El pedido de ayuda a un coronel para terminar con el cuatrerismo
En una compilación de los escritos del militar y geógrafo Pedro Andrés García se revela un problema que existe desde los tiempos de la independencia
R. L. E.
Retrato del coronel Pedro Andrés García
En su primer número del 7 de junio de 1810 La Gaceta de Buenos Aires daba a conocer la orden la Junta sobre los derechos de extracción de los frutos y efectos del país, rescatando que las existentes “lejos de promover los fines que se propusieron en la destrucción o minoración del fraude, fomento del comercio y la agricultura” en dos sesiones del 3 y 4 de ese mes habían decidido determinar las nuevas medidas tendientes a los mejores resultados.
Aunque no se hablaba directamente de cuatrerismo, la Junta Provisional Gubernativa decidió solicitar un informe al coronel Pedro Andrés García, militar y reconocido geógrafo al cual el 15 de junio le había acordado la función de inspector de las fronteras con el indio. El 6 de setiembre la famosa expedición a las Salinas Grandes, de las que dejó el famoso “Diario” que es un magnífico relato de esa primera entrada a los baluartes indígenas después del 25 de mayo de 1810, estupenda descripción geográfica y excelentes apuntes sobre las distintas tribus y sus caciques, que resultó una atractiva pieza de la que se valieron posteriores empresas de las que participó en buena parte, pero de la que todas abrevaron.
García se encontraba en Morón, cuando el alcalde José Antonio Benítez y el cura Juan Manuel Fernández de Agüero encabezaron una lista de vecinos que “se han mostrado generalmente con la mayor generosidad y placer en ayudar de este modo”, el 21 de agosto hicieron donación al nuevo gobierno poco más de 100 pesos y 116 caballos de los ¡que se han huido y extraviado seis!”.
Desde allí el coronel García contestó al pedido de la Junta sobre la pérdida de las existencias de ganado vacuno y ovino. La situación era mucho más delicada que los que suponía el Regidor y consideraba sin arreglo, salvo que se tomaran las medidas adecuadas. La primera, la “casa de Ustariz”, que había atesorado desde 1775 “más de cinco millones de cueros, destruyendo otros tantos en los campos”. Parece que el Cabildo reclamaba, pero los representantes de la misma, Casimiro y Juan Pedro de Aguirre, a quienes no menciona, estaban vinculados a ella.
La otra razón fue la cantidad de ganado pasado para abasto a los pueblos de las Misiones, cuando acabó la administración de los jesuita y la que siguió no fue para nada eficiente. La falta de licencias para hacer faenas, unos personajes llamados “changadores” que compraban pequeñas partidas de ganado, cubriendo luego los robos que hacían con documentos otorgados por los propietarios o los peones, “que acaso no saben firmar”, pero que les blanqueaba sus pillajes. Y también los vecinos que para su manutención mataban clandestinamente hacienda de sus linderos, comercializando cueros, sebo y grasa a precios menores.
Pedro Andrés García, fue un viajero incansable; sus numerosos escritos son una fuente inagotable de detalles de su tiempo, algunos compilados por el polígrafo italiano Pedro de Ángelis, otros dispersos en diarios y revistas, y también inéditos en el Archivo General de la Nación o en alguna colección particular. Con inmensa generosidad, Emiliano Tagle, colaborador de esta sección, ha compilado “Los escritos del coronel Pedro Andrés García” en un grueso volumen editado por el grupo de Estudios Históricos-Sociales de Buenos Aires. Justamente el documento brevemente reseñado es uno de los grandes hallazgos del libro. Esta compilación precedida por un estudio biográfico, permitirá a quien intente acercarse a la producción del primer militar geógrafo de nuestro país encontrar abundante bibliografía y material disperso, valiosa herramienta en estos tiempos de pandemia en que acercarse a archivos y bibliotecas resulta difícil.
Vicente Fidel López, que conoció en su mocedad a Pedro Andrés García, escribió que pertenecía a “una generación distinguida siempre, hasta estos días”. Este libro de Tagle destaca los notables trabajos del fundador de la familia, un cántabro que llegó en 1776 con don Pedro de Cevallos a nuestras tierras a los 18 años y que hasta su muerte en 1833 trabajó incansablemente por ampliar la frontera incorporando tierras productivas.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.