Furia y agresión a Berni en una protesta por otro asesinato en la provincia
Fue golpeado por colectiveros que se manifestaban por el crimen de un chofer en La Matanza; Kicillof y Fernández suspendieron actos y se mantuvieron en silencio; críticas de la oposición
En un hecho casi sin precedente, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, fue violentamente agredido cuando intentaba intervenir en la protesta de un grupo de choferes de colectivo por el asesinato de su colega Daniel Barrientos, en La Matanza. Barrientos, de 65 años, que estaba a punto de jubilarse, fue prácticamente ejecutado por dos delincuentes que abordaron el colectivo de la línea 620 con intención de robarles a todos los pasajeros, según las primeras investigaciones del hecho, ocurrido en Virrey del Pino.
Berni llegó en helicóptero hasta el cruce de las avenidas General Paz y Juan Bautista Alberdi e intentó acercarse a los manifestantes del lado de la provincia. En ese trayecto fue interceptado, recibió golpes de puño, cascotazos y cayó al piso. Ante el avance de los colectiveros, quedó aprisionado contra una pared del empalme de la avenida con una de sus colectoras, en medio de insultos, puñetazos y patadas. “Hace cinco años enterramos a un compañero, prometiste cosas y no hiciste nada”, le enrostraron los manifestantes, en referencia al crimen de Leandro Alcaraz, otro chofer de esa misma línea.
Berni fue rescatado de la muchedumbre por policías de la ciudad de Buenos Aires. Fue asistido en el Churruca antes de reunirse con el gobernador Axel Kicillof. Por la noche, hizo un giro en sus declaraciones y calificó el ataque de “emboscada”.
En medio de una creciente preocupación por el impacto del hecho y reclamos de la oposición, Alberto Fernández y Kicillof suspendieron actos para analizar la situación.
El ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, descendió ayer por la mañana de un helicóptero en la avenida General Paz, a la altura de avenida Juan Bautista Alberdi, para intentar hablar con choferes de colectivos que protestaban por el asesinato de Daniel Barrientos, conductor de la línea 620. En el epicentro de la manifestación fue agredido con golpes y piedrazos, en un incidente que extendió la conmoción política y reflotó el debate por la crisis de inseguridad que atraviesa la provincia.
Berni debió ser retirado por efectivos de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires.
En un comunicado del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño se destacó que a Berni se lo “rescató” y se subrayó que el funcionario del gobierno de Axel Kicillof aterrizó “sin dar aviso” a las autoridades de la Ciudad. Primero, Berni admitió que la policía porteña había actuado por “protocolo”, pero por la tarde reprochó el accionar y dijo que había sido “detenido”.
El ministro bajó en plena General Paz, que estaba cortada en ambas manos desde las primeras horas de la mañana, caminó por la bajada que empalma con la avenida Alberdi, se dirigió hacia el cruce con la avenida Juan Manuel de Rosas, del lado de provincia de Buenos Aires, y fue recibido con violencia por los manifestantes.
En ese trayecto, fue interceptado, recibió golpes de puño y cayó al piso. Rápidamente, lo rodearon los colectiveros que protestaban y quedó aprisionado contra una pared del empalme de la avenida con una de sus colectoras. Con la espalda apoyada sobre una pintada de “Fernando Espinoza” firmada por la agrupación “Los Búhos”, continuó sufriendo agresiones verbales y físicas, rodeado de periodistas, policías y funcionarios, como el ministro de Transporte bonaerense, Jorge D’Onofrio, que fue uno de los que lo defendieron.
Aprisionado entre la pared y los manifestantes, de los que lo separaban una módica presencia policial y los trabajadores de prensa que cubrían la noticia en el lugar, Berni intercambió palabras con los choferes, que le gritaban “mentiroso” e “hijo de puta”.
“No soy un mentiroso, ¿podemos hablar?”; “Hicimos todo lo que nos pidieron”; “¿Trabajamos o no trabajamos juntos”; “Si estoy acá es porque me interesa. Tranquilos, muchachos”; “No salgo corriendo como todos los demás”, fueron algunas de las frases de Berni mientras recibía tomatazos y volaban piedras, botellas de plástico y otros objetos.
