jueves, 27 de abril de 2023

SEGURIDAD


Cometió un brutal crimen, salió de prisión y fue detenido por atacar a otra mujer
Pablo Víctor Cuchán quedó en libertad en 2021 tras cumplir la pena por el asesinato de la adolescente Luciana Moretti y ahora fue arrestado por golpear a una expareja
Pablo Víctor Cuchán, en el momento de regresar a prisión en 2019
Hace casi dos décadas, Pablo Víctor Cuchán ocupó las primeras planas de los diarios por un crimen escalofriante: mató y descuartizó a Luciana Moretti, de 15 años, e incineró los restos en la parrilla de su casa, en Ingeniero White. Tras el juicio y la condena, obtuvo la condicional y, en cuanto salió de la cárcel, hace seis años, se convirtió nuevamente en noticia: el femicida buscaba pareja en Tinder. Poco le duró la libertad: en 2019 perdió el derecho cuando quebró las reglas de conducta que le habían impuesto en un confuso episodio en el que una chica se tiró de su auto cuando quiso besarla y él, luego, chocó contra un árbol, se negó a realizarse un test de alcoholemia e intentó coimear a los agentes. Terminó de cumplir la pena de 17 años por el homicidio de la adolescente y salió en 2021. Pero ahora volvió a caer: fue detenido anteanoche cuando caminaba por Monte Hermoso, donde fijó residencia; esta vez, una mujer con la que tuvo una breve relación sentimental lo acusó de haberla agredido y amenazado.
La jueza Natalia Margarita Giombi, que subroga el Juzgado de Garantías N°1 de Bahía Blanca, aceptó el pedido de la fiscal Marina Lara, de la Unidad de Delitos Sexuales, y libró la orden de detención de Cuchán. La brigada de la policía bonaerense lo encontró caminando a la luz de los faroles en la fresca noche de Monte Hermoso. No se resistió al arresto: fue trasladado a la comisaría de la localidad balnearia, y su nombre encabeza la carátula de la Instrucción Penal Preparatoria (IPP) abierta bajo los cargos de “lesiones leves agravadas por el vínculo y por mediar violencia de género, y amenazas agravadas”.
El parte crudo de la policía reveló que “Cuchán fue detenido en el marco de una causa por la que se encuentra acusado de haber amenazado y hasta agredido a una mujer con la cual había mantenido una relación de unos seis meses”.
Esa mujer radicó la denuncia durante el pasado fin de semana a través de la línea 144 de Violencia de Género. Por eso intervinieron directamente la Comisaría de la Mujer y la fiscal Lara.
“En la denuncia, la mujer sostuvo que había sido pareja de Cuchányque había sufrido hechos de violencia en el interior de una vivienda ubicada en el barrio Napostá, de Bahía Blanca”, agregaron. Según precisaron fuentes judiciales y policiales a la agencia de noticias Télam, “uno de los episodios ocurrió el pasado 21 de abril, cuando
Cuchán ingresó en la vivienda de la mujer, la tomó del cuello, la tiró en una cama e intentó asfixiarla tras colocarle una manta en la cara, hasta que la amenazó de muerte”.
Durante los primeros días de abril, esa mujer también fue amenazada de muerte; en esa ocasión, sufrió una fractura en una de sus piernas, producto de una caída, tras discutir con el femicida convicto. En esa ocasión intervino la Fiscalía de Delitos Sexuales, que dispuso que la mujer contara con custodia policial; luego, una jueza del fuero de Familia de Bahía Blanca ordenó una medida de restricción de acercamiento y la provisión de un botón antipánico para la víctima.
Ocho días de horror puro
La madrugada del sábado 16 de octubre de 2004, Luciana Moretti tomaba mate con un amigo cuando sonó el teléfono en su casa. Corrió para atender y habló en voz baja. Cortó rápido. Dos horas después, como a las seis, el teléfono volvió a sonar. Otra vez corrió, atendió y cortó. Con las primeras luces del día se levantó, se cambió, fue hasta la cocina, cruzó dos o tres palabras con su padre, Julio, y salió de la vivienda del barrio 26 de Septiembre, en Ingeniero White, Bahía Blanca. Nunca más volvió.
