¿Cuándo comenzarán el Uruexit y el Brasiexit?
Juan Carlos de Pablo
Brasil y Uruguay, y probablemente también Paraguay, tienen ideas muy distintas de las de la Argentina, referidas a la política comercial externa. El problema es que, siendo los cuatro países los miembros fundadores del Mercosur, se plantea el mismo problema que surge cuando en un edificio hay que decidir de qué color se pintan las paredes de la entrada. Llegado el caso; ¿cómo se implementaría el Uruexit y el Brasexit? ¿En qué medida serviría la experiencia del Brexit, cuando el Reino Unido votó dejar de integrar la Unión Europea?
Al respecto conversé con el argentino Daniel Chudnovsky (1944-2007), graduado por las universidades de Buenos Aires y de Oxford. Rosemary Thorp lo recuerda en estos términos: “Fue mi primer estudiante de doctorado, privilegio que heredé de su anterior supervisor, Paul Streeten.
Hasta el año anterior a su fallecimiento, como solía hacer anualmente, Daniel pasó por el Centro Latinoamericano para brindar su seminario, usualmente magnífico”. Fue profesor en la UBA y en la Udesa. Fuera del ámbito académico trabajó en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial y en la división tecnología de la Oficina de Naciones Unidas encargada del comercio y el desarrollo (Unctad).
–Te dedicaste, principalmente, al análisis del comportamiento de las empresas multinacionales y la inversión extranjera directa.
–Efectivamente. Desde mi tesis doctoral presentada en Oxford, titulada Empresas multinacionales y ganancias monopólicas en una economía latinoamericana. En 2001 publiqué un libro sobre la transnacionalización de la economía argentina; y en el año de mi fallecimiento, en colaboración con Andrés López, publiqué otra obra, titulada La elusiva búsqueda del crecimiento en Argentina.
–Ayudanos a entender la decisión de Uruguay y Brasil de celebrar acuerdos comerciales con otros países por fuera del Mercosur. ¿Estamos delante del Uruexit y del Brasexit?
–Antes de eso déjame plantear un punto de naturaleza general. No hay nada neutral en la apertura o en el cierre de una economía. A través del comercio internacional mejora la asignación de los recursos, pero toda apertura genera ganadores y perdedores; y toda especialización genera beneficios y riesgos. Es entendible, entonces, que diferentes países, en diferentes épocas, hayan tenido y tengan distintas ideas referidas a la mejor política comercial externa. Además de lo cual, una vez más, se plantea la bendita cuestión de la credibilidad.
–¿De qué hablás?
–Inspirado en las reformas liberalizadoras (comerciales y financieras) que se aplicaron en varios países de América Latina, a fines de la década de 1970 y comienzos de la del 80, Guillermo Antonio Roberto Calvo modeló la cuestión de las reformas increíbles, más precisamente, las reformas que la población de un país piensa que serán introducidas por un gobierno y anuladas por el siguiente.
–¿Por qué es importante esto?
–Porque cuando la reforma es percibida como que “llegó para quedarse”, los afectados quiebran o se transforman; mientras que si es percibida como reversible, se endeudan y resisten.
–¿Qué tiene que ver con lo que estamos discutiendo?
–Suponé, Juan Carlos, que para no enemistarse con Jair Bolsonaro y con Luis Lacalle Pou, el presidente Alberto Ángel Fernández se suma a la negociación de acuerdos de liberalización comercial con otros países, en los cuales están interesados Brasil y Uruguay. ¿Cuál será la actitud de los empresarios argentinos, frente a la celebración e implementación de los referidos acuerdos?
–Bien, vamos al otro extremo. la Argentina no cede y por consiguiente tanto Uruguay como Brasil deciden retirarse de Mercosur. Eso que, parafraseando a lo que ocurrió entre el Reino Unido y la Unión Europea, podríamos denominar Uruexit y Brasexit.
–No releí el Tratado de Asunción, que en 1991 creó el Mercosur. Viene parcialmente a cuento, pero sí recuerdo que una de las cláusulas decía que los países miembros debían coordinar sus políticas macroeconómicas. Supongo que te pasó lo mismo que a mi, que sonreíste. Fijate que, en el caso del euro, los países participantes renunciaron a emitir monedas nacionales, pero no a coordinar sus políticas fiscales, de endeudamiento, etc., y los límites fijados por el tratado de Maastricht, sólo se cumplieron parcialmente.
