Filosofía que reivindica el pensamiento de la poesía
G. S.La palabra y la errancia Emmanuel Taub Paidós 152 páginas $ 1000
La palabra y la errancia, del ensayista argentino Emmanuel Taub, es el registro de la experiencia de quien no puede olvidar que alguna vez Dios habló, y luego guardó silencio. ¿Qué hacer, luego del silencio de Dios? Dios calla, pero lega un Libro. La “calladura de Dios”, su “in-existencia”, arroja al ser humano al desierto, lo condena a errar por el Libro, por los libros, por el mundo: “La tarea de la errancia es la escritura que se pregunta por la in-existencia del silencio creador: escritura de la im-posibilidad, que siempre se está rebelando a Su silencio”.
Si bien esta experiencia es, en cuanto vivida, personal e irrepetible, no es exclusiva ni excluyente. Porque es, ante todo, la experiencia de un pueblo, el judío. Pero, es también la de todos aquellos que han afrontado el silencio de Dios. “La filosofía de la in-existencia –sostiene Taub– debe pensarse más allá de Dios, pero desde su silencio; más allá del judaísmo, pero desde su errancia; más allá del Libro, pero desde su desierto”
De ahí que Taub –investigador del Conicet y autor, entre otros libros, de La modernidad atravesada y Mesianismo y redención– convoque a un gran número de voces para acompañarlo en su transitar. Si bien estas ocupan el espacio de “notas al pie”, pronto se descubre que en realidad se trata de otras sendas errantes que se cruzan, se suman o se enfrentan al camino que el lector sigue en el cuerpo del texto. Los numerosos fragmentos de Gershom Scholem, Walter Benjamin, Hannah Arendt, Jaques Derrida, Franz Rosenzweig y, fundamentalmente, el poeta Edmond Jabés conforman una auténtica antología que por momentos cobra más peso que el derrotero central.
“Habitamos el mundo desde la finitud y hacemos del lenguaje la mundanidad que se hunde con nosotros. Somos perecederos como nuestro lenguaje”. Frente a la prepotencia de la racionalidad moderna que ha pretendido dominar el mundo atribuyéndose el relevo de un Dios a quien se da por muerto (un capítulo del libro está dedicado a Auschwitz, en tanto que “acontecimiento definitivo de la Modernidad”), se abre la posibilidad de asumir la finitud, de optar por la palabra débil, por lo inaprehensible de la belleza, por lo que escapa a la normalización, por un “ejercicio del pensar como un abrirse a lo in-existente y desconcertante –como desgarradura”. El estilo aforístico de La palabra y la errancia permite recortar y citar algunas frases representativas de esta filosofía de la in-existencia que reivindica el lenguaje poético: “El fracaso de todo pensamiento es la condición misma del pensar”; “Lo contrario al olvido no es la memoria, sino la educación”; “La experiencia de lo bello es el instante que muere para siempre”; “Toda vida es trágica, pero nuestra tarea es evitar vivir trágicamente”, dice Taub.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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