Carteles con su rostro sonriente empapelaron los negocios del barrio. La inquietud creció, y su nombre corrió de boca en boca. La policía rastrilló la zona, hizo allanamientos y extendió la búsqueda a varias ciudades del sur de Buenos Aires, Río Negro y La Pampa. Fue una búsqueda frenética que, ocho días después, abrió paso al horror.
La mañana del domingo 24 de octubre, un vecino que caminaba por las vías del tren con su esposa vio que entre un montón de tierra asomaba una cabeza. Era un cráneo carcomido, sin un solo pelo y con rastros de quemaduras en un costado. “Es de un perro”, pensó. Pero no: ese cráneo tirado en un terraplén del barrio Spurr, frente al frigorífico San Martín, en las afueras de Bahía Blanca, era de Luciana. La reconoció su dentista, por el estado de las piezas dentales.
El martes 26 llegó a la mesa de los investigadores la “sábana” con el listado de números telefónicos entrantes y salientes de la línea de los Moretti. Se enfocaron, especialmente, en las dos llamadas de la madrugada del 16; eran de un abonado apellidado Cuchán; de allí también había salido la última comunicación de Luciana con sus padres, a los que había llamado para tranquilizarlos y decirles que estaba bien.
La policía geolocalizó la línea: la dirección era Juan José Valle 3656, a unas 30 cuadras de la casa de la familia Moretti. Irrumpieron en el chalet de rejas verdes, techo de tejas, frente de piedra y ventanas de madera lustrada, una típica casa de barrio, y pronto realizarían un hallazgo escalofriante: debajo de la parrilla, en el fondo del quincho, había seis bolsas con huesos carbonizados, una lata de pintura llena de cabellos largos chamuscados y manchas de sangre en el piso.
En el jardín, entre la piscina y un cantero lleno de flores que habían explotado con la primavera, encontraron un palmo de tierra batida; en cuanto la removieron aparecieron huesos, rotos y astillados.
Más restos humanos fueron apareciendo en el barrio, como entre la chatarra acumulada en un baldío de la calle Avenente al 4000, cerca de un taller mecánico al que Pablo Cuchán llevaba ocasionalmente su auto a reparar. Fue suficiente: ese mismo día, al filo del anochecer, el joven de 25 años fue arrestado por el aberrante crimen.
Reiteración de agresiones
El 7 de julio de 2007, Cuchán se sentó frente a un tribunal.Declaró que Luciana había muerto de una sobredosis de cocaína. Dijo que se asustó. Que no había descuartizado a Luciana. Que solo había llevado el cuerpo a la parrilla de la casa donde vivía con sus padres y una hermana discapacitada, lo roció con 20 litros de solvente, le puso diez bolsas de leña encima y lo encendió.
El 16 de julio de 2007 fue condenado a 18 años de prisión. Luego le redujeron esa pena un año. Por tener un “comportamiento ejemplar” en prisión, cumplió solo dos tercios de su condena y quedó libre en abril de 2016. “Mi deuda ya la pagué. De la cárcel sale un Pablo distinto. Un Pablo que maduró…”, dijo entonces, en la puerta del penal de la localidad bonaerense de Saavedra.
Cuchán había sido beneficiado por un juez de Ejecución con una libertad condicional tras haber cumplido 11 años y medio de prisión, es decir, las dos terceras partes de la condena. Debía cumplir varias reglas, entre ellas, no consumir alcohol ni drogas, fijar un domicilio, no ausentarse sin aviso por más de 24 horas, conseguir trabajo y presentarse cada 15 días ante el tribunal.
