Halcones del cemento: ¿por qué hay cada vez más aves de presa en la Ciudad?
Un halcón aplomado en Parque Sarmiento
En un microsegundo, las palomas levantan vuelo y revolotean con bastante desesperación. Detrás de ellas, a toda velocidad, se lanzan los aguiluchos porteños. A estos cazadores alados se los ve habitualmente en la Reserva Ecológica de Costanera Sur, el parque Tres de Febrero y el Sarmiento, entre otros grandes espacios verdes, pero también llama la atención su presencia en las antenas y balcones de los barrios más céntricos. ¿Halcones en la ciudad? Estamos tan acostumbrados a pensar a las grandes ciudades como espacios sólo para humanos y mascotas que se nos hace difícil imaginar que una urbe como Buenos Aires es también el hogar de una gran variedad de animales silvestres nativos.
Las aves son de las especies animales que más se dejan ver y escuchar. Entre horneros, tordos, torcazas y zorzales se destacan estas aves cazadoras, algunas de gran envergadura. Su presencia cada vez más común en la ciudad es un fenómeno natural que genera asombro y curiosidad. Para develar algunos misterios, Pablo, biólogo y aficionado a la observación de aves, encabezó un equipo de trabajo con varios colegas con el objetivo de llevar adelante una iniciativa de ciencia ciudadana que busca conocer de qué se alimentan las aves rapaces que habitan en Buenos Aires.
"La idea surgió por varios motivos -comenta Pablo-, el principal es la desinformación que hay sobre la alimentación de las aves de presa en la ciudad. Muchas veces surge la inquietud de si pueden alimentarse de una mascota, lo cual creemos que no va a ocurrir por la diferencia de tamaño, ya que la má grande de estas aves ronda el kilo de peso, pero no tenemos certeza de qué es lo que sí van a comer". Para intentar responder a este interrogante, recurrieron a datos de los observadores de aves de la ciudad, que realizan un gran esfuerzo para documentar tanto las especies como su comportamiento.
A través del registro fotográfico, estudios previos y el análisis de "egagrópilas" (un bolo que contiene restos de alimento no digerido, como plumas y huesos, que es regurgitado por el ave), lograron descrifrar algunas incógnitas sobre la dieta de estos cazadores de la selva urbana. Las especies que investigaron fueron el halcón peregrino, el taguató, el gavilán mixto, el carancho, el Chimango, el Halconcito Colorado, el Caracolero, el Halcón aplomado, el Ñacurutú, la Lechuza de campanario, la Lechucita vizcachera y el Caburé.
"Nuestros resultados, a grandes rasgos, muestran que el halconcito colorado y la lechucita vizcachera conforman un grupo que tiene una dieta variada en invertebrados, aunque también consumen pequeñas aves, anuros y roedores. Por su parte, el halcón aplomado, el caburé, el taguató y el gavilán mixto conforman otro grupo que consume pequeñas y grandes aves. Los dos últimos, además, se alimentan de anuros, roedores y reptiles. El resto de las especies que analizamos mostraron dietas particulares. Por ejemplo, el halcón peregrino sólo consumió distintas especies de palomas y la lechuza de campanario solo roedores y passeriformes, que son pájaros pequeños. En todos los casos sólo se alimentaron de la fauna silvestre urbana: distintas especies de aves, desde patos hasta pájaros, roedores y murciélagos, ranas y sapos, peces, lagartos, serpientes e incluso tortugas. También invertebrados, como caracoles e insectos", comenta
Un halconcito colorado en Parque Sarmiento
Cazadores de la jungla urbana
En pocos años Buenos Aires se convirtió en una selva urbana muy apreciada por estas aves. Según Francisco González Táboas, vocero de la ONG Aves Argentinas, "si bien no tenemos datos de relevamientos exhaustivos de hace tantos años, ya que antes no existían las herramientas informáticas con las que contamos ahora, podemos decir que es un fenómeno bastante perceptible y los observadores de aves más experimentados nos cuentan que hace muchos años, para ver rapaces como el gavilán mixto, había que alejarse bastante de la ciudad."
