lunes, 27 de mayo de 2019
LECTURA RECOMENDADA,
San Martín. Una biografía política del Libertador, de Beatriz Bragoni
Luego de un largo olvido, en nuestro país la biografía política está recuperando su dignidad historiográfica. El género demanda del historiador hacer un balance muy preciso entre el hombre y sus circunstancias, que hay que conocer muy bien para comprenderlo en su singularidad. Cuando se trata de un héroe nacional, de un mito, como San Martín, el problema es más complejo, pues para llegar a la persona hay que atravesar una gruesa capa de bronce, y para explicarla hay que tener en cuenta valores y sensibilidades muy arraigados.
Beatriz Bragoni sortea el desafío con profesionalidad y equilibrio. Omite toda referencia a la vida íntima de San Martín y se concentra en las diversas estancias de su vida pública: España, Buenos Aires, Cuyo, Chile, Perú y Europa. Su estilo es sobrio, poco adjetivado y distanciado. No se aparta de las fuentes, evita las especulaciones, restringe la imaginación, se basa en su buen juicio de historiadora y logra interesar al lector con recursos legítimos. Es ejemplar la manera de tratar la remanida entrevista de Guayaquil, apelando a los escasos testimonios seguros y a una convincente evaluación de las circunstancias.
No es el único problema que le presenta la biografía de quien, antes de convertirse en el héroe nacional, vivió su vida como cualquier persona, resolviendo dilemas con decisión y sin pensar en el juicio de la posteridad. Entre otros temas espinosos está su relación con los chilenos Carrera, y la implacable decisión de aniquilar su accionar. También su desobediencia al gobierno nacional en 1819, su poco ortodoxa proclamación por las tropas en Rancagua, sus acuerdos con las autoridades realistas del Perú en 1820 y su sorpresiva partida, dos años después, dejando sin su jefe a un ejército en situación desesperada.
A esto hay que sumar sus ideas políticas: la creciente devoción por el orden, aún a costa de las libertades -algo que hoy suena poco correcto- y su arraigada convicción monárquica, común en esos años pero inaceptable cuando los nuevos estados se definieron categóricamente por la república. Después de Caseros, también resultó chocante su estima y admiración por Juan Manuel de Rosas. Muchos biógrafos trataron de eludir o minimizar estas cuestiones, que empañaban la figura del héroe nacional. Bragoni las expone de manera desnuda, sin encarnizamiento ni piedad, pero también sin condena. Así son las cosas de los hombres, parece decirnos.
Uno de los capítulos más atractivos se refiere a la estancia en Cuyo y la preparación del Ejército de los Andes. La autora reconstruye los matices del paisaje social y político de Cuyo, donde el general debe movilizar hombres para una empresa de magnitud. Bragoni explica su meditado manejo de las autoridades intermedias capaces de exprimirle a la sociedad los recursos humanos necesarios para el ejército. Oficios religiosos con sermones patrióticos, festividades, representaciones teatrales de propósito moral: todo apuntaba a difundir el nuevo ideario patriótico y a insuflar la fe cívica que aliviara el rigor reclutador.
Una singularidad de esta biografía es que se extiende más allá de la muerte, y llega al presente. En dos capítulos se muestra la construcción de la imagen del general -tan admirado en vida como cuestionado-, devenido progresivamente en padre de la patria. San Martín se ocupó de ordenar los materiales para la biografía que finalmente escribió Bartolomé Mitre, poniéndolo a la par de Bolívar y asociándolo con la fundación de tres repúblicas. Era una lectura de su historia, tan convincente como conveniente. Desde entonces, nuestro indiscutido héroe máximo ha sido el referente fundacional de las más diversas tradiciones políticas. Los distintos mitos sanmartinianos enturbiaron su figura histórica, definitivamente humana. Con su biografía, tan sólida como atractiva, Beatriz Bragoni nos ayuda a recuperarla.
San Martín. Una biografía política del Libertador
Beatriz Bragoni
Edhasa
335 páginas
$ 585
L. A. R.
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