lunes, 19 de agosto de 2019

Martin Tetaz - Newsletter Nro. 019


Las consecuencias de Alberto
Si la semana pasada fue la de las sorpresas, esta fue de manual.
Los precios de los activos financieros reflejaban hasta el viernes el promedio de las expectativas sobre las eventuales políticas de Mauricio Macri y Alberto Fernández, ponderadas por las probabilidades de que cada uno de ellos ganara las elecciones, que hasta ese momento según las últimas encuestas, estaban 50 y 50.





Pero el domingo ganó el candidato que había declarado que el dólar estaba barato y que pagaría aumentos de jubilados, remedios y mayor presupuesto para investigación, con los intereses de las leliqs; o sea: con emisión. La diferencia fue tan grande que lo que el riesgo K, implícito en los precios de los activos, se convirtió en certeza k.
El lunes los activos argentinos, empezando por la moneda, se derrumbaron: los fondos del exterior salieron a deshacer posiciones argentinas, desprendiéndose de bonos, acciones y letras del sector público. Las acciones cayeron 37% en pesos y algunos bonos como el AO20 llegaron a pagar 60% de retorno en dólares. Sobre llovido, todos los que se habían comprado cortos el viernes tuvieron que salir a cubrir sus pérdidas y el costo de la liquidez voló el lunes (las cauciones bursátiles llegaron a pagar 600% de interés al mediodía). Ese mismo día el Banco Central dejó en los bancos 158.000 millones de pesos de liquidez, porque aun pagando 1018 puntos más de tasa que el viernes, solo pudo renovar 99.000 millones del vencimiento de 257.000 millones de Leliqs. De haber querido levantar todo el vencimiento habría tenido que convalidar tasas astronómicas de tres cifras.
Para el martes empezaron a estabilizarse las tasas bancarias y el Central pudo cubrir el vencimiento de Leliqs sin problemas, pagando 75%. Hacia el miércoles aflojó la presión de salida de fondos en Lecaps. El jueves, nueva regulación del BCRA mediante, comenzó a normalizarse el mercado cambiario y para el viernes el riesgo país ya estaba 300 puntos abajo del máximo del miércoles cuando la penalidad de los bonos argentinos cerro en 1.957 puntos.
Fue una clase práctica de Economía. Una experiencia de laboratorio de esas que ilustran de manera magistral los principios teóricos que enseñamos en la facultad.
Los precios de las acciones reflejan los beneficios futuros esperados de esas empresas, descontados por la tasa de interés. Si gana un candidato que dice que va a regular las ganancias de los bancos y las energéticas, que además promete renegociar vencimientos de deuda porque dice que Argentina no puede pagar si no crece, entonces baja la expectativa de ganancia de esas empresas y sube el costo del financiamiento para el país.
Los precios de los bonos reflejar el flujo de pagos esperados de capital e intereses, descontados por la tasa de interés que incluye el riesgo país; esto es: la posibilidad de que eventualmente no se pague o se reestructure esa deuda, o en otras palabras, el riesgo de default Si gana un candidato que plantea una renegociación con el FMI, eso garantiza el cierre total del financiamiento privado hasta que ese eventual proceso culmine, con todos los riesgos de fracaso que comprende.
Es importante entender que no interés lo que efectivamente haga Alberto Fernández en su mandato, porque lo que está gobernando hoy los precios son las expectativas que el conceso de los que ponen la plata donde ponen la boca; o sea, el mercado, tienen, respecto de lo que creen que va a hacer. El lunes hablábamos con Eduardo Blasco sobre el ejemplo del Boden 2015, un bono de los emitidos para el canje del 2005, que en medio de la crisis del 2009 llegó a valer solo 20 dólares, porque nadie creía que se fuera a pagar, pero que a la postre honró religiosamente el capital de 100 dólares y los intereses del 7% anual, todos los semestres.
Con el dólar pasó lo mismo. No solo demandaron divisas los fondos que desarmaban posiciones en lecaps y otros activos, sino que el lunes colapsaron los home banking de todas las entidades comerciales, porque el público masivamente quiso dolarizar sus tenencias con la cuasi confirmación del retorno del kirchnerismo. Esto no implica echarle la culpa al público; de hecho, lo que estamos diciendo es que los minoristas no pudieron dolarizarse el lunes, justamente porque estaban caídas todas las páginas. Lo que señalamos es que no se trató de una maniobra especulativa de 4 personas, sino que masivamente cualquiera que tenía pesos disponibles el lunes, quiso cambiarlos por dólares, porque con la elección del domingo cambiaron drásticamente las condiciones de incertidumbre: hoy sabemos (con alta probabilidad) quien gobernará.
El billete cerró la semana a $55 en el mayorista y $57 en el Banco Nación, con 503 millones de dólares vendidos por intervención del Banco Central y 1000 puntos más de tasa, lo que demuestra que lejos de no intervenir, la autoridad monetaria vendió divisas por primera vez desde octubre y que si realmente se hubiera corrido del mercado el precio (y sobre todo la volatilidad) serían mayores.
