martes, 20 de agosto de 2019
JULIO LE PARC EN EL CCK Y EL MNBA
Como en los 50, un "joven" Julio Le Parc revive en el Museo Nacional de Bellas Artes
"Fue como un respiro", dice Julio Le Parc rodeado por sus obras en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), al recordar el momento en que entró a esta misma institución, hace poco más de seis décadas, para ver una muestra que marcaría un antes y un después en su carrera.
Julio Le Parc en Buenos Aires, en 1958
Allí se encontró por primera vez frente a los trabajos de Victor Vasarely, considerado "el abuelo del op art", que impulsaron su búsqueda de transformar de manera radical el vínculo del espectador con las obras de arte.
Tras haber hallado inspiración en las obras de artistas concretos y en textos de Piet Mondrian, traducidos en la Escuela Nacional de Bellas Artes, se detuvo ante aquellas pinturas abstractas, en blanco y negro, de gran formato. Sintió así el aire fresco que llegaba de Europa, donde entraban en crisis la noción de autoría, el rol protagónico de la pintura de caballete y la concepción ilusionista de la representación. Y comenzó a reflexionar sobre el valor de la interacción entre las obras y un público que completara su sentido... medio siglo antes del boom de las redes sociales.
La muestra de Vasarely en el MNBA, en 1958
Ese interés por vivir experiencias en forma directa lo motivó a viajar a París, a donde llegó a fines de 1958 gracias a una beca. "Estábamos invadidos de informaciones contradictorias de artistas que iban y venían", recuerda el artista mendocino, radicado desde entonces en la capital francesa. Desde allí viajó a Buenos Aires en las últimas semanas para presenciar un megahomenaje por sus noventa años, iniciado días atrás en el Centro Cultural Kirchner con la muestra más ambiciosa de su vida.
Julio Le Parc en París, en 1959
El festejo continuará el miércoles próximo a las 19, cuando inaugure en el MNBA otra titulada Transición. Buenos Aires-París 1955-1959, dedicada a los orígenes de su producción artística. El 22 de este mes se extenderá al Centro de Experimentación del Teatro Colón, donde se montará un móvil azul fluorescente de cuatro metros de diámetro, y culminará en octubre con una intervención lumínica sobre el Obelisco.
Julio Le Parc en el Louvre, en 1960
A todo esto podría sumarse otro móvil monumental amarillo de diez metros, similar al que se expuso en 2014 en el Malba, en las nuevas instalaciones del aeropuerto de Ezeiza. "La idea es que cuelgue delante de un ventanal, con el cielo de fondo, para crear la sensación de una bandera argentina en 3D", adelantó Yamil Le Parc, uno de sus tres hijos y director artístico de este homenaje que viene impulsando desde hace años. La tenacidad de Yamil hizo posible que la muestra del MNBA incluya tres pinturas figurativas y bocetos realizados por su padre durante sus estudios iniciales, en la década de 1940, que nunca se habían exhibido.
Julio Le Parc en su taller de París, en 1962
"Esta exposición intenta rastrear la génesis de una producción estética que resulta de una contemporaneidad plena. Porque, ¿cómo es posible que sus trabajos concebidos hace más de medio siglo con técnicas tradicionales como la xilografía y la acuarela tengan absoluta sincronicidad con el tiempo presente?", observa Andrés Duprat, director del Museo Nacional de Bellas Artes, en referencia a los trabajos que Le Parc realizó justo antes y después de mudarse a Francia.
Imagen que ilustra la tapa del catálogo de la muestra del MNBA
"En París se produce el vuelco a la abstracción pura, y la promoción de una función más activa del espectador", señala Mariana Marchesi, curadora de la muestra que reunirá más de un centenar de obras. Incluida la más importante de las cinco de Le Parc que posee el MNBA: Inestabilidad. Proposición arquitectural (1963-64), donada al museo por Torcuato Di Tella. Esta pieza cinética y lumínica, así como las primeras cajas de luz realizadas por el artista, anticipan la experiencia espectacular de las posteriores exhibidas en el CCK.
La serie La tortura, de 1972, exhibida en el CCK
Lo que propone el museo es el contacto íntimo con aquellos gouaches -la única técnica que le permitían sus escasos recursos- que Le Parc realizaba hasta la madrugada en su habitación de París. "Le tomé el gusto a algo que nunca me había sucedido: tener las 24 horas para mí", señaló el artista, que en Buenos Aires trabajaba en fábricas durante el día y estudiaba por la noche.
Las primeras pinturas de Le Parc, realizadas en su época de estudiante durante la década de 1940
Varios de sus compañeros de estudios siguieron sus pasos e integraron con Le Parc desde 1960 el Grupo de Investigación de Artes Visuales (GRAV), que ganaría en 1966 el Gran Premio Internacional de Pintura de la Bienal de Venecia. Pero ese es otro capítulo de esta gran historia.
Para agendar
Julio Le Parc. Transición Buenos Aires-París (1955-1959) reunirá un centenar de pinturas, dibujos, acuarelas y grabados realizados entre 1955 y 1959.
Se inaugurará el miércoles 21 a las 18, con entrada gratis; desde el jueves se podrá ingresar con una entrada de $100 que también permitirá ingresar a la del CCK, con obras posteriores y más espectaculares.
El viernes 23, de 18 a 20, Le Parc hablará en el MNBA sobre los orígenes de su carrera en una charla con la curadora Mariana Marchesi y Yamil Le Parc, director artístico del homenaje, moderada por Marina Oybin.
C. CH.
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