Hacia un consumo más responsable, alimentado por la pandemia
Durante el ultimo año se aceleró la tendencia: crecieron en América Latina las ventas de productos y servicios sustentables
G. O.
A mano. Así se hacen las alfombras Awanay, proyecto de la familia Noya
La pandemia cambió hábitos de consumo y profundizó algunas tendencias. No solo crecieron el comercio online y la compra en locales de cercanía, sino que hay también una mayor preferencia por productos y servicios sustentables, más amigables con el planeta. Por ejemplo, datos de Mercado Libre indican que la elección de ese tipo de productos se duplicó en 2020 respecto de 2019. Los especialistas coinciden en que los consumidores, con más tiempo, pudieron analizar y probar cosas nuevas y, en un punto, vincularon el Covid-19 con la crisis climática y el frágil equilibrio del planeta.
Max Roller, supervisor regional de Sustentabilidad en Mercado Libre -la mayor plataforma del país-, dice que en noviembre se superó el millón de ventas de productos sustentables y que las empresas de ese tipo crecieron 40% con respecto al tercer trimestre. Es un tipo de consumo, afirma, que se consolidó en la Argentina y en América Latina con el aislamiento.
Según un estudio hecho en agosto, durante la pandemia se duplicó el número de compradores en la sección Sustentables, la colección curada de Mercado Libre que incluye productos con impacto social y ambiental positivo. “Eso nos permite pensar que existe una relación directa entre pasar más tiempo en el hogar y la adopción de prácticas de consumo más amigables con el medio ambiente”. En la Argentina, unos 650.000 usuarios compraron productos sustentables durante 2020; fueron el 26% del total regional. En ese período, 28.000 los eligieron como primera compra.
Andrés Pallaro, director del Observatorio Futuro de la Universidad Siglo 21, señala que influyeron el Acuerdo Climático de París de 2015 y el establecimiento de los Objetivos para el Desarrollo de Naciones Unidas: “Fueron hitos que terminaron generando un fenómeno en cascada, que llegó a municipios y empresas. Con la pandemia hubo un efecto multiplicador, ya que hay más disponibilidad para elegir tranquilos. A eso se suma que la economía de bajo contacto revaloriza los mercados y productores cercanos. Y hay un efecto sustitución, funcional al proceso”. El especialista grafica el fenómeno con la “ventana de Oberton” (teoría política que describe como una ventana el rango de ideas que el público puede encontrar aceptable). “Vemos que la idea de la sustentabilidad crece preferentemente entre los jóvenes y en el segmento con una posición económica que permite consumir”, describe.
Andrés Gago, economista y docente de la Universidad Di Tella, plantea que se podría haber pensado que la crisis asociada al Covid-19 reduciría estos consumos, pero se dio otra tendencia: una reorientación del gasto. “Hay compras y salidas que no se pudieron sostener, entonces hay recursos que pueden destinarse a ese consumo, a buscar más placer. Para muchos es más un lujo, no parte de la canasta básica”.
Pedro Reissig, diseñador, creativo y autor -con Adrián Lebendiker- del libro Food design: hacia la innovación sustentable, plantea que una tendencia no es equiparable a un cambio paradigmático. Comenta que hace unos 20 años hay una “profunda preocupación” por el tema alimentario, porque “muere el doble de gente por comer que por no comer”. Los cambios, afirma, “no son lineales, ni homogéneos, ni estables” y tienen relación con quiénes son los interlocutores y actores del proceso. “El panorama es complejo, pero empiezan a dilucidarse cosas y eso es irreversible -agrega-. Por ejemplo, los alimentos súper procesados y cocinados por automatización que llevaban medio siglo de liderazgo, hoy son mala palabra”.
En la Argentina, según Mercado Libre, las categorías huertas y composteras, movilidad sin emisiones, alimentos orgánicos y productos “basura cero” fueron las de mayor demanda en 2020. La venta de pañales reutilizables creció en los últimos meses 2000%, las de botellas reutilizables, 900%; cremas faciales sustentables, 700%; huertas y composteras,550% y copas menstruales, casi 350%. La sección de Sustentables ofrece 6600 productos de casi 1400 pymes de todo el país.
Pallaro y Gago coinciden en que el precio de estos productos y servicios -más alto que los regulares aún actúa como una barrera, y señalan que en los países más desarrollados, el segmento de clientes es más masivo. “Es una tendencia que va en aumento y que no a va a parar; desde el lado de los consumidores hay más voluntad por buscar y más disposición a pagar un poco más por estos productos amigables con el planeta y con las condiciones de quienes lo producen -describe Gago-. Y, por el lado del inversor, existe más predisposición para apoyar a empresas que cumplen con principios éticos. Es inevitable que se profundice este modelo”.
