lo conoció
El 19 de agosto de 1945 nacía Roberto Sánchez Ocampo, más conocido como Sandro
Lo llama "Don Sánchez". Todo un signo del vínculo que la unía con él."Biógrafa oficial", se considera y se la considera "porque le pedí permiso a Sandro para escribir el primer libro". Y así también la valora la mesa chica en torno a la figura del ídolo. O, mejor dicho, de Roberto Sánchez. Forma parte de ese grupo minúsculo, íntimo, que hoy se encarga de preservar su legado, su mística, con la misma discreción y ética que el ídolo enarboló en vida. Graciela Guiñazú sabe que conoce lo que pocos. "Me siento parte de la familia", dice mientras muestra, por primera vez, documentos valiosos e incunables recientemente hallados en una bohardilla oculta de la mítica mansión de Banfield que habitaba el santo pagano. Se trata de los guiones originales, que se creían desaparecidos, con anotaciones del cantante, de las películas Operación Rosa Rosa, Tú me enloqueces, El muchacho (estrenada como Muchacho), Subí que te llevo y Apenas una sonrisa (estrenada como Destino de un capricho).
La periodista y guionista Graciela Guiñazú habla sobre la vida de Sandro y muestra tesoros desconocidos del cantante.
Junto con Pablo Ferraudi, hijo de Olga Garaventa, viuda de Sandro, se convirtió en una antropóloga empírica en busca de las joyas ocultas. La periodista también nos ofrece, y lo hace por primera vez públicamente, otro de los hallazgos recientes: el libreto original de El último hombre, la ópera rock inédita escrita por Roberto Sánchez. El tesoro incluye el guion dramatúrgico, bocetos de escenografía y hasta detalles de la puesta de luces. La obra podría ser estrenada el año próximo con dirección de Adrián Caetano, el director de la serie Sandro de América, cuyos guiones estuvieron basados en la biografía escrita por la periodista. Caetano ya fue tentado. Tocar las páginas de esos guiones, olfatear el aroma del papel añejo, se transforma en un ritual. Antes lo hizo el prócer romántico, por eso se convierte en una cata exquisita en tiempos de epifanías. De revelaciones, en el inicio del "Año de Sandro", como así rotuló la mesa chica a esa sucesión, no azarosa y causal, de acontecimientos que se iniciarán a partir de mañana: el lunes 19 de agosto, Roberto Sánchez cumpliría 74 años; el 4 de enero, las "nenas" llorarán la primera década de ausencia física del beato sin consagración vaticana; y, el 11 de abril 2020, se celebrará el medio siglo transcurrido desde aquella noche de 1970 en la que debutó en el Madison Square Garden de Nueva York. Fechas y acontecimientos con peso propio que se verán coronados con una posible apertura al público de la mansión de Banfield, convertida en un museo de recorrida inmersiva.
El cantante hacía anotaciones en los guiones de sus películas. Las copias fueron encontradas en la mansión de Banfield y serán exhibidas en futuras muestras con la curaduría de Graciela Guiñazú
Graciela Guiñazú conoció a Sandro sin ser una fanática. Sin conocer en profundidad su obra. Su vocación periodística la acercó a él cuando ella enarbolaba el micrófono de Crónica TV y se convirtió, apoyada por Héctor Ricardo García, dueño de la emisora, en la depositaria de todo aquello que se vinculara con el cantante. Y si aquella primera edición de su libro, El ídolo que volvió de la muerte, contó con la venia de su protagonista, la reedición de noviembre de 2017, rotulada Sandro de América, tuvo la aprobación de Olga Garaventa.
La periodista y guionista Graciela Guiñazú habla sobre la vida de Sandro y muestra tesoros desconocidos del cantante.
