lunes, 24 de abril de 2023

ECONOMÍA KK


El Gobierno apuesta todo a una ayuda del FMI y ata su suerte electoral a Massa
Busca que el Fondo adelante a junio los desembolsos de la segunda mitad del año para generar previsibilidad en los mercados
Maia JastreblanskyEl Presidente Alberto Fernández
Los meses que le quedan a Alberto Fernández en la Casa Rosada dependen de la negociación de Sergio Massa con el FMI. El Gobierno apuesta a que el Fondo adelante a junio todos los desembolsos del segundo semestre. “Va a ser una negociación muy dura, pero mucho margen no tienen por la sequía”, es el mensaje que transmite el ministro puertas adentro.
Tras una semana negra para el Gobierno, con un dólar desatado por los rumores de devaluación, el oficialismo se abrazó a Massa como último dique de contención no solo en términos gubernamentales, sino también electorales. El Frente de Todos debe resolver si va a una interna o si entroniza a Massa como candidato de unidad, una opción que volvió a activarse después de que Fernández desistió de ir por la reelección.
Una dinámica singular se consolidó en las últimas horas en el oficialismo. Pese a que el Gobierno transitó una de sus peores semanas, con un dólar que voló a los $442 y que se acopló al dato de inflación de 7,7%, todas las terminales del Frente de Todos se abrazaron con más fuerza al ministro de Economía. Con el agravamiento de la crisis, Sergio Massa se afirmó como el último dique de contención del peronismo. No solo eso: los últimos movimientos también resucitaron la alternativa de que sea el candidato de unidad del espacio, una opción que venía muy disminuida dada la falta de resultados económicos.
Los meses que le quedan a Alberto Fernández en la Casa Rosada dependen en buena parte de la negociación del ministro con el FMI de los próximos días. La apuesta de máxima de todo el Gobierno es que el Fondo adelante todos los desembolsos del año a junio -el mes en el que se inscriben las candidaturas sin que pida medidas muy dolorosas a cambio. “Va a ser una negociación muy dura, pero tenemos el apoyo de los Estados Unidos. Mucho margen no tienen por la sequía”, transmitió Massa puertas adentro.
Tras una semana de corrida cambiaria motorizada por rumores de devaluación, el ministro apuesta a transitar una semana más tranquila. Siempre según fuentes del Palacio de Hacienda, ayudaría un informe de liquidación de exportaciones de Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara), el anuncio de desembolsos de organismos multilaterales y los avances que pueda exhibir en la negociación con el FMI. Massa necesita mostrar solvencia frente a un dólar agro que tiene peor performance que en sus ediciones anteriores.
Armado electoral “en serio”
Para ayudar a tranquilizar a los mercados, los principales accionistas del FDT apuestan a disminuir e ruido político en la cúpula. Tras la decisión de Fernández de no ir por la reelección, la reunión del PJ del viernes exhibió escenas inéditas: figuras como el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, y el ministro de seguridad bonaerense, Sergio Berni, que querían intimar al Presidente a que se bajara, terminaron abrazándolo en Matheu 130. Fernández les ahorró el trabajo.
En el kirchnerismo dejaron saber que, superado el obstáculo que veían en Fernández, ahora empieza el armado electoral en serio. “Empezó todo de cero, ahora vamos a discutir de verdad”, dijo un colaborador de La Cámpora
Axel Kicillof, que el viernes estuvo con Cristina Kirchner, dijo en la puerta del PJ: “Ahora largamos con una estrategia conjunta para enfrentar un año electoral. Encontrar un candidato de consenso o avanzar con unas PASO será producto de esa misma estrategia”. Un colaborador de La Plata abundó: “Se puede ir con fórmula única si eso da potencia, o con una PASO si eso da volumen. Lo que importa es ser competitivos”.