En 2019, el fiscal Marcelo Romero Jardín lo acusó de haber incumplido al menos una de esas condiciones del beneficio excarcelatorio. Según su investigación, Cuchán había intentado abusar de una joven que iba en un auto; la chica se arrojó a la calle cuando quiso intentar besarla. Él continuó la marcha y chocó, tras lo cual fue detenido por la policía y se negó a ser sometido a los controles de alcoholemia y toxicológicos de rigor, explicaron los voceros.
Por eso, el Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Bahía Blanca, integrado por los jueces Christian Alberto Yesari, Hugo Adrián De Rosa y Ricardo Nicolás Gutiérrez, ordenó su detención. Cuchán volvió a la cárcel de Saavedra, de la que salió la última semana de octubre de 2021. Fijó domicilio en Monte Hermoso, donde anteanoche fue capturado otra vez por otro grave episodio de violencia contra una mujer.
orden de restricción contra tablado
La Justicia de San Isidro volvió a prorrogar, esta vez por un año, la restricción perimetral, monitoreada con tobillera electrónica, que le prohíbe al femicida Fabián gerardo Tablado acercarse a menos de 300 kilómetros del padre de quien era su novia, Carolina aló, a quien asesinó de 113 puñaladas en 1996, informaron ayer fuentes judiciales.
La resolución fue tomada por la jueza gabriela Paladín, del Juzgado de Familia n° 5 de San Isidro, con sede en Tigre, y ahora deberá ser notificada a Tabla do, quien, pese a ser repudiado y considerado persona no grata por el Concejo Deliberante, está instalado en la capital de Misiones, Posadas. antes, Tablado había tenido que irse de Bell Ville, en Córdoba; San Clemente del Tuyú, en Buenos aires; Cañada de gómez, en Santa Fe, y gobernador Virasoro, en Corrientes.

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Se entregó uno de los jefes narco más buscados
Conocido como Piti, maneja junto a su hermano Marcos el clan Estrada Gonzales
Gabriel Di NicolaPolicía federal Fernando Estrada Gonzales, hermano de Marcos
La llamada telefónica del abogado Juan Alfredo Sánchez Ortiz sorprendió a los investigadores. Nadie se esperaba lo que se adelantaba en la comunicación: un prófugo con captura nacional e internacional desde octubre de 2010 se iba a entregar. Pero era cierto: ayer al mediodía Fernando Estrada Gonzales, alias Piti, se presentó en la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar). Se trata del hermano de Marcos Estrada Gonzales, conocido como Marcos. Ambos, durante 20 años, fueron los reyes narcos de la villa 1-11-14, en el Bajo Flores. Ganaron el territorio a fuerza de balas y terror.
En las próximas horas, Piti será indagado por el juez federal Ariel Lijo y los fiscales Eduardo Taiano y Diego Iglesias, funcionarios a cargo de la investigación. Lo último que supieron los investigadores, hasta la llamada que hizo anteayer su abogado para avisar de la intención de entregarse, es estaba en Perú.
No hubo un operativo especial. En la sede de la Procunar, en el edificio de la Procuración General de la Nación, en Perón al 600, lo esperaron dos oficiales de la PFA. El narco llegó acompañado del abogado que hizo la llamada, Sánchez Ortiz.
En 2020, en los alegatos del juicio donde Marcos fue condenado a la pena única de 24 años de cárcel, el fiscal Diego Velasco sostuvo, como lo hizo en varias resoluciones cuando era juez federal, el ahora integrante de la Suprema Corte de Justicia bonaerense Sergio Torres, que la venta de droga en la villa 1-1114 estaba divida por turnos entre Marcos y Piti.
“Conforme la hipótesis criminal planteada por este Ministerio Público en el dictamen de fecha 19 de mayo de 2021, la investigación tuvo como objeto determinar la existencia y continuidad de la organización dedicada a la distribución de sustancias estupefacientes que opera dentro del ámbito de la Villa 1-11-14 de esta Ciudad, a través de un sistema de turnos que viene funcionando desde hace más de dos décadas en un sector, de siete hectáreas, conocido como ‘El Sector de los Peruanos’ dentro del asentamiento poblacional villa 1-11-14 del Bajo Flores”, afirmaron los fiscales Taiano e Iglesias y el auxiliar fiscal Matías Álvarez en marzo del año pasado cuando pidieron una serie de detenciones y allanamientos relaciones con el negocio narco de la banda de Marcos y Piti.