Junto con Pablo Ferraudi, hijo de Olga Garaventa, viuda de Sandro, se convirtió en una antropóloga empírica en busca de las joyas ocultas. La periodista también nos ofrece, y lo hace por primera vez públicamente, otro de los hallazgos recientes: el libreto original de El último hombre, la ópera rock inédita escrita por Roberto Sánchez. El tesoro incluye el guion dramatúrgico, bocetos de escenografía y hasta detalles de la puesta de luces. La obra podría ser estrenada el año próximo con dirección de Adrián Caetano, el director de la serie Sandro de América, cuyos guiones estuvieron basados en la biografía escrita por la periodista. Caetano ya fue tentado. Tocar las páginas de esos guiones, olfatear el aroma del papel añejo, se transforma en un ritual. Antes lo hizo el prócer romántico, por eso se convierte en una cata exquisita en tiempos de epifanías. De revelaciones, en el inicio del "Año de Sandro", como así rotuló la mesa chica a esa sucesión, no azarosa y causal, de acontecimientos que se iniciarán a partir de mañana: el lunes 19 de agosto, Roberto Sánchez cumpliría 74 años; el 4 de enero, las "nenas" llorarán la primera década de ausencia física del beato sin consagración vaticana; y, el 11 de abril 2020, se celebrará el medio siglo transcurrido desde aquella noche de 1970 en la que debutó en el Madison Square Garden de Nueva York. Fechas y acontecimientos con peso propio que se verán coronados con una posible apertura al público de la mansión de Banfield, convertida en un museo de recorrida inmersiva.
El cantante hacía anotaciones en los guiones de sus películas. Las copias fueron encontradas en la mansión de Banfield y serán exhibidas en futuras muestras con la curaduría de Graciela Guiñazú
Graciela Guiñazú conoció a Sandro sin ser una fanática. Sin conocer en profundidad su obra. Su vocación periodística la acercó a él cuando ella enarbolaba el micrófono de Crónica TV y se convirtió, apoyada por Héctor Ricardo García, dueño de la emisora, en la depositaria de todo aquello que se vinculara con el cantante. Y si aquella primera edición de su libro, El ídolo que volvió de la muerte, contó con la venia de su protagonista, la reedición de noviembre de 2017, rotulada Sandro de América, tuvo la aprobación de Olga Garaventa.
"Fue un proceso de reescritura íntegra porque incorporé acontecimientos que no habían sucedido cuando escribí la primera versión: el casamiento, el último show, el trasplante, el fallecimiento". En marzo de 2018 se estrenó la serie que emitió Telefe basada en ese libro, de lectura imprescindible, editado por Planeta. "Soñaba con volver a llenar el Gran Rex por Sandro. Sentía que se lo debía a él, por todo lo que me dio. Para mí, el último capítulo que se emitió en el Gran Rex, con todas sus nenas y nenes, con gente joven que conoció a Sandro a través de la serie, me pareció una preciosura. Fue como decirle: ´Tomá Don Sánchez, gracias´. Lo viví así, con mucha emoción. Para mí, que la calle Corrientes se volviese a cortar por él, tiene un montón de símbolos. Y, como broche, enmarcando la ceremonia, estaba esa rosa que él diseñó". Esa flor fue utilizada en 2001 como símbolo del espectáculo El hombre de la rosa. Se convirtió en un símbolo. "El guionaba todos sus espectáculos, se ocupaba de diseñar desde la escenografía hasta de las luces. Volcaba todo en papel para luego conversarlo con los técnicos y especialistas. Tenía muy claro lo que quería", explica quien hoy oficia como curadora de todo ese legado con vías a mostrarse al público deseoso de revivir la historia.
Joya incunable. El guión de El último hombre, la ópera rock que Roberto Sánchez escribió en la década del ´80. Se encontró hace muy poco y nunca antes había sido mostrado.
Así
-Sandro, y Roberto, contaban como nadie las anécdotas vinculadas a sus historias de vida. ¿Cuánto había de fábula en sus relatos?
-Todo tenía un asidero real, pero él sabía hacer atractiva una historia. Era un chamuyador.
-Era verídico su pasado gitano o es el constructo de historia del personaje.
-Es real. Su bisabuelo y abuelo paterno eran gitanos, por lo tanto, su padre, también. El aprendió a hablar romaní y tenía contacto con la comunidad gitana. De hecho, participó del casamiento de la hija del Rey Gitano en Buenos Aires. Él quería plasmar la historia de persecución y lucha de la comunidad en una obra teatral. En su biblioteca hay mucho material sobre el tema.
-¿Utilizaba el romaní para comunicarse?
-Cuando estaba en una reunión y quería decir algo muy privado, le hablaba a Olga en romaní. Ella lo retaba porque no le gustaban esos secretos en reunión.
La biopic, cuyos guiones no fueron supervisados por Garaventa debido a la confianza depositada en los conocimientos de Guiñazú y en su trabajo biográfico, muestra momentos dramáticos de ensimismamiento a cargo del personaje interpretado por Marco Antonio Caponi. Quizás se trata, además de su enfermedad, del período más penumbroso de la vida del cantante: "El se planteó si quería seguir viviendo para Sandro, por eso estuvo encerrado casi 18 meses, sin salir de su casa. Se dejó crecer el pelo, estaba algo desaliñado y decía: ´No me visto, me cubro´. Todo eso le ocurrió".
