viernes, 5 de marzo de 2021

FORMAS DE PENSAMIENTO


Cómo consolidar lo que aprendimos y sembrar recursos Mantenernos conectados
■ POR ANDREA CHURBA
Se cumple un año desde que irrumpió la pandemia y sacudió todos los ámbitos de nuestras vidas. Es un buen momento para parar y mirar hacia atrás, haciendo foco con especial énfasis en los recursos y las habilidades que desarrollamos, en las soluciones que nos resultaron útiles, de modo que podamos reconocer esos aprendizajes, apropiarnos de ellos y usarlos como experiencias de referencia para transitar los desafíos que nos esperan.
Fue un año de vaivenes, de marchas y contramarchas. Hubo momentos de actuar y otros de esperar, de sentirnos bien y sentirnos mal, de estar conectados o no, de esperar o salir a provocar, de creernos poderosos o impotentes. Quizás no seamos plenamente conscientes de aquellas decisiones y acciones que tomamos y que luego se volvieron puntos de inflexión, porque en ese momento no sabíamos que iban a funcionar tan bien o mejor que lo que ya conocíamos. Mirar el año que pasó con perspectiva y haciéndonos las preguntas adecuadas nos va a permitir agudizar la mirada y traer esos “tesoros de recursos” a la luz, evitando que se pierdan e incorporándolos a nuestro menú de opciones para elegir cómo actuar ahora y en el futuro. Además, haber/nos probado que “sabemos hacer” algunas cosas que antes nos parecían imposibles, y que lo hacemos bien, nos brinda certeza y poder, porque ahora sabemos que tenemos esos recursos, que son nuestros y que podemos contar con ellos para encarar el contexto con más inteligencia y libertad.

Preguntas que consolidan lo aprendido

¿Qué hicimos durante este año? ¿Qué “recetas”, enfoques, estados emocionales, soluciones y recursos nos sirvieron? ¿Qué experiencias, hábitos y maneras de mirar y pensar vale la pena que tengamos presentes y a mano como recurso propio o colectivo? ¿Qué, de lo que aprendimos y funcionó, queremos conservar para resolver de ahora en más? ¿Qué queremos consolidar para nosotros mismos, nuestro entorno y la cultura de las organizaciones de las que formamos parte?

La vida en pandemia nos forzó a mirar, pensar y sentir de una manera diferente a la habitual. En primer lugar, tuvimos que cambiar muy rápidamente los anteojos del “no se puede”, que nos hubieran dejado en la parálisis, por lentes más perspicaces para detectar lo que sí es posible en este contexto tan volátil. A pesar de la incertidumbre y la incomodidad pudimos incorporar nuevos hábitos, resolver situaciones complejas de forma creativa y encontrar espacios de oportunidad. Nos animamos a improvisar y a ensayar, incluso a fracasar. Inventamos nuevos procesos y formas de organizarnos. Fuimos aprendiendo mientras hacíamos, al estilo Mcgyver, con lo que teníamos a mano. ¿Nos pueden servir estas experiencias para situaciones similares en el futuro?

Caminar con un equipaje más liviano

Otro punto sobre el que nos podemos enfocar, no menos importante: ¿Qué dejamos de hacer? ¿Qué nos dimos cuenta de que ya no es tan importante y no vale la pena seguir haciendo? ¿Fuimos capaces de cambiar nuestras prioridades, de poner/nos límites y decir que no a algunas cosas? ¿Elegimos bien qué batallas librar y cuáles no? Es probable que en este año también hayamos dejado algunas cosas atrás, y que ahora podamos seguir caminando con un equipaje más liviano. En el trabajo, menos reuniones, por ejemplo, y más cortas. En lo social también hubo recortes, algunos dolorosos, otros bienvenidos. ¿Qué tuvimos en cuenta al decir que NO? ¿Nos puede servir para situaciones similares en el futuro?

Liderar las emociones

En el plano emocional y de relación, ¿encontramos formas para no dejarnos “contagiar”, influenciar, por los estados negativos de nuestro entorno? ¿Pudimos rescatarnos y rescatar a otros, salir del bajón y volver a motivarnos, contagiar esperanza y estados de posibilidad? ¿Encontramos recursos para resolver los tironeos entre el trabajo y la familia, para regular nuestra energía física, mental y emocional? ¿Cuáles? ¿Nos pueden servir para situaciones similares en el futuro?
En general, se puede apreciar que aprendimos a prestar más atención a cómo están las personas que trabajan con nosotros. Conocimos mejor sus contextos y eso nos permitió ser más empáticos. A pesar del aislamiento y la distancia, o quizás debido a ello, muchos contactos entre personas de distintas áreas, regiones y países, y también entre muchos amigos y familiares, que en tiempos presenciales solían ser puntuales y espaciados en el tiempo, se volvieron más frecuentes a través de las pantallas. ¿Lo vamos a dejar caer? ¿Qué medidas podemos tomar para que estos vínculos fortalecidos se sigan manteniendo?

En términos de comunicación, ¿qué aprendimos? ¿Nos puede servir para situaciones similares en el futuro?

Consolidar hábitos y echar raíces


¿Cómo hacemos para acordarnos de sostener los recursos y las prácticas exitosas que adquirimos? ¿Qué barreras de protección necesitamos poner para que no se olviden, que no se queden en la anécdota y la excepción, y para evitar que la tradición y las costumbres anteriores se los lleven puestos? Para garantizarnos que perduren, no alcanza con las ganas, con decirlo o con decidirlo. Necesitamos tener en foco el propósito de sostener lo que funcionó bien, implementar refuerzos y tutores y convertirlo en acciones cotidianas que nos motiven y motiven a nuestro entorno a sostenerlo.

