viernes, 22 de octubre de 2021

TEATRO...DANZA Y MÁS TEATRO X 2

Las funciones de Petit Hotel Chernobyl son los domingos, a las 21, en el teatro Nün, Juan Ramírez de Velazco 419. 

Cuatro mujeres al borde de un ataque de nervios, en una obra de Binetti
Petit Hotel Chernobyl está dirigida por Nicolás Mannaseri
Petit Hotel Chernobyl


El domingo pasado se estrenó Petit Hotel Chernobyl, una obra que cuenta la historia de cuatro mujeres que sobreviven en una pieza. Esa habitación bien podría encontrarse en la Argentina o en la Luna. Allí está una joven que mastica soliloquios incomprensibles encima de una cama de la que solo sale para ir hasta la vereda o la terraza; pero también una maestra que recuerda sus días de trabajo como un infierno mayor que su presente, cantando en clave de ópera la “Marcha de San Lorenzo”. Se agregan una aspirante a tenista a quien ya se le pasó el cuarto de hora y una entrenadora que posee quizás el único atisbo de esperanza que puede salvar esa situación. Más allá de cualquier discusión o pelea, nada las alejará de ese lugar... donde las cuatro confluyen y, además, se necesitan.
Es una interesante propuesta del prestigioso dramaturgo Andrés Binetti, que cuenta con dirección y puesta en escena de Nicolás Manasseri (Juegos de fábrica, Voley, la final); e integran su elenco Laura Manzini, Fernanda Provenzano, Alejandra Oteiza y Martina Zapico. “A mitad de 2019 empecé a buscar una obra corta para una convocatoria de humor y di por casualidad con el Instagram de Binetti que sin saberlo lo tenía de contacto y supe que era dramaturgo. Después charlando coincidimos en que ambos también somos de Bahía Blanca –cuenta Martina Zapico, una de las actrices y motor de la propuesta–. Le escribí y enseguida me escribió una obra breve. Después le pregunté si tenía alguna obra más larga de mujeres y me dijo que busque Petit Hotel Chernobyl en la página del Celcit, así que la leí tres veces y supe que tenía que hacerla”.
Sobre la pieza agrega: “Estas mujeres en realidad no conviven, sobreviven. Son cuatro personalidades disímiles en su totalidad y carentes de cualquier tipo de afecto. El afuera no se sabe si es imaginación de ellas, si realmente existe o si se lo esboza para creer o convencerse de que en algún lugar existe algo mejor. Las cuatro se necesitan para poder respaldarse en la carencia de la otra y así ir llevando la vida. El único personaje que tiene un poco de realidad es precisamente el que menos dice, pero que en ese silencio dice todo”.


Las funciones de Petit Hotel Chernobyl son los domingos, a las 21, en el teatro Nün, Juan Ramírez de Velazco 419. 

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Bella y humana, una obra de danza que insiste sobre un tema que no hay que ignorar: los refugiados
L. CH.
La compañía de danza de David Señoran en "La sombra de una nube"Adrián Maximiliano Arellano


La sombra de una nube. Dirección general: David Señoran. Performers: Lautaro Cianci, Lucas Coliluan, Francisco Cruzans, Celeste Fonseca, Luis Garbossa, Lucía Girardi, Florencia Indómito, Sergio Jardín, Arian Ortellado, Ariel Osiris, Virginia Rossi, Inés Silvestre. Textos: Pehuén Gutierrez, David Señoran. Diseño musical: Juan Barone. Preparación vocal: Francisco Cruzans. Diseño escenográfico: Alejandro Mateo. Diseño lumínico: David Seiras. Diseño de vestuario: Laura Sol Torrecilla. En Aérea Teatro, Bartolomé Mitre 4272. Funciones: domingos. a las 20.

Un grupo de refugiados, congelados en un instante eterno. Atravesados por la encrucijada de regresar al terror y el hambre que dejaron atrás o avanzar hacia el abismo de una sociedad que no les abre las puertas y los trata con desprecio. Podría ser un documental en un horario marginal, una noticia en el diario que ya no llama la atención, una publicidad de las que se omiten para seguir mirando un alegre video musical de moda. Pero es una obra de danza.
Del mismo modo que los protagonistas se arriesgan en ese cruce de fronteras, David Señoran se instala sin pedir permiso en un cruce de lenguajes que tiene mucho de danza, bastante de teatro y algo de canto grupal. Los textos de Pehuén Gutiérrez y David Señoran rompen la cuarta pared y desarman el artificio: los espectadores estamos allí viendo una obra, pero deberíamos estar haciendo algo. El diseño escenográfico de Alejandro Mateo flota como una nube tóxica y oscura, es ese pasado del que quieren huir. O el futuro que tampoco mejora las cosas.
La compañía de David Señoran se mueve blandamente durante 55 minutos, como si no tuvieran huesos. Como si lo único que los sostuviera viniera de afuera de los cuerpos: otros cuerpos, el piso, la escenografía o la luz. Así sucede un bello dúo de Arian Ortellado e Inés Silvestre, desafiando la ley de gravedad y las soledades.
La sombra de una nube raspa, molesta, lastima. Insiste sobre un tema que nos obstinamos en ignorar. Y al mismo tiempo es bella y humana. Opera, tal vez, del mismo modo que los reportajes fotográficos en blanco y negro de Sebastião Salgado para ACNUR, en los que el fotógrafo brasileño registra el dolor y la belleza de una mirada, de un niño, que nos interpela desde la cumbre de una torre de basura.
Torsos desnudos despojados de erotismo, que se doblan por el dolor y el abandono, que se abrazan para sacarse del pozo, que se apoyan para que alguien logre subir a la superficie. Y allí se ve a Celeste Fonseca en un solo de pole dance, flameando como una bandera blanca de rendición y desamparo.

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El encuentro entre Silvina Ocampo y su jardinero
Manos verdes, de Francisco Pesqueira, en la sala Ana Frank
El encuentro entre Silvina Ocampo y su jardinero, Ramón, donde todo queda evidente, es el eje de Manos verdes, la obra de Francisco Pesqueira que se estrena hoy en la sala Ana Frank. Está dirigida por Natacha Córdoba y protagonizada por Maru Cesanelli y Emiliano Samar junto a Mariano Frumento, compositor y músico en escena. Sube a escena, los domingos, a las 18, en la sala Ana Frank, Superí 2639. Se realizará al aire libre (se suspende por lluvia) y las entradas se pueden conseguir a través de la plataforma Alternativa Teatral.
Esos dos mundos en contraposición llevaron a explorar, indagar y mezclar, pero sin alejarnos de un lenguaje lírico, poético. Un encuentro entre Silvina Ocampo y su jardinero Ramón, donde todo queda evidente, la época, la sociedad, las diferencias de clase, y hasta la botánica se entrelazan y se sacuden, sin alejarnos de este lenguaje épico. 

“Ojalá sea del agrado del presente y sobre todo vuelva a la vida una vez más, la figura de Silvina Ocampo”, describe Francisco Pesqueira, que también tiene en cartel Canción de cine 2, donde también actúa (junto a Ramiro Petina), en el Centro Cultural 25 de Mayo, de Triunvirato 4444, los domingos, a las 16.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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