viernes, 1 de septiembre de 2017

EL ARTE, LAS PASIONES Y LA CRUELDAD

INVESTIGADOR, DR. RICARDO "EL MORDAZ"

SUSANA Y LOS VIEJOS

Susana y los viejos. Pintado por Artemisia Gentileschi. Colección privada, la Graf von Schönborg Kunstsammlungen
El tema de “Susana y los viejos“, suscitó el interés de numerosos pintores y entre los más destacados figuran Rembrandt, Rubens, Tintoretto, Van Dyck y Artemisia Gentileschi. Ignoramos el motivo por el cual este episodio, que parece remontarse al Antiguo Testamento en el libro del profeta Daniel, ejerció una especial atracción sobre los artistas durante los siglos XVI y XVII.
Es probable que el interés suscitado por el relato, se deba a que expone los escasos valores éticos que pueden tener personajes cuya principal función es justamente defender la moral y administrar la justicia con equidad.
Susana era una joven y bella mujer de buena posición social y esposa del judío Teodoción. En momentos en que se estaba bañando, irrumpieron en su casa dos viejos que eran jueces de Babilonia. Excitados por el deseo al contemplar el cuerpo esbelto de la muchacha intentaron seducirla, primero con palabras, pero ante su rechazo, recurrieron a las amenazas extorsivas para doblegarla. Le señalaron que ambos la denunciarían ante la justicia alegando que la encontraron en su jardín cometiendo adulterio con un desconocido. La joven llevaba todas las de perder, ya que serían dos testimonios en su contra con el agravante de que se trataba de jueces.
Sin embargo, ella los rechazó violentamente y pidió ayuda a gritos. Amilanados, los viejos terminaron abandonando la casa y seguidamente la denunciaron. Susana fue llevada a juicio y de acuerdo con la ley imperante de la época, el tribunal la condenó a morir lapidada. Fue entonces que surgió el profeta Daniel y pidió escuchar el testimonio de los viejos en forma separada.
Aquí es importante señalar otro aspecto del relato y es el aporte que hizo a la ciencia del Derecho la introducción de este procedimiento del interrogatorio separado de los testigos o denunciantes, ya que permite aclarar y deslindar acciones y participaciones de las partes involucradas en litigios, o hechos delictivos. Al no coincidir en las versiones Daniel determinó que los viejos mentían y que Susana era inocente y debía ser liberada. La suerte se invirtió, los acusadores se transformaron en acusados y terminaron en el cadalso.
Todos los artistas coinciden en representar a Susana completamente desnuda o protegiéndose parcialmente con una toalla y aterrorizada ante la aparición de los viejos. Su belleza contrasta con los rostros lascivos y grotescos de los viejos que en algunas pinturas la espían detrás de una columna, mientras que en otras ya se encuentran junto a ella susurrándole sus deseos e incluso llegan a tocarla viciosamente.
Una de las mejores versiones es la de Artemisia Gentileschi, que la elegí porque además de la excelente técnica, se trata de una pintora, terreno prácticamente vedado a las mujeres que no tenían acceso a las escuelas de arte del Renacimiento.