-Una manifestación de depresión.
-Sí. Fue un período que comienza en 1992 con la muerte de Nina, su mamá. En ´93 debuta con 30 años de magia, y es el escenario el que lo rescata y, desde ya, la relación con sus fans.
-¿Qué o quién permitió la resurrección? ¿Sandro salvó a Roberto?
-Cuando él se encontró en un momento complicado personal, el que lo salvó fue Sandro. Pero, en el final de su vida, Roberto salva a Roberto y por eso guarda a Sandro. Él, finalmente, se decide vivir libremente dentro de las limitaciones de sus capacidades físicas y comienza a hacer un montón de cosas que Sandro no le permitió.
-¿Por ejemplo?
-Casarse.
-¿Qué significaba ser libre para Roberto Sánchez?
-Luego de la toilette quirúrgica de 2005, él estuvo bastante tiempo muy bien. Eso le permitió moverse con mayor libertad sin la necesidad del tubo de oxígeno permanente.
-¿Cuándo conversaste, por última vez, con él?
-Tuve dos notas finales. Una, que le hice para Crónica TV, en 2004, en la que me confesó que no volvería a cantar en vivo. Anunciaba así el fin de La Profecía. Se emocionó tanto que tuvimos que cortar y volver a grabar. Recuerdo que fue placa roja porque se trataba de una primicia importantísima. Al año siguiente, por cuestiones de salud, no festejó su cumpleaños y no salió a saludar a la gente. Finalmente, esa celebración se llevó a cabo en noviembre y yo aproveché para volver a entrevistarlo. Me atendió en el ingreso de la casa, donde recibía a los fans.
-El famoso locutorio.
-Así es. Ya vivía con Olga desde febrero de 2005. Me contó que estaba muy enamorado y que le agradecía a Dios por haberle otorgado los ojos que le permitieron verla. Me dijo algo que me impactó mucho: me confesó que Sandro le había dado muchas cosas, entre ellas, esa hermosa mansión, pero que había algo que no podía utilizar por su enfermedad y señaló hacia atrás. Se refería a la pileta de natación.
-Alguna vez, Olga le permitió cumplir el sueño de regresar al agua...
-Fue conmovedor. Ella le llevaba el tanque de oxígeno y la bigotera, y así Roberto pudo volver a nadar.
-¿Cuándo conocés a Olga Garaventa personalmente?
-En el velatorio de Roberto en el Congreso Nacional.
-¿No se habían visto antes?
-No, ella sabía quién era yo, hablé con ella en el Congreso y no la volví a ver durante once meses hasta que, el 22 de diciembre, me dio una nota. Fue la primera entrevista de Olga.
-¿Te sentís parte de la familia?
-Sí, a Olga la aprecio muchísimo y a Pablo y a Manuela, sus hijos, también. Con Pablo tenemos contacto permanente porque formamos el equipo que trabaja, junto con el periodista Eduardo Barone y el músico Charly Dattoli, en todo lo vinculado a la preservación del legado.
Don Sánchez
Graciela Guiñazú lo apodó Don Sánchez: un mote que sintetiza la cercanía y el respeto que la periodista tenía con Sandro.
-¿Quién es Don Sánchez? ¿Cómo nace?
-Me parecía raro decirle Sandro porque era una manera artificial, él no se llamaba así. Y Roberto tampoco le podía decir porque no le tenía confianza. Don Sánchez me pareció que era la perfecta definición, un símbolo: no era ni tan Sandro ni tan Roberto. Estaba en una madurez que le había permitido buscarse. La primera vez que lo tuve enfrente fue en 1996, y la primera vez que lo entrevisté fue en 1998. Fui viendo los cambios que aparecían en él y los cambios en el vínculo con su público.
-¿Cómo era ese último Sandro con respecto a la relación con sus fans?
-Mucho más íntimo. Había decidido contar todo lo que le pasaba: desde su enfermedad hasta los malos momentos personales. Por otra parte, la prensa se enteraba de cuestiones como las consecuencias que tuvieron en él el corralito de la economía y él las compartía desde otro lugar, como con acciones solidarias.
