencia científica se sustenta
sobre procedimientos empíricos y debe haber sido reiterada por
diferentes autores, en diferentes estudios, sobre diversos contextos y
utilizando distintas metodologías. La evidencia científica
se realiza de acuerdo a criterios de complementariedad metodológica y
con valoraciones de la calidad de los procedimientos muestrales y la
selección aleatoria de casos. No se pide un número mínimo de estudios o
ensayos, sino de un número suficiente para que se hagan presentes y se
reiteren los diferentes aspectos. Y el problema es que dado este
criterio, cuando buscamos evidencia, uno de los problemas fundamentales
es que los estudios se hacen con distintas metodologías y partiendo de
distintas realidades.
La evidencia científica no usa el método
científico, son estándares y por esto la mitad de lo que hoy afirmamos
con grados y calidad de evidencia científica, dentro de 5 años no será
verdad. Lo que no sabemos es cuál será la mitad útil.
¿Entonces?
¿Por qué escribo sobre esto? Sentí que
algunos de ustedes se mostraron… diría “dudosos”, porque no gustó o
creyeron que fue insuficiente la evidencia científica que muestra la
mayor transmisión de infecciones en las manos con anillos. Tal vez
encontré el gato negro, tal vez no era negro el gato, pero ustedes:
¿Querían encontrar el gato negro? También parecen desconocer al negro
animal, cuando para situaciones de real comprobación, como la
transmisión de la Influenza desde el personal a los pacientes y a los
compañeros, decimos cosas como: “no es grave si somos huéspedes
normales” o “nos descuentan el premio”.
¿Quién de ustedes al gestionar su servicio, ha tomado en cuenta el tiempo necesario para el lavado de manos?
Hace unos años, leí a un autor que sumó los minutos que los enfermeros
invertían en una unidad de cuidados intensivos en lavar sus manos, si lo
hacían cada vez que lo necesitaban. Calculó 2 horas en un turno de
trabajo por enfermero. ¿Contemplamos este tiempo cuando preparamos la
dotación de personal? ¿Aquí el gato negro, deja de ser negro o ya no lo
queremos encontrar?
¿Somos sinceros cuando expresamos la
necesidad de conocer y sustentar el conocimiento con la evidencia
científica? O sea, queremos realmente conocer si a alguien más le pasó, y
encontró al gato, tal vez mimetizado con la habitación oscura. ¿Cuánto
debemos considerar las guías con evidencia, cuando muchos de los
aspectos mencionados en las guías no tienen evidencia?
A modo de ejemplo: Las guías españolas basadas en la evidencia científica incluyen textualmente el siguiente aviso:
“Esta Guía es una ayuda a la toma de decisiones en la atención sanitaria. No es de obligado cumplimiento ni sustituye el juicio clínico del personal sanitario.”
Esto equivale a afirmar que a pesar de
todo, la razón deductiva, la experiencia de buenas prácticas y el
sentido común, priman sobre la selección de resultados empíricos
inducidos por métodos experimentales, esto que llamamos “evidencia
científica”.
¿Qué quiero decir con esto? Debemos leer
mucho cuando encontramos que los estudios no confirman lo que pensamos o
dicen las guías de tal o cual, sepamos que es posible, y si queremos
encontrar al gato negro, debemos hacer nuestra propia experiencia,
estudiando el tema con la metodología usada por los otros autores. Lo
que leemos nos es de utilidad para reflexionar, no todo lo escrito es
verdadero, y lo verdadero para algunos puede no serlo para otros en
diferentes circunstancias (con otros recursos, con otras personas, y con
diferentes sistemas de salud). Creo que estar en el proceso significa actuar sobre el proceso.
¡Espero sus comentarios!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.