DR. SANTIAGO KOVLADOFF |
Lo ocurrido el viernes pasado es un escenario más de la impunidad con la que procede el narcotráfico y, a su vez, un testimonio trágico de la distancia abierta en las familias entre padres e hijos. De esta conjunción entre el delito y el desconocimiento, de la criminalidad y las crisis emocionales nace la posibilidad de que lugares como éste, en el que se produjeron estas muertes, se conviertan en evidencia de la crisis social que vive el país.
Se trata no sólo de una crisis que afecta y convoca a la Justicia y a las familias: es una crisis reveladora, que pone en evidencia la inconsistencia de los valores que rigen la identidad cívica de los argentinos. Lo que tenemos delante de nuestros ojos es un síntoma, en el sentido psicoanalítico del término, y nos ofrece la posibilidad, como sociedad, de entendernos.
Para ello, debemos evitar caer en el reduccionismo de limitar la cuestión a si fallaron los controles, o si los padres sabían a dónde iban sus hijos, o qué consumían, ni siquiera alcanza con entender cómo actúa el narcotráfico en el país. Esta tragedia sacó una foto de un momento que vivimos hoy como sociedad. Ahora hay que desenmarañar ese cortocircuito de relaciones para entender cómo llegamos a esa trágica escena.
S. K.
NUEVA YORK.- Susana Malcorra se paró detrás del podio de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y antes de desplegar los pilares de la política de drogas del gobierno de Mauricio Macri, recordó a los cinco jóvenes que murieron en la fiesta electrónica Time Warp en Costa Salguero.
"Este hecho lamentable, que genera una herida irreparable a la sociedad argentina, es una clara muestra de cómo el flagelo de las drogas afecta a todos los países y a todas las personas, sin ninguna distinción", dijo la canciller argentina.
La jefa del Palacio San Martín incluyó esa mención a la tragedia de Costa Salguero a último momento en su primer discurso ante los miembros de la Asamblea General de la ONU, reunidos en esta ciudad para un encuentro especial con el objeto de discutir la política de drogas y la lucha contra el narcotráfico.
Costa Salguero refleja un problema que genera preocupación: la diversificación del mercado de drogas sintéticas. A fines de 2015, la ONU llevaba detectadas más de 600 sustancias sintéticas.
La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, que escuchó a Malcorra en el recinto de la asamblea y viajó junto a una delegación de legisladores, dijo que el Gobierno prepara un "plan integral" para enfrentar el problema.
"Nos parece que no es bueno actuar sólo por reacción. Es un problema que se ha tratado poco en la Argentina, y necesitamos tomar el problema y presentarle a la sociedad un plan integral, que no sea sólo una respuesta inmediata."
Bullrich dijo que este plan hará hincapié en el entrenamiento de las fuerzas de seguridad para enfrentar "toda una nueva realidad"; se adaptará la legislación, se preparará a los laboratorios para ir contra los nuevos narcóticos del mercado y se buscará crear controles efectivos para encontrar "la ruta de la droga". El Gobierno apunta al correo: "Es el principal canal de entrada", dijo la ministra.
El Ejecutivo ve las drogas sintéticas como una amenaza que llega desde el exterior y, por eso, también pondrá énfasis en un programa financiado por la ONU, llamado Aircop, para controlar los aeropuertos con la Policía Federal, la Policía de Seguridad Aeroportuaria y la Aduana, orientado al tráfico de cocaína y drogas sintéticas.
El Gobierno planea una lucha quirúrgica contra el narcotráfico, para la que debe entrenar y capacitar a todas las fuerzas de seguridad.
Posturas
Malcorra y Bullrich estuvieron abocadas ayer a la sesión especial sobre drogas y narcotráfico de Naciones Unidas (Ungass, por sus siglas en inglés), el primer encuentro de alto nivel desde 1998 para debatir sobre el futuro de la política de drogas.
La reunión dejó un documento, aprobado anteayer, al comienzo del debate, que resume el choque actual que domina la discusión sobre la política global de drogas: los países reformistas, como Canadá, Portugal y otras naciones europeas que han promovido el "enfoque de salud" para lidiar con las drogas, y algunos latinoamericanos, como México, Colombia y Uruguay, que avanzan hacia la legalización, y aquellos que aún promueven una "línea dura" y favorecen el statu quo, como Rusia, China y naciones árabes como Irán, Egipto, Indonesia y Singapur.
Los Estados Unidos, arquitecto de la guerra a las drogas, adoptó un enfoque pragmático en el que aboga por una lectura "flexible" de las convenciones antidrogas de la ONU para darles cabida a las reformas, sin que ello implique condenar el statu quo. El documento final plasmó esa visión.
El Gobierno descarta la despenalización del uso porque cree que empeorará el narcotráfico y el consumo.
Las drogas sintéticas, aunque no son el narcótico más consumido -el cannabis es la droga más popular-, tuvieron un párrafo aparte en ese documento. Los cárteles de México comenzaron a darle más peso a ese negocio. Uno de los problemas globales es la falta de información sobre el mercado. La Argentina no es la excepción.
"Estamos rearmando todas las estadísticas. Encontramos cero cifras", dijo Bullrich.
Un problema que crece en todo el mundo
Susana Malcorra
Canciller argentina
"Este hecho lamentable, que genera una herida irreparable a la sociedad argentina, es una clara muestra de cómo el flagelo de las drogas afecta a todos los países y a todas las personas, sin ninguna distinción"
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