Como los lectores de esta columna ya saben, hace dos semanas China generó un enorme ruido en el ecosistema cripto cuando prohibió algunas transacciones con monedas digitales en todo su territorio.
Las repercusiones que tuvo esa decisión parecen no tener fin. La semana pasada nos enteramos que Beepool, que actualmente es el cuarto pool de minería de Ethereum más grande del mundo y que tiene origen en el país asiático, decidió cerrar sus puertas a partir del 15 de octubre.
Obviamente eso no va a frenar ni a Bitcoin y Ethereum, los cuales vienen funcionando las 24 horas del día los 7 días de la semana desde su lanzamiento (no como WhatsApp, Instagram y Facebook) y es por eso que también recibimos noticias como las provenientes de El Salvador dónde comenzó la minería de Bitcoin a través de la energía volcánica.
Hasta el momento habían minado 0.00599179 Bitcoin, lo que equivale a US$ 269 a los precios actuales. El Presidente Nayib Bukele explicó que es un trabajo en proceso de “prueba e instalaciones”.
El interés institucional en la moneda digital más conocida sigue vigente y todos estamos a la espera de que la Securities and Exchange Commission se defina respecto a la posibilidad de que se emitan Fondos Comunes de Inversión que sigan su precio.
La semana pasada, la SEC anunció que pospuso la definición para cuatro propuestas pendientes y le puso una nueva fecha a fin de año, recordemos que hasta ahora son 12 los pedidos que todavía no tienen respuesta.
Aparentemente la decisión de Gary Gensler, quién dirige aquel organismo, sería apoyar un ETF de futuros de Bitcoin y, en vez de uno que fuera respaldado por la moneda digital, el fondo común de inversión invertiría en futuros que cotizan en la bolsa de Chicago. La noticia tuvo repercusión en el precio de los criptoactivos haciendo que Bitcoin casi volviera a los US$ 50.000 que subo supo tener hace muy poco tiempo.
Pero no sólo fue esa la buena noticia que llegó desde el mundo institucional. KKR realizó su primera inversión en el mundo cripto cuando destinó una pequeña parte de sus US$ 429 billones en cartera a Parafi Capital, que se define a sí mismo como un fondo de inversión alternativo focalizado en blockchain y Finanzas Descentralizadas (DeFi).
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