Argentina, 1985 compite contra una película favorita, una triste y otra rara: ¿cuáles son sus chances?
La nominación de la película dirigida por Santiago Mitre y protagonizada por Ricardo Darín y Peter Lanzani era casi un secreto a voces en la Academia, dado el notable recorrido internacional de esta reconstrucción del Juicio a las Juntas. A pesar de no partir como favorita de cara a la ceremonia de los Oscar -ese lugar lo ocupa la alemana Sin novedad en el frente, que recibió 9 candidaturas, entre ellas mejor película-, la Argentina puede dar la sorpresa en la fiesta del cine, que se realizará el próximo 12 de marzo en Los Ángeles. A continuación, los argumentos a favor y en contra de la candidata local y sus cuatro rivales de la categoría
Marcelo Stiletano
LA FAVORITA
Una primera y rápida ojeada por todas las nominaciones al Oscar (no solo con la lupa puesta en la categoría internacional) deja constancia de la relevante presencia de la película alemana Sin novedad en el frente en el cuadro general. Suma ocho en total, la mayoría de ellas dentro de los rubros llamados técnico-artísticos (fotografía, diseño de producción, sonido, maquillaje, efectos visuales), pero con una candidatura a mejor película. Ese dato debería alcanzar a priori para convertirla en favorita a llevarse el premio a mejor película internacional. En eso vienen coincidiendo desde hace tiempo algunos de los principales medios internacionales especializados en el análisis de la temporada de premios y en sus pronósticos. En este caso se trata del reconocimiento hacia una producción imponente, ilustrada con extraordinarias escenas de combate, fiel en el fondo a la esencia del género bélico. A la vez, Sin novedad en el frente es un drama que toma una clara posición antibélica, en este caso a partir de la adaptación de un texto clásico sobre la Primera Guerra Mundial que ya tuvo una adaptación al cine clásico de Hollywood, premiada con el Oscar a la mejor película en 1930. Esta suma de factores (pasados y presentes) parecen favorecer las aspiraciones al premio en la categoría original para una producción realizada en Alemania. Las alusiones de la película al presente en un tiempo devastador para Europa en términos bélicos luego de la invasión rusa a Ucrania puede sensibilizar también a cualquier potencial votante del Oscar atento a los asuntos urgentes de la agenda internacional. Pero la película encuentra en su propio planteo el principal cuestionamiento a sus aspiraciones de triunfo. Una pregunta planteada por Hernán Ferreirós en la crítica de la película publicada (“¿Se puede argumentar en contra de la guerra y a la vez presentarla como un espectáculo cautivante?”) deja a la vista esta contradicción. Esta exposición, muchas veces gratuita y siempre descarnada, de los pecados de la guerra puede provocar incomodidad y rechazo entre votantes de cierta sensibilidad.
UNA CANDIDATA RARA, EXTRAÑA, INCÓMODA
Entre las cinco nominadas a mejor película internacional, Eo es la que a primera vista toma la mayor distancia de lo que convencionalmente se espera de una candidata con aspiraciones a llevarse el Oscar a la mejor película internacional. Es rara, extraña, incómoda y puede provocar el inmediato desdén, o directamente el desinterés completo de un público tan amplio como la suma de sus potenciales votantes. No podría resultar atractivo para todos los paladares un relato casi surrealista como la vida entera de un burro contada de manera subjetiva por ese mismo personaje. Los episodios no parecen encontrar demasiadas diferencias entre unos y otros humanos; la maldad del mundo queda retratada sin ningún tipo de sutileza a partir del modo en que la mayoría se ensaña con el pobre animal y en un momento Isabelle Huppert actúa como si se hubiese equivocado de película. Pero su director, Jerzy Skolimowski, es un creador admirado en todas partes que a los 84 años conserva aquí una enorme vitalidad para experimentar con el color, el sentido de la narración, el sonido y el montaje. La comunidad del cine, sobre todo en Europa, alaba al cineasta polaco y esta nominación aparece como un reconocimiento a su enorme trayectoria y a la idea de seguir buscando nuevos enfoques y maneras de narrar, además de hacer un retrato bien escéptico de la actual realidad de Europa, un continente lleno de personas por lo general dispuestas a hacer el mal. Es posible que, de las cinco aspirantes al premio internacional de la Academia de Hollywood, EO aparezca como la película más parecida a un parteaguas. Aplaudida y rechazada (o incomprendida) por partes casi iguales. Sus chances en el Oscar quedan sujetas a esta incómoda tendencia hacia los extremos.
