Aunque 8 de cada 10 argentinos dicen estar muy preocupados por el tema, los errores más comunes que circulan como fake news dificultan el paso a la acción
M. T. 
Si bien en las encuestas 8 de cada 10 argentinos dicen estar muy preocupados por el tema y hasta lo consideran más serio que la pandemia, todos tenemos algún conocido escéptico sobre el cambio climático. Quizás no lo niegan abiertamente, pero basta con indagar un poco para descubrir que no están del todo convencidos del calentamiento global, de sus causas y de sus consecuencias.
Otros directamente dicen que no existe. Son pocos, pero el problema es que algunas veces ocupan importantes espacios de poder. Como el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que llegó a calificar al cambio climático como “un invento de China”, pasando por el brasileño Jair Bolsonaro hasta el candidato a diputado nacional, Javier Milei, que en el último debate dejó clara su posición, para deleite de sus contrincantes.
Las razones que, a esta altura de los acontecimientos, explican el escepticismo sobre la crisis climática suelen ser ideológicas –existen movimientos políticos abiertamente negacionistas–, psicológicas –no es fácil reconocer que somos los responsables de lo que podría ser el fin del mundo tal como lo conocemos hoy–, económicas –millonarios lobbies– o, simplemente, debido a la falta de información.
Lo cierto es que algunos mitos sobre el cambio climático se han propagado como fake news. Por eso en las vísperas del Día Internacional de la Acción Climática, que se celebra mañana, y del comienzo de la crucial Cumbre del Clima que tendrá lugar en Glasgow a partir de la semana próxima, nos proponemos desterrar algunos de los errores más comunes:
1. “El cambio climático es un proceso natural”. El argumento de que la temperatura del planeta siempre varió y que la actual tendencia alcista es solo parte de un ciclo, es de los preferidos de los negacionistas. Al respecto, los científicos distinguen que si bien es cierto que el calentamiento global es un fenómeno natural indispensable para el desarrollo de la vida en la Tierra, el problema es que la acción humana generó una enorme cantidad de gases de efecto invernadero, lo que está provocando un calentamiento global adicional, también conocido como “antropogénico”. Según la ONU en los últimos 150 años, desde la segunda Revolución Industrial, la cantidad de estos gases en la atmósfera se incrementó a niveles nunca vistos en tres millones de años, lo cual está directamente relacionado con la suba de la temperatura global. O para ponerlo en otras palabras: en estos años no hubo ninguna causa natural –ni grandes erupciones, ni manchas solares ni cambios orbitales en la Tierra– que pueda explicar la excepcionalidad de los registros.
2. “No todos los científicos están de acuerdo”. La ciencia del cambio climático debe ser el área de investigación más estudiada de nuestra era. Aunque nunca hay unanimidad en estos casos, lo cierto es que el consenso científico, es decir la posición generalizada de la comunidad científica, es aplastante. Las mayores eminencias globales en la materia forman parte del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (el IPCC por sus siglas en inglés), que elabora un informe anual con evidencias contundentes sobre la gravedad del asunto. Para el último documento presentado en agosto, además, se evaluaron 14.000 publicaciones científicas independientes. Mientras tanto, unos 195 gobiernos de distintos signos políticos e intereses apoyan la iniciativa.
3. “A mí no me va a afectar y a mis hijos tampoco”. Otra de las justificaciones habituales entre los escépticos. En su último reporte el IPCC concluye que ya se están produciendo cambios en el clima de la Tierra en todas las regiones y que la influencia humana está haciendo que los eventos extremos, incluidas las olas de calor, las lluvias torrenciales y las sequías, sean más frecuentes y severas. También advierten que algunos de estos impactos ya son irreversibles. ¿Ejemplos tangibles? En lo que va del año tuvimos la bajante histórica del Paraná, los incendios en Córdoba, el carpinchogate en Nordelta, la falta de nieve en la Cordillera, y la lista sigue.
4. “La tecnología va a solucionar el problema”. La llamada “tecnosalvación” es otro de los mitos crecientes que circulan. Básicamente, consiste en confiar en que la creatividad del ser humano proveerá una solución tecnológica a la crisis ambiental. Ahora bien, ¿y si esa innovación nunca aparece? ¿O si llega pero ya es demasiado tarde?
5. “Yo solo no puedo hacer nada al respecto”. Otra falsa creencia. La idea del cambio climático es tan abrumadora que muchas veces paraliza. Por eso algunos sostienen que pequeñas acciones cotidianas como ahorrar agua, reciclar la basura o usar la bicicleta no moverán la aguja de la temperatura global. Eso es tan cierto como que la suma de hábitos sustentables individuales puede generar cambios culturales, que a su vez tengan impacto en las decisiones políticas y económicas para evitar un colapso climático. Vale la pena recordar que el ambientalista perfecto no existe, pero que se necesitan millones de ambientalistas imperfectos tomando acción todos los días
Si bien en las encuestas 8 de cada 10 argentinos dicen estar muy preocupados por el tema y hasta lo consideran más serio que la pandemia, todos tenemos algún conocido escéptico sobre el cambio climático. Quizás no lo niegan abiertamente, pero basta con indagar un poco para descubrir que no están del todo convencidos del calentamiento global, de sus causas y de sus consecuencias.
