viernes, 10 de junio de 2016

LA FRÍA REALIDAD DE LAS ESTADÍSTICAS.....RECORDAR QUE EL 1 ES UNA MUERTA


NiUnaMenos: 275 femicidios entre una marcha y otra
En un año, se mantuvo el índice de crímenes, que convocó a otra protesta
Junio 2015: en Córdoba, Maru Acosta (centro) pide justicia por el asesinato de su hermana Paola y el intento de asesinato de Martina, la hija de Paola.
Hace un año, la marcha que respondió a la consigna #NiUnaMenos marcó un hito: hizo visible la tragedia de miles de víctimas de la violencia sexista e incentivó un llamado a la conciencia de toda la sociedad para poner freno al drama de tantas mujeres que aún sufren este flagelo que las pone permanentemente en peligro sólo por su condición de género. La ONG La Casa del Encuentro, pionera con sus estadísticas, reveló que, entre el 1° de junio del año pasado y el 31 de mayo último hubo 275 femicidios: un promedio de tres mujeres asesinadas cada cuatro días.
La cifra de este recorte temporal marca un levísimo retroceso en el número de víctimas: en 2015, se produjeron 286 casos de violencia de género con desenlace mortal.
La marca de los últimos 12 meses se sitúa prácticamente en el mismo nivel que en 2014: entre el 1° de enero y el 31 de diciembre de ese año hubo 277 femicidios.
La fría estadística, que reduce a números tragedias reales con nombres y apellidos, revela que la mayoría de las víctimas tenían entre 19 y 50 años, y que en el 80% de los casos conocían a sus asesinos: esposos, parejas, novios, ex relaciones de todo tipo, padres y padrastros, vecinos e incluso hijos.
La estadística refleja, además, un drama al que el Estado aún no ha conseguido ponerle freno, incluso cuando en los últimos años se han dictado leyes específicas, como la tipificación del delito de femicidio, y se han creado dependencias oficiales para abordar la problemática, como el Consejo Nacional de las Mujeres, que encabeza Fabiana Túñez, una histórica militante en esta lucha que por estos días trabaja en la elaboración de un plan para prevenir, sancionar y erradicar la violencia machista. Pero, mientras tanto, las mujeres siguen siendo blanco de la locura.
Los especialistas en la materia sostienen que el acceso a la Justicia para las víctimas es uno de los eslabones débiles de la cadena de sucesos que pueden llevar los hostigamientos, las amenazas y la violencia física y psicológica contra las mujeres a un resultado de muerte. Entre esas fallas en la prevención señalan la desconexión entre los fueros civil y penal.
El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos impulsa un modelo de atención integral para la violencia doméstica y sexual, con apoyo jurídico, terapéutico y social para las denunciantes desde el inicio de los procesos. Ese modelo se complementa con el armado de un equipo de jueces y fiscales con competencia penal y civil para casos de violencia de género, pensado, precisamente, para comenzar a cerrar aquella brecha.
También prevé la entrega de pulseras electrónicas de monitoreo y detección de proximidad para garantizar una alerta temprana en aquellos casos en los que existe una orden de restricción de acercamiento y el potencial agresor se adentra en el perímetro protegido.
La idea es que la carga de la alerta no recaiga exclusivamente en la víctima, obligada por las circunstancias, por ejemplo, a gritar para alertar a vecinos, hacer un llamado telefónico o pulsar un botón antipánico. Eso es lo que le pasa hoy, por ejemplo, a Adriana Toporovskaja, cuya historia dramática podremos ver al final. Desde que el 24 de marzo pasado su ex pareja comenzó a amenazarla y hostigarla -mostrándole carteles intimidatorios desde el colectivo que maneja o parándose enfrente de su local de Morón, a pesar de la restricción dictada- para hacerle sentir el terror de su presencia cercana, ella ya no sale a la calle sin su botón antipánico y un frasco de gas pimienta.