LA HISTORIA MÁS TRISTE
La película belga Close llegó a las nominaciones del Oscar como película internacional después de recorrer con notable repercusión el circuito de los grandes festivales internacionales de 2022 y convertirse en una de las grandes preferidas de estas muestras, inmensas e inmejorables vidrieras que anticipan cada año lo que puede pasar en la temporada alta de premios. A su joven director, Lucas Dhont, se le reconoce un talento y una sensibilidad fuera de lo común para tratar con la máxima delicadeza temas incómodos como el que narra en esta película, el retrato de una amistad entre dos chicos que empiezan a despedirse de la infancia y entrar en la adolescencia en medio de preguntas y dudas sobre la profundidad del vínculo que los une. Los dos sufren al ver cómo el entorno que los rodea condiciona esos interrogantes y los lleva hacia terrenos interesados o en todo caso completamente ajenos a la naturalidad con la que se vive esa relación. No hay dudas de que el talento de Dhont para diseñar y construir momentos de profunda emoción y enorme sensibilidad hace crecer las posibilidades de esta película, que críticos y expertos veían desde muy temprano como una casi segura candidata a ocupar la lista final de cinco nominadas al Oscar internacional. Desde ese mismo lugar, ya que Close no llegó todavía a la Argentina y sigue siendo incierta la posibilidad de su estreno antes del 12 de marzo, se observaron sin embargo algunas tendencias contraproducentes, sobre todo una suerte de manipulación sentimental por parte del director en instancias claves de la película con resultados que parecen más impuestos por la fuerza que surgidos naturalmente de una trama pródiga en momentos de gran lirismo. Esa conducta deliberada puede llegar a condicionar todavía más el eventual rechazo hacia la historia más triste de todas las películas nominadas.
LA CENICIENTA DEL QUINTETO
La película irlandesa The Quiet Girl es la cenicienta de este quinteto de candidatas al Oscar como mejor película internacional. Y la única sorpresa genuina que nos trajo el anuncio de las nominaciones en esta categoría. También aparece entre las aspirantes al Bafta en el mismo rubro, novedad revelada la semana pasada que bastante habrá tenido que ver en su llegada al quinteto finalista elegido por la Academia de Hollywood. El potencial más grande de esta producción descansa en el atractivo que siempre ejerce un personaje infantil casi irresistible como el que encarna aquí Catherine Cáitch, una niña reservada al máximo, que casi no habla, y encuentra en un nuevo y circunstancial hogar el descubrimiento de una vida que hasta ese momento se le negaba. Quienes la vieron destacan la capacidad del director Colm Báiread y su directora de fotografía Kate McCullogh para capturar en plenitud y con un aire nostálgico (la acción transcurre durante la década del 80) todo el misterio y el encanto de ese nuevo mundo que se le revela a una niña particularmente sensible que hasta allí vivía envuelta en una realidad cotidiana marcada por la oscuridad y el miedo. Otros observan, en tanto, que este relato padece de cierta tendencia a la reiteración, ya que todo podría haberse resuelto en tiempos más breves, propios de un cortometraje. La historia original de la que se basa The Quiet Girl responde a esas características. La candidata que Irlanda llevó al Oscar es la película a priori más transparente, sencilla y “naturalista” de las nominadas en este rubro. Parte quizás con las chances más bajas y las objeciones citadas, pero este premio –como lo demuestra su historia- funciona siempre como una gran caja de sorpresas.
UNO DE LOS GRANDES TÍTULOS
En una categoría que siempre funciona como una gran caja de sorpresas, Argentina, 1985 puede creer con fundamentos en sus posibilidades de llevarse el Oscar internacional. Afirmada definitivamente como uno de los grandes títulos de la temporada de premios, llega a esta instancia con un reconocimiento tan generalizado que la convierte en una película de indiscutible consenso, factor que puede ser determinante para un eventual triunfo a partir del sistema de voto preferencial que aplica la Academia de Hollywood. Las potenciales razones ganadoras de Argentina, 1985 ya quedaron expuestas a lo largo de su paso por grandes festivales y distintas instancias de premiación: una narración que debe mucho a los grandes relatos sobre juicios o ambientados en tribunales del cine clásico, un hombre común que va tomando conciencia de su condición de héroe como protagonista, la defensa de los valores básicos del estado de derecho frente al peligro autoritario y el notable equilibrio planteado entre el cuadro político y social general y la vida familiar del protagonista. En los términos usados por la crítica de cine anglosajona, Argentina, 1985 exhibe a primera vista una virtud que se destaca por sobre todas las demás: su condición de crowdpleaser. Llega directamente a toda clase de públicos con una exposición que sin ocultar el exigente rigor que exige la cuestión planteada (los avatares del histórico Juicio a las Juntas en los albores de la recuperación de nuestra democracia) propone una mirada comprensible, emotiva, de alcance universal y a la vez de enorme actualidad. ¿Qué podría perjudicar las chances de la película, planteadas así las cosas? Tal vez la sensación de que una vez más el cine argentino que llega al Oscar habla de los años más oscuros del país y de sus efectos y sus consecuencias a través de distintos retratos humanos, un escenario que la Academia de Hollywood ya consagró con su principal premio internacional una década y media atrás a través de El secreto de sus ojos. Lo que pase en febrero con el Bafta, el equivalente británico del Oscar que también incluyó entre sus nominados a mejor película extranjera, puede ser determinante para el futuro. Allí también Argentina, 1985 aparece nominada.
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