Ayudó a Beatriz Salomón, con el compromiso de ella que, mientras él viviera, no debía comentar eso en público""
-¿Fue víctima del corralito financiero impuesto en nuestra economía?
-Sí, perdió la mitad de sus ahorros.
-Una fortuna millonaria.
-Ël se amargó mucho. Era muy patriota, aunque sin definiciones políticas, pero, en 2001, apareció un Roberto más comprometido por todo lo que estaba pasando: habló en defensa de los jubilados y, más allá de ser una víctima, también se solidarizó con los que quedaron atrapados por el corralito. Además, era una persona sumamente solidaria. Ayudó a mucha gente sin siquiera conocerla. Hace poco trascendió que ayudó a Beatriz Salomón, con el compromiso de ella que, mientras él viviera, no debía comentar eso en público. Y ella lo respetó.
-¿Le dio dinero?
-Sí, sin haberla conocido. Ella se lo agradeció. Además, colaboraba mucho con la maternidad Sardá donde nació, con los clubes de fans que emprendían acciones solidarias.
-¿Ayudó a otros famosos?
-Sí, incluso ayudó a la Casa del Teatro cuando atravesó una situación complicada en año ´98. Parecía que los actores que vivían ahí se iban a quedar sin casa y él intercedió y ayudó.
Graciela Guiñazú es la autora de la biografía Sandro de América en la que estuvo basada la serie emitida por Telefe.
-¿Era un hombre feliz?
-Se lo pregunté muchas veces. No siempre lo fue, pero en el final de su camino había logrado serlo. La última vez, en 2005, me dijo que, espiritualmente, sí, porque estaba enamorado. Me confesó: "He decidido vivir ésto que Dios me mandó, pero tengo limitaciones". Ahí fue cuando me contó la anécdota de la pileta. Me susurró: "Soy como el Rey Midas: todo lo que toco se convierte en oro, pero yo estoy desnudo".
Quiero llenarme de tí
-¿Qué te comentó sobre su enamoramiento inicial con Olga?
-Él decía que aquel primer beso en la mejilla había sido como un rayo que lo había partido al medio.
-Olga es un ser muy especial.
-Es de un perfil muy bajo, es sencilla, tiene un muy buen corazón y creo que eso lo conmovió a él cuando la conoció.
-Olga tuvo una vida dura antes de conocer a Roberto...
-Cuando ella se separa del padre de sus hijos, sale a trabajar, a los 33 años, por primera vez en su vida, y lo hace limpiando casas de familia. Y así fue como ingresó a trabajar en el Castillo de la calle Pavón, cumpliendo esas tareas de maestranza. Luego fue ascendida a secretaria. Jamás Olga renegó de ese pasado. Es muy amorosa y está siempre contenta. Ama a su familia, cuida a sus nietas, hace una vida normal.
-¿Compartís momentos personales con ella?
-Cada 19 de agosto lo pasamos juntas, pero también compartimos nuestros cumpleaños y momentos que no tienen que ver con el mundo Sandro. La respeto muchísimo, no ha tenido una vida fácil y, sin embargo, siempre le pone color, optimismo. Y le respeto cómo ha cuidado su perfil bajo y todo lo que Roberto le dejó. Él decidió que fuera ella quien cuidara de lo suyo. La eligió porque sabía cómo iba a cuidar sus cosas. Están hasta los recortes de los diarios de la época de Sandro y Los de Fuego. Guardó todo. Desde ya, preservó las guitarras, el Mercedes Benz y el Rambler Ambassador, pero también aquello que no tiene valor material y que hace a la historia de su marido.
Secretos de mansión
Los clásicos del cine popular tuvieron su puntapié inicial en el papel. Los guiones fueron hallados tal como los atesoró Sandro en espacios ocultos de su mansión de Banfield.
-¿Cómo se encontraron las copias de los guiones de las películas y de la ópera rock?
-La casa tiene muchas falsas puertas y lugares escondidos. Yo suelo visitar uno de los altillos de la mansión, donde están guardadas desde las valijas de viaje de la primera época hasta los trajes. Pero los guiones los encontró Pablo en el otro altillo. Estaban guardados en una caja. A mí me interesa mucho que se haya rescatado el guion de Tú me enloqueces, que se remasterizó en Londres. Lo hizo Juan Crespo, quien distribuye todas sus películas. Esperamos poder estrenarla pronto.
-¿Cuándo se encontró la copia del film?
-Hace casi tres años.
-¿Por qué te importa tanto Tú me enloqueces?