Es verdad que no vendió los 250 millones diarios que podría haber colocado, pero tampoco tiene sentido pedirle al Central que intente tapar el sol con las manos regalando dólares y pavimentando la fuga. El precio tiene que reflejar las nuevas condiciones. Si todo el mundo piensa que los dólares serán más escasos desde diciembre y quiere adelantarse a ese acontecimiento, resulta infantil pensar que se puede distorsionar la realidad pretendiendo que las divisas son más abundantes. Pero además sería ilegal, porque el artículo 18 de la Carta Orgánica del BCRA le prohíbe expresamente vender por debajo del precio de mercado.
Por esta razón mi sugerencia el lunes fue dejar que el mercado exprese el nuevo precio de equilibrio y que a partir del martes el BCRA pusiera una pared, con una oferta de 10.000 millones, dos pesos por encima del precio de mercado, para eliminar toda la volatilidad y derrumbar las expectativas de devaluaciones futuras, que pueden disparar una corrida de depósitos, que de ocurrir nos llevaría a un dólar mucho más alto, con mayor inflación.
Finalmente, está claro que esta nueva devaluación y el shock de precios que sobrevendrá deteriorará aún más la confianza de los consumidores y reducirá el apoyo electoral del oficialismo. Solo un milagro, o mejor dicho, una combinación de milagros, puede torcer el destino en las urnas.
¿Qué pasa en el mundo?
Aunque la crisis domestica eclipsó todo, la semana también empezó mal para los países centrales. El miércoles, por primera vez desde la crisis del 2008, la curva de rendimientos de los bonos del tesoro invirtió su pendiente entre los papeles de 2 y 10 años, señalando que el mercado espera una baja de tasas de corto plazo, como respuesta a una recesión en los próximos 18 meses y por eso los inversores salen de posiciones cortas y compran masivamente bonos más largos, de 10 años, deprimiendo su rendimiento
Como consecuencia de ello se derrumbaron los mercados de acciones y el Dow Jones perdió casi 1000 puntos ese mismo día
En Europa, mientras tanto, la economía alemana cayó 0,1% en el segundo trimestre y ante la amenaza de la recesión, trascendió el viernes que el gobierno está decidido a abandonar la regla de déficit cero y a colocar deuda para sostener una expansión del gasto, lo que permitió que se recuperen un poco las bolsas mundiales en el cierre de las operacione
En la economía real americana los resultados son ambiguos. Por un lado, continúa el pesimismo de los consumidores que ven el final del ciclo expansivo cerca y por lo tanto la confianza que mide la Universidad de Michigan cayó casi 6 puntos
Al mismo tiempo, después de muchas semanas en niveles bajos volvió subir la solicitud de subsidios de desempleo, que llegó a los 220.000 esta semana, superando el registro de la última semana de junio. Todavía son números muy alejados de los de una crisis, pero el mercado esperaba 214.000 solicitudes y se vio sorprendido en su estimación
En contraste, la decisión de bajar tasas empezó a impactar en el mercado de viviendas, donde subieron las solicitudes de créditos hipotecarios por segunda semana consecutiva luego de casi dos meses de parate.
En sintonía, los permisos de edificación volaron 8,4% el último mes, alcanzando los niveles de noviembre pasado y cortando la fuerte caída del mes anterior
En el contexto de la incertidumbre que genera la escalada comercial con China, los flujos de capitales siguieron huyendo de emergentes, aunque moderaron el ritmo de salida
Consecuentemente el riesgo soberano de los países emergentes trepó fuerte. Incluso sin considerar la suba en Argentina, en Brasil escaló 22 puntos, en Colombia y en México 14, en Ecuador 31, en Egipto 47 y en Turquía 41
Los commodities, por su parte, terminaron la semana como la habían empezado, recuperando en los últimos días lo perdido en la apertura
¿Qué pasó en Argentina?
La elección del 11 de agosto cambió radicalmente las expectativas sobre los activos financieros y modificó de manera disruptiva las condiciones de la economía real, tanto en materia de inflación como de actividad, por lo que cualquier análisis de los datos de la semana pasada se convirtió en un ejercicio de historia antigua.
A título de ejemplo, el jueves se conoció el dato de inflación que confirmó la desaceleración del índice de precios que bajó por cuarto mes consecutivo arrojando un 2,2% de incremento. Pero el salto cambiario del lunes quebró las expectativas de inflación hacia delante y aunque nadie sabe cuánto de la devaluación se irá a precios , las estimaciones de los privados oscilan entre un 30 y un 50% de pasaje, lo que implica que si el dólar queda en 57 tendremos entre 8 y 13 puntos más de inflación en los próximos meses, de modo que la expectativa de cerrar el año en torno de 40% se ha transformado en la aspiración de que no sea más del 50%.
