La semana pasada, Christine Lagarde, directora del Banco Central Europeo, comentó que al menos 80 bancos centrales del mundo están considerando lanzar una CBDC (dinero digital del banco central, por sus siglas en inglés).
Como saben los lectores de esta columna, una CBDC implicará que las empresas, las familias, los gobiernos municipales y provinciales, etcétera, podrán acceder a cuentas bancarias en el banco central sin depender de intermediarios como los bancos para ello.
Toneladas de papers se están escribiendo al respecto mencionando las oportunidades y amenazas que tal lanzamiento implicaría. Uno de los riesgos más mencionados es el de una corrida bancaria de depósitos bancarios hacia CBDC que quitara financiación a los bancos comerciales y que, de esa forma, restringiera su capacidad de dar préstamos.
¿Tiene sentido ese razonamiento? ¿Estamos ante un peligro inminente que pusiera en riesgo todo el sistema financiero?
Voy a argumentar que la respuesta a esas preguntas es un rotundo "no" y que, al contrario, esa corrida generaría un sistema financiero más robusto con un formato "natural" que hasta ahora no era posible por restricciones tecnológicas.
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