lunes, 1 de febrero de 2021

EL CONFLICTO ES PARTE DEL PLAN KK..KK



Una etapa de vacunación que no es inmune a los conflictos

Sergio Berensztein


Como toda situación extrema, la pandemia del Covid-19 continúa enfrentándonos con lo mejor y lo peor del género humano. Por un lado, vemos a diario actitudes altruistas, solidarias y misericordiosas de grupos e individuos comprometidos con formar parte de una solución coordinada y global, en especial (pero no únicamente), los trabajadores de la salud y los integrantes de la comunidad científica. Por el otro, el hartazgo de una parte de la población mundial que parece resignada frente a la inevitabilidad y no solo adopta comportamientos irresponsables, sino que desafía incluso con violencia a las autoridades, obligadas a imponer restricciones para limitar la expansión de nuevas cepas.
Las tensiones geopolíticas derivadas de la escasez de vacunas y las previsibles ineficiencias en la logística e implementación de planes necesariamente masivos ponen de manifiesto límites y fracasos de los Estados, aun en países desarrollados, en especial en aquellos en los que se aplicaron criterios de subsidiariedad (delegación a gobiernos subnacionales y locales). Esto expuso de forma grosera históricos problemas de incompetencia, autoritarismo, opacidad y falta de sentido común. La discrecionalidad y la insensatez que imperan en Formosa no sorprenden a nadie. No se trata de un caso excepcional ni limitado a la Argentina: jurisdicciones poco y mal desarrolladas con una casi inexistente autonomía de la sociedad civil frente a un Estado patrimonialista y omnipresente alimentan y son dominadas por caudillos cuya supervivencia depende de un control absolutista del poder, incluyendo los medios locales de comunicación.
En este marco, las voces más acreditadas parecen cándidas dada la ansiedad por demostrar que se hace todo lo posible para mejorar más rápido que otros países, aunque para estar a salvo, en realidad, necesitamos la inmunidad de rebaño para los casi 8000 millones de habitantes del planeta. Con la autoridad de haberse dedicado desde hace tiempo a cuestiones básicas de salud pública, Bill y Melinda Gates afirman en la carta anual que envía su fundación que "(.) se necesita el mayor esfuerzo de salud pública en la historia de la humanidad, que involucre líderes políticos, investigadores, trabajadores de la salud, líderes empresariales, organizadores de base, comunidades religiosas y muchos otros que trabajen juntos de manera novedosa". El documento advierte que en una crisis global las empresas no deberían tomar decisiones impulsadas por el afán de lucro ni los gobiernos actuar con objetivos egoístas para proteger solo a sus ciudadanos.
Como es evidente, ocurre exactamente lo contrario. Desde el inicio de la pandemia se observaron dificultades de coordinación entre los principales líderes públicos y privados, sin olvidar el papel entre polémico y patético de la OMS. Esa dinámica se profundiza en esta primera etapa del proceso de vacunación: en la competencia estratégica por conseguir las codiciadas dosis se entremezclan objetivos económicos (cuanto más se avance, más rápida y contundente será la recuperación), políticos (los líderes del mundo saben que la gobernabilidad de sus países y su propio destino personal dependen de la capacidad que demuestren en esta hora crítica) y sociales (para los países y segmentos de la población más vulnerables, que en muchos casos habían experimentado alguna mejora en términos materiales y de derechos, esta pandemia implicó una reversión en algunos casos catastrófica). 
Este singular contexto dispara también tensiones geopolíticas: países como Rusia y China apuntan a incrementar su influencia gracias a su capacidad para abastecer (o prometer) vacunas.
Su aplicación efectiva enfrenta numerosos obstáculos. Uno de los más relevantes se relaciona con los conflictos de abastecimiento en la industria farmacéutica, sometida a una presión extraordinaria tanto de gobiernos como de la opinión pública (y de sus accionistas), a pesar de que la demanda es casi infinita: prácticamente dos tercios del planeta debería recibir su dosis. Y seguramente esto será necesario durante bastante tiempo. Faltan vacunas porque escasean las materias primas. Típicos cuellos de botella cuya gradual y previsible solución entra en colusión con la escalada de impaciencia (¿impotencia?) predominante. Muchos gobiernos prometieron de más. Muchos ciudadanos quisieron creer que se percibía una a luz al final de este largo túnel.
Surgen asimismo problemas prácticos de implementación en las campañas de vacunación. Se trata de una iniciativa inéditamente masiva, con enormes complejidades logísticas, de control de la cadena de frío y de acceso a sitios remotos o mal comunicados. La heterogeneidad es la característica en estas primeras etapas, incluso en países mejor organizados que el nuestro. Así, mientras que en el pequeño estado de Connecticut se lograron buenos avances, en el de Nueva York (en especial en la Gran Manzana), se evidenciaron notables dificultades. Mientras tanto, la Unión Europea está involucrada en un ácido conflicto con AstraZeneca, que reconoció sus propios dilemas logísticos, mientras se mezclan otras cuestiones, como el Brexit. ¿Proteccionismo sanitario? No es fácil explicar los divergentes niveles de avance entre Reino Un ido y el resto del Viejo Continente.
En los países más pobres las vacunas llegan en dosis homeopáticas. Fuimos aplazados en un ranking que ponderaba las respuestas a la pandemia elaborado por el Foro Económico Mundial, que llevó adelante su reunión anual (de la que participó Alberto Fernández) de manera digital. Tal vez conscientes de la improvisación, los caprichos e incluso las exageraciones que caracterizaron la política pública en respuesta al Covid-19, sobre todo en Nación y en la provincia de Buenos Aires, muchos funcionarios vieron en las vacunas una solución parcial para disimular tanta mala praxis. 
Hasta ahora, el problema se profundizó. El Frente de Todos encontró en el efímero espejismo de los "millones de vacunas" su propio "segundo semestre". A diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en México, continúa el monopolio del Gobierno en el suministro de la vacuna. ¿Por qué no se descentralizan las compras? ¿No apuntará, al menos un sector del oficialismo, a mezclar las campañas de vacunación con el ciclo electoral?
Las polémicas y los retrasos en los cronogramas de vacunación potencian otros conflictos internos, en particular en materia educacional. En los distritos donde predominan sindicatos docentes fuertes y combativos la propensión hacia el regreso de las clases presenciales, con los protocolos correspondientes, es menor. Esto ocurre tanto en Chicago como en Nueva York, contrastando con otros estados como Indiana o Arizona. Las diferencias de visión de los mismos sindicatos cruzando la avenida General Paz ponen de manifiesto que, además, los criterios políticos y electorales son parte fundamental del problema. Las víctimas principales son los estudiantes y, a largo plazo, la competitividad de la Argentina, que sigue perdiendo terreno en la consideración de los inversores. Tal vez los sindicalistas lo ignoren, pero de eso depende el nivel real de las remuneraciones que percibirán los futuros docentes.
La Real Academia Española define rebaño como "conjunto de personas que se mueven gregariamente o se dejan dirigir en sus opiniones, gustos, etc.". No sería el caso de la sociedad que hay que inmunizar en la actualidad, en la que predominan los intereses individuales y la falta de confianza entre ciudadanos y gobiernos.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.