viernes, 15 de octubre de 2021

HISTORIA DEL ARTE

Para agendar
“No oficial. Historias montadas, relatos disidentes. Episodio 1″, La piedad de las estatuas, de Alexis Minkiewicz, con curaduría de Diana Wechsler y Leandro Martínez Depietri, se puede visitar hasta el 28 de febrero, de miércoles a domingos de 12 a 19, en la Manzana de las Luces (Perú 294).
Desde el 15 de octubre el público podrá ver las performances Barroco furioso, a cargo de la compañía Ópera Periférica (el 15 y 29 de octubre), y Cabaret Neo Bar Otra, curada por Loréne Belloni (22 de octubre), que continúan en noviembre. Las propuestas de No oficial en Bienalsur trabajan desde una perspectiva de género, diversidad y transformación social, y tienen el apoyo de la Secretaría de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación.

Colón volvió al casco histórico como protagonista de una fantasía erótica en la Manzana de las Luces
En “La piedad de las estatuas”, el escultor santafesino Alexis Minkiewicz propone un impactante acercamiento a la estatua del italiano Arnaldo Zocchi, que en 2015 fue “exiliada” de la Casa Rosada por decisión de Cristina Kirchner
D. G. 
Las obras que integran “La piedad de las estatuas”, del artista santafesino Alexis Minkiewicz, en el patio de la histórica Manzana de las Luces


En el marco de Bienalsur, Cristóbal Colón vuelve al casco histórico porteño, ya no al parque trasero de la Casa Rosada sino a la Manzana de las Luces. Hasta marzo, el navegante que tropezó con un continente será protagonista de una fantasía histórica y erótica, La piedad de las estatuas, obra del escultor Alexis Minkiewicz (Villa Cañás, 1988), en la que el genovés participa de una orgía con dos pulpos. Basada en el monumento del italiano Arnaldo Zocchi, aquel reemplazado por otro de Juana Azurduy en 2015 (en 2017 fue mudada frente al CCK), el grupo escultórico ideado por Minkiewicz incluye a dos marineros que entrelazan sus cuerpos y a un ángel desnudo y sin alas que apunta desde lo alto hacia Colón, mientras el marinero “descubre” insólitas sensaciones, sumergido y abrazado por los tentáculos. Alrededor de esta pieza se usaron algunas piedras patrimoniales de la Manzana y, en las otras, ataduras con sogas con la técnica del shibari, hechas por Alejo Petriz. No es la única referencia a la cultura japonesa en la obra de Minkiewicz, que también cita en forma directa El sueño de la esposa del pescador (1814), de Katsushika Hokusai. Un Colón desnudo (que solo usa zapatos y una gorra) sustituye aquí a la apasionada dama nipona.
Un ángel sin alas, desnudo y atado con cuerdas, señala al Colón abrazado por pulpos
La inauguración de la muestra es previa al Día del Respeto a la Diversidad Cultural que se conmemora hoy y se da en un contexto en que estatuas y monumentos públicos son cuestionados (en muchos casos derribados o vandalizados). “No estuvo pensado, pero las agendas van ocurriendo y hubo coincidencia con el feriado del 12″, dice la directora artística de Bienlasur, Diana Wechsler, cocuradora con Leandro Martínez Depietri de La piedad de las estatuas, el primer episodio de No oficial. Historias montadas, relatos disidentes, activaciones “decoloniales” que se harán en octubre y noviembre en la Manzana de las Luces, (Perú 294, kilómetro 2 de la bienal ideada en el extremo sur de América).
Con los años, a través de distintas perspectivas teóricas y reivindicaciones de los pueblos originarios, la imagen épica de Colón fue tiñéndose de tonos más sombríos al ser descripto como racista y despótico. El “exilio” del monumento del escultor italiano Arnaldo Zochhi, de la Casa Rosada a Costanera Norte, promovido por la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner por consejo de su par de Venezuela, Hugo Chávez, fue otro de los episodios resonantes en la historia reciente.
Minkiewicz llevaba ya dos semanas previas a la inauguración instalado a tiempo completo en el complejo cultural de Perú al 200. “El proyecto tuvo su origen en 2017, con la intención de presentarlo en la Bienal de Venecia, como una devolución simbólica del monumento en una nueva versión del traslado de la escultura; pasamos por varias instituciones hasta que nos invitaron a Bienalsur y me dijeron ‘hacé tu locura’ -dice . Volví a preguntarme por el sentido que tuvieron esos monumentos en el momento de ser emplazados y el lugar que ocupan hoy en nuestro imaginario y en la sociedad. Les hacemos preguntas a esos seres imaginarios y fríos y que todavía tienen mucho para decirnos”. El título de la obra proviene del poema “Plegaria”, de la escritora uruguaya Delmira Agustini, que comienza así: “-Eros: ¿acaso no sentiste nunca / piedad de las estatuas?”. Este año, Minkiewicz ganó el concurso auspiciado por el Ministerio de Cultura de la Nación para realizar una escultura de María Remedios del Valle, la única mujer nombrada capitana del Ejército del Norte por Manuel Belgrano, que será emplazada en Estados Unidos y la avenida 9 de Julio en noviembre.

