miércoles, 22 de abril de 2020
SANTIAGO BULAT Y SU ANÁLISIS,
Qué pagamos cuando pagamos la boleta de electricidad
Santiago Bulat
1- Producción. Entre 2003 y 2015 la producción de petróleo y gas tuvo caídas del 25% y 15% respectivamente, mientras que la demanda de gas natural creció al 42% y la de electricidad, al 55%. Para cubrir ese desbalance pasamos a depender cada vez más de las importaciones, al punto de que en 2011 el país perdió el autoabastecimiento y se convirtió en un importador neto de energía muy cara. Entre 2006 y 2013, el superávit comercial energético de US$6100 millones anuales se transformó en un déficit deUS$6900 millones: en siete años se perdió un flujo anual genuino de US$13.000 millones.
2- Precios. Las tarifas del servicio público de distribución eléctrica están conformadas por dos ítems: el costo de compra en el mercado eléctrico mayorista y el costo propio de la distribución. En otras palabras, la tarifa de cada categoría está compuesta por los precios mayoristas estacionales de referencia de la energía y de la potencia y el costo del transporte, más el costo propio de distribución, con la retribución que perciben las distribuidoras por su tarea específica. La Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) es la que fija los precios de la energía y la potencia en el mercado eléctrico mayorista en pesos, sin perjuicio de que el costo monómico de abastecimiento contiene una porción de estos denominados en dólares.
3- ¿Qué pagamos? En una boleta del servicio se pueden ver los distintos componentes del precio que pagamos. El principal es el costo de la tarifa en sí misma, que varía en función de la categoría del consumidor. Si la electricidad recibida es para uso residencial, se enmarca dentro de la tarifa 1 (T1). A su vez, el costo se define según qué tipo de residente es el usuario, en función del nivel de consumo: hasta 150 kW/h (kilowatt-hora) por mes, se ubica en la categoría residencial 1 (R1). A partir de ese nivel hay una escala que llega hasta la categoría R9 si el uso es de más de 1400 KWh por mes. Los casos de demanda mediana se encuentran en lo que se conoce como tarifa 2 y, por último, la tarifa 3 corresponde a las mayores demandas, donde se concentran las empresas. En todas las facturas se incluye un cargo fijo bajo (se use o no el servicio) y otro variable que, por lo general, se lleva la mayor parte del costo y varía según el consumo del mes. El cargo fijo también aumenta si el uso dado al servicio implica cambiar de categoría. Más allá de esos costos, también se pagan impuestos: el IVA sobre el precio del servicio total, Ingresos Brutos del 5% y tasas municipales que pueden variar entre 1% y 10%, según cuál sea la jurisdicción.
4- Subsidios. La política de subsidios a la electricidad depende de las decisiones de las administraciones nacionales y provinciales, dado que cada jurisdicción es responsable de la metodología y de la aplicación posterior del traslado de los costos mayoristas de abastecimiento a las tarifas finales. La decisión de subsidiar puede ser tanto a la oferta como a la demanda. Para ponerlo en perspectiva, entre 2015 y 2019 lo recaudado dada la demanda subió un 158%, dado que los subsidios totales pasaran de US$11.812 millones a US$3737 millones. Hoy, del costo real de generación de la energía mayorista se paga cerca del 45% en la boleta.
5- Estos tiempos. La pandemia de coronavirus está generando pérdidas que pueden ser de largo plazo. La demanda y la cobrabilidad están cayendo. Previo a este escenario, la morosidad de los usuarios era cercana al 25% y ronda el 50%. La demanda se contrajo cerca de 30% desde el comienzo del aislamiento. Cuidar este sector será tan difícil como necesario, para que no se pierda capacidad productiva en uno de los segmentos que más puede ayudar a superar nuestra eterna dificultad de restricción externa.
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