Lucas Leveau, biólogo de la UBA y CONICET explica algunos factores que podrían favorecer la conquista de la ciudad por estas aves: "La isla de calor urbana aumenta la temperatura mínima de invierno, lo cual permite más verde en las hojas durante el año y, como consecuencia, hay más disponibilidad de insectos y más alimento para las aves". Por otro lado, el aumento de ciertas especies que forman parte de la dieta de estas rapaces también podría favorecer su expansión urbana. "En Buenos Aires hice conteos de aves entre 2004 y 2016 y registré un aumento significativo de torcazas. También sucede lo mismo en Mar del Plata, donde en diciembre pasado confirmamos la presencia definitiva del gavilán mixto, con al menos tres parejas y sus nidos", afirma.
Existe un mito urbano sobre la liberación de aves rapaces en la ciudad para exterminar palomas, pero la realidad es que las ciudades también son hábitats idóneos para las aves ya que tienen un clima constante, abundancia de comida, sitios para armar sus nidos y menos cantidad de depredadores. Los especialistas coinciden: "es una expansión natural".
Pablo concluye explicando que la metodología que utilizaron para este estudio plantea algunos desafíos, como la imposibilidad de establecer las proporciones de la dieta, las complicaciones de identificar presas pequeñas y la falta de registros para especies con hábitos nocturnos. Igualmente, les permite contar con una base de datos de actualización constante que a lo largo del tiempo, permitirá terminar de develar las incógnitas. El proyecto colaborativo utiliza la plataforma digital INaturalist y cualquier persona puede aportar sus propios datos.
El trabajo comunitario es muy valioso para conocer los secretos de la biodiversidad urbana. En una era de catástrofe climática y pérdida de innumerables especies animales, las ciudades se constituyen en refugios. Al mismo tiempo, estas aves ayudan a fortalecer la construcción de conocimiento común sobre la naturaleza porteña.
Grandes parques de Buenos Aires
En la reserva de Costanera sur puede observarse a la mayoría de las aves rapaces de la ciudad. Caranchos, chimangos y gavilanes mixtos son usuales. Con algo de suerte se mostrarán los halcones peregrinos que pasan el verano en las torres altas de Puerto Madero. Entre las lechuzas, el pequeño caburé puede ser visto con algo de habilidad, debido a que es pequeño y suele esconderse entre las ramas.
El Parque Tres de Febrero fue el hogar favorito de una pareja de ñacurutús que incluso tuvo varias crías y ofreció a los visitantes la oportunidad de ver al búho más grande de América por varios años. También son comunes en Palermo el carancho, el taguató y el gavilán mixto.
El Parque Sarmiento es el hogar de especies menos comunes en el resto de la ciudad, como la lechucita vizcachera, el halconcito colorado y con algo de suerte puede verse al halcón aplomado. Como en el resto de los parques de la ciudad, caranchos, gavilán mixto, chimango y taguató son parte del plantel habitual. El caburé también puede verse en este espacio verde.
L. B.
"La idea surgió por varios motivos -comenta Pablo-, el principal es la desinformación que hay sobre la alimentación de las aves de presa en la ciudad. Muchas veces surge la inquietud de si pueden alimentarse de una mascota, lo cual creemos que no va a ocurrir por la diferencia de tamaño, ya que la má grande de estas aves ronda el kilo de peso, pero no tenemos certeza de qué es lo que sí van a comer". Para intentar responder a este interrogante, recurrieron a datos de los observadores de aves de la ciudad, que realizan un gran esfuerzo para documentar tanto las especies como su comportamiento.
A través del registro fotográfico, estudios previos y el análisis de "egagrópilas" (un bolo que contiene restos de alimento no digerido, como plumas y huesos, que es regurgitado por el ave), lograron descrifrar algunas incógnitas sobre la dieta de estos cazadores de la selva urbana. Las especies que investigaron fueron el halcón peregrino, el taguató, el gavilán mixto, el carancho, el Chimango, el Halconcito Colorado, el Caracolero, el Halcón aplomado, el Ñacurutú, la Lechuza de campanario, la Lechucita vizcachera y el Caburé.