-Porque es en la que él hizo todo: guionista, actor, productor, director. Fue su gran proyecto, y para el que convocó a Susana Giménez. Era una película que se creía perdida porque no se encontraba la copia original, por eso, cuando se emitía, se hacía con muy mala calidad.
-¿Dónde encontraron esa copia original?
-En otro lugar secreto de Banfield.
-¿Cómo fue?
-Estábamos con Pablo trabajando y la encontramos en la biblioteca, dentro de un falso placard.
-¿Los guiones cuándo se encontraron?
-Hace un mes y medio. Encontrar el guion de El último hombre me obsesionaba. No podía entender que Roberto no lo hubiese conservado siendo su gran proyecto escrito en 1981.
-¿Cómo te enteraste del hallazgo?
-Lo primero que hizo Pablo cuando lo encontró fue llamarme y enviarme una foto. Cuando lo leí, comprobé que es muy parecido a cómo lo imaginábamos. Es un libro genial, que refleja mucho su pensamiento.
-¿Por qué no lo estrenó?
-Por razones económicas, así que esperamos poder concretarlo ahora.
-¿Lo dirigirá Adrián Caetano?
-Ojalá, él está en conocimiento del tema y le gustó mucho la historia. Vamos a ver qué sucede.
-¿Hay una apertura mayor en mostrar la intimidad del ídolo?
-La idea es compartir. Él lo dejó ahí por algo. Es su legado. Estoy convencida, porque no creo en las casualidades, que él también me conectó con Olga para que pudiéramos ver lo que él quisiera que hiciéramos. Nada es de un día para otro y todo es cuando tiene que ser. Hoy aparecen cosas que busqué hace tres años y no las vi, porque la mansión cuenta con bodegas, sótanos, refugios antibombas, altillos, puertas que no se ven.
-¿Qué sucederá a nivel internacional con el legado musical?
-En España se van a versionar sus temas al flamenco y Charly Dattoli está trabajando sobre cintas inéditas.
Otro de los tesoros acuñados por Graciela Guiñazú es la colección de recetas del ídolo. Gran cocinero y mejor comensal, no se privó de diseñar platos y de apreciar los mejores sabores de la gastronomía internacional. Las carnes, Nuestra cocina, Las verduras y Cocina Orientalson los cuatro tomos que conservan las fórmulas exquisitas, incluida la del famoso "Pollo de los solteros", una receta propia basada en el pollo a la páprica.
Los recetarios que celosamente coleccionaba Roberto Sánchez. El pollo a la páprica era su plato favorito.
-¿Por qué se insiste con el tema de la paternidad biológica de Roberto?
-Pablo y Manuela eran, para él, sus hijos. También tuvo buen vínculo con los hijos de sus parejas anteriores. Él me dijo que no tuvo hijos biológicos y me confesó que, si hubiese tenido un hijo, lo hubiese reconocido. Hubiese sido así porque él era una persona de profundas convicciones, de valores, un caballero por sobre todas las cosas. Estoy convencida que no es padre, pero la Justicia tendrá la última palabra. Siempre he sido muy respetuosa de los deseos de mi querido Don Sánchez y hay cosas que deben esperar.
-¿Hay mucho que no conocemos de Don Sánchez?
-Sí, aunque dio muchas pistas. Era un hombre de una profundidad y de una inteligencia que está demostrada con el Sandro que construyó o con los libros que leyó. Su biblioteca habla por él. Roberto eligió muchas cosas en su vida y también la manera de morir.
-¿Cuál fue su manera de morir?
-Peleando. Él decía: "Yo puedo perder la vida, pero la vida no me la pierdo".
Roberto eligió muchas cosas en su vida y también la manera de morir
P. M.
Joya incunable. El guión de El último hombre, la ópera rock que Roberto Sánchez escribió en la década del ´80. Se encontró hace muy poco y nunca antes había sido mostrado.
Así
-Sandro, y Roberto, contaban como nadie las anécdotas vinculadas a sus historias de vida. ¿Cuánto había de fábula en sus relatos?
-Todo tenía un asidero real, pero él sabía hacer atractiva una historia. Era un chamuyador.
-Era verídico su pasado gitano o es el constructo de historia del personaje.
-Es real. Su bisabuelo y abuelo paterno eran gitanos, por lo tanto, su padre, también. El aprendió a hablar romaní y tenía contacto con la comunidad gitana. De hecho, participó del casamiento de la hija del Rey Gitano en Buenos Aires. Él quería plasmar la historia de persecución y lucha de la comunidad en una obra teatral. En su biblioteca hay mucho material sobre el tema.
