jueves, 18 de abril de 2019

IDENTIDAD CULTURAL,


Las primeras imágenes rurales
Asado criollo (Circa 1860) 
Imagen relacionada
Abel Alexander
El campo argentino fue, desde principios del siglo XIX, un tema irresistible para los pintores europeos que llegaban a conocer la nueva república nacida en 1810. Pero la tentación de retratar la inmensidad de nuestras llanuras y los hábitos de sus pobladores incluyó a los extranjeros que llegaron con el propósito de hacer negocios. Fue uno de ellos quien dejó el primer testimonio fotográfico de nuestras pampas, hace casi 160 años.
La muestra "Ambrotipos", que se está exhibiendo en el Pabellón de las Bellas Artes de la UCA, dirigido por la Lic. Cecilia Cavanagh, puede ser considerada un verdadero milagro en el campo de la fotografía histórica argentina. En todo investigador fotográfico subyace el sueño de descubrir en el seno de un archivo o colección aquella imagen especial que, por su extrema rareza, belleza o importancia documental, se convierta en un auténtico hito en la historia de la fotografía. Tal día llegó cuando, en junio de 1999, pudimos apreciar seis vistas de exteriores realizadas por el antiguo proceso conocido como ambrotipo en la mítica estancia bonaerense Los Yngleses, ubicada en el Rincón del Tuyú, actual partido de General Lavalle.
Hasta esa fecha, solo se conocían nueve vistas urbanas del país, ejecutadas al daguerrotipo todas del centro de la ciudad de Buenos Aires, atesoradas en el Museo Histórico Nacional. No había aparecido ni un solo registro de exteriores en la modalidad técnica del ambrotipo y mucho menos del campo argentino.
Ahora bien, ¿qué es el ambrotipo? Se trata de un negativo de vidrio subexpuesto, el cual, colocado sobre un fondo oscuro, se convierte por reflexión de la luz en una imagen positiva.
La estancia Los Yngleses se crea hacia 1819 con el desembarco en Buenos Aires de John Gibson, representante de la firma Gibson & Co. de Glasgow (Escocia), reconocidos fabricantes y exportadores textiles
El análisis de sus imágenes nos aporta datos muy interesantes sobre la vida y las costumbres del campo. En primer lugar se encuentran dos registros de tipo panorámico sobre las rústicas edificaciones con techos de paja del casco Los Yngleses; ambos son las primeros panoramas fotográficos ejecutados en el país. La siguiente escena también a "plein air" muestra a Mr. George Gibson y su familia en un bucólico picnic junto al elegante carruaje de traslado.
El cuarto registro es una escena de amojonamiento rural con las figuras de Thomas y Ernest Gibson -respectivamente, el personaje de barba y sombrero y el niño vestido de negro donde el primero sostiene un cartel junto a un grupo de peones y dos carruajes cerrados. El quinto aporte nos sorprende con las labores de esquila sobre una mesa, donde se aprecian grandes vellones y la participación de un par de mujeres afroargentinas. Finalmente, un típico asado en el campo, que muestra, en pleno invierno, a 15 hombres reunidos junto al acogedor fuego, rodeados de damajuanas de buen vino y con el infaltable mate criollo pasando de mano en mano. Por su potencia y representatividad puede considerarse la mejor imagen de esta increíble saga.
Estas tempranas imágenes realizadas como registros familiares pero también como documentación empresarial fueron realizadas hacia la década de 1860 por el escocés George Corbett, administrador de Los Yngleses aficionado a la fotografía. Gracias a esta inédita exhibición pública estamos frente a las primeras fotografías del campo argentino: el primer mate junto al fogón, los primeros carruajes y carretas, la primera esquila y nada menos que al primer asado criollo registrados. Imágenes pioneras sobre un nuevo país que se ubicaría pocas décadas después entre las grandes potencias económicas del mundo.
El autor es presidente de la Sociedad Iberoamericana de Historia de la Fotografía

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