miércoles, 2 de octubre de 2019
LA OPINIÓN DE FEDERICO ANDAHAZI, PARTE 1º
“La familia política”, por Federico Andahazi
Hoy quiero hablar de uno de los grandes temas que atañen al todo el mundo y a veces complican la vida propia y, sobre todo, la vida familiar: vamos a hablar de la familia política.
Decidimos armar una pareja cuando hay atracción, amor, empatía y tantas otras cosas. Pero… pero la persona que elegimos tiene, en general, una familia, un grupo de pertenencia; y esas otras personas, en el mejor de los casos, pueden agradarnos.
Pero muchas otras veces…, no precisamente. Y lo más grave es que son vínculos que, por su naturaleza, pueden volverse muy conflictivos.
Seguramente el top ten de los problemas familiares está encabezado por la relación nuera/suegra. Conozco muchísimos casos en los que esa relación se da en términos armoniosos y cada una respeta su rol y el amor de distinta naturaleza que sienten por el mismo hombre: hijo para una, pareja para la otra.
Y sí, a veces hace falta aclararlo. Pero qué pasa cuando la señora intenta imponer su influencia al ámbito del hogar familiar del hijo. O cuando la nuera busca apartar al marido de su familia y compite innecesariamente con los afectos de él. Bueno, ahí ocurre el tan temido choque planetario.
El panorama es más grave cuando se trata de madres sobreprotectoras que ponen mucho empeño en controlar la vida de los hijos, cuando los hijos, por cierto, ya se controlan por sí mismos. O deberían.
Muchas veces se presentan como “colaboradoras” pero detrás de ese afán por solucionar la vida del hijo hay una intención de no perder el control y no resignarse del todo a que el niño es un adulto peina canas no sólo en la cabeza y que debe hacerse plenamente cargo de su vida.
Cuando los hombres están muy instalados en este lugar de “hijo mamero”, esperan que su mujer se haga muy amiga de la suegra, que aprenda todas las ñañas que su mamá le consiente, que sea igualmente dedicada a resolverle las cuestiones de orden diario, y que entre ellas se quieran y se pasen las recetas de la comida que a él le gusta… Suena todo bastante antiguo (y tenebroso) pero es un modelo que sigue existiendo.
Pongamos que del otro lado tenemos a una mujer independiente y de pronto advierte esta dependencia emocional de su pareja para con la madre; entonces, claro, se fastidia y empieza a sentir que la suegra es un problema.
Que la señora es invasiva, que su novio o marido no sabe o no quiere ponerle límites. Si hay hijos… peor… porque la suegra intentará imponer criterios de crianza que la nuera detestará… y la cosa se va poniendo espesa.
Cabe remarcar en este punto que hay muchas parejas jóvenes con hijos chicos que necesitan a la abuela para que les dé una mano con el cuidado de los chiquitos mientras ambos trabajan.
Ahí se da una situación compleja, porque la abuela está ofreciendo amorosamente una colaboración, adora a sus nietos, los cuida, su hijo y su nuera seguramente lo valoran, pero…. a la vez esto genera una cantidad de roces y humores sobre los mensajes que se les da a los chicos, si comen o no comen esto o aquello, si los retó o no los retó, si les deja hacer cualquier cosa o en cambio es miedosa y no los deja ni respirar, en fin todo da para cierta silenciosa conflictividad.
Otro punto importante son los tiempos. Es saludable respetar la disponibilidad de la pareja para con la propia familia. Siempre es bueno llegar a acuerdos.
¿Qué quiero decir con esto? Que más allá de los encuentros familiares los integrantes de una familia pueden ver a sus hermanos, hijos o padres sin la necesidad de involucrar a todo el grupo familiar.
Por ejemplo, dos hermanos pueden verse más allá de que sus respectivas esposas no se aguanten. Se trata de mantener los vínculos evitando caer en las distancias provocados por otros.
Vamos a otro ejemplo clásico en el que se exige a la pareja que sea alguien distinto de quien es: pongamos que una mujer tiene padre y dos hermanos muy futboleros. No tiene por qué pretender que su novio entre en esa cofradía futbolera y se hagan todos amigos y vayan todos los domingos a la cancha juntos.
Hay algo de negociación en todo esto porque es imprescindible que la familia política respete a la persona que elegimos pero también nuestra pareja debe respetar los vínculos que nos formaron como personas.
Hay mucho y muy interesante para hablar sobre este tema, así que hoy dejamos acá y seguimos el viernes. Vayan preparando los testimonios con sus experiencias con suegras, cuñadas, nueras, yernos, suegros, cuñados y todo el ecosistema familiar que nos encanta y nos agobia al mismo tiempo.
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