Tres preguntas a Anish Kapoor, el artista que busca "crear algo misterioso
Anish Kapoor con Dobe vértigo, una de las obras que exhibe en Proa
"Estoy en contra desde el principio", se limita a decir sobre el Brexit Anish Kapoor, artista nacido en Bombay en 1954 y radicado en Londres desde comienzos de la década de 1970. Evidentemente habituado a tener todo bajo control, antes de inaugurar su muestra en Fundación Proa pide ser entrevistado por mail y contesta las preguntas en forma selectiva.
-¿De qué forma el arte puede contribuir al cambio en un mundo tan polarizado?
-No estoy interesado en "agitprop", arte que es abiertamente político y que muestra su mensaje político. Siempre digo que no tengo nada que decir, las cosas pasan, se meten en el camino. Cada acto afirmativo es político, tiene que serlo. Pero eso no quiere decir que uno tenga que exponerse a decir algo o comentar sobre una situación política. Pienso que lo mejor que puede hacer un artista es crear algo misterioso.
Ahora, ¿qué es misterioso? No hay muchos objetos en el mundo que sean misteriosos. La mayoría de las cosas son finalmente conocibles. Una propuesta es que cualquier cosa hecha con las manos es finalmente conocible, y que la fantasía de algo hecho sin manos -una cosa que simplemente se hace- está ahí, ha estado ahí por siempre, tiene el potencial de ser realmente misterioso. ¿De dónde vino, cómo llegó hasta acá, quién lo creó? Esa idea de algo que se hizo a sí mismo es, diría, tal vez otro aspecto de lo sublime. Hay muchas formas de lo sublime. En términos del mundo del arte está por supuesto lo sublime de Rothko, profundo espacio oscuro e inefable, pero hay otro tipo que tiene que ver con la escala. La escala es realmente misteriosa. No tiene que ver necesariamente con el tamaño de una cosa sino con su presencia. Y espero que lo sublime verdaderamente molesto, lo que es realmente difícil de explorar, sea lo apasionado, tal vez enojado, tal vez profundamente agresivo, que se parece más a la diosa. La diosa proverbial no es amable, es Kali, ella va a tomar tu sangre y a comer tus tripas, va a hacer algo terroríficamente peligroso. Ella toma y da vida.
Juegos con los reflejos en la obra Doble vértigo, en la muestra de Anish Kapoor en Fundación Proa
-¿Por qué trabaja con en forma recurrente con materiales como el acero inoxidable, la piedra y los pigmentos?
-Siempre he estado profundamente interesado en el color, y comencé a trabajar con pigmentos. El pigmento es tanto material como no material. Está obviamente conectado con la tierra, especialmente el rojo, que proviene de la tierra. El color actúa sobre nosotros, es tanto físico como no físico al mismo tiempo, lo cual es asombroso. He comprendido que lo que hace es precisamente de lo que se trata todo mi proyecto. El objeto vaciado, el objeto con el interior más grande, el no-objeto. El color no es un medio decorativo, no es algo que se pose sobre la superficie de otra cosa. Es una entidad. Otra cosa que realmente me interesa es la concavidad. Desde el siglo XV al XVI, los espejos cóncavos fueron usados por la ciencia pero nunca formaron parte del arte, y yo trabajé con ellos durante muchos años porque hacen cosas muy extrañas. Por empezar, ponen el mundo de cabeza, y esto por supuesto tiene que ver con mi interés por la forma invertida. Y también tienen otra realidad realmente curiosa.
Juegos con los reflejos en la obra Doble vértigo, en la muestra de Anish Kapoor en Fundación Proa
-¿Por qué trabaja con en forma recurrente con materiales como el acero inoxidable, la piedra y los pigmentos?
-Siempre he estado profundamente interesado en el color, y comencé a trabajar con pigmentos. El pigmento es tanto material como no material. Está obviamente conectado con la tierra, especialmente el rojo, que proviene de la tierra. El color actúa sobre nosotros, es tanto físico como no físico al mismo tiempo, lo cual es asombroso. He comprendido que lo que hace es precisamente de lo que se trata todo mi proyecto. El objeto vaciado, el objeto con el interior más grande, el no-objeto. El color no es un medio decorativo, no es algo que se pose sobre la superficie de otra cosa. Es una entidad. Otra cosa que realmente me interesa es la concavidad. Desde el siglo XV al XVI, los espejos cóncavos fueron usados por la ciencia pero nunca formaron parte del arte, y yo trabajé con ellos durante muchos años porque hacen cosas muy extrañas. Por empezar, ponen el mundo de cabeza, y esto por supuesto tiene que ver con mi interés por la forma invertida. Y también tienen otra realidad realmente curiosa.