Artemisia Gentileschi (1593-1653). Autorretrato
Artemisia
Orazio Gentileschi es un pintor toscano de estilo manierista que sigue el tenebrismo de Caravaggio. Es requerido por sus contemporáneos, por la calidad de su arte, y recibe encargos de familias pudientes que desean adornar sus mansiones con las pinturas del maestro. Podemos iniciar la historia de Artemisia en el momento en que Orazio es llamado de una escuela de monjas, pero no por una obra sino por un problema con su hija, que por entonces tiene 13 años. La madre superiora lo recibe, lo hace pasar a su despacho y le muestra indignada unos bocetos al lápiz de desnudos humanos. ¡Mire en que se entretiene su hija!- le dice con acento duro.
Orazio contempla los hermosos torsos de mujeres y otros estudios anatómicos y dice: “Realmente es hija de artista” y dirigiéndose a la monja le dice: “En adelante Artemisia estudiará pintura en mi taller”.
Orazio fue el primer maestro de Artemisia y su primer obra que alcanzó trascendencia fue justamente “Susana y los viejos”, que actualmente pertenece a una colección privada.
Cuando ella cumplió 19 años estaba en condiciones de ingresar a las escuelas de Bellas Artes, pero un reglamento prohibía el ingreso de mujeres. Entonces, su padre le consiguió un maestro privado, llamado Agostino Tassi, quien por entonces colaboraba con Orazio en la decoración de las bóvedas de un palacio de Roma. Tassi era un brillante pintor, pero la belleza de sus obras se contradecía con sus oscuros instintos. Orazio ignoraba que le abría las puertas de su casa a un violador, que había abusado de su cuñada y además se sospechaba que era responsable de la desaparición de su esposa. Artemisia era inteligente y muy atractiva y Tassi, sucumbiendo a su depravado instinto la violó.
Se conserva el testimonio de Artemisia tomado durante el juicio que muestra que a Tassi no le resultó fácil poseerla: “Cerró la habitación con llave y me lanzó sobre un lado de la cama dándome con una mano en el pecho, me metió una rodilla entre los muslos para que no pudiera cerrarlos, y alzándome las ropas, que le costó mucho hacerlo, me metió una mano con un pañuelo en la garganta y boca para que no pudiera gritar y habiendo hecho esto metió las dos rodillas entre mis piernas y apuntando con su miembro a mi naturaleza comenzó a empujar y lo metió dentro. Y le arañé la cara y le tiré de los pelos y antes de que pusiera dentro de mí el miembro, se lo agarré y le arranqué un trozo de carne”.
Enterado Orazio denunció a Tassi y lo llevó a un largo juicio que duró ocho meses donde abundaron los careos y las ofensas durante el cual la joven, además de injurias sobre incesto y prostitución, debió escuchar cómo su amiga Tuzia –seducida por Tassi– la traicionaba frente al tribunal declarando que había sido ella la que había provocado y seducido al “desventurado” pintor. Para saber si mentía o no, Artemisia fue sometida a un humillante examen ginecológico y a sesiones de tortura donde, con cruel sadismo, el método elegido consistió en atarle los dedos con tirantes y estirarlos hasta casi destruir las articulaciones. Para Tassi la pena se limitó a un año de cárcel y el destierro.
Un mes después del juicio Orazio la casó con un pintor florentino, con lo que salvó la reputación de la joven. En Florencia, donde ambos se radicaron, Artemisia disfrutó de un gran éxito. Fue la primera mujer que ingresó a la Academia del Disegno de la ciudad. Se convirtió en una exitosa pintora de corte, mantuvo buenas relaciones con los artistas más respetados de su tiempo y fue capaz de conquistar los favores y la protección de personas influyentes, comenzando por el gran duque Cosme II de Médici.

Artemisia Gentileschi. Autorretarto. Se destaca el estilo tenebrista de Caravaggio.
Las pinturas de Artemisia no tienen altibajos, todas fueron exquisitamente realizadas y muestran que la artista, adoptando la técnica tenebrista de Caravaggio, supo desarrollar su propio estilo. Sus obras se encuentran en numerosos museos de Europa, Estados Unidos y colecciones privadas.
El mito de Susana y los viejos nos muestra que, a lo largo de los siglos, la justicia, está lejos de ser una estructura químicamente pura y la existencia de jueces corruptos es una lacra permanente en la historia de la institución. Asimismo, sigue teniendo vigencia la óptica perversa que tienen los magistrados hacia las mujeres, especialmente cuando se trata de casos de mal trato y de violación.
Tanto el episodio mitológico como el deplorable juicio al que fue sometido Artemisia, evocan un paralelismo con el sistema judicial actual de la Argentina, obscenamente politizado y con bolsones de alta corrupción serviles al actual gobierno.

Jonathan Jones. More savage tan Caravaggio: the woman who took revenge in oil.https://www.theguardian.com/artanddesign/2016/oct/05/artemisia-gentileshi-painter-beyond-caravaggio
Marisa Avigliano. La víctima acusada. Página 12, suplemento Las 12, 25,11,2011.
Ismael Monzón. La primera pintora feminista: Artemisia Gentileschi. El Español.http://www.elespanol.com/cultura/arte/20170102/182982171_0.html.

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