lunes, 1 de abril de 2019
VOLVER A LA NORMALIDAD
Calles libres de manteros
En el barrio porteño de San Telmo, la calle Defensa volvió a ser un paseo agradable y vistoso. Los manteros han sido reubicados, obligados a abandonar la mencionada arteria entre las avenidas San Juan e Independencia, gracias a un acuerdo firmado entre el gobierno de la ciudad y El Adoquín, la cooperativa de trabajo que reúne a los 220 artesanos que ocupaban el referido espacio público.
Se trata de un ejemplo de que mucho puede hacerse frente a un problema como el de la venta ilegal callejera, que, según la Cámara Argentina de Comercio, sigue teniendo enormes proporciones.
Esta medida llega cuando ya era preocupante la pérdida de identidad característica de los alrededores de la Plaza Dorrego, reino de las antigüedades para los turistas. En cambio, hasta no hace mucho, sobre las calles de adoquines se vendían mayormente indumentaria y comida, entre otros muchos productos.
Este conflicto fue expuesto en reiteradas ocasiones por la Asociación de Anticuarios y Amigos de San Telmo, quienes durante 11 años reclamaron ante el uso ilegal del espacio público. Incluso, la entidad denuncia que en ese tiempo, la constante usurpación de veredas ha llevado a que 200 locales de antigüedades cerraran sus puertas. A principios de este mes, un grupo de feriantes quiso volver por la fuerza a vender sus productos allí. Intervinieron la Justicia y la policía, que los desalojó.
Los puestos callejeros y las mantas sobre veredas y calles no solo entorpecen el tránsito de vecinos y turistas, sino que dificultan el acceso a los locales debidamente habilitados. Además, se genera una competencia desleal, pues mientras los comerciantes tributan, gran parte de los manteros solo acrecientan la economía en negro, con pérdidas para el Estado como ente recaudador y también para los trabajadores, que ven vulnerados sus derechos. Como reiteradamente hemos expresado desde estas columnas, estas prácticas ilegales deben ser desterradas, sus actores registrados y reubicados convenientemente en nuevos espacios, desactivando así los negocios mafiosos muchas veces asociados a estas operatorias. Tal el caso de la red de tráfico de inmigrantes senegaleses explotados como manteros que la Policía Federal y la Dirección de Inmigraciones desbarató en la ciudad.
Con la firma de este compromiso se erradica la venta ilegal en el casco histórico de este emblemático barrio. La medida incluso tuvo en cuenta la tarea de los artesanos, quienes los domingos contarán ahora con un espacio habilitado para la venta sobre las calles Chile, entre Defensa y Balcarce, y Defensa, entre Independencia y Chile. Como corresponde, los manteros deberán contar con documentación habilitante para trabajar.
A lo largo de un kilómetro, la calle Defensa concentra a más de 500 anticuarios. Es el lugar de América Latina más importante en esa actividad y el segundo a nivel mundial, luego de Francia. En estos locales, que son verdaderos museos, se pueden encontrar piezas exquisitas, importadas durante los siglos XVIII y XIX como vajilla inglesa, francesa y alemana, arañas checoslovacas, cristales, bronces, sillas americanas y muebles italianos, entre otros valiosos elementos.
Estas medidas apuntan a recuperar el esplendor de la zona, dándoles prioridad a aquellas actividades que protejan y mejor representen el acervo histórico. Celebramos que el Estado continúe abocado a embellecer la ciudad y a hacerla más eficiente para sus habitantes y visitantes, respetando a quienes cumplen con sus obligaciones tributarias y generando mejores condiciones de circulación y de trabajo para todos.
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