Si los colgás en la pared, en cierta forma actúan como una pintura. En los últimos años estuve pintando espejos cóncavos usando barniz para decolorar, todo tipo de saturaciones diferentes, opacidades y formas que confunden ambos espacios. Es confuso y me interesa como proposición.
-Fue reconocido como artista desde muy joven. ¿Siente que eso afectó su obra o su perspectiva?
-Los artistas nos educamos en público. Como artistas nos atrevemos a arriesgar una posible nueva proposición hacia nosotros mismos y al mundo, pero tenés que hacerlo en público. Lo que sé importa poco; importa mucho más lo que no sé; lo que podría descubrir, lo que podría ser, lo que podría excavar de mi mente. La forma en que podría confiar en que si funciona para mí funcionará para vos. ¿Lo sé? Por supuesto que no, pero estoy dispuesto a arriesgarme.
En plena crisis regional, llega el arte insurgente de Anish Kapoor
Disparando en la esquina II, una de las obras que integran la muestra Surge en Fundación Proa
"¿Podés darme cinco minutos así saco la cámara?", le pregunta el fotógrafo, que acaba de entrar a Fundación Proa, al hombre vestido con un overol blanco. No hay respuesta. El trabajador continúa su tarea de cargar el cañón con una bala de cera roja, del tamaño de un balde, que se estrellará segundos después, tras un disparo ensordecedor, contra la unión de dos paredes blancas.
Esa esquina ya no será la misma. Los restos de cera que parecen carne caen sobre el piso y allí quedarán. Al ritmo de un disparo por hora irán formando una inquietante montaña hasta febrero, a lo largo de la muestra de Anish Kapoor que se inaugurará este sábado en Proa.
"Es la dinámica del burócrata que recibe órdenes. Tiene que haber cero interacción con el público", dice ahora el performer al fotógrafo para explicar su indiferencia, mientras el equipo de montaje local coordina detalles en inglés con los integrantes del estudio de Kapoor que viajaron desde Londres.
Disparando en la esquina II, una de las obras que integran la muestra Surge en Fundación Proa
"Es un trabajo sucio. Terminaremos sobre el último minuto, como es todo con Anish", señala con una sonrisa el curador brasileño Marcello Dantas en referencia a Kapoor, nacido en 1954 en Bombay y radicado en Gran Bretaña desde comienzos de la década de 1970.
"No estoy interesado en 'agitprop', el arte que es abiertamente político y que muestra su mensaje", había aclarado por mail el artista, que viajará en febrero a la Argentina. Ya visitó el país hace dos años, cuando expuso Destierro en el Parque de la Memoria.
Detalle del trabajo con la cera durante el montaje de la muestra de Anish Kapoor en Fundación Proa
Surge se titula esta muestra exhibida en la Fundación CorpArtes, en Santiago de Chile, hasta semanas antes de las protestas sociales que comenzaron a levantar la temperatura en la región. Según Dantas -que la llevará luego a su país- se relaciona con la palabra inglesa que refiere a un movimiento abrupto y también " con la idea de insurgencia política, de los que van a venir desde abajo para transformar lo de arriba".
Ese efecto de algo intimidante que avanza y deja a su paso una huella imborrable produce Svayambhu ("Autogenerado", en sánscrito), otra obra emblemática de Kapoor. En este caso, la cera roja forma una imponente masa que se mueve de forma casi imperceptible por la sala.
Mucho más sutil pero igual de perturbadora es Cuando estoy embarazada, apenas un bulto que sobresale de la pared blanca. "Parece muy plácida, silenciosa, pero es una cosa que está al borde de explotar -señala Dantas-. Todas las obras están en ese límite entre lo que casi es y lo que ya es. En el punto de transformación."
Esa sensación de que algo está por nacer es especialmente fuerte en El origen del mundo, una plataforma inclinada con un gigantesco agujero negro, aparentemente sin fondo. Es la versión minimalista de la pintura del mismo nombre que Gustave Courbet realizó en 1866 por encargo de un diplomático que quería un retrato de su amante. El pintor recreó la entrepierna desnuda de la mujer, y la convirtió en una de las obras más famosas de la historia del arte.
Juegos con los reflejos en la obra Doble vértigo, en la muestra de Anish Kapoor en Fundación Proa
Otra candidata a convertirse en un hit en Instagram es Doble vértigo, pieza compuesta por dos láminas de acero pulido que deforman tanto nuestra imagen como el sonido de la voz. Un claro ejemplo de que no basta consumir arte en redes sociales: es necesario vivir la experiencia... y sentir qué surge.