-¿Utilizaba el romaní para comunicarse?
-Cuando estaba en una reunión y quería decir algo muy privado, le hablaba a Olga en romaní. Ella lo retaba porque no le gustaban esos secretos en reunión.
La biopic, cuyos guiones no fueron supervisados por Garaventa debido a la confianza depositada en los conocimientos de Guiñazú y en su trabajo biográfico, muestra momentos dramáticos de ensimismamiento a cargo del personaje interpretado por Marco Antonio Caponi. Quizás se trata, además de su enfermedad, del período más penumbroso de la vida del cantante: "El se planteó si quería seguir viviendo para Sandro, por eso estuvo encerrado casi 18 meses, sin salir de su casa. Se dejó crecer el pelo, estaba algo desaliñado y decía: ´No me visto, me cubro´. Todo eso le ocurrió".
-Una manifestación de depresión.
-Sí. Fue un período que comienza en 1992 con la muerte de Nina, su mamá. En ´93 debuta con 30 años de magia, y es el escenario el que lo rescata y, desde ya, la relación con sus fans.
-¿Qué o quién permitió la resurrección? ¿Sandro salvó a Roberto?
-Cuando él se encontró en un momento complicado personal, el que lo salvó fue Sandro. Pero, en el final de su vida, Roberto salva a Roberto y por eso guarda a Sandro. Él, finalmente, se decide vivir libremente dentro de las limitaciones de sus capacidades físicas y comienza a hacer un montón de cosas que Sandro no le permitió.
-¿Por ejemplo?
-Casarse.
-¿Qué significaba ser libre para Roberto Sánchez?
-Luego de la toilette quirúrgica de 2005, él estuvo bastante tiempo muy bien. Eso le permitió moverse con mayor libertad sin la necesidad del tubo de oxígeno permanente.
-¿Cuándo conversaste, por última vez, con él?
-Tuve dos notas finales. Una, que le hice para Crónica TV, en 2004, en la que me confesó que no volvería a cantar en vivo. Anunciaba así el fin de La Profecía. Se emocionó tanto que tuvimos que cortar y volver a grabar. Recuerdo que fue placa roja porque se trataba de una primicia importantísima. Al año siguiente, por cuestiones de salud, no festejó su cumpleaños y no salió a saludar a la gente. Finalmente, esa celebración se llevó a cabo en noviembre y yo aproveché para volver a entrevistarlo. Me atendió en el ingreso de la casa, donde recibía a los fans.
-El famoso locutorio.
-Así es. Ya vivía con Olga desde febrero de 2005. Me contó que estaba muy enamorado y que le agradecía a Dios por haberle otorgado los ojos que le permitieron verla. Me dijo algo que me impactó mucho: me confesó que Sandro le había dado muchas cosas, entre ellas, esa hermosa mansión, pero que había algo que no podía utilizar por su enfermedad y señaló hacia atrás. Se refería a la pileta de natación.
-Alguna vez, Olga le permitió cumplir el sueño de regresar al agua...
-Fue conmovedor. Ella le llevaba el tanque de oxígeno y la bigotera, y así Roberto pudo volver a nadar.
-¿Cuándo conocés a Olga Garaventa personalmente?
-En el velatorio de Roberto en el Congreso Nacional.
-¿No se habían visto antes?
-No, ella sabía quién era yo, hablé con ella en el Congreso y no la volví a ver durante once meses hasta que, el 22 de diciembre, me dio una nota. Fue la primera entrevista de Olga.
-¿Te sentís parte de la familia?
-Sí, a Olga la aprecio muchísimo y a Pablo y a Manuela, sus hijos, también. Con Pablo tenemos contacto permanente porque formamos el equipo que trabaja, junto con el periodista Eduardo Barone y el músico Charly Dattoli, en todo lo vinculado a la preservación del legado.
Don Sánchez
Graciela Guiñazú lo apodó Don Sánchez: un mote que sintetiza la cercanía y el respeto que la periodista tenía con Sandro.
-¿Quién es Don Sánchez? ¿Cómo nace?
