NUESTRO QUERIDO Y ADMIRADO NIK

Nik. 30 años de la Argentina mirados con humor
El dibujante, que fue noticia en la semana a su pesar, seleccionó un puñado de sus chistes icónicos publicados que retratan las épocas que atravesó la Argentina y sus vaivenes políticos

Ilustraciones Nik

Desde hace casi 30 años, Nik retrata la realidad de la Argentina con los trazos del humor. Lo hace en las páginas de este diario donde su tira se publica desde los inicios de la década del 90. Gaturro se ha convertido en un personaje de la vida pública; también en una figura entrañable y familiar para distintas generaciones. Muchos chicos se han asomado a la lectura a través de él, no solo en nuestro país sino en el mundo, donde el trabajo del dibujante y humorista ha tenido gran inserción y reconocimiento.

 Esta semana, Nik saltó –sin proponérselo– de la última página a la tapa del diario. Fue protagonista involuntario de un hecho con graves connotaciones políticas e institucionales: recibió un mensaje de tono intimidatorio nada menos que del ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, que incluía una velada alusión a sus hijas menores, al mencionar, con información falsa, el colegio al que concurren.

El disparador de la intimidación de Fernández fue un tuit en el que Nik formulaba una crítica genérica a medidas gubernamentales, como el regalo de heladeras y viajes de egresados. 

La reacción del ministro generó enérgicos repudios de distintas instituciones, pero, sobre todo, provocó un fuerte impacto en la ciudadanía. Influyó lo que muchos analistas definieron como “el cruce de un límite” con la alusión a las hijas.

También tuvieron que ver los antecedentes del funcionario, su condición de ministro de Seguridad –en el contexto de un accionar delictivo descontrolado–, el señalamiento arbitrario de una institución educativa y el uso de información personal para contestar, desde el Estado, la crítica de un ciudadano. Pero el hecho ha impactado, también, por la trayectoria de Nik, que lo ha convertido en un testigo lúcido y talentoso de las últimas tres décadas. Por eso es oportuno poner un foco especial sobre su trabajo.
Gaturro nació como un personaje político en los años noventa. Durante mucho tiempo fue una sátira de Carlos Menem, porque “el gato” se le había subido a la cabeza. Después se bajó y empezó a mirar el mundo más allá de la política. Se convirtió en un observador irónico y sagaz, que desde el género de la historieta nos habla de nosotros mismos.

Nik ha encontrado la forma de hacer un humor inteligente y sutil, aun en tiempos muy difíciles de la Argentina, en los que una atmósfera de preocupación e inquietud suele estrechar los márgenes para ejercitar esa mirada. Su trabajo –reunido en decenas de libros– es un retrato de distintas épocas y siempre ha sido valorado por los lectores de la nacion. Aquí se publica una selección realizada por el propio autor de algunos de sus chistes icónicos.

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