lunes, 15 de febrero de 2021

QUÉ VER....


Buenas intenciones sin rumbo
D. B.
( Music, Estados unidos/2021) Dirección: Sia. Guion: Sia y Dallas Clayton. Fotografía: Sebastian Wintero. Edición: Matt Chesse, Curtiss Clayton y Dana Congdon. Música: Craig Deleon. Elenco: Kate Hudson, Leslie Odom Jr. calificación: apta para mayores de 13 años. Disponible desde el viernes 12 en el cine online de Cinemark Hoyts
La australiana Sia Kate Isobelle Furler (más conocida como Sia) es desde hace por lo menos dos décadas una reconocida compositora y cantante. Su conexión con las imágenes estaba circunscripta a los videoclips de sus temas, pero a los 45 años se arriesgó a incursionar como guionista y directora para su primer largometraje. Más allá de las buenas intenciones, de la convincente actuación de Kate Hudson y de algunos pocos pasajes inspirados, el resultado general de Music es decepcionante.
Music (Maddie Ziegler) es el nombre de una adolescente que sufre un trastorno del espectro autista. Cuando su abuela muere, los vecinos que la ayudaban llaman de urgencia a Zu (Kate Hudson), la media hermana de Music que está terminando su proceso de rehabilitación por su adicción al alcohol y las drogas. Lo que Zu menos desea en ese momento de su vida es ocuparse de otra persona y menos aún de alguien que requiere cuidado, contención, paciencia y amor como Music. Lo que sigue es un compendio de lugares comunes de ese subgénero de seres torturados y traumados que luego de superar múltiples dificultades intentan redimirse (hay un tercer personaje protagónico llamado Ebo, un servicial inmigrante de Ghana que vive en el mismo edificio). Ni los múltiples pasajes musicales con diez canciones de Sia de fondo, ni los cameos de la propia creadora de Chandelier, Henry Rollins, Kathy Najimy o Juliette Lews mejoran a un film que nunca encuentra el rumbo.



Una historia de abuso y venganza
A. L.


(Selva (argentina, 2020). dirección: Iñaki Echeberría. guion: Luis Serradori. fotografía: Guillermo Rovira. Montaje: Guillermo Rovira, Iñaki Echeberría. Elenco: Edgardo Castro, Joaquín Schöller, Eduardo Velázquez, Sebastián Cardozo. calificación: solo apta para mayores de 16 años. duración: 82 minutos. disponible En: Cinear Play y en Cinear
La selva misionera tiene un papel decisivo en esta historia onírica y oscura cuyo protagonista es rebautizado a la fuerza con el nombre del ominoso paisaje donde se desarrolla su propia pesadilla y queda atrapado como rehén de un autodenominado Ejército de la Paz que no le hace honor a su nombre: se trata de un grupo de hombres sin más horizonte que la supervivencia y que usa el lenguaje de la violencia como carta de presentación.
Liderados por un personaje particularmente cruel interpretado por Edgardo Castro), llegan por sorpresa a pequeñas aldeas que arrasan sin piedad, a sangre y fuego, como en la época de la colonización española y de la Campaña del Desierto. Aunque no hay menciones explícitas a esos sucesos históricos, no es descabellado vincularlos con este relato de iniciación que pone el foco en Joao (Joaquín Schöller), un niño arrancado brutalmente de su entorno familiar por esa fuerza de choque mercenaria que lo somete a un proceso de aprendizaje compulsivo -una especie de “evangelización”, en suma- destinado a transformarlo en otra máquina de matar.
Mientras curte su carácter entre hombres cuyo accionar responde exclusivamente a sus instintos más básicos, el chico también va rumiando la posibilidad de una venganza, una reacción defensiva desesperada después de su angustiante pérdida de la inocencia.




Realidad con disfraz de ficción
M. F. M.


(Argentina / 2019). dirección: Pablo Schembri. guión: Pablo Schembri. fotografía: Guido de Paula. Elenco: César Legname, Luciano Saracino, Mónica Audi Falú, Isabel Sarli. duración: 88 minutos. disponible En: Cine.ar Play
Si bien la película está repleta de elementos de ficción, desde la trama de la investigación del escritor Luciano Saracino, pasando por los recuerdos de la filmación del director Linares Montt (interpretado con sorprendente naturalidad por César Legname), todo lo que rodea a la historia de la supuesta película perdida es verdadero. Los críticos Diego Trerotola y Roger Koza hablan del contexto del cine fantástico de los años 50 y sus connotaciones políticosociales; la realizadora Laura Casabé reflexiona sobre el género; Isabel Sarli relata en primera persona los problemas de las películas de Armando Bo con la censura de las dictaduras militares; todo esto es real. Así, más allá de tener ciertas limitaciones, Zombis en el cañaveral, el documental termina siendo algo más que un chiste divertido sobre una película que no existe.
La memoria del cine argentino está en un estado muy frágil. La cultura cinematográfica de la Argentina es muy significativa, sin embargo, no existe una cinemateca oficial, conservar las películas y lo que las rodean se convirtió en el trabajo apasionado de un puñado de personas e instituciones que hacen lo que pueden. En este contexto, la trama de Zombis en el cañaveral, el documental se parece demasiado a la realidad. El disfraz de la ficción y el humor como aliado sirven para contar parte de la historia del cine argentino, los obstáculos que enfrentó (y enfrenta) y todo lo que se perdió en el camino.

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