-Me parecía raro decirle Sandro porque era una manera artificial, él no se llamaba así. Y Roberto tampoco le podía decir porque no le tenía confianza. Don Sánchez me pareció que era la perfecta definición, un símbolo: no era ni tan Sandro ni tan Roberto. Estaba en una madurez que le había permitido buscarse. La primera vez que lo tuve enfrente fue en 1996, y la primera vez que lo entrevisté fue en 1998. Fui viendo los cambios que aparecían en él y los cambios en el vínculo con su público.
-¿Cómo era ese último Sandro con respecto a la relación con sus fans?
-Mucho más íntimo. Había decidido contar todo lo que le pasaba: desde su enfermedad hasta los malos momentos personales. Por otra parte, la prensa se enteraba de cuestiones como las consecuencias que tuvieron en él el corralito de la economía y él las compartía desde otro lugar, como con acciones solidarias.
Ayudó a Beatriz Salomón, con el compromiso de ella que, mientras él viviera, no debía comentar eso en público""
-¿Fue víctima del corralito financiero impuesto en nuestra economía?
-Sí, perdió la mitad de sus ahorros.
-Una fortuna millonaria.
-Ël se amargó mucho. Era muy patriota, aunque sin definiciones políticas, pero, en 2001, apareció un Roberto más comprometido por todo lo que estaba pasando: habló en defensa de los jubilados y, más allá de ser una víctima, también se solidarizó con los que quedaron atrapados por el corralito. Además, era una persona sumamente solidaria. Ayudó a mucha gente sin siquiera conocerla. Hace poco trascendió que ayudó a Beatriz Salomón, con el compromiso de ella que, mientras él viviera, no debía comentar eso en público. Y ella lo respetó.
-¿Le dio dinero?
-Sí, sin haberla conocido. Ella se lo agradeció. Además, colaboraba mucho con la maternidad Sardá donde nació, con los clubes de fans que emprendían acciones solidarias.
-¿Ayudó a otros famosos?
-Sí, incluso ayudó a la Casa del Teatro cuando atravesó una situación complicada en año ´98. Parecía que los actores que vivían ahí se iban a quedar sin casa y él intercedió y ayudó.
Graciela Guiñazú es la autora de la biografía Sandro de América en la que estuvo basada la serie emitida por Telefe.
-¿Era un hombre feliz?
-Se lo pregunté muchas veces. No siempre lo fue, pero en el final de su camino había logrado serlo. La última vez, en 2005, me dijo que, espiritualmente, sí, porque estaba enamorado. Me confesó: "He decidido vivir ésto que Dios me mandó, pero tengo limitaciones". Ahí fue cuando me contó la anécdota de la pileta. Me susurró: "Soy como el Rey Midas: todo lo que toco se convierte en oro, pero yo estoy desnudo".
Quiero llenarme de tí
-¿Qué te comentó sobre su enamoramiento inicial con Olga?
-Él decía que aquel primer beso en la mejilla había sido como un rayo que lo había partido al medio.
-Olga es un ser muy especial.
-Es de un perfil muy bajo, es sencilla, tiene un muy buen corazón y creo que eso lo conmovió a él cuando la conoció.
-Olga tuvo una vida dura antes de conocer a Roberto...
-Cuando ella se separa del padre de sus hijos, sale a trabajar, a los 33 años, por primera vez en su vida, y lo hace limpiando casas de familia. Y así fue como ingresó a trabajar en el Castillo de la calle Pavón, cumpliendo esas tareas de maestranza. Luego fue ascendida a secretaria. Jamás Olga renegó de ese pasado. Es muy amorosa y está siempre contenta. Ama a su familia, cuida a sus nietas, hace una vida normal.
-¿Compartís momentos personales con ella?
-Cada 19 de agosto lo pasamos juntas, pero también compartimos nuestros cumpleaños y momentos que no tienen que ver con el mundo Sandro. La respeto muchísimo, no ha tenido una vida fácil y, sin embargo, siempre le pone color, optimismo. Y le respeto cómo ha cuidado su perfil bajo y todo lo que Roberto le dejó. Él decidió que fuera ella quien cuidara de lo suyo. La eligió porque sabía cómo iba a cuidar sus cosas. Están hasta los recortes de los diarios de la época de Sandro y Los de Fuego. Guardó todo. Desde ya, preservó las guitarras, el Mercedes Benz y el Rambler Ambassador, pero también aquello que no tiene valor material y que hace a la historia de su marido.
Secretos de mansión
Los clásicos del cine popular tuvieron su puntapié inicial en el papel. Los guiones fueron hallados tal como los atesoró Sandro en espacios ocultos de su mansión de Banfield.