El análisis de las cifras
El 37% de los casos ocurrió en Buenos Aires; el distrito que concentra el 39% de la población del país fue escenario de 102 homicidios de mujeres. Sin embargo, el ranking de femicidios no es directamente proporcional a la cantidad de habitantes. Salta, donde viven 1,5 millones de personas, tuvo 21 femicidios, casi lo mismo que provincias que la duplican en población, como Santa Fe (23) y Córdoba (20), y cinco veces más que Tucumán, que sufrió cuatro casos con prácticamente la misma cantidad de habitantes. En la Capital, el último año, hubo 13 femicidios.
De las 275 víctimas entre el 1° de junio de 2015 y el 31 de mayo pasado, 216 (el 78,5%) conocían al homicida. Esposos, parejas y novios fueron los victimarios en 108 casos; los ex, en 54; padres y padrastros, en 13; vecinos o allegados, en 23; familiares, en 12; hijos, en 5, y proxenetas, en uno. En 59 casos no se verificó un vínculo aparente, según reza el informe.
La mayoría de las víctimas, 100, tenía entre 31 y 50 años; 95 mujeres de entre 19 y 30 años fueron asesinadas en el último año. Entre 13 y 18 años tenían 29 víctimas; 11, entre 2 y 12. Mataron a una niña de menos de 2 años y a 35 mujeres de entre 51 y 65 años. En cuanto a los femicidas, 167 están en el rango que va de los 19 a los 50 años.
En cuanto al lugar del hecho, 171 casos ocurrieron en la vivienda relacionada con la víctima, con el victimario o con ambos. Como ocurrió el 21 de agosto pasado en el country Martindale, de Pilar, donde el ejecutivo Fernando Farré mató de 70 cuchilladas a su mujer, Claudia Schaefer.
Murieron baleadas 66 mujeres; eso le pasó el 27 de abril pasado a Natalia Liva, a manos de su pareja, el policía Axel Riquelme, en La Matanza. Al igual que María Belén Morán, que el 29 de julio fue degollada por su ex pareja en Manzanares, murieron por la acción de un puñal 57 mujeres. Y fueron estranguladas 21, como Micaela Ortega, la chica de 12 años, en Bahía Blanca, el 23 de abril pasado.


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Fernanda Chacón cuenta su historia y expone sus miedos
Fernanda sosteniendo la imagen de su agresor, quien podría salir de la cárcel en pocos meses.
Fernanda Chacón tiene 40 años. Hace tres es víctima de violencia de género. "A Daniel Alberto Castro lo conocí en 2010. Era el hombre más bueno del planeta", comenta Fernanda Así empieza su historia con un hombre que hoy es su peor pesadilla.
Madre de tres niños y un adulto de 20 años, cuenta que los problemas empezaron cuando tuvieron a su única hija en común, una pequeña que nació en noviembre de 2011, por la cual -según dice- Daniel se sintió desplazado. "¿Te acordás cuando papá te hizo esto?", le pregunta la niña con la inocencia correspondiente a su corta edad, en referencia a los repetidos episodios de violencia de los que fue testigo. "El primer hecho se produjo en febrero de 2012, cuando por negarme a tener relaciones sexuales con él, le puso un cuchillo en el cuello a nuestra hija "
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A los seis meses de haberse conocido, se fueron a vivir juntos y se casaron. Hasta ese momento, nada la hacía imaginar que el hombre que eligió sería capaz de levantarle la mano. "El primer hecho se produjo en febrero de 2012, cuando por negarme a tener relaciones sexuales con él, le puso un cuchillo en el cuello a nuestra hija". «Así como le di la vida, se la puedo quitar», fueron sus palabras. En ese instante, Fernanda tomó a sus cuatro hijos y se los llevó a la casa de una amiga. Pero luego de unos días volvió.
- ¿Por qué volviste?
- Porque me decía que se había equivocado, que iba a cambiar. El típico verso.
- ¿Pediste ayuda?
- No. Cuando me preguntaban decