Un lugar en silencio 2: competente secuela que envuelve una nueva metáfora sobre la paternidad
La segunda entrega de la película dirigida por John Krasinski vuelve sobre la invasión de monstruos que acaba con gran parte de la civilización y salta en el tiempo hacia el presente de la familia protagónica
H. F.
Un lugar en silencio 2: competente secuela que envuelve una nueva metáfora sobre la paternidad
Un lugar en silencio 2 (A quiet place. Part 2 / EE.UU., 2020). Dirección y guion: John Krasinski. Música: Marco Beltrami. Fotografía: Polly Morgan. Elenco: Emily Blunt, Millicent Simmonds, Noah Jupe, Cillian Murphy, John Krasinski. Duración: 97 minutos.
Un lugar en silencio fue una anomalía: una película de terror protagonizada, coescrita y dirigida por un actor asociado habitualmente a la comedia (John Krasinski, “Jim” en The Office) que, con un presupuesto de solo 17 millones de dólares, recaudó casi 350. Sin explicaciones, la película nos ubica en un futuro inmediato donde hay monstruos que atacan todo lo que produce ruido, al punto de arrasar con, aparentemente, gran parte de la civilización. ¿De dónde provienen? ¿Cómo destruyeron todo? No lo sabemos y no importa. El planteo minimalista adelgaza el relato hasta lo único que realmente necesita: una amenaza convincente y un protagonista (una familia aislada con una madre a punto de dar a luz) cuya supervivencia nos interesa.
Esta inevitable secuela abandona la reducción a lo indispensable y repone toda la historia que acertadamente se venía esquivando: desde el origen de las criaturas hasta el estado de cosas entre los grupos de sobrevivientes. Paradójicamente, mientras más sabemos de este mundo, más inconsistente resulta. Si se nos dice que los monstruos llegaron a nuestro planeta en un asteroide que impactó en Estados Unidos es inevitable que nos preguntemos, además de cómo sobrevivieron a la colisión, cómo hicieron unas criaturas apenas más rápidas, fuertes e inteligentes que un animal salvaje para conquistar a una civilización tecnológica y global en pocos meses. Quizás haya mucho más por descubrir (ya se anunció una tercera parte) pero, al momento, el argumento presenta agujeros por los que un asteroide pasaría limpiamente.
Si bien la primera parte recibió algunas críticas en clave ideológica (¿en la era Trump una película nos dice que tenemos que callarnos?), su metáfora parecía más orientada a expresar los terrores ante la paternidad que ante la política: a qué lugar hostil traemos a nuestros frágiles hijos. Esta segunda parte retoma ese tema y el horror canaliza la ansiedad del momento en que los hijos deben enfrentarse solos al mundo. Las buenas actuaciones, en particular de Emily Blunt y la actriz sorda Millicent Simmonds, potencian la empatía con ese problema. Las escenas de acción preservan su efectividad, pero esta vez alcanzan su pico demasiado rápido: el momento más dinámico de la película es el prólogo, un flashback que cuenta el primer día de la invasión y que guarda cierta similitud con el primer acto de La guerra de los mundos de Steven Spielberg. Desde ahí, todo va ligeramente cuesta abajo.
Un lugar en silencio 2: competente secuela que envuelve una nueva metáfora sobre la paternidad
Un lugar en silencio 2 (A quiet place. Part 2 / EE.UU., 2020). Dirección y guion: John Krasinski. Música: Marco Beltrami. Fotografía: Polly Morgan. Elenco: Emily Blunt, Millicent Simmonds, Noah Jupe, Cillian Murphy, John Krasinski. Duración: 97 minutos.
Un lugar en silencio fue una anomalía: una película de terror protagonizada, coescrita y dirigida por un actor asociado habitualmente a la comedia (John Krasinski, “Jim” en The Office) que, con un presupuesto de solo 17 millones de dólares, recaudó casi 350. Sin explicaciones, la película nos ubica en un futuro inmediato donde hay monstruos que atacan todo lo que produce ruido, al punto de arrasar con, aparentemente, gran parte de la civilización. ¿De dónde provienen? ¿Cómo destruyeron todo? No lo sabemos y no importa. El planteo minimalista adelgaza el relato hasta lo único que realmente necesita: una amenaza convincente y un protagonista (una familia aislada con una madre a punto de dar a luz) cuya supervivencia nos interesa.
