El “bautismo” del avión que compró el Presidente
— por José María Costa
Nueve imágenes de un avión con los colores patrios, pasando de forma rasante por el aeroparque porteño, despertaron la intriga. La consulta periodística permitió confirmar lo que parecía evidente: había llegado el avión presidencial y se presentaba en sociedad de un modo circense, temerario y hasta bordeando la posibilidad de una tragedia.
Las primeras imágenes, tomadas por el fotoperiodista Hernán Zenteno, llegaron a la redacción a las 17.39 del jueves 25 de mayo. En algunas de ellas se veía el flamante avión presidencial ARG-01 en una extraña maniobra, volando de costado y a muy baja altura. Parecía que el Boeing 757-256, por el que el Estado pagó 25 millones de dólares, podía haber enfrentado una emergencia.
Pocos minutos más tarde ya era viral en redes sociales y en plataformas de mensajerías, el video que mostraba la secuencia completa: el avión parecía haber hecho una “maniobra de escape” para abortar un aterrizaje en medio de las malas condiciones meteorológicas que había en la zona norte de la ciudad de Buenos Aires.
Sin embargo, el ojo de varios expertos fue el que advirtió que la aeronave recién adquirida no había sufrido ningún desperfecto, ni se había visto afectada por vientos cruzados. Simplemente, el comandante Leonardo Barone había decidido transformarse en un acróbata aéreo para llevar adelante un “vuelo rasante” y “bautizar”, de esa forma, el avión que utilizará en los últimos seis meses de su mandato Alberto Fernández.
En las horas posteriores se hicieron consultas con expertos aeronáuticos, funcionarios del sistema de aviación nacional y de Presidencia. Esos aportes permitieron reconstruir lo que se había visto en el aire y explicar una secuencia que ya había tomado alto vuelo en los medios nacionales e internacionales.
Este cronista recordó que, el año pasado, había participado de una capacitación junto a periodistas de diversos medios en el aeroparque porteño. Allí, un expiloto había explicado por qué motivos se podía cerrar un aeropuerto y cuáles eran las “tres patas” a tener en cuenta: el balizamiento, el piloto y la aeronave.
A los pocos minutos, Jorge Polanco (el capacitador), expiloto de Aerolíneas Argentinas y consultor aeronáutico con 40 años de trayectoria, estaba del otro lado de la línea explicando lo que había pasado: nunca hubo un aborto de aterrizaje y lo que sí había ocurrido era una “operación temeraria y negligente”.
“No buscaban hacer el aterrizaje. Se puede observar en el video que el tren de aterrizaje está adentro y proceden a sobrevolar la pista a una altura mínima (de unos 10 metros), haciendo un escape con una maniobra de inclinación, de más de 30 grados que sería riesgosa”, resumía Polanco ante este diario.
El revuelo generado, gracias a los teléfonos móviles que permiten grabar al instante un hecho y la secuencia de fotos del reportero de la nacion, obligó a que uno de los pocos funcionarios fieles que aún conserva Fernández, Julio Vitobello, secretario General de la Presidencia desde 2019, pidiera a los pilotos oficiales que emitieran un descargo que recién llegó a las cinco horas del escándalo.
“Tal pasaje fue autorizado por el control siendo esto uso y costumbre toda vez que se incorpora una aeronave o cuando se retira un comandante. Estos pasajes son autorizados realizándose por el eje de pista sin sobrevolar obstáculos”, aseguraron los pilotos Juan Pablo Pinto y Barone.
Sin embargo, esta versión oficial era refutada por lo bajo. El golpe de gracia se lo daría la difusión de los diálogos con una operadora de la torre de control que exponía la imprudencia de los pilotos de Alberto Fernández.
El interés que generó el hecho en la comunidad aeronáutica valió que media decena de expilotos contactaran a este cronista para sumar su mirada a la de Polanco: ninguno lo contradijo.
Ya con la difusión del audio y luego de una charla detallada de más de media hora, José Edgard Carnero, comandante instructor de línea aérea con más de 38 años de experiencia, sumó: “El video sobrevolando la pista de Aeroparque revela una operación de alto riesgo, incumpliendo reglas visuales y de separación, sin autorización de la torre de control y con una maniobra de escape temeraria”.
La pregunta que surcó el viernes 26 y que aún no tiene respuesta: ¿Se los puede sancionar? Los expertos dijeron que podría hacerlo la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) a cargo de La Cámpora.
La explicación no oficial de fuentes de la ANAC fue: “Está fuera de nuestra jurisdicción por ser un avión oficial y los pilotos haber usado matrícula militar. Se envió una nota expresando preocupación por maniobra riesgosa en condiciones meteorológicas muy adversas y se labró un acta descriptiva de los hechos”.
Como si se tratase de un vuelo circular, la pelota de las sanciones está una vez más en manos de Presidencia o del Ministerio de Defensa, los mismos que le dieron luz verde a Barone para “cumplir una tradición” sin computar los riesgos.
Las primeras imágenes sugerían la posibilidad de una emergencia; después se supo que había sido una maniobra temeraria que creó un riesgo innecesario
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