“¿Qué solución nos vas a dar? Hablamos la última vez. ¿Dónde está [el intendente Fernando] Espinoza, dónde esta el gobernador [Axel] Kicillof? Kicillof es un delincuente”, le gritaron a Berni los colectiveros. “Hace cinco años enterramos a un compañero, prometiste cosas y no hiciste nada, sorete”, le recriminaron, al recordar el asesinato de Leandro Alcaraz, otro chofer de la línea 620, que falleció el 15 de abril de 2018 al ser baleado a bordo de la unidad que conducía, también en Virrey del Pino.
Uno de los cánticos que los manifestantes entonaron en la cara de Berni fue el que reza: “¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo!”, una consigna que se utilizó masivamente contra el gobierno de Fernando de la Rúa en la crisis de 2001.
Ante la gravedad de la situación, la Policía de la Ciudad retiró al ministro del lugar con un despliegue de efectivos que ya estaban en la zona custodiando la protesta, munidos de escudos y gases. Luego, se acercó un grupo especial de uniformados. El operativo policial había arrancado a las 9.45, con personal de la Comisaría Comunal 9.
Berni, que no se quería retirar del lugar, fue escoltado por los policías porteños, que lo rodearon y protegieron su cabeza con un casco de ciclista. Lo llevaron hasta un auto de custodia, donde recibió las primeras curaciones. Después fue trasladado al Hospital Churruca, perteneciente a la Policía Federal.
Según supo el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, le mandó un mensaje a Berni y envió al jefe de la Federal, Juan Carlos Hernández, a verlo al hospital. En cambio, en declaraciones al canal C5N, el ministro bonaerense aseguró que no recibió ninguna comunicación de parte de Eugenio Burzaco, titular de la cartera de Seguridad porteña.
El violento episodio que protagonizó Berni dejó también un saldo de ocho policías heridos. Fueron atendidos por el SAME. Los efectivos estaban en la “primera línea de protección de Berni”, se informó en el comunicado del gobierno porteño, en el que también se puntualizó que se inició una causa por “atentado, resistencia y lesiones”.
Los efectivos heridos son el comisario inspector Gustavo Banaclocha (con una lesión en el parietal izquierdo); el comisario Javier Mallea (herido en el parietal derecho); el inspector Walter Martínez (que sufrió una laceración en el parietal derecho); el subcomisario Daniel Ferreyra (traumatismo en miembro superior izquierdo); la oficial mayor Katerine Miño (con un traumatismo en miembro superior derecho, fue trasladada al Hospital Santojanni), y los oficiales Emanuel Rodríguez (lesionado en mano y ojo izquierdo), Ricardo Ibarrola (herida cortante en una mano, derivado al Hospital Santojanni) y Ernesto Quintanel (traumatismo en miembro superior derecho, también atendido en el Santojanni).
Luego de ser atendido por médicos, Berni relató lo sucedido en una rueda de prensa. Al salir del Churruca, señaló que la Policía de la Ciudad había “cumplido el protocolo”. Sin embargo, más tarde, en declaraciones a C5N, modificó su postura y criticó el accionar de esa fuerza por haberlo retirado del lugar contra su voluntad.
En sus declaraciones televisivas, Berni marcó que un policía porteño agredió con un escudo a un chofer y que él intentó defenderlo. Subrayó que la General Paz y sus colectoras son jurisdicción de la Capital Federal y aseguró que la policía bonaerense no actuó porque él le dio la orden de no hacerlo. También afirmó que en la protesta había “infiltrados” y sembró dudas sobre el modus operandi de los delincuentes que ultimaron a Barrientos, porque recibieron el apoyo de dos vehículos mientras intentaban asaltar a los pasajeros y mataban al colectivero, que tenía 65 años y estaba a punto de jubilarse.