Esta inevitable secuela abandona la reducción a lo indispensable y repone toda la historia que acertadamente se venía esquivando: desde el origen de las criaturas hasta el estado de cosas entre los grupos de sobrevivientes. Paradójicamente, mientras más sabemos de este mundo, más inconsistente resulta. Si se nos dice que los monstruos llegaron a nuestro planeta en un asteroide que impactó en Estados Unidos es inevitable que nos preguntemos, además de cómo sobrevivieron a la colisión, cómo hicieron unas criaturas apenas más rápidas, fuertes e inteligentes que un animal salvaje para conquistar a una civilización tecnológica y global en pocos meses. Quizás haya mucho más por descubrir (ya se anunció una tercera parte) pero, al momento, el argumento presenta agujeros por los que un asteroide pasaría limpiamente.
Si bien la primera parte recibió algunas críticas en clave ideológica (¿en la era Trump una película nos dice que tenemos que callarnos?), su metáfora parecía más orientada a expresar los terrores ante la paternidad que ante la política: a qué lugar hostil traemos a nuestros frágiles hijos. Esta segunda parte retoma ese tema y el horror canaliza la ansiedad del momento en que los hijos deben enfrentarse solos al mundo. Las buenas actuaciones, en particular de Emily Blunt y la actriz sorda Millicent Simmonds, potencian la empatía con ese problema. Las escenas de acción preservan su efectividad, pero esta vez alcanzan su pico demasiado rápido: el momento más dinámico de la película es el prólogo, un flashback que cuenta el primer día de la invasión y que guarda cierta similitud con el primer acto de La guerra de los mundos de Steven Spielberg. Desde ahí, todo va ligeramente cuesta abajo.
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La historia oscura de un colectivo
LA SESENTA
A. C. M.
(Argentina/2020). Dirección: Silbando Bembas. narrador: Santiago Menconi. cámara y sonido: Sebastián Zanzottera, Lucía Casado, Tatiana Mazú, Lucas de Rocha, Manuel Duré, Francisco Estrella Gutiérrez, Ramiro Jaime y Florencia Barbati.montaje: Lucía Casado, Sebastián Zanzoterra, Tatiana Mazú y Florencia Berbati. elenco: Santiago Menconi. Duración: 104 minutos.
Santiago Menconi desea convertirse en un escritor de fama, pero para sobrevivir trabaja como chofer de la línea 60 de colectivos. En septiembre de 2016 su compañero David murió aplastado por uno de esos transportes que estaba reparando y, frente a este inesperado accidente, sus colegas comenzarán una pelea para exigir justicia a la patronal, ya que consideran a ese episodio como un cruel asesinato. En este camino Santiago y sus compañeros tendrán que buscar en las luchas pasadas las herramientas que otras veces le permitieron plantarse ante un enorme monopolio empresarial. Así comenzarán a movilizarse con la enorme convicción de que sus trabajos merecen el más hondo respeto y durante 42 días de lucha contra los responsables de la parte patronal se aferraron a la necesidad de que sus cotidianas labores fuesen respetadas con enorme ardor.
Sobre esta auténtica base el director Silbando Bembas logró un episodio casi olvidado que se desarrolla en el film a través de la voz de Santiago que lee las crónicas que él mismo escribió durante los días de lucha y que luego fueron compiladas en el libro Sesentazo, crónicas de un lockout. Fragmentos de noticieros de la época van pautando estas luchas cotidianas que buscan redimir a los trabajadores y así el film se convierte, entre recuerdos y esfuerzos, en una emocionada voz que habla de redención y de sinsabores.
(Argentina/2020). Dirección: Silbando Bembas. narrador: Santiago Menconi. cámara y sonido: Sebastián Zanzottera, Lucía Casado, Tatiana Mazú, Lucas de Rocha, Manuel Duré, Francisco Estrella Gutiérrez, Ramiro Jaime y Florencia Barbati.montaje: Lucía Casado, Sebastián Zanzoterra, Tatiana Mazú y Florencia Berbati. elenco: Santiago Menconi. Duración: 104 minutos.
Santiago Menconi desea convertirse en un escritor de fama, pero para sobrevivir trabaja como chofer de la línea 60 de colectivos. En septiembre de 2016 su compañero David murió aplastado por uno de esos transportes que estaba reparando y, frente a este inesperado accidente, sus colegas comenzarán una pelea para exigir justicia a la patronal, ya que consideran a ese episodio como un cruel asesinato. En este camino Santiago y sus compañeros tendrán que buscar en las luchas pasadas las herramientas que otras veces le permitieron plantarse ante un enorme monopolio empresarial. Así comenzarán a movilizarse con la enorme convicción de que sus trabajos merecen el más hondo respeto y durante 42 días de lucha contra los responsables de la parte patronal se aferraron a la necesidad de que sus cotidianas labores fuesen respetadas con enorme ardor.