C. CH.
-Fue reconocido como artista desde muy joven. ¿Siente que eso afectó su obra o su perspectiva?
-Los artistas nos educamos en público. Como artistas nos atrevemos a arriesgar una posible nueva proposición hacia nosotros mismos y al mundo, pero tenés que hacerlo en público. Lo que sé importa poco; importa mucho más lo que no sé; lo que podría descubrir, lo que podría ser, lo que podría excavar de mi mente. La forma en que podría confiar en que si funciona para mí funcionará para vos. ¿Lo sé? Por supuesto que no, pero estoy dispuesto a arriesgarme.
En plena crisis regional, llega el arte insurgente de Anish Kapoor
Disparando en la esquina II, una de las obras que integran la muestra Surge en Fundación Proa
"¿Podés darme cinco minutos así saco la cámara?", le pregunta el fotógrafo, que acaba de entrar a Fundación Proa, al hombre vestido con un overol blanco. No hay respuesta. El trabajador continúa su tarea de cargar el cañón con una bala de cera roja, del tamaño de un balde, que se estrellará segundos después, tras un disparo ensordecedor, contra la unión de dos paredes blancas.
Esa esquina ya no será la misma. Los restos de cera que parecen carne caen sobre el piso y allí quedarán. Al ritmo de un disparo por hora irán formando una inquietante montaña hasta febrero, a lo largo de la muestra de Anish Kapoor que se inaugurará este sábado en Proa.
"Es la dinámica del burócrata que recibe órdenes. Tiene que haber cero interacción con el público", dice ahora el performer al fotógrafo para explicar su indiferencia, mientras el equipo de montaje local coordina detalles en inglés con los integrantes del estudio de Kapoor que viajaron desde Londres.
Disparando en la esquina II, una de las obras que integran la muestra Surge en Fundación Proa
"Es un trabajo sucio. Terminaremos sobre el último minuto, como es todo con Anish", señala con una sonrisa el curador brasileño Marcello Dantas en referencia a Kapoor, nacido en 1954 en Bombay y radicado en Gran Bretaña desde comienzos de la década de 1970.
"No estoy interesado en 'agitprop', el arte que es abiertamente político y que muestra su mensaje", había aclarado por mail el artista, que viajará en febrero a la Argentina. Ya visitó el país hace dos años, cuando expuso Destierro en el Parque de la Memoria.
Detalle del trabajo con la cera durante el montaje de la muestra de Anish Kapoor en Fundación Proa
Surge se titula esta muestra exhibida en la Fundación CorpArtes, en Santiago de Chile, hasta semanas antes de las protestas sociales que comenzaron a levantar la temperatura en la región. Según Dantas -que la llevará luego a su país- se relaciona con la palabra inglesa que refiere a un movimiento abrupto y también " con la idea de insurgencia política, de los que van a venir desde abajo para transformar lo de arriba".
Ese efecto de algo intimidante que avanza y deja a su paso una huella imborrable produce Svayambhu ("Autogenerado", en sánscrito), otra obra emblemática de Kapoor. En este caso, la cera roja forma una imponente masa que se mueve de forma casi imperceptible por la sala.
Mucho más sutil pero igual de perturbadora es Cuando estoy embarazada, apenas un bulto que sobresale de la pared blanca. "Parece muy plácida, silenciosa, pero es una cosa que está al borde de explotar -señala Dantas-. Todas las obras están en ese límite entre lo que casi es y lo que ya es. En el punto de transformación."
Esa sensación de que algo está por nacer es especialmente fuerte en El origen del mundo, una plataforma inclinada con un gigantesco agujero negro, aparentemente sin fondo. Es la versión minimalista de la pintura del mismo nombre que Gustave Courbet realizó en 1866 por encargo de un diplomático que quería un retrato de su amante. El pintor recreó la entrepierna desnuda de la mujer, y la convirtió en una de las obras más famosas de la historia del arte.
Juegos con los reflejos en la obra Doble vértigo, en la muestra de Anish Kapoor en Fundación Proa
Otra candidata a convertirse en un hit en Instagram es Doble vértigo, pieza compuesta por dos láminas de acero pulido que deforman tanto nuestra imagen como el sonido de la voz. Un claro ejemplo de que no basta consumir arte en redes sociales: es necesario vivir la experiencia... y sentir qué surge.
C. CH.
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