domingo, 11 de agosto de 2019

SIN PALABRAS,



La absolución de César Milani: una sentencia con resonancia política

Mariano De Vedia
Los amores y odios que en el propio ámbito militar aún despierta la figura de César Milani - el expoderoso jefe militar del kirchnerismo- se reactivan a la luz del fallo que lo absolvió ayer en La Rioja, enel primer juicio que enfrentó por delitos de lesa humanidad. Horas antes de las PASO, el fallo renovó los signos de división. Su libertad, tras dos años y medio de prisión preventiva, lo encuentra alejado hoy de la coyuntura que envuelve a Cristina Kirchner. Pero las primeras expresiones transmitidas a través de su abogado se esfuerzan por ubicarlo como una víctima de "persecución política".
La reivindicación de su origen peronista, marcada por el hecho de que un ateneo partidario de Cosquín, en Córdoba, lleva su propio nombre -por su padre, el empresario local César Milani-, fue subrayada ayer por uno de sus abogados, Juan Manuel Ubeiras, quien ensalzó sus lazos con Cristina Kirchner y con Hebe de Bonafini.
Milani tejió su alianza con el gobierno de Cristina Kirchner a partir del control de la Dirección General de Inteligencia del Ejército, una oficina del séptimo piso del Edificio Libertador, a la que accedió a fines de 2007, siendo coronel, en la gestión de Nilda Garré en el Ministerio de Defensa
Llegó luego a la jefatura del Ejército y pasó a tener el manejo pleno de las Fuerzas Armadas, a tal punto que se le atribuyó el poder para vetar ascensos de militares que presentaban parentescos de sangre con oficiales que habían actuado en la dictadura.
Edificó ese poder a partir del crecimiento del aparato de inteligencia militar, que desplegó con una inversión presupuestaria que llegaba a $600 millones por año y, según denunció la Auditoría General de la Nación tras una investigación, no tenía mayores obligaciones de rendir cuentas.
Críticas y logros
Más allá de las denuncias que derivaron en la investigación judicial por enriquecimiento ilícito -otra de las causas que enfrenta-, en el sector militar se atribuía a logros de Milani la adquisición y renovación de unidades y equipamiento, como uniformes y otros elementos básicos. Al mismo tiempo, aumentó la cantidad de generales, como un premio a la lealtad, y muchos de ellos aún siguen en actividad.
Por sus diferencias, sin embargo, sancionó y pasó a retiro al general Bari del Valle Sosa, veterano de Malvinas, que luego fue reincorporado por Mauricio Macri y elegido para conducir el Estado Mayor Conjunto, el máximo órgano de las Fuerzas Armadas.
La influencia de Milani se diluyó tras su alejamiento de la jefatura del Ejército, a mediados de 2015, cuando transcurría la campaña electoral. El entonces secretario legal y técnica, Carlos Zannini, quien secundaba a Daniel Scioli en la fórmula kirchnerista, como candidato a vicepresidente, le comunicó la decisión de Cristina Kirchner de pasarlo a retiro.
Ya el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) había revisado las denuncias por su actuación en La Rioja y en Tucumán durante la dictadura militar, que no había recibido objeciones cuando el Senado prestó tres acuerdos sucesivos para sus ascensos militares, con el voto del kirchnerismo.
Frente a los hechos concretos de La Rioja, el tribunal -si bien no dio los fundamentos- recogió la tesis que uno de los abogados del militar, el doctor Gustavo Feldman, plasmó en su libro Castigo sin crimen, que publicó recientemente para insistir en la inocencia del militar.
Sin embargo, los principales cuestionamientos en el ámbito militar no pasan por su responsabilidad en la represión ilegal, sino por los enemigos que cosechó durante su sociedad con el kirchnerismo, cuya mayor expresión fue la entrevista y cercanía que mantuvo con Hebe de Bonafini.
Son las denuncias por enriquecimiento las que más irritan a la familia militar, en la que muchos no vieron con simpatía que Milani vistiera ayer ante el tribunal en La Rioja el uniforme militar, con insignias, atributos y distintivos propios de su grado y función.
Desde su pase a retiro, Milani cortó lazos con la conducción del Ejército, cuya preocupación prioritaria es hoy cómo evitar el recorte presupuestario y la caída salarial que prevén para 2020, cualquiera sea el gobierno que resulte elegido

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