Las brujas de la noche: Las pilotos rusas que pelearon contra los nazis
Budánova y Litviak era dos jóvenes rusas unidas por dos pasiones, la aviación y la defensa de la patria. Eran valientes, inteligentes y patriotas. Una era callada y reservada, otra graciosa y determinada. Ambas eran miembros del escuadrón de mujeres piloto que los alemanes habían bautizado "las brujas de la noche", porque sobrevolaban las posiciones enemigas con los motores apagados protegidas por la oscuridad para sorprender al adversario.
Ekaterina Budánova (izq.) y Lidia Litviak.
OMAR LÓPEZ MATO
Cientos de mujeres rusas se ofrecieron a Marina Raskova, la encargada de formar un escuadrón femenino a fin de defender a Rusia del artero ataque alemán. Eran jóvenes que habían crecido en la fe marxista y estaban dispuestas a morir luchando… y esa fue su suerte.
A pesar de la promovida igualdad comunista que se extendía al trabajo y al sexo, existía un prejuicio atávico: las mujeres no podían volar. Ese mito se desdibujó con la historia de Yekaterina Vasilievna Budánova y Lidia Vladímirovna Litviak, dos de las elegidas para integrar el célebre regimiento 588 de Bombardeo Nocturno.
Lidia Litvyak, Ekaterina Budánova y María Kuznetsova, cerca del avión de caza Yak-1.
Antes de la guerra ambas habían tomado cursos como aviadoras siendo adolescentes y ambas se convirtieron en ases del aire. Lidia derribó 12 aviones enemigos en las 168 misiones que realizó. Su destreza le ganó el derecho a ser “cazador libre”, una guerrera solitaria con libertad de perseguir y destruir naves enemigas. Su Yak-1 lucía un lirio blanco y con ese apodo pasó a la historia.
Lidia Litviak.
El año 1943 fue nefasto para la Unión Soviética y para Lidia. Los rusos realizaron una defensa desesperada intentando frenar el avance ruso. El esfuerzo costó muchas vidas, entre ellas la de su esposo Aleksey Solomatin, también piloto y héroe nacional. El 19 de julio murió su amiga, Yekaterina Budánova quien había sido condecorada con la Orden de la Estrella Roja. Ambas competían por ver quien lograba derribar más aviones alemanes y aquel día de julio Budánova se enfrentó a tres naves enemigas sobre el cielo de Lugansk. Ese día no tuvo suerte y la derribaron.
Poco antes, Lidia había derribado un Bf 109 piloteado por un as del aire alemán condecorado con la Cruz de Hierro: Erwin Maier. Al ser capturado por los rusos pidió conocer al piloto que lo había vencido. Cuando fue conducido ante esa joven rubia y menuda, apenas una adolescente, creyó que era una broma.
Lídia Litviak.
La última misión de Lidia fue durante la épica batalla de Kursk, cuando cientos de tanques rusos emprendieron una ofensiva contra los alemanes. El 1ro de agosto de 1943 había cumplido tres misiones y aún extenuada salió a escoltar los aviones soviéticos que atacaban las posiciones sobre el río Mius. El avión de Lidia fue alcanzado por los disparos de una ametralladora. Nadie vio su paracaídas ni escuchó la explosión de su avión. La buscaron pero ni restos encontraron. Estaba a días de cumplir 22 años. Los restos de su avión y el cuerpo de Lidia recién se hallaron en 1979, cuando ya el Lirio blanco se había convertido en leyenda .
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