Desperfectos acierta en su retrato de una dupla unida por la mala suerte
Julián Marcove confirma que es un autor al que hay que seguir de cerca con esta obra, que encuentra el humor en un encierro forzado en un ascensor
G. I.
Federico Ottone y Fernando De Rosa, los protagonistas de Desperfectos
Desperfectos. Dramaturgia y dirección: Julián Marcove. Intérpretes: Fernando De Rosa, Federico Ottone. Escenografía e iluminación: Félix Padrón. Vestuario: Emiliana de Cristofaro. Sala: Nün Teatro Bar, Juan Ramírez de Velazco 419. Funciones: los miércoles, a las 21. Duración: 65 minutos.
Son muy atractivas las obras de dos personajes que comparten un problema: son piezas que invitan a diálogos picados y a la exploración de los vínculos. Desperfectos es una de ellas. Allí, Héctor y Víctor tomaron un mismo ascensor que se queda atascado. Sin poder ir arriba ni abajo, comprimidos en el espacio, buscan la salida mientras el encierro forzoso se extiende y los lleva a conocerse con mayor profundidad. Esta dupla, unida por la mala suerte, encontrará en sus diferencias y semejanzas el comienzo de una amistad.
El ascensor en cuestión está definido por dos paneles. Hay un uso virtuoso de los mismos que, con pequeñas variaciones, consiguen zonas más abiertas o más cerradas según las necesidades dramáticas. El código que se establece es firme: aquí la escenografía –mérito de Félix Padrón– es mucho más que decorado. Los personajes son ambos introvertidos pero cada uno con sus particularidades. Federico Ottone arma un ser rígido en lo corporal que genera momentos muy graciosos al chocar contra el siempre versátil Fernando De Rosa. Ambos usan palabras un tanto rebuscadas, pero el código entre ambos se sostiene sin agotarse, generando una y otra vez situaciones nuevas. No faltan las risas y la puesta es disfrutable también desde el interés puesto en el detalle, en los objetos y en los movimientos mínimos que “arman mundo”. Las objeciones aparecen con ciertos volantazos que de a ratos tiene la obra, movimientos un tanto arbitrarios de conflicto donde se ve mucho la mano de la dramaturgia y que van en contra del clima íntimo que consigue la muy virtuosa primera mitad.
Julián Marcove, quien aquí dirige y escribió su segunda obra de largo aliento, muestra ya rasgos reconocibles: el humor, los conflictos a partir de la cotidianeidad que estalla, un registro que mezcla el costumbrismo con vetas absurdistas e implicancias metafísicas (como puede verse, también, en su sección de Luz testigo dirigida por Javier Daulte, actualmente en cartel) lo convierten en un autor al que conviene seguir de cerca.
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El hecho, un delirio cargado de ideas sobre la fuerza de la actuación
La segunda obra de la retrospectiva de Mariana Chaud que puede verse en el teatro Sarmiento fue estrenada en 2005, pero sorprende con la potencia del absurdo y la visceralidad del tema
M. M. El hecho, parte de la retrospectiva de Mariana Chaud en el Teatro Sarmiento
El hecho. Autora y directora: Mariana Chaud. Elenco: Ximena Banús, Santiago Gobernori, Walter Jakob, Laura López Moyano y Lalo Rotavería. Iluminación: Matías Sendón. Escenografía: Ariel Vaccaro. Vestuario: Gabriela A. Fernández. Coreografía: Luciana Acuña. Sala: Teatro Sarmiento, Av. Sarmiento 2715. Funciones: de jueves a domingos, a las 20. Duración: 80 minutos.
Las obras de Mariana Chaud son un cachetazo a la solemnidad. Cada momento que pretende ser grandilocuente o dramático, se baja de golpe con una situación hilarante, absurda, grotesca. El efecto es de un teatro profundamente vivo, que genera reacciones permanentes en el espectador y hace que sea imposible distraerse ante la sucesión de escenas insólitas y potentes.
Elhecho –así, sin espacios– es la segunda obra de la retrospectiva sobre esta artista que se puede ver por estos días en el teatro Sarmiento. El espectáculo cuenta la historia de un sacerdote que deja los hábitos para comprobar científicamente la existencia de Dios. Ese marco permite la aparición de una monja desatada, un cura maníaco y violento, una asistente con una fe ciega, otro varón que llega a agregar extrañeza a ese mundo y el gran narrador de este relato, que mejor no contar quién es para que el público pueda disfrutar el nivel de transgresión que se permite Chaud.
La versión original de esta obra fue estrenada en 2005 y volvió a subir a escena con casi la totalidad del elenco original, integrado por Ximena Banús, Santiago Gobernori, Walter Jakob, Laura López Moyano y Lalo Rotavería. La propuesta de Chaud registra el paso del tiempo. Los actores recuerdan los modos de actuación en los que se formaron e interrumpen la ficción con sus realidades, se hacen bromas y hasta se ríen del relato, con insólitos cuadros musicales.
Ver Elhecho puede generar la sensación de que se está ante un delirio, pero un delirio cargado de retórica sobre la fuerza de la actuación, sobre la no sacralidad del arte y sobre la experiencia vital que tienen los que se animan a correr los límites.
El hecho. Autora y directora: Mariana Chaud. Elenco: Ximena Banús, Santiago Gobernori, Walter Jakob, Laura López Moyano y Lalo Rotavería. Iluminación: Matías Sendón. Escenografía: Ariel Vaccaro. Vestuario: Gabriela A. Fernández. Coreografía: Luciana Acuña. Sala: Teatro Sarmiento, Av. Sarmiento 2715. Funciones: de jueves a domingos, a las 20. Duración: 80 minutos.