A mano. Así se hacen las alfombras Awanay, proyecto de la familia Noya
La pandemia cambió hábitos de consumo y profundizó algunas tendencias. No solo crecieron el comercio online y la compra en locales de cercanía, sino que hay también una mayor preferencia por productos y servicios sustentables, más amigables con el planeta. Por ejemplo, datos de Mercado Libre indican que la elección de ese tipo de productos se duplicó en 2020 respecto de 2019. Los especialistas coinciden en que los consumidores, con más tiempo, pudieron analizar y probar cosas nuevas y, en un punto, vincularon el Covid-19 con la crisis climática y el frágil equilibrio del planeta.
Max Roller, supervisor regional de Sustentabilidad en Mercado Libre -la mayor plataforma del país-, dice que en noviembre se superó el millón de ventas de productos sustentables y que las empresas de ese tipo crecieron 40% con respecto al tercer trimestre. Es un tipo de consumo, afirma, que se consolidó en la Argentina y en América Latina con el aislamiento.
Según un estudio hecho en agosto, durante la pandemia se duplicó el número de compradores en la sección Sustentables, la colección curada de Mercado Libre que incluye productos con impacto social y ambiental positivo. “Eso nos permite pensar que existe una relación directa entre pasar más tiempo en el hogar y la adopción de prácticas de consumo más amigables con el medio ambiente”. En la Argentina, unos 650.000 usuarios compraron productos sustentables durante 2020; fueron el 26% del total regional. En ese período, 28.000 los eligieron como primera compra.
Andrés Pallaro, director del Observatorio Futuro de la Universidad Siglo 21, señala que influyeron el Acuerdo Climático de París de 2015 y el establecimiento de los Objetivos para el Desarrollo de Naciones Unidas: “Fueron hitos que terminaron generando un fenómeno en cascada, que llegó a municipios y empresas. Con la pandemia hubo un efecto multiplicador, ya que hay más disponibilidad para elegir tranquilos. A eso se suma que la economía de bajo contacto revaloriza los mercados y productores cercanos. Y hay un efecto sustitución, funcional al proceso”. El especialista grafica el fenómeno con la “ventana de Oberton” (teoría política que describe como una ventana el rango de ideas que el público puede encontrar aceptable). “Vemos que la idea de la sustentabilidad crece preferentemente entre los jóvenes y en el segmento con una posición económica que permite consumir”, describe.
Andrés Gago, economista y docente de la Universidad Di Tella, plantea que se podría haber pensado que la crisis asociada al Covid-19 reduciría estos consumos, pero se dio otra tendencia: una reorientación del gasto. “Hay compras y salidas que no se pudieron sostener, entonces hay recursos que pueden destinarse a ese consumo, a buscar más placer. Para muchos es más un lujo, no parte de la canasta básica”.
Pedro Reissig, diseñador, creativo y autor -con Adrián Lebendiker- del libro Food design: hacia la innovación sustentable, plantea que una tendencia no es equiparable a un cambio paradigmático. Comenta que hace unos 20 años hay una “profunda preocupación” por el tema alimentario, porque “muere el doble de gente por comer que por no comer”. Los cambios, afirma, “no son lineales, ni homogéneos, ni estables” y tienen relación con quiénes son los interlocutores y actores del proceso. “El panorama es complejo, pero empiezan a dilucidarse cosas y eso es irreversible -agrega-. Por ejemplo, los alimentos súper procesados y cocinados por automatización que llevaban medio siglo de liderazgo, hoy son mala palabra”.
En la Argentina, según Mercado Libre, las categorías huertas y composteras, movilidad sin emisiones, alimentos orgánicos y productos “basura cero” fueron las de mayor demanda en 2020. La venta de pañales reutilizables creció en los últimos meses 2000%, las de botellas reutilizables, 900%; cremas faciales sustentables, 700%; huertas y composteras,550% y copas menstruales, casi 350%. La sección de Sustentables ofrece 6600 productos de casi 1400 pymes de todo el país.
Pallaro y Gago coinciden en que el precio de estos productos y servicios -más alto que los regulares aún actúa como una barrera, y señalan que en los países más desarrollados, el segmento de clientes es más masivo. “Es una tendencia que va en aumento y que no a va a parar; desde el lado de los consumidores hay más voluntad por buscar y más disposición a pagar un poco más por estos productos amigables con el planeta y con las condiciones de quienes lo producen -describe Gago-. Y, por el lado del inversor, existe más predisposición para apoyar a empresas que cumplen con principios éticos. Es inevitable que se profundice este modelo”.
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