La vicepresidenta reaparecerá en público el próximo jueves en La Plata. Quienes dialogaron en los últimos días con ella aseguran que no transmite una preferencia clara. A De Pedro lo deja correr como si fuera su candidato delegado. El viernes, Wado asistió a un acto en Santiago del Estero y ella envió un saludo con un mensaje de audio al celular del ministro.
La vice también mantiene saludable su sociedad con Massa. El jueves, el ministro de Economía visitó a la presidenta de Diputados, Cecilia Moreau, y allí se cruzó con Máximo Kirchner. Corrió fuerte el rumor de que el ministro también se había reunido con Cristina -en esa misma visita al Congreso-, pero los protagonistas lo negaron.
El tigrense pide continuamente que no lo embarren en lo electoral. Hoy, no obstante, encabezará un Zoom con dirigentes del Frente Renovador que están ansiosos por verlo candidato.
Detrás de Massa, en tanto, se alinean “los Gordos” de la CGT. Muy agradecidos con la exención de Ganancias a las horas extras, lo invitaron al acto del Día del Trabajador, según se pudo confirmar El ministro no confirmó.
La paradoja de un ministro de Economía candidato con indicadores de inflación y pobreza acuciantes, no obstante, no está resuelta. “Con lo que tenemos hoy no alcanza, ahora tiene que volver a estabilizar, esperamos que lo haga”, dijo un importante colaborador del kirchnerismo. Juan Grabois, parado en el extremo, ya avisó: “Ni en pedo vamos a votar a este sinvergüenza, vendepatria y cagador”.
Quien comenzó a desplegar toda la artillería proselitista fue Daniel Scioli. El embajador en Brasil viene recorriendo el país y reeditó una pequeña “ola naranja” con pintadas en el conurbano. Aunque no quiere presentarse como un candidato “albertista” (dice ser “argentinista”), cuenta con la ayuda del canciller Santiago Cafiero, que lo acerca a distintos actores del peronismo. Tras declinar su candidatura, el Presidente le dijo a Scioli que siga con su campaña, mientras envalentona al jefe de Gabinete, Agustín Rossi.
El grupo de funcionarios referenciados en Fernández -debilitados en la mesa de decisiones- insisten en dirimir las candidaturas en unas PASO. No es lo mismo que transmiten en el Frente Renovador. “Seguro que a Sergio le encantaría matar a Scioli en una interna, pero no está dada la coyuntura para que haya tanto ruido político en la campaña”, argumentan.

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Dudas sobre las condiciones que demandaría el Fondo
Operadores financieros de EE.UU. dicen que para hacer un desembolso como el que quiere el Gobierno pedirá varias medidas
Rafael Mathus Ruiz
WASHINGTON.– Los tiempos se aceleraron y la última corrida cambiaria volvió a dejar a la intemperie la fragilidad de la economía argentina. Apremiado y sin opciones, el Gobierno apuesta todo a Washington, al férreo respaldo de la Casa Blanca y a la predisposición del Fondo Monetario Internacional (FMI) para ajustar el programa económico a la realidad del país, recibir más ayuda y evitar una crisis mayor antes de las elecciones. Pero, pese a ese blindaje, en Estados Unidos dudan de que la Casa Rosada pueda obtener más dólares frescos del Fondo en las circunstancias actuales.
Antes del cambio de gobierno, el 10 de diciembre, el Fondo tiene que girarle a la Argentina alrededor de 10.000 millones de dólares, según el cronograma de desembolsos previsto en el programa. Son tres giros: uno por alrededor de 4000 millones, a principios de junio; y otros dos, uno en septiembre y otro en diciembre, por alrededor de 3300 millones cada uno. Una alternativa es que el Gobierno le pida al FMI adelantar esos desembolsos a junio, una maniobra que, en la jerga del organismo, se conoce como “frontloading”, y que ya usó Mauricio Macri en 2018, a los pocos meses de firmar su acuerdo. “Todo está sobre la mesa”, fue el mensaje que dejó el equipo de Sergio Massa.
