El juego: una experiencia de miedo
La experiencia de la copa, en la pieza que dirige Gastón Cocchiarale
El juego, una experiencia de miedo
Libro: Francisco Ruiz Barlett. Dirección: Gastón Cocchiarale. Intérpretes: Braian Ross, Camila Garófalo, Diego Wainstein, Edgar Pino, Federico Martín Pezet. Vestuario: Carol Peiretti. Teatro: Metropolitan Sura, Corrientes 1343. Funciones: jueves, a las 23. Duración: 60 minutos.
La pieza de Francisco Ruiz Barlett se convirtió en un fenómeno teatral. Frecuenta un género poco transitado en los escenarios: el terror y le aporta un buen tono de sugestión y suspenso, que el espectador disfruta. Nadie tose, ni se mueve en su butaca.
En 2018 y 2019, se hizo en el Método Kairós y ahora pasó al circuito comercial. Convoca a un público de jóvenes y algunos mayores, en un horario, poco habitual. La expectativa que despierta se hace notar con el sólo ingreso del público a la sala. Un pibe les dice a otros, en butacas más abajo, que le tocó “el número 18, que en la quiniela, es la sangre”, sus amigos se ríen. Un trío de señoras, que peinan canas, charlan animadamente. Una chica reparte números y pregunta a algunos jóvenes si les gustaría participar de la experiencia junto a los actores.
Todo se resume a un grupo de primos que se animan a poner en práctica el juego de la copa, invocar un espíritu y lograr averiguar qué sucedió con otro primo, Tomás, que desapareció y nunca supieron de él. El suspenso está bien distribuido, los actores, se meten a pleno en sus papeles y crean la atmósfera necesaria, para que cualquier efecto de jump scare (sobresalto) sea bien recibido. Quizás hubiera hecho falta la inclusión de mayores trucos, para agudizar las expectativas.
La obra es, prácticamente, un boceto que indaga sobre el género y lo hace con buenos recursos, pero queda el sabor de que falta algo más, que no aparece. Gastón Cocchiarale, el director, logró darle un color convincente a cada intérprete. La intención está lograda.
J. C. F.
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Fabio Aste, Silvia Kutika y Antonia Bengoechea, en El cuarto de Verónica
Autor: Ira Levin. Intérpretes: Silvia Kutika, Fabio Aste, Antonia Bengoechea y Adrián Lázare. Vestuario: Pablo Battaglia y Miriam Manelli. Escenografía: Leonardo Altamirano. Luces: Gisela Marcheti. Música: Martín Bianchedi. Dirección: Virginia Magnago. Sala: La Mueca, Cabrera 4255. Funciones: sábados y domingos, a las 21. Duración: 80 minutos.
El cuarto de Verónica, de Ira Levin (El bebé de Rosemary), fue visitado más de una vez en Buenos Aires, después de su estreno en Broadway en 1973: en 1977, con María Vaner y Susú Pecoraro, y hace dos años en el Picadilly, con Esther Goris y Flor Otero, dirigidas por Virginia Magnago, la misma que ahora vuelve con esta pieza que le fascina pero con otros protagonistas (el único que repite es Adrián Lázare) y en una sala renovada de Palermo. Que en el circuito off se presente una obra de género, de suspenso clásico y efectivo, con una estética realista y, a cargo del papel principal, una actriz asociada a las telenovelas como Silvia Kutika, es una excelente sorpresa.
Porque hay una apuesta que no permite medias tintas. Si el mecanismo no engancha, si las capas no se suman con coherencia lógica una a la otra, el thriller no funciona. No hay modo de camuflarlo. Como una imparable línea de montaje, la narración debe avanzar hacia su triturador final.
La directora Magnago –que fue asistente del director Jorge Azurmendi en La ratonera, de Ágatha Christie, en el Multitabaris–, consigue el ritmo de goteo incesante para evitar distracciones entre los espectadores que, de la mano de dos inofensivos ancianos, suben a un viaje que divierte como los ancestrales cuentos de miedo. La música original de Martín Bianchedi colabora en la angustia.
Muy buen trabajo del experimentado Fabio Aste, de la joven Antonia Bengoechea y, en especial, de Kutika que juega a la dulzura y la maldad con un placer que atrapa: imposible dejar de mirarla.
L. G.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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