De izquierda a derecha, Marisa Baldasarre (directora nacional de Museos), Gustavo Blázquez (director de la Manzana de las Luces), Aníbal Jozami y Diana Wechsler (directores de Bienalsur), el escultor Alexis Minkiewicz y el curador Leandro Martínez Depietri; detrás, la escultura de las alas angelicales
El escultor eligió tres alegorías masculinas del monumento original: Colón, los marineros y el ángel, al que le retiró las alas, “para tratar de humanizarlo y pensar esas alas como más cercanas a uno”. Las dos alas del ángel se exhiben con ganchos y cuerdas tirantes, como si fuera una media res (un motivo que atraviesa la historia del arte). Ni los reyes católicos ni los indígenas forman parte de su recreación escultórica.
Sin intervenir el edificio, el artista de Villa Cañás -como Mirtha Legrand- agregó unos soportes que sostienen las provocativas esculturas, modeladas en 3D, trabajadas en resina y luego patinadas e impermeabilizadas para que puedan sobrevivir en el exterior. “Parecen pesadas, pero es una ilusión más de estos monumentos -dice Mankiewicz-. Pueden encarnar en distintas materialidades”.
La Manzana de las Luces, que desde 2020 dirige el doctor en Antropología Social, médico y psicólogo Gustavo Blázquez, es por primera vez sede de Bienalsur. “Nos interesó mostrar la obra en este espacio, que tiene tantas capas de historia y que fue convento, Museo de Ciencias Naturales y Facultad de Ciencias Exactas -destaca Wechsler-. Bienalsur trabaja activando patrimonios desde la primera edición, y la memoria y la historia solo se activan desde el presente. Es un proceso continuo, y no queremos cambiar una genealogía por otra. En esa línea y al calor de Black Lives Matters y todo el proceso de desentronización de monumentos en Europa y en las Américas, decidimos incluir esta obra, que constituye un gesto de artista contemporáneo”.
“El monumento de Arnaldo Zocchi también llegó por fragmentos al país, como un juego de piezas”, recuerda el curador Leandro Martínez Depietri. “De la propuesta de Alexis nos interesaba mucho ese movimiento que va por un lado contrario de esa pulsión por la demolición que hay en la Argentina y trabajar sobre los imaginarios -agrega-. Todos recordamos el poder simbólico del monumento a Colón en la Casa Rosada y queremos desafiar y abrir ese imaginario en un proceso de decolonización que acompañamos y celebramos, una de las cuestiones más provocadoras del trabajo es su capacidad de pensar desde otra lógica que parte de alterar las propias narrativas que naturalizamos”. El ángel de Minkiewicz, por ejemplo, ya no apunta hacia el futuro y las colonias sino que espía la escena erótica de Colón con los pulpos.
“El arte público siempre es una cuestión de disenso, un disenso que debe ser inteligente y hecho en la esfera pública”, agrega el curador. De norte a sur del país, diferentes estatuas han sido vandalizadas en tiempos recientes por cuestiones políticas y sociales.

Una de las cuatro esculturas de "La piedad de las estatuas", obra del escultor Alexis Minkiewicz (izquierda), junto con Humberto Tortonese y el curador Leandro Martínez Depietri
“Me veo como un discípulo decimonónico que no entendió nada y que muestra las fisuras del grupo escultórico original”, confiesa el artista, que pasó días y noches en el monumento a Colón para estudiarlo a fondo. “Hablé con la gente que lo trasladó, estudié el mármol con que fue hecho y las anatomías de las figuras, entendí la lógica estructural de una obra que le llevó diez años al artista; me interesa el monumento, no Colón -afirma-. Hubo una sensación de escultor a escultor y establecí un diálogo con su creador a través del tiempo. Hoy, podemos acercarnos a los monumentos y hacer otras lecturas, no solo las que nos indicaron”. Por cortesía del arte contemporáneo, la narrativa de los monumentos oficiales se vuelve accesible y puede trastocarse sin recurrir a actos vandálicos ni a caprichosas estrategias políticas. Con piedad por las estatuas, es posible hacerles nacer nuevas preguntas.

Para agendar
“No oficial. Historias montadas, relatos disidentes. Episodio 1″, La piedad de las estatuas, de Alexis Minkiewicz, con curaduría de Diana Wechsler y Leandro Martínez Depietri, se puede visitar hasta el 28 de febrero, de miércoles a domingos de 12 a 19, en la Manzana de las Luces (Perú 294).
Desde el 15 de octubre el público podrá ver las performances Barroco furioso, a cargo de la compañía Ópera Periférica (el 15 y 29 de octubre), y Cabaret Neo Bar Otra, curada por Loréne Belloni (22 de octubre), que continúan en noviembre. Las propuestas de No oficial en Bienalsur trabajan desde una perspectiva de género, diversidad y transformación social, y tienen el apoyo de la Secretaría de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación.

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