Aun con el inquebrantable respaldo de la Casa Blanca, economistas, exfuncionarios del Fondo y analistas de Wall Street creen que es difícil que el Gobierno logre convencer al Fondo de ampliar la ayuda al país. O, al menos, creen que el Fondo probablemente despliegue una lista de condiciones a cambio, entre las que sobresalen tres: un mayor ajuste fiscal, un ordenamiento cambiario –una devaluación del dólar oficial, ya sea frontal o encubierta, tal como ha venido haciendo el Gobierno– y un acuerdo político con la oposición, incluido Javier Milei.
Macri consiguió que el Fondo ampliara su acuerdo de 50.000 millones de dólares a 57.000 millones a cambio de un mayor ajuste fiscal y una política monetaria más dura.
Ese acuerdo fue denostado por el peronismo por el endeudamiento con el Fondo, pero también porque el nuevo cronograma de giros, que concentró los desembolsos en los meses previos a la elección de 2019, fue visto como un respaldo directo a la reelección de Macri. Con un déficit profundo de dólares por la sequía, y apremiado por la escalada de los dólares paralelos, en la Casa Rosada dejaron trascender esta semana que aspiran a una solución similar. “Que el Fondo anticipe y tranquilice”, indicó a la nacion un alto funcionario de la Casa Rosada.
La negociación recién comienza, y Economía ha evitado brindar detalles sobre qué áreas del programa intentará recalibrar, aunque fuentes cercanas a Massa ya adelantan que acelerarán el ajuste del dólar oficial a la inflación, y apretarán más el “cepo” para las importaciones.
“El listón es alto, pero no es inconcebible que el FMI avance desembolsos”, dijo Sergi Lanau, analista de Oxford Economics y exfuncionario del Fondo. “Seguramente requeriría bastante ajuste por parte del Gobierno, tanto fiscal como cambiario. Nada fácil cerca de las elecciones, pero las negociaciones podrían ser peculiares porque el FMI también tiene su incentivo en que la situación no se salga de control dada su exposición enorme a la Argentina”, completó Lanau. El ajuste cambiario puede ser “devaluar, de una forma u otra”, o aplicar otra opción creativa, como un tipo de cambio especial para las importaciones, agregó Lanau.
Más allá de medidas concretas que se puedan acordar, la movida conlleva un riesgo mayúsculo para el Fondo. El dinero que le envía al país se usa para cancelar los vencimientos del acuerdo de Macri. Si el Fondo anticipa esos fondos y la sangría de reservas persiste, surgirá un problema casi inmediato: habrá que buscar dólares para afrontar los pagos restantes al organismo. Por esto, entre otros motivos, un analista de un banco de inversión de Wall Street no lo ve factible. “Los riesgos financieros son muy altos, la capacidad de manejo del Ejecutivo es limitada, y entonces el riesgo de que esos flujos se destinen a otros usos que no sean estrictamente el repago de los vencimientos son altos”, detalló. Otra fuente lo resumió con una pregunta: “Me parece insólito que en este escenario el Fondo le adelante los desembolsos, ¿quién firma eso en el Fondo con los ruidos que hay?”. Y si el Fondo adelante los desembolsos, ¿cómo se asegura el cumplimiento del programa en lo que resta del año, o que el Gobierno no pondrá en marcha otro “plan platita”?
A eso se suma un obstáculo político. Aunque nadie lo diga en voz alta, en Washington anticipan que esta negociación con la Argentina dista de ser la última. El staff deberá sentarse con el próximo gobierno para moldear el programa otra vez a la coyuntura del momento. Por eso, hay quienes creen que el Fondo pedirá un aval de la oposición a cualquier cosa que se acuerde ahora. De hecho, el FMI ya dejó una clara advertencia sobre el deterioro político en la Argentina en su último informe sobre el país. Dada la exposición del Fondo a la Argentina, cualquier programa con el país cae dentro de la categoría “acceso excepcional”, una escala que exige un alto respaldo político y social al plan.

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