Sobre esta auténtica base el director Silbando Bembas logró un episodio casi olvidado que se desarrolla en el film a través de la voz de Santiago que lee las crónicas que él mismo escribió durante los días de lucha y que luego fueron compiladas en el libro Sesentazo, crónicas de un lockout. Fragmentos de noticieros de la época van pautando estas luchas cotidianas que buscan redimir a los trabajadores y así el film se convierte, entre recuerdos y esfuerzos, en una emocionada voz que habla de redención y de sinsabores.
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UN JEFE EN PAÑALES 2: NEGOCIOS EN FAMILIA
P. V. P.
(the Boss BABY: Family Business, Estados Unidos, 2021). Dirección: Tom Mcgrath. guion: Tom Mcgrath, Michael Mccullers, Marla Frazee. Duración: 107 minutos. Distribuidora: UIP.
La secuela de Un jefe en pañales, del sello Dreamworks y bajo la dirección de Tom Mcgrath, consigue disfrazar bajo las vestiduras de una aventura infantil el loco universo de los hermanos Marx. ¿Quién lo hubiera imaginado? Aquella comedia anárquica, iracunda y demencial que puso patas para arriba el despegue de la comedia clásica aquí se combina con cierto desenfado de la slapstick, las persecuciones alocadas, las caídas estrepitosas y algunos gags escatológicos para construir un universo en el que todo puede pasar porque los bebés son los que mandan.
La historia también tiene algo de sentimental. Tim Templeton, el narrador de la primera entrega, ha crecido hasta convertirse en un padre de familia, que cuida a sus dos hijitas mientras su esposa trabaja fueradecasa.sinembargosusatisfactoria vida familiar tiene un fantasma:la distancia que lo separa de su hermano Ted, hoy CEO exitoso, tapado de reuniones y compromisos. El accionar de una nueva “baby boss” no sólo tendrá como misión derribar a un goloso villano sino unir nuevamente lo que la vida adulta ha separado. Más allá de los dislates de la narrativa y las convenciones de la animación, lo que sostiene a la película es el desenfreno que impulsa a su universo. En una extravagante corrida contra reloj de los dos hermanos –ahora alumnos de colegio–, el pony que los conduce arrasa con todo, también con un espectador del cine 3D que ve salir de la pantalla la película que miraba confortable en su asiento. “¡Es tan real!”, exclama mientras los intrusos lo arrastran fuera de la sala. Ese es el espíritu de Un jefe en pañales 2, una aventura tan real que no deja nada en pie.
(the Boss BABY: Family Business, Estados Unidos, 2021). Dirección: Tom Mcgrath. guion: Tom Mcgrath, Michael Mccullers, Marla Frazee. Duración: 107 minutos. Distribuidora: UIP.
La secuela de Un jefe en pañales, del sello Dreamworks y bajo la dirección de Tom Mcgrath, consigue disfrazar bajo las vestiduras de una aventura infantil el loco universo de los hermanos Marx. ¿Quién lo hubiera imaginado? Aquella comedia anárquica, iracunda y demencial que puso patas para arriba el despegue de la comedia clásica aquí se combina con cierto desenfado de la slapstick, las persecuciones alocadas, las caídas estrepitosas y algunos gags escatológicos para construir un universo en el que todo puede pasar porque los bebés son los que mandan.
La historia también tiene algo de sentimental. Tim Templeton, el narrador de la primera entrega, ha crecido hasta convertirse en un padre de familia, que cuida a sus dos hijitas mientras su esposa trabaja fueradecasa.sinembargosusatisfactoria vida familiar tiene un fantasma:la distancia que lo separa de su hermano Ted, hoy CEO exitoso, tapado de reuniones y compromisos. El accionar de una nueva “baby boss” no sólo tendrá como misión derribar a un goloso villano sino unir nuevamente lo que la vida adulta ha separado. Más allá de los dislates de la narrativa y las convenciones de la animación, lo que sostiene a la película es el desenfreno que impulsa a su universo. En una extravagante corrida contra reloj de los dos hermanos –ahora alumnos de colegio–, el pony que los conduce arrasa con todo, también con un espectador del cine 3D que ve salir de la pantalla la película que miraba confortable en su asiento. “¡Es tan real!”, exclama mientras los intrusos lo arrastran fuera de la sala. Ese es el espíritu de Un jefe en pañales 2, una aventura tan real que no deja nada en pie.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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