"Nuestros resultados, a grandes rasgos, muestran que el halconcito colorado y la lechucita vizcachera conforman un grupo que tiene una dieta variada en invertebrados, aunque también consumen pequeñas aves, anuros y roedores. Por su parte, el halcón aplomado, el caburé, el taguató y el gavilán mixto conforman otro grupo que consume pequeñas y grandes aves. Los dos últimos, además, se alimentan de anuros, roedores y reptiles. El resto de las especies que analizamos mostraron dietas particulares. Por ejemplo, el halcón peregrino sólo consumió distintas especies de palomas y la lechuza de campanario solo roedores y passeriformes, que son pájaros pequeños. En todos los casos sólo se alimentaron de la fauna silvestre urbana: distintas especies de aves, desde patos hasta pájaros, roedores y murciélagos, ranas y sapos, peces, lagartos, serpientes e incluso tortugas. También invertebrados, como caracoles e insectos", comenta
Un halconcito colorado en Parque Sarmiento
Cazadores de la jungla urbana
En pocos años Buenos Aires se convirtió en una selva urbana muy apreciada por estas aves. Según Francisco González Táboas, vocero de la ONG Aves Argentinas, "si bien no tenemos datos de relevamientos exhaustivos de hace tantos años, ya que antes no existían las herramientas informáticas con las que contamos ahora, podemos decir que es un fenómeno bastante perceptible y los observadores de aves más experimentados nos cuentan que hace muchos años, para ver rapaces como el gavilán mixto, había que alejarse bastante de la ciudad."
Lucas Leveau, biólogo de la UBA y CONICET explica algunos factores que podrían favorecer la conquista de la ciudad por estas aves: "La isla de calor urbana aumenta la temperatura mínima de invierno, lo cual permite más verde en las hojas durante el año y, como consecuencia, hay más disponibilidad de insectos y más alimento para las aves". Por otro lado, el aumento de ciertas especies que forman parte de la dieta de estas rapaces también podría favorecer su expansión urbana. "En Buenos Aires hice conteos de aves entre 2004 y 2016 y registré un aumento significativo de torcazas. También sucede lo mismo en Mar del Plata, donde en diciembre pasado confirmamos la presencia definitiva del gavilán mixto, con al menos tres parejas y sus nidos", afirma.
Existe un mito urbano sobre la liberación de aves rapaces en la ciudad para exterminar palomas, pero la realidad es que las ciudades también son hábitats idóneos para las aves ya que tienen un clima constante, abundancia de comida, sitios para armar sus nidos y menos cantidad de depredadores. Los especialistas coinciden: "es una expansión natural".
Pablo concluye explicando que la metodología que utilizaron para este estudio plantea algunos desafíos, como la imposibilidad de establecer las proporciones de la dieta, las complicaciones de identificar presas pequeñas y la falta de registros para especies con hábitos nocturnos. Igualmente, les permite contar con una base de datos de actualización constante que a lo largo del tiempo, permitirá terminar de develar las incógnitas. El proyecto colaborativo utiliza la plataforma digital INaturalist y cualquier persona puede aportar sus propios datos.
El trabajo comunitario es muy valioso para conocer los secretos de la biodiversidad urbana. En una era de catástrofe climática y pérdida de innumerables especies animales, las ciudades se constituyen en refugios. Al mismo tiempo, estas aves ayudan a fortalecer la construcción de conocimiento común sobre la naturaleza porteña.
Grandes parques de Buenos Aires
En la reserva de Costanera sur puede observarse a la mayoría de las aves rapaces de la ciudad. Caranchos, chimangos y gavilanes mixtos son usuales. Con algo de suerte se mostrarán los halcones peregrinos que pasan el verano en las torres altas de Puerto Madero. Entre las lechuzas, el pequeño caburé puede ser visto con algo de habilidad, debido a que es pequeño y suele esconderse entre las ramas.
El Parque Tres de Febrero fue el hogar favorito de una pareja de ñacurutús que incluso tuvo varias crías y ofreció a los visitantes la oportunidad de ver al búho más grande de América por varios años. También son comunes en Palermo el carancho, el taguató y el gavilán mixto.
El Parque Sarmiento es el hogar de especies menos comunes en el resto de la ciudad, como la lechucita vizcachera, el halconcito colorado y con algo de suerte puede verse al halcón aplomado. Como en el resto de los parques de la ciudad, caranchos, gavilán mixto, chimango y taguató son parte del plantel habitual. El caburé también puede verse en este espacio verde.
L. B.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.