–¿Qué podemos aprender del Brexit, en caso de que se avance con el Uruexit y el Brasexit?
–El Brexit, es decir, la desvinculación del Reino Unido de la Unión Europea (no del euro), fue el resultado del error de cálculo del primer ministro inglés, David Cameron, quien llamó a un plebiscito, creyendo que ganaría la opción de quedarse en la UE, y lo perdió. Sus sucesores, Theresa May y Boris Johnson, dedicaron años de su vida a negociar la referida desvinculación.
–¿Por qué ocurrió esto?
–Porque esos tratados son escritos bajo el entusiasmo de sus promotores, y por consiguiente son poco precisos acerca del procedimiento que hay que aplicar, si alguno de ellos decide desvincularse. El referéndum de Cameron ocurrió en 2016, y el proceso no está todavía terminado.
–¿Qué puede pasar, en el caso del Mercosur?
–Es muy difícil de saber. De pronto los cruces de espadas entre los presidentes de los países integrantes del Mercosur quedan en eso, de pronto comienzan a darse pasos más concretos referidos a la desvinculación. Lo que parece difícil es que se pongan de acuerdo, sobre todo…
–¿Sobre todo qué?
–Sobre todo si funcionarios, analistas y periodistas, plantean la cuestión de manera principista, grandilocuente, cometiendo una vez más lo que Joseph Alois Schumpeter denominaba el “pecado o vicio ricardiano”, en honor a David Ricardo, pecado que consiste en aplicar las implicancias de política económica derivadas de modelos simplificados, a realidades económicas, sociales y políticas complejas.
–Si el tamaño de las economías importa, Uruguay debería estar más interesado en liberalizar su comercio que Brasil.
–Buen punto. Muchos economistas uruguayos comienzan sus monografías diciendo que la de Uruguay es una economía “pequeña y abierta”. Una economía del tamaño de la uruguaya, cerrada, no podría aprovechar las economías de escala. Pero que Brasil también quiera firmar acuerdos comerciales, quiere decir que el tamaño de las economías no es único motivo para llevarlos a cabo.
–¿Y en el caso argentino?
–El ejemplo más claro es el de la industria automotriz. Cuando vos y yo éramos jóvenes la importación de autos estaba prácticamente prohibida y los modelos que se producían eran difícilmente exportables. Hoy más de la mitad de los autos que producimos se exportan, y más de la mitad de los que compramos se fabrican en el exterior. A raíz de lo cual cayó fuertemente el precio relativo de los autos frente, por ejemplo, al de los inmuebles.
–Muy estimado Daniel, muchas gracias.
–Te dedicaste, principalmente, al análisis del comportamiento de las empresas multinacionales y la inversión extranjera directa.
–Efectivamente. Desde mi tesis doctoral presentada en Oxford, titulada Empresas multinacionales y ganancias monopólicas en una economía latinoamericana. En 2001 publiqué un libro sobre la transnacionalización de la economía argentina; y en el año de mi fallecimiento, en colaboración con Andrés López, publiqué otra obra, titulada La elusiva búsqueda del crecimiento en Argentina.
–Ayudanos a entender la decisión de Uruguay y Brasil de celebrar acuerdos comerciales con otros países por fuera del Mercosur. ¿Estamos delante del Uruexit y del Brasexit?
–Antes de eso déjame plantear un punto de naturaleza general. No hay nada neutral en la apertura o en el cierre de una economía. A través del comercio internacional mejora la asignación de los recursos, pero toda apertura genera ganadores y perdedores; y toda especialización genera beneficios y riesgos. Es entendible, entonces, que diferentes países, en diferentes épocas, hayan tenido y tengan distintas ideas referidas a la mejor política comercial externa. Además de lo cual, una vez más, se plantea la bendita cuestión de la credibilidad.
–¿De qué hablás?
–Inspirado en las reformas liberalizadoras (comerciales y financieras) que se aplicaron en varios países de América Latina, a fines de la década de 1970 y comienzos de la del 80, Guillermo Antonio Roberto Calvo modeló la cuestión de las reformas increíbles, más precisamente, las reformas que la población de un país piensa que serán introducidas por un gobierno y anuladas por el siguiente.
