domingo, 5 de mayo de 2019
EDITORIAL....GUARDACOSTAS ARGENTINOS
Guardacostas, custodios de nuestra soberanía
Los argentinos deberíamos valorar y equipar mucho mejor a quienes, con su incansable e irreemplazable labor, protegen nuestro patrimonio marítimo
Luego de que la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (Copla) de las Naciones Unidas (ONU) avalara el pedido efectuado por la Argentina en 2009, la activa y sostenida gestión de distintas administraciones nos permitió sumar, en 2017, 1633 kilómetros cuadrados más a nuestra plataforma continental, accediendo al ciento por ciento de nuestro reclamo. Dicha plataforma, abierta a la pesca internacional, se extiende a continuación de la llamada Zona Económica Exclusiva (ZEE), que va desde la línea de base de nuestra costa hasta la milla 200, esto es, a casi 400 kilómetros de la orilla, y donde cada país tiene soberanía sobre los recursos naturales del suelo y del subsuelo, la mayoría aún por descubrir.
Ante la ausencia de regulaciones aplicables en alta mar que contemplen ciclos biológicos, temporadas o tamaños, a medianoche la actividad pesquera ilegal en la plataforma es incansable; tanto que se habla de auténticas "ciudades flotantes", por la cantidad de luces de buques que allí se observan. La luz incandescente les sirve para atraer moluscos. Se calcula que, anualmente, unos 700 pesqueros trabajan en la zona, muchos incluso apagan sus sistemas para no ser divisados visualmente en infracción o por radares, pero no pueden escapar de la tecnología que brinda la detección satelital. Muchos de ellos son barcos chinos del tipo denominado poteras, arrastreros o palangreros, según sea, que emplean a miles de marineros extranjeros, habitantes del mar por largos meses, sobre quienes se ha denunciado que trabajan en condiciones infrahumanas, cercanas a la esclavitud. Detrás de la mejor pesca, infringen constantemente el límite de nuestra ZEE y violan la ley federal de pesca, sin que nuestro país tenga los medios para impedirlo.
La tarea de la Prefectura, a bordo del buque Prefecto Derbes, para evitar la pesca ilegal entre Puerto Madryn y la milla 200
Apenas cinco embarcaciones argentinas, en campañas de entre 15 y 40 días, realizan el patrullaje de 24 horas que permite detectar y detener a estas embarcaciones que ingresan en nuestra ZEE desde la segunda de las mayores zonas de pesca no regulada ni declarada del planeta, en la que se da un crecimiento del 5% de actividad cada año. Cuatro soldados del escuadrón Albatros, armados con fusiles automáticos livianos, integran cada tripulación.
Deben nuestros centinelas del mar anticiparse y evitar alertar a los buques pesqueros mercantes chinos, coreanos, rusos o españoles para poder capturarlos. Localizan al infractor mediante radar, lo identifican y proceden a comunicarse por radio, enviando también señales luminosas y sonoras, En una persecución que se prolongó por un día y medio, tras haber realizado más de 300 llamados al buque chino Yan Yuan Yu y antes de que este lograra darse a la fuga, el 14 de marzo fue capturado y hundido, habiendo debido rescatar del agua a la tripulación. Desde el año 2000, la Prefectura lleva más de 70 buques capturados en nuestra ZEE.
La codiciada riqueza ictícola comprende merluza de distintos tipos, caballa, langostinos, corvina, lenguado, abadejo, mero, cazón y gatuzo, entre otras muchas especies que integran las toneladas de carga que desplazan ilegalmente los buques hacia sus países de origen. Zonas pobladas por especies con alto valor comercial son territorios apetecibles para la pesca indiscriminada, alejada del manejo sustentable y respetuoso de la biodiversidad, por la imposibilidad de aplicar normas internacionales vigentes. La Organización para la Protección de los Recursos del Atlántico Sudoccidental (Opras) es una ONG que promueve los cambios que muchas veces la geopolítica no impulsa debidamente. No podemos descuidar nuestros recursos ni desproteger la industria pesquera nacional sin reclamar acuerdos de cooperación que sirvan para regular y evitar una dramática depredación de los recursos.
La presencia de los abnegados y valientes guardacostas no sabe de horarios ni de condiciones climáticas. Orgullosos de defender y proteger nuestro patrimonio, los argentinos debemos valorarlos, equiparlos mucho mejor y agradecerles su irreemplazable trabajo en aquella frontera para que la riqueza que custodian no se nos escurra en manos de flotas extranjeras que vulneran nuestra soberanía. Mucho resta aún por hacer para acompañar esta gesta desde distintos sectores.
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