Para tener una idea del quiebre, a fines de julio pregunté en Twitter cuanto pensaban que sería la inflación de Agosto y volví a hacer la misma pregunta este viernes. Noten que mientras que el 76% de los que respondieron la veían debajo de 2,5% antes de las PASO, el 53% la ve más cerca de 5% o más, esta semana
Es prematuro cualquier análisis, pero está claro que algún impacto en precios habrá y que su magnitud dependerá tanto del nivel en el que se estabilice el dólar en los próximos días, como de la volatilidad que veamos, puesto que en el proceso de formación de precios operan tanto reglas de dolarización, como de cobertura y si el billete se mueve mucho en torno a un valor, cualquier estimación de su valor futuro tendrá un mayor margen de error, que en muchos casos irá incluido en el precio.
Dólar y Riesgo país
El desplome del peso no fue solo un problema de nivel sino también de inestabilidad, puesto que al salto del dólar el lunes (que se anticipó desde la noche del domingo en los sitios de internet que permiten comprar las 24hs, como el caso de Balanz), le siguió una volatilidad extrema, que se vio reflejada no solo en las oscilaciones de la divisa, sino en el aumento del spread entre las puntas compradoras y vendedoras, que era de dos pesos en el mercado minorista el viernes 9 y que saltó a cinco pesos esta semana.
De manera interesante, el salto se dio con poco volumen, lo que demuestra que no hubo por fortuna (todavía) una corrida bancaria de los depósitos, ni una salida tan masiva de capitales como la que vimos en mayo del año pasado
Misma suerte que el peso corrieron los bonos argentinos y el riesgo país saltó entonces a niveles que descuentan default, para ceder 300 puntos entre jueves y viernes
Pensemos que hubo bonos como el Bonar 2020 (legislación argentina) que llegaron a pagar una TIR del 60% y que cerraron la semana prometiendo un retorno del 46% en dólares a un año. O papeles como el Bonar 2024 que en los próximos 5 años ofrece un retorno del 39,6% en dólares, lo que equivale a decir que si usted pone 190.000 dólares en esa inversión y el Estado cumple, se convierte en millonario para mayo del 2024. Si no hay una avalancha de inversores aprovechando esta posibilidad de hacerse millonarios fácil, es porque evidentemente cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía de que le paguen. Pero incluso en un escenario de una quita generosa del 50%, todavía seguiría siendo interesante a estos precios, lo que nos demuestra que ya está siendo transado a valores de default
Depósitos y Créditos, ergo actividad
Hasta el viernes veníamos observando una recuperación de los depósitos en términos reales, como así también un crecimiento de las colocaciones en moneda extranjera
Luego de dos meses consecutivos de crecimiento, es difícil pensar que no habrá reversión en agosto. Basta mirar lo que ocurrió en octubre, cuando la escalada del dólar ya había terminado y de hecho había empezado a bajar y sin embargo los argentinos siguieron dolarizando depósitos. Ahora se suma la incertidumbre de qué hará el nuevo gobierno, lo que no solo acelera la dolarización, sino que promueve la salida del sistema, con lo cual casi con seguridad veremos ambos números en rojo cuando cierre agosto.
Sobre llovido, el crédito que estaba recortando la caída en términos reales, aunque permanecía en terreno negativo, desaparecerá en los próximos días, lo cual inexorablemente tendrá un impacto negativo tanto en consumo como en inversión, abortando la recuperación que venía mostrando la economía
Paliativos para todos
Hay que reconocer que esta vez las autoridades, que no vieron venir el tsunami, si reaccionaron rápido para paliar los efectos, sobre todo con la medida de la suspensión del IVA en alimentos de la canasta básica, donde según mis fuentes en el sector, la baja generada por la eliminación del impuesto (que además es técnicamente difícil de implementar) alcanzará para compensar los aumentos ya previstos en las listas de las principales empresas, que oscilan entre un 15% y un 25%, siendo mayores en aceites, harinas y productos más comoditizados
La mejora en los bolsillos por el aumento del mínimo no imponible, que ahora pone el piso en $55.376 para solteros y en $70.274 para casados con dos hijos, además de bajar un 50% los anticipos que tienen que pagar los autónomos correspondientes a las ganancias de este año y de condonar el pago del componente impositivo del monotributo de septiembre (entre $111 y $4604, dependiendo de la categoría), sumado al bono de $5000 pesos para los empleados públicos nacionales y los dos pagos extra de $1000 para las AUH, implicará un vuelco de $40.000 millones a la economía, pero aunque el dinero amortigüe parcialmente el impacto de los puntos extra de inflación causados por la disparada del dólar, tendrán poco efecto apalancador de la actividad, puesto que se financiarán con reducción del dinero destinado a obras públicas.
Por último, la extensión del plan de deudas impositivas para Pymes, les permite financiar sus obligaciones devengadas hasta el 15 de agosto, en 120 cuotas y con una tasa mensual del 2,5% que es inexistente en el mercado financiero.
No obstante, recién cuando se estabilice el tipo de cambio y podamos mensurar su impacto en la inflación, sabremos que terminó pasando con los salarios y las jubilaciones reales, aun teniendo en cuenta todos los anabólicos y aspirinas de la última semana.

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