Daniel Kahneman, en su libro Pensar lento, Pensar despacio, dice que la inteligencia no es sólo la capacidad de razonar, sino también la capacidad de encontrar material relevante en la memoria para enfocar la atención cuando se necesita. Por eso esta invitación a mirar hacia atrás con perspectiva, haciendo foco en las experiencias que nos pueden servir como referencia para resolver de ahora en más, y en la sensación de logro, empoderamiento y confianza que nos dejaron las buenas decisiones y acciones que tomamos. Es el momento de dejar registrado cómo lo hicimos, cuáles fueron los criterios de pensamiento y acción que nos sirvieron. Tomemos nota de los recursos y habilidades que supimos construir en estos tiempos difíciles, para no olvidarlos, para reconocerlos como propios y saber que podemos contar con ellos cada vez que los necesitemos.


Liderar el propio cambio 1. Cambiar sin resistencia.
Cuáles son las habilidades que desarrollamos en cuarentena y que llegaron para quedarse
ANDREA CHURBA Fragmento de (Business Therapy). Disponible gratis en bit. ly/ebookdiezhabilidades

Quiero compartir algunas ideas, experiencias y transformaciones que ocurrieron durante este tiempo inédito y creo que son útiles para liderar el propio cambio y ser influencers del cambio de los demás. En siete columnas publicadas  revisadas y ampliadas, y las conclusiones de tres conversaciones en vivo, reflexionamos sobre 10 habilidades que desarrollamos en la cuarentena y que llegaron para quedarse. Son las siguientes:
La pandemia trajo mucho dolor y miedo, pero también produjo un súbito despertar de consciencia: entendimos que lo que pase el día después va a depender en gran parte de las decisiones y las acciones que emprendamos hoy. Es una cuestión de actitud, de ser proactivo, vencer las resistencias, adueñarnos de las posibilidades y animarnos a dar el salto.

2. Mantener viva la conexión.

Cada vez es más evidente que los resultados de un grupo o una organización dependen de las personas que la componen, y de la manera en que éstas se relacionan y trabajan juntas. La colaboración es un imperativo para responder en forma ágil a la volatilidad y la aceleración del contexto.

3. Vivir de un modo más feliz.

¿Qué es esencial para mí?, ¿qué no? ¿Qué es un Sí o Sí? ¿Dónde están los conflictos y los obstáculos? ¿Cómo va a impactar en otros ámbitos de mi vida, en las personas que me importan, en mi entorno? Las respuestas harán más evidente la necesidad de decir que NO a algunas cosas, definir qué vamos a dejar de hacer, qué ítems vamos a tachar de la lista.

4. Ser permeable a los cambios de contexto.


Cuanto más sensible y aguda sea nuestra lectura de lo que pasa, tenemos más probabilidades de ser empáticos, tomar mejores decisiones y encontrar oportunidades y recursos.

5. Cambiar sin dejar de ser quien soy.
Lo que hacemos, el rol y el ámbito en el que trabajamos son factores importantes de nuestra identidad, pero no nos definen por completo. Podemos crear nuevas versiones de nosotros mismos, que nos brinden más opciones para crecer y ser más felices.

6. Liderarnos e influir sobre otros.
Aunque nuestra idea de futuro sea una hipótesis, es mucho más útil, estratégicamente, pensar en lo que sí vamos a poder hacer que en lo que no. Apropiarnos y autogestionar los desafíos, resiliencia, creatividad y cooperación: estas son las competencias críticas de esta época, lo que sí podemos manejar.

7. Reconocer y celebrar. No nos olvidemos de agradecer. Un mensaje de aliento o unas risas durante el día pueden hacer la diferencia en la dinámica de un equipo, una organización o una familia.

8. Decidir con libertad.
Exploremos nuestras conductas. Reflexionemos sobre nuestra responsabilidad individual y social. Es probable que descubramos puntos ciegos, mandatos encorsetados, identidades frágiles, pertenencias nocivas, creencias que atrasan, sombreros de certezas vacías.

9. Estar presentes para el otro, en modo DAR.

El aislamiento nos obligó a reforzar o a inventar nuevas formas de comunicarnos, de querernos, de trabajar juntos. No fue un año perdido, como dicen algunos: fue un tiempo de reconocimiento y reencuentro, de dejarnos mutuamente una impronta.

10. Ser creativo para transformarse y transformar.


El primer paso es cambiar las preguntas que nos hacemos. ¿Qué pasaría si, en lugar de enfocarnos en los obstáculos, en lo que ya no se puede, indagamos qué sí podemos hacer? ¿Qué pasaría si, en lugar de resaltar la imposibilidad y la escasez, usamos los recursos que tenemos a mano?
En esta pandemia estamos entrenando nuestros músculos de flexibilidad, paciencia y tolerancia. Nos estamos animando a equivocarnos, transgredir, romper moldes y reinventarnos. Desarrollamos habilidades para liderar nuestros propios cambios y los de otros, rápido y con menos resistencia. Ojalá lo que aprendimos nos ayude a lidiar mejor con la incertidumbre, y que nos quede en el menú para usar en situaciones que no sean tan extremas.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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