–¿Por qué es importante esto?
–Porque cuando la reforma es percibida como que “llegó para quedarse”, los afectados quiebran o se transforman; mientras que si es percibida como reversible, se endeudan y resisten.
–¿Qué tiene que ver con lo que estamos discutiendo?
–Suponé, Juan Carlos, que para no enemistarse con Jair Bolsonaro y con Luis Lacalle Pou, el presidente Alberto Ángel Fernández se suma a la negociación de acuerdos de liberalización comercial con otros países, en los cuales están interesados Brasil y Uruguay. ¿Cuál será la actitud de los empresarios argentinos, frente a la celebración e implementación de los referidos acuerdos?
–Bien, vamos al otro extremo. la Argentina no cede y por consiguiente tanto Uruguay como Brasil deciden retirarse de Mercosur. Eso que, parafraseando a lo que ocurrió entre el Reino Unido y la Unión Europea, podríamos denominar Uruexit y Brasexit.
–No releí el Tratado de Asunción, que en 1991 creó el Mercosur. Viene parcialmente a cuento, pero sí recuerdo que una de las cláusulas decía que los países miembros debían coordinar sus políticas macroeconómicas. Supongo que te pasó lo mismo que a mi, que sonreíste. Fijate que, en el caso del euro, los países participantes renunciaron a emitir monedas nacionales, pero no a coordinar sus políticas fiscales, de endeudamiento, etc., y los límites fijados por el tratado de Maastricht, sólo se cumplieron parcialmente.
–¿Qué podemos aprender del Brexit, en caso de que se avance con el Uruexit y el Brasexit?
–El Brexit, es decir, la desvinculación del Reino Unido de la Unión Europea (no del euro), fue el resultado del error de cálculo del primer ministro inglés, David Cameron, quien llamó a un plebiscito, creyendo que ganaría la opción de quedarse en la UE, y lo perdió. Sus sucesores, Theresa May y Boris Johnson, dedicaron años de su vida a negociar la referida desvinculación.
–¿Por qué ocurrió esto?
–Porque esos tratados son escritos bajo el entusiasmo de sus promotores, y por consiguiente son poco precisos acerca del procedimiento que hay que aplicar, si alguno de ellos decide desvincularse. El referéndum de Cameron ocurrió en 2016, y el proceso no está todavía terminado.
–¿Qué puede pasar, en el caso del Mercosur?
–Es muy difícil de saber. De pronto los cruces de espadas entre los presidentes de los países integrantes del Mercosur quedan en eso, de pronto comienzan a darse pasos más concretos referidos a la desvinculación. Lo que parece difícil es que se pongan de acuerdo, sobre todo…
–¿Sobre todo qué?
–Sobre todo si funcionarios, analistas y periodistas, plantean la cuestión de manera principista, grandilocuente, cometiendo una vez más lo que Joseph Alois Schumpeter denominaba el “pecado o vicio ricardiano”, en honor a David Ricardo, pecado que consiste en aplicar las implicancias de política económica derivadas de modelos simplificados, a realidades económicas, sociales y políticas complejas.
–Si el tamaño de las economías importa, Uruguay debería estar más interesado en liberalizar su comercio que Brasil.
–Buen punto. Muchos economistas uruguayos comienzan sus monografías diciendo que la de Uruguay es una economía “pequeña y abierta”. Una economía del tamaño de la uruguaya, cerrada, no podría aprovechar las economías de escala. Pero que Brasil también quiera firmar acuerdos comerciales, quiere decir que el tamaño de las economías no es único motivo para llevarlos a cabo.
–¿Y en el caso argentino?
–El ejemplo más claro es el de la industria automotriz. Cuando vos y yo éramos jóvenes la importación de autos estaba prácticamente prohibida y los modelos que se producían eran difícilmente exportables. Hoy más de la mitad de los autos que producimos se exportan, y más de la mitad de los que compramos se fabrican en el exterior. A raíz de lo cual cayó fuertemente el precio relativo de los autos frente, por ejemplo, al de los inmuebles.
–Muy estimado Daniel, muchas gracias.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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