jueves, 2 de mayo de 2019
ESPONJAS KONJAC....LO ÚLTIMO PARA LA BELLEZA
Konjac, las esponjitas coreanas que son furor
Su nombre puede remitir al de un personaje policial. Un duro y solitario detective que se encarga de encontrar las respuestas a los crímenes más perfectos. Pero no. Konjac -así se llama- es una esponja de textura suave y origen ciento por ciento natural que se convirtió en furor en las redes. Solo en Instagram tiene casi 50 mil seguidores que se declaran fans de estas esponjitas para exfoliar y limpiar la piel del cuerpo y del rostro.
Proveniente de Corea (específicamente de Jeju, una isla volcánica al sur del país asiático), la esponjita en cuestión es un artículo de primera necesidad para las celebrities, que no paran de subir a sus redes sociales fotos con ellas. Y también para las que no son famosas, que se encargan de difundir "el secreto" de su piel radiante entre sus amigas.
Detrás de la llegada de este artículo de belleza está Mateo Paik y su mujer, ambos nacidos en la Argentina, pero descendientes de padres coreanos. "En un viaje que mi mujer hizo hace unos años a Asia, vio estas esponjitas por todos lados. Las compró por curiosidad y terminó trayéndose una caja, porque sabía que acá no se conseguían. Cuando se acabó la caja (el tiempo óptimo de uso de cada esponja es de dos a tres meses) empezamos a pedirle a conocidos que viajaban que nos trajeran, hasta que finalmente viajé yo, tuve la oportunidad de conocer la fábrica y firmé un convenio para ser el representante en la Argentina de Konjac Oficial", cuenta Mateo. A fines de 2016 trajo dos variedades a modo de prueba piloto. Hoy ya se comercializan nueve a través de la página web www.esponjaskonjac.com.ar por $450 las faciales y $510 las corporales (también se consiguen en algunas cadenas de farmacias).
"Jeju es realmente un lugar paradisíaco, de aguas cristalinas, que la misma sociedad coreana disfruta como centro turístico interno de plena naturaleza. Allí tenemos una plantación sustentable de una planta que científicamente se la llama Amorphophallus Konjac, de ahí el nombre de la esponja -cuenta Paik-. Al año de crecimiento, se le extrae la raíz, se la hace harina, se la mezcla con agua estéril altamente purificada, formando una pasta que se estaciona para madurar, y que luego ingresa a un proceso de calor mediante vaporización en moldes semicirculares perfectos. Se la estaciona en temperatura ambiente, para luego ingresar rápidamente a una cámara de congelado (este proceso se realiza hasta tres veces), y finalmente se la coloca en una sala para su completo secado y posterior envasado en fábrica".
Paik explica las razones del furor por un lado en el de boca en boca, y por otro en el origen natural y amigable con el medio ambiente de las esponjas. "La gente busca productos naturales, está atenta a que lo que consume sea cruelty free, amigable con el medio ambiente y apto para veganos. Las esponjas Konjac reúnen todas estas características y además funcionan. El furor también es por el resultado. Así como le pasó a mi mujer, que las probó y se trajo una caja, pasa con los usuarios de todo el mundo: después de tres meses de uso la reponen porque están contentos con el resultado".
Aquí , en Argentina, se comercializan nueve variedades, pero en total se producen unas trece. "Hay una esponja para cada tipo de piel: las hay para tratar la rosácea, el acné, la grasitud y también hay antiage. A cada una se le agrega un componente totalmente natural que colabora con cada problema. Las últimas cuatro variedades las trajimos hace unos meses a pedido de nuestros clientes. Y no hay una mejor que otra, sino una más adecuada que otra para cada persona", afirma Paik, que cuenta que después de alcanzar el tiempo de uso óptimo, las esponjitas sirven como compost para las plantas.
Lo que surgió de la tierra, vuelve a la tierra.
L. R.
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