Por la tarde, el ministro bonaerense se reunió con Kicillof, D’Onofrio y el secretario general de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Roberto Fernández, en la Casa de Gobierno de La Plata. El gobernador no hizo declaraciones públicas y suspendió un acto. También suspendió un acto en el conurbano el presidente Alberto Fernández. No hubo declaraciones del gobierno nacional sobre lo sucedido.
La secuencia de la agresión a Berni generó todo tipo de críticas desde la oposición, que apuntó contra la gestión en seguridad del Frente de Todos.
El ministro bajó en plena General Paz, que estaba cortada en ambas manos desde las primeras horas de la mañana, caminó por la bajada que empalma con la avenida Alberdi, se dirigió hacia el cruce con la avenida Juan Manuel de Rosas, del lado de provincia de Buenos Aires, y fue recibido con violencia por los manifestantes.
En ese trayecto, fue interceptado, recibió golpes de puño y cayó al piso. Rápidamente, lo rodearon los colectiveros que protestaban y quedó aprisionado contra una pared del empalme de la avenida con una de sus colectoras. Con la espalda apoyada sobre una pintada de “Fernando Espinoza” firmada por la agrupación “Los Búhos”, continuó sufriendo agresiones verbales y físicas, rodeado de periodistas, policías y funcionarios, como el ministro de Transporte bonaerense, Jorge D’Onofrio, que fue uno de los que lo defendieron.
Aprisionado entre la pared y los manifestantes, de los que lo separaban una módica presencia policial y los trabajadores de prensa que cubrían la noticia en el lugar, Berni intercambió palabras con los choferes, que le gritaban “mentiroso” e “hijo de puta”.
“No soy un mentiroso, ¿podemos hablar?”; “Hicimos todo lo que nos pidieron”; “¿Trabajamos o no trabajamos juntos”; “Si estoy acá es porque me interesa. Tranquilos, muchachos”; “No salgo corriendo como todos los demás”, fueron algunas de las frases de Berni mientras recibía tomatazos y volaban piedras, botellas de plástico y otros objetos.
“¿Qué solución nos vas a dar? Hablamos la última vez. ¿Dónde está [el intendente Fernando] Espinoza, dónde esta el gobernador [Axel] Kicillof? Kicillof es un delincuente”, le gritaron a Berni los colectiveros. “Hace cinco años enterramos a un compañero, prometiste cosas y no hiciste nada, sorete”, le recriminaron, al recordar el asesinato de Leandro Alcaraz, otro chofer de la línea 620, que falleció el 15 de abril de 2018 al ser baleado a bordo de la unidad que conducía, también en Virrey del Pino.
Uno de los cánticos que los manifestantes entonaron en la cara de Berni fue el que reza: “¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo!”, una consigna que se utilizó masivamente contra el gobierno de Fernando de la Rúa en la crisis de 2001.
Ante la gravedad de la situación, la Policía de la Ciudad retiró al ministro del lugar con un despliegue de efectivos que ya estaban en la zona custodiando la protesta, munidos de escudos y gases. Luego, se acercó un grupo especial de uniformados. El operativo policial había arrancado a las 9.45, con personal de la Comisaría Comunal 9.
Berni, que no se quería retirar del lugar, fue escoltado por los policías porteños, que lo rodearon y protegieron su cabeza con un casco de ciclista. Lo llevaron hasta un auto de custodia, donde recibió las primeras curaciones. Después fue trasladado al Hospital Churruca, perteneciente a la Policía Federal.
Según supo el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, le mandó un mensaje a Berni y envió al jefe de la Federal, Juan Carlos Hernández, a verlo al hospital. En cambio, en declaraciones al canal C5N, el ministro bonaerense aseguró que no recibió ninguna comunicación de parte de Eugenio Burzaco, titular de la cartera de Seguridad porteña.
El violento episodio que protagonizó Berni dejó también un saldo de ocho policías heridos. Fueron atendidos por el SAME. Los efectivos estaban en la “primera línea de protección de Berni”, se informó en el comunicado del gobierno porteño, en el que también se puntualizó que se inició una causa por “atentado, resistencia y lesiones”.