Otros directamente dicen que no existe. Son pocos, pero el problema es que algunas veces ocupan importantes espacios de poder. Como el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que llegó a calificar al cambio climático como “un invento de China”, pasando por el brasileño Jair Bolsonaro hasta el candidato a diputado nacional, Javier Milei, que en el último debate dejó clara su posición, para deleite de sus contrincantes.
Las razones que, a esta altura de los acontecimientos, explican el escepticismo sobre la crisis climática suelen ser ideológicas –existen movimientos políticos abiertamente negacionistas–, psicológicas –no es fácil reconocer que somos los responsables de lo que podría ser el fin del mundo tal como lo conocemos hoy–, económicas –millonarios lobbies– o, simplemente, debido a la falta de información.
Lo cierto es que algunos mitos sobre el cambio climático se han propagado como fake news. Por eso en las vísperas del Día Internacional de la Acción Climática, que se celebra mañana, y del comienzo de la crucial Cumbre del Clima que tendrá lugar en Glasgow a partir de la semana próxima, nos proponemos desterrar algunos de los errores más comunes:
1. “El cambio climático es un proceso natural”. El argumento de que la temperatura del planeta siempre varió y que la actual tendencia alcista es solo parte de un ciclo, es de los preferidos de los negacionistas. Al respecto, los científicos distinguen que si bien es cierto que el calentamiento global es un fenómeno natural indispensable para el desarrollo de la vida en la Tierra, el problema es que la acción humana generó una enorme cantidad de gases de efecto invernadero, lo que está provocando un calentamiento global adicional, también conocido como “antropogénico”. Según la ONU en los últimos 150 años, desde la segunda Revolución Industrial, la cantidad de estos gases en la atmósfera se incrementó a niveles nunca vistos en tres millones de años, lo cual está directamente relacionado con la suba de la temperatura global. O para ponerlo en otras palabras: en estos años no hubo ninguna causa natural –ni grandes erupciones, ni manchas solares ni cambios orbitales en la Tierra– que pueda explicar la excepcionalidad de los registros.
2. “No todos los científicos están de acuerdo”. La ciencia del cambio climático debe ser el área de investigación más estudiada de nuestra era. Aunque nunca hay unanimidad en estos casos, lo cierto es que el consenso científico, es decir la posición generalizada de la comunidad científica, es aplastante. Las mayores eminencias globales en la materia forman parte del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (el IPCC por sus siglas en inglés), que elabora un informe anual con evidencias contundentes sobre la gravedad del asunto. Para el último documento presentado en agosto, además, se evaluaron 14.000 publicaciones científicas independientes. Mientras tanto, unos 195 gobiernos de distintos signos políticos e intereses apoyan la iniciativa.
3. “A mí no me va a afectar y a mis hijos tampoco”. Otra de las justificaciones habituales entre los escépticos. En su último reporte el IPCC concluye que ya se están produciendo cambios en el clima de la Tierra en todas las regiones y que la influencia humana está haciendo que los eventos extremos, incluidas las olas de calor, las lluvias torrenciales y las sequías, sean más frecuentes y severas. También advierten que algunos de estos impactos ya son irreversibles. ¿Ejemplos tangibles? En lo que va del año tuvimos la bajante histórica del Paraná, los incendios en Córdoba, el carpinchogate en Nordelta, la falta de nieve en la Cordillera, y la lista sigue.
4. “La tecnología va a solucionar el problema”. La llamada “tecnosalvación” es otro de los mitos crecientes que circulan. Básicamente, consiste en confiar en que la creatividad del ser humano proveerá una solución tecnológica a la crisis ambiental. Ahora bien, ¿y si esa innovación nunca aparece? ¿O si llega pero ya es demasiado tarde?
5. “Yo solo no puedo hacer nada al respecto”. Otra falsa creencia. La idea del cambio climático es tan abrumadora que muchas veces paraliza. Por eso algunos sostienen que pequeñas acciones cotidianas como ahorrar agua, reciclar la basura o usar la bicicleta no moverán la aguja de la temperatura global. Eso es tan cierto como que la suma de hábitos sustentables individuales puede generar cambios culturales, que a su vez tengan impacto en las decisiones políticas y económicas para evitar un colapso climático. Vale la pena recordar que el ambientalista perfecto no existe, pero que se necesitan millones de ambientalistas imperfectos tomando acción todos los días
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