-¿Cómo se encontraron las copias de los guiones de las películas y de la ópera rock?
-La casa tiene muchas falsas puertas y lugares escondidos. Yo suelo visitar uno de los altillos de la mansión, donde están guardadas desde las valijas de viaje de la primera época hasta los trajes. Pero los guiones los encontró Pablo en el otro altillo. Estaban guardados en una caja. A mí me interesa mucho que se haya rescatado el guion de Tú me enloqueces, que se remasterizó en Londres. Lo hizo Juan Crespo, quien distribuye todas sus películas. Esperamos poder estrenarla pronto.
-¿Cuándo se encontró la copia del film?
-Hace casi tres años.
-¿Por qué te importa tanto Tú me enloqueces?
-Porque es en la que él hizo todo: guionista, actor, productor, director. Fue su gran proyecto, y para el que convocó a Susana Giménez. Era una película que se creía perdida porque no se encontraba la copia original, por eso, cuando se emitía, se hacía con muy mala calidad.
-¿Dónde encontraron esa copia original?
-En otro lugar secreto de Banfield.
-¿Cómo fue?
-Estábamos con Pablo trabajando y la encontramos en la biblioteca, dentro de un falso placard.
-¿Los guiones cuándo se encontraron?
-Hace un mes y medio. Encontrar el guion de El último hombre me obsesionaba. No podía entender que Roberto no lo hubiese conservado siendo su gran proyecto escrito en 1981.
-¿Cómo te enteraste del hallazgo?
-Lo primero que hizo Pablo cuando lo encontró fue llamarme y enviarme una foto. Cuando lo leí, comprobé que es muy parecido a cómo lo imaginábamos. Es un libro genial, que refleja mucho su pensamiento.
-¿Por qué no lo estrenó?
-Por razones económicas, así que esperamos poder concretarlo ahora.
-¿Lo dirigirá Adrián Caetano?
-Ojalá, él está en conocimiento del tema y le gustó mucho la historia. Vamos a ver qué sucede.
-¿Hay una apertura mayor en mostrar la intimidad del ídolo?
-La idea es compartir. Él lo dejó ahí por algo. Es su legado. Estoy convencida, porque no creo en las casualidades, que él también me conectó con Olga para que pudiéramos ver lo que él quisiera que hiciéramos. Nada es de un día para otro y todo es cuando tiene que ser. Hoy aparecen cosas que busqué hace tres años y no las vi, porque la mansión cuenta con bodegas, sótanos, refugios antibombas, altillos, puertas que no se ven.
-¿Qué sucederá a nivel internacional con el legado musical?
-En España se van a versionar sus temas al flamenco y Charly Dattoli está trabajando sobre cintas inéditas.
Otro de los tesoros acuñados por Graciela Guiñazú es la colección de recetas del ídolo. Gran cocinero y mejor comensal, no se privó de diseñar platos y de apreciar los mejores sabores de la gastronomía internacional. Las carnes, Nuestra cocina, Las verduras y Cocina Orientalson los cuatro tomos que conservan las fórmulas exquisitas, incluida la del famoso "Pollo de los solteros", una receta propia basada en el pollo a la páprica.
Los recetarios que celosamente coleccionaba Roberto Sánchez. El pollo a la páprica era su plato favorito.
-¿Por qué se insiste con el tema de la paternidad biológica de Roberto?
-Pablo y Manuela eran, para él, sus hijos. También tuvo buen vínculo con los hijos de sus parejas anteriores. Él me dijo que no tuvo hijos biológicos y me confesó que, si hubiese tenido un hijo, lo hubiese reconocido. Hubiese sido así porque él era una persona de profundas convicciones, de valores, un caballero por sobre todas las cosas. Estoy convencida que no es padre, pero la Justicia tendrá la última palabra. Siempre he sido muy respetuosa de los deseos de mi querido Don Sánchez y hay cosas que deben esperar.
-¿Hay mucho que no conocemos de Don Sánchez?
-Sí, aunque dio muchas pistas. Era un hombre de una profundidad y de una inteligencia que está demostrada con el Sandro que construyó o con los libros que leyó. Su biblioteca habla por él. Roberto eligió muchas cosas en su vida y también la manera de morir.
-¿Cuál fue su manera de morir?
-Peleando. Él decía: "Yo puedo perder la vida, pero la vida no me la pierdo".
Roberto eligió muchas cosas en su vida y también la manera de morir
P. M.
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