Los efectivos heridos son el comisario inspector Gustavo Banaclocha (con una lesión en el parietal izquierdo); el comisario Javier Mallea (herido en el parietal derecho); el inspector Walter Martínez (que sufrió una laceración en el parietal derecho); el subcomisario Daniel Ferreyra (traumatismo en miembro superior izquierdo); la oficial mayor Katerine Miño (con un traumatismo en miembro superior derecho, fue trasladada al Hospital Santojanni), y los oficiales Emanuel Rodríguez (lesionado en mano y ojo izquierdo), Ricardo Ibarrola (herida cortante en una mano, derivado al Hospital Santojanni) y Ernesto Quintanel (traumatismo en miembro superior derecho, también atendido en el Santojanni).
Luego de ser atendido por médicos, Berni relató lo sucedido en una rueda de prensa. Al salir del Churruca, señaló que la Policía de la Ciudad había “cumplido el protocolo”. Sin embargo, más tarde, en declaraciones a C5N, modificó su postura y criticó el accionar de esa fuerza por haberlo retirado del lugar contra su voluntad.
En sus declaraciones televisivas, Berni marcó que un policía porteño agredió con un escudo a un chofer y que él intentó defenderlo. Subrayó que la General Paz y sus colectoras son jurisdicción de la Capital Federal y aseguró que la policía bonaerense no actuó porque él le dio la orden de no hacerlo. También afirmó que en la protesta había “infiltrados” y sembró dudas sobre el modus operandi de los delincuentes que ultimaron a Barrientos, porque recibieron el apoyo de dos vehículos mientras intentaban asaltar a los pasajeros y mataban al colectivero, que tenía 65 años y estaba a punto de jubilarse.
Por la tarde, el ministro bonaerense se reunió con Kicillof, D’Onofrio y el secretario general de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Roberto Fernández, en la Casa de Gobierno de La Plata. El gobernador no hizo declaraciones públicas y suspendió un acto. También suspendió un acto en el conurbano el presidente Alberto Fernández. No hubo declaraciones del gobierno nacional sobre lo sucedido.
La secuencia de la agresión a Berni generó todo tipo de críticas desde la oposición, que apuntó contra la gestión en seguridad del Frente de Todos.
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Un infierno de balas tras el ataque al choferUna vida de trabajo
Datos personales: casado, tenía 65 años
Ocupación: chofer de la 620
◗ El ataque
Había tomado el servicio de madrugada; a las 5.01, cuando llegó a Cullen y Bernardino Escribano, en el barrio Vernazza, de Virrey del Pino, un Fiat Siena le cortó el paso; subieron al menos dos asaltantes, uno de los cuales le disparó
◗ Su deseo
La esposa de Barrientos dijo que él ya se quería jubilar, irse de viaje y comprar una casa
Los primeros relevamientos indican que lo mataron de un solo tiro y, después, los ladrones se enfrentaron con un policía que iba a bordo
Gabriel Di Nicola
A Daniel Barrientos, el colectivero de 65 años asesinado en La Matanza, lo ejecutaron. Sin mediar palabra, y sin que él se resistiera o hiciera ademán alguno, un asaltante le disparó a la altura del pecho, después de robarle el teléfono celular y una mochila a una pasajera que estaba con su hija en el primer asiento del interno 87 de la línea 620, en la localidad de Virrey del Pino, La Matanza. Cuando el homicida y un cómplice escapaban, un oficial de la Policía de la Ciudad que viajaba en el colectivo hacia su casa intentó impedir la fuga. Hubo un impactante enfrentamiento: al menos 14 disparos, además del tiro que segó la vida de la víctima, a la que le faltaba un mes para jubilarse.
Así lo pudo reconstruir la nacion de fuentes judiciales y policiales. Por el homicidio de Barrientos hay un sospechoso detenido: un joven de 19 años que tiene antecedentes por robo y encubrimiento.
“Para mí era todo. Me arrancaron la mitad de la vida. Me sacaron las ganas de vivir”, sostuvo Andrea, la esposa de Barrientos, a C5N.
Tras el homicidio, el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, fue agredido por colectiveros que se manifestaban en la avenida General Paz, a la altura del límite entre La Matanza y el barrio porteño de Mataderos.
El ministro bonaerense, por la profundidad de los cortes que sufrió, fue atendido en el Hospital Médico Policial Churruca Visca, de la Policía Federal. Tras ser dado de alta, afirmó: “Sabemos que fue un asesinato a sangre fría, sin ningún motivo. La víctima no se resistió”.
El arma que se habría utilizado para matar al colectivero estaba denunciada como robada. Fue sustraída en Morón, en enero pasado. Se trata de una pistola marca Beretta calibre 40 que fue descartada por los delincuentes a unos 30 metros de la escena del crimen.
El sospechoso detenido, identificado como Alex Gabriel Barone, de 19 años, fue arrestado por la policía bonaerense en la autopista Perón y Guanabara, cuando iba en un Chevrolet Corsa gris. Según informaron fuentes policiales, ese auto había sido visto saliendo de Guanabara y Fortín Yunca, donde apareció incendiado un Fiat Siena, vehículo que habrían usado los asaltantes para cortar el paso del interno 87 de la línea 620, que conducía Barrientos, en Bernardino Escribano y Cullen, del barrio Vernazza.
El sospechoso detenido, que será indagado hoy, vive a 14 cuadras de la escena del crimen, al otro lado de la ruta 3, en Virrey del Pino. Ahora, el fiscal de La Matanza Gastón Duplaá y detectives de la policía bonaerense buscan a otros dos delincuentes que participaron del homicidio.
Ayer a la tarde, familiares de Barone se manifestaron en Virrey del Pino y aseguraban que el joven detenido es inocente, que había pasado toda la noche en su casa, junto a su novia, y que salió a las 7 de la mañana para ir a trabajar.
De madrugada
El homicidio de Barrientos ocurrió a las 5.01. Dos delincuentes subieron cuando el colectivo de la línea 620 conducido por la víctima pasaba por el barrio Vernazza.
“Los dos ladrones subieron con la intención de robarles a todos los pasajeros”, explicó a una calificada fuente de la pesquisa.
Unas cuadras antes del asalto habían subido Yanina C. y su hija menor. Ambas se sentaron en el asiento ubicado detrás del chofer.
“Mientras un ladrón le robaba a una pasajera, el otro delincuente le apuntaba con un arma de fuego al chofer”, declaró Carlos Bellido, un oficial de la Policía de la Ciudad que viajaba como pasajero en el colectivo. Regresaba a su casa después de haber prestado servicio en el Departamento Operaciones Urbanas de Contención (DUOC) de la fuerza de seguridad porteña.
A la pasajera le robaron una mochila y un teléfono celular. Después, escuchó una detonación. Era el tiro mortal que segó la vida de Barrientos. “El asesino disparó sin mediar palabra”, sostuvo una fuente judicial
“Mi hija estaba en el primer asiento con mi nieta. Subió uno de los delincuentes, que le apuntó a ella, y el otro, al chofer. A ella le sacaron la mochila y el celular y al chofer le tiraron un tiro y se escaparon”, dijo a la agencia Télam Virginia, la madre de la pasajera.
Tras el disparo mortal, y mientras los delincuentes descendían del colectivo, el oficial Bellido se acercó a la puerta delantera y se identificó como policía.
“Según declaró, tras identificarse como policía, Bellido extrajo su arma reglamentaria. Hubo un enfrentamiento entre el oficial y los delincuentes. Fueron muchos disparos”, dijo un investigador.
En noviembre del año pasado, el hermano del oficial porteño, Esteban Bellido, fue asesinado por policías provinciales en un operativo antidrogas en el barrio Vernazza. Según sus vecinos, era inocente y los bonaerenses se equivocaron de objetivo. Hubo 11 efectivos detenidos por ese conmocionante caso.
Si bien falta el resultado del peritaje balístico, un primer informe hecho por los peritos determinó que, por lo menos, hubo 15 disparos: una vaina servida fue levantada del panel del lado del chofer –junto a un plomo de formado–y se secuestraron ocho vainas calibre 9 milímetros en el suelo del colectivo (disparadas por el policía) y seis vainas debajo de la unidad, a la altura de la puerta, sostuvieron fuentes policiales.
El fiscal Duplaá incorporó en el expediente un video de una cámara de seguridad privada donde quedaron registrados el sonido de los tiros y las imágenes de la fuga de los ladrones. “Los delincuentes, tras el enfrentamiento, corrieron 100 metros hasta donde los esperaba un cómplice en un auto”, sostuvo un detective judicial.
“Se estaba por jubilar el mes que viene, era una persona excelente, un tipazo. Le decíamos ‘musculito’”, dijo Leandro, un compañero de la víctima, en declaraciones a Radio con Vos. Angustiado, sostuvo: “El barrio es como todos los barrios de acá de La Matanza, no podés salir a ningún lado. Estamos cansados de las mismas promesas, de garantías de seguridad que nunca tenemos. No sabemos, cuando salimos de nuestras casas, si volvemos”.
La esposa de Barrientos sostuvo que su marido se quería jubilar y solo le faltaba la respuesta de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). “Queríamos viajar, comprar nuestra casa. Vivir lo que nos quedaba, poner un negocio. Teníamos el proyecto de irnos de Buenos Aires. Está muy complicado todo. No pudimos”, cerró la mujer.
A Daniel Barrientos, el colectivero de 65 años asesinado en La Matanza, lo ejecutaron. Sin mediar palabra, y sin que él se resistiera o hiciera ademán alguno, un asaltante le disparó a la altura del pecho, después de robarle el teléfono celular y una mochila a una pasajera que estaba con su hija en el primer asiento del interno 87 de la línea 620, en la localidad de Virrey del Pino, La Matanza. Cuando el homicida y un cómplice escapaban, un oficial de la Policía de la Ciudad que viajaba en el colectivo hacia su casa intentó impedir la fuga. Hubo un impactante enfrentamiento: al menos 14 disparos, además del tiro que segó la vida de la víctima, a la que le faltaba un mes para jubilarse.
Así lo pudo reconstruir la nacion de fuentes judiciales y policiales. Por el homicidio de Barrientos hay un sospechoso detenido: un joven de 19 años que tiene antecedentes por robo y encubrimiento.
“Para mí era todo. Me arrancaron la mitad de la vida. Me sacaron las ganas de vivir”, sostuvo Andrea, la esposa de Barrientos, a C5N.
Tras el homicidio, el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, fue agredido por colectiveros que se manifestaban en la avenida General Paz, a la altura del límite entre La Matanza y el barrio porteño de Mataderos.
El ministro bonaerense, por la profundidad de los cortes que sufrió, fue atendido en el Hospital Médico Policial Churruca Visca, de la Policía Federal. Tras ser dado de alta, afirmó: “Sabemos que fue un asesinato a sangre fría, sin ningún motivo. La víctima no se resistió”.
El arma que se habría utilizado para matar al colectivero estaba denunciada como robada. Fue sustraída en Morón, en enero pasado. Se trata de una pistola marca Beretta calibre 40 que fue descartada por los delincuentes a unos 30 metros de la escena del crimen.
El sospechoso detenido, identificado como Alex Gabriel Barone, de 19 años, fue arrestado por la policía bonaerense en la autopista Perón y Guanabara, cuando iba en un Chevrolet Corsa gris. Según informaron fuentes policiales, ese auto había sido visto saliendo de Guanabara y Fortín Yunca, donde apareció incendiado un Fiat Siena, vehículo que habrían usado los asaltantes para cortar el paso del interno 87 de la línea 620, que conducía Barrientos, en Bernardino Escribano y Cullen, del barrio Vernazza.
El sospechoso detenido, que será indagado hoy, vive a 14 cuadras de la escena del crimen, al otro lado de la ruta 3, en Virrey del Pino. Ahora, el fiscal de La Matanza Gastón Duplaá y detectives de la policía bonaerense buscan a otros dos delincuentes que participaron del homicidio.
Ayer a la tarde, familiares de Barone se manifestaron en Virrey del Pino y aseguraban que el joven detenido es inocente, que había pasado toda la noche en su casa, junto a su novia, y que salió a las 7 de la mañana para ir a trabajar.
De madrugada
El homicidio de Barrientos ocurrió a las 5.01. Dos delincuentes subieron cuando el colectivo de la línea 620 conducido por la víctima pasaba por el barrio Vernazza.
“Los dos ladrones subieron con la intención de robarles a todos los pasajeros”, explicó a una calificada fuente de la pesquisa.
Unas cuadras antes del asalto habían subido Yanina C. y su hija menor. Ambas se sentaron en el asiento ubicado detrás del chofer.
“Mientras un ladrón le robaba a una pasajera, el otro delincuente le apuntaba con un arma de fuego al chofer”, declaró Carlos Bellido, un oficial de la Policía de la Ciudad que viajaba como pasajero en el colectivo. Regresaba a su casa después de haber prestado servicio en el Departamento Operaciones Urbanas de Contención (DUOC) de la fuerza de seguridad porteña.
A la pasajera le robaron una mochila y un teléfono celular. Después, escuchó una detonación. Era el tiro mortal que segó la vida de Barrientos. “El asesino disparó sin mediar palabra”, sostuvo una fuente judicial
“Mi hija estaba en el primer asiento con mi nieta. Subió uno de los delincuentes, que le apuntó a ella, y el otro, al chofer. A ella le sacaron la mochila y el celular y al chofer le tiraron un tiro y se escaparon”, dijo a la agencia Télam Virginia, la madre de la pasajera.
Tras el disparo mortal, y mientras los delincuentes descendían del colectivo, el oficial Bellido se acercó a la puerta delantera y se identificó como policía.
“Según declaró, tras identificarse como policía, Bellido extrajo su arma reglamentaria. Hubo un enfrentamiento entre el oficial y los delincuentes. Fueron muchos disparos”, dijo un investigador.
En noviembre del año pasado, el hermano del oficial porteño, Esteban Bellido, fue asesinado por policías provinciales en un operativo antidrogas en el barrio Vernazza. Según sus vecinos, era inocente y los bonaerenses se equivocaron de objetivo. Hubo 11 efectivos detenidos por ese conmocionante caso.
Si bien falta el resultado del peritaje balístico, un primer informe hecho por los peritos determinó que, por lo menos, hubo 15 disparos: una vaina servida fue levantada del panel del lado del chofer –junto a un plomo de formado–y se secuestraron ocho vainas calibre 9 milímetros en el suelo del colectivo (disparadas por el policía) y seis vainas debajo de la unidad, a la altura de la puerta, sostuvieron fuentes policiales.
El fiscal Duplaá incorporó en el expediente un video de una cámara de seguridad privada donde quedaron registrados el sonido de los tiros y las imágenes de la fuga de los ladrones. “Los delincuentes, tras el enfrentamiento, corrieron 100 metros hasta donde los esperaba un cómplice en un auto”, sostuvo un detective judicial.
“Se estaba por jubilar el mes que viene, era una persona excelente, un tipazo. Le decíamos ‘musculito’”, dijo Leandro, un compañero de la víctima, en declaraciones a Radio con Vos. Angustiado, sostuvo: “El barrio es como todos los barrios de acá de La Matanza, no podés salir a ningún lado. Estamos cansados de las mismas promesas, de garantías de seguridad que nunca tenemos. No sabemos, cuando salimos de nuestras casas, si volvemos”.
La esposa de Barrientos sostuvo que su marido se quería jubilar y solo le faltaba la respuesta de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). “Queríamos viajar, comprar nuestra casa. Vivir lo que nos quedaba, poner un negocio. Teníamos el proyecto de irnos de Buenos Aires. Está muy complicado todo. No pudimos”, cerró la mujer.
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