Las obras de Mariana Chaud son un cachetazo a la solemnidad. Cada momento que pretende ser grandilocuente o dramático, se baja de golpe con una situación hilarante, absurda, grotesca. El efecto es de un teatro profundamente vivo, que genera reacciones permanentes en el espectador y hace que sea imposible distraerse ante la sucesión de escenas insólitas y potentes.
Elhecho –así, sin espacios– es la segunda obra de la retrospectiva sobre esta artista que se puede ver por estos días en el teatro Sarmiento. El espectáculo cuenta la historia de un sacerdote que deja los hábitos para comprobar científicamente la existencia de Dios. Ese marco permite la aparición de una monja desatada, un cura maníaco y violento, una asistente con una fe ciega, otro varón que llega a agregar extrañeza a ese mundo y el gran narrador de este relato, que mejor no contar quién es para que el público pueda disfrutar el nivel de transgresión que se permite Chaud.
La versión original de esta obra fue estrenada en 2005 y volvió a subir a escena con casi la totalidad del elenco original, integrado por Ximena Banús, Santiago Gobernori, Walter Jakob, Laura López Moyano y Lalo Rotavería. La propuesta de Chaud registra el paso del tiempo. Los actores recuerdan los modos de actuación en los que se formaron e interrumpen la ficción con sus realidades, se hacen bromas y hasta se ríen del relato, con insólitos cuadros musicales.
Ver Elhecho puede generar la sensación de que se está ante un delirio, pero un delirio cargado de retórica sobre la fuerza de la actuación, sobre la no sacralidad del arte y sobre la experiencia vital que tienen los que se animan a correr los límites.
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Si iu tomorrow incendiary, una propuesta disruptiva de Lucía Seles
Un trabajo inclasificable a cargo de una creadora que irrumpe en el circuito con montaje desconcertante y de apasionante personalidad
A. C.
Escena de Si iu tomorrow incendiary, propuesta con dramaturgia y dirección de Lucía Seles y su grupo
Si iu tomorrow incendiary. Dramaturgia y dirección: Lucía Seles. Intérpretes: Martín Aletta, Gabriela Ditisheim, Verónica Hassan, Laura Nevole, Selena Prat, Pablo Ragoni, Mariano Sayavedra, Andreina Toro y Lucía Seles. Ilustraciones: Casa Teatro Estudio. Operación técnica: Sebastián Toro. Producción: Casa Teatro Estudio y Cofradía Eurobasquet. Sala: Casa Teatro Estudio, Guardia Vieja 4257. Funciones: los sábados, a las 20.
Bill Evans en Pergamino, un desfile de objetos, unas hermanas inseparables, el relato de una fanática de Alfonsina Storni como de las ferreterías, una líder de un centro para aprender a envidiar, una sucursal del restaurante Edelweiss en Ramos Mejía, la muerte de un cisne en una sala del Abasto, una hermanas inseparables, un personaje que dice que es horrible baldear sin orgullo, mentiras y mentitas desparramadas en el piso y los ocho intérpretes que cantan al final “Me olvidé de vivir”, por Julio Iglesias, hablando de los sentimientos, de gente que corre por la vida sin freno alguno (como la misma propuesta). En definitiva, simples pinceladas de este personal, inclasificable y potente montaje de Lucía Seles y el grupo Cofradía Eurobasquet llamado Si iu tomorrow incendiary (el mismo equipo creativo que montó The Pall Mall Twins).
En la sala de Casa Teatro, los ocho performers despliegan su propio mundo asociativo, fragmentario, caótico. Lo hacen apelando a una poética que va casi en contra de todo manual de las buenas formas de la representación teatral (si es que existe ese escrito). De hecho, la mayoría de las veces las escenas están iluminadas por cuatro simples veladores distintos, como sus bombitas, que están apoyados en el piso y que los mismos actores, en contraluz, manipulan mientras el sonidos es operado desde un celular.
Pero las partes, las derivas, el caos, el desconcierto, la entrada de un personaje que no tiene nada que decir, el absurdo como ese hablar atravesado por palabras en inglés junto a expresiones chilenas o madrileñas hacen de este todo del grupo un verdadero hecho escénico único que merece ser tenido en cuenta.
Bill Evans en Pergamino, un desfile de objetos, unas hermanas inseparables, el relato de una fanática de Alfonsina Storni como de las ferreterías, una líder de un centro para aprender a envidiar, una sucursal del restaurante Edelweiss en Ramos Mejía, la muerte de un cisne en una sala del Abasto, una hermanas inseparables, un personaje que dice que es horrible baldear sin orgullo, mentiras y mentitas desparramadas en el piso y los ocho intérpretes que cantan al final “Me olvidé de vivir”, por Julio Iglesias, hablando de los sentimientos, de gente que corre por la vida sin freno alguno (como la misma propuesta). En definitiva, simples pinceladas de este personal, inclasificable y potente montaje de Lucía Seles y el grupo Cofradía Eurobasquet llamado Si iu tomorrow incendiary (el mismo equipo creativo que montó The Pall Mall Twins).
En la sala de Casa Teatro, los ocho performers despliegan su propio mundo asociativo, fragmentario, caótico. Lo hacen apelando a una poética que va casi en contra de todo manual de las buenas formas de la representación teatral (si es que existe ese escrito). De hecho, la mayoría de las veces las escenas están iluminadas por cuatro simples veladores distintos, como sus bombitas, que están apoyados en el piso y que los mismos actores, en contraluz, manipulan mientras el sonidos es operado desde un celular.
Pero las partes, las derivas, el caos, el desconcierto, la entrada de un personaje que no tiene nada que decir, el absurdo como ese hablar atravesado por palabras en inglés junto a expresiones chilenas o madrileñas hacen de este todo del grupo un verdadero hecho escénico único que merece ser tenido en cuenta.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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