El próximo 31 de mayo, Piti, de nacionalidad peruana, cumplirá 57 años. En la Argentina había sido condenado por el homicidio de Antonio Gallardo, ocurrido el 11 de junio de 1988 en inmediaciones del complejo conocido barrio Rivadavia II, frente a la manzana 24 de la villa 1-11-14. Cumplió la pena impuesta por la Justicia y maneja su parte del negocio narco desde Perú.
Según pudo saber de la nacion fuentes de la investigación, detectives de la Policía Federal Argentina (PFA) habían viajado a Perú tras los pasos de Piti. Sabían que estaba allá porque habían tenido noticias de que estuvo internado por un accidente de moto.
En la Argentina, el hermano de Marcos entró de manera ilegal. Todavía, los investigadores judiciales, quieren dilucidar qué maniobra se esconde detrás de la entrega del prófugo. “No hay dudas de que se trató de una jugada disruptiva”, analizó una fuente judicial que desde hace más de 15 años investiga el negocio narco en la villa 1-11-14.
Los investigadores judiciales están convencidos de que Piti seguía al mando del negocio narco en la villa 1-11-14 desde Perú. Su hermano Marcos fue deportado el año pasado, luego de cumplir parte de la pena en el penal de Marcos Paz.
En un dictamen firmado en febrero pasado, el fiscal Taiano y el auxiliar fiscal Álvarez citaron la declaración de un narco arrepentido identificado como “Imputado colaborador 1” donde sostuvo: “Piti había dado la orden de que se mate a cualquiera que se regale en la calle”. La banda narco históricamente liderada por los hermanos Estrada Gonzales llegó a “facturar” entre $500.000 y $900.000 por día.
Así lo sostuvo el juez federal Lijo en una resolución de octubre de 2021 cuando procesó con prisión preventiva a doce de los supuestos integrantes de la banda, entre ellos Johny Ray Arnao Quispe, alias Pantro, que para la Justicia cumplía un rol clave dentro del clan que domina la venta de drogas en la villa 1-11-14..
Pantro había sido detenido el 23 de septiembre de 2021 por detectives de la Policía Federal Argentina (PFA). Su detención y las de otros 22 sospechosos habían sido solicitadas por los Taiano, Iglesias y Cecilia Amil Martín, que conduce la Unidad Fiscal Especializada en la Investigación de Delitos Vinculados con Estupefacientes (Ufeide) del Ministerio Público porteño

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Controlaba la venta de drogas desde una comisaría
La comisaría de Chacabuco fue allanada ayer por la Justicia Federal de Junín que investiga a una red que domina el tráfico de drogas en esa zona de la ruta 7. Cuando los investigadores irrumpieron en la seccional y revisaron uno de los calabozos encontraron droga, $ 100.000 en efectivo, un celular y facas.
Según fuentes de la investigación, todos los elementos secuestrados pertenecen al jefe de una banda narco que, a pesar de estar detenido, seguía al frente de la organización criminal. Los responsables de la pesquisa determinaron que el jefe narco impartía órdenes a sus cómplices a través del mencionado teléfono y mediante emisarios que lo visitaban en cualquier momento del día y sin que quedara registro de esos encuentros en el libro de guardia.
Quedó detenido el jefe de la seccional, que habría sido identificado por fuentes judiciales como el comisario Sebastián Rozza. El jefe policial fue acusado de supuesto encubrimiento e incumplimiento de los deberes del funcionario público.
Aunque, luego de pasar un día bajo custodia, fue indagado y quedó en libertad. Además, el comisario fue separado preventivamente de su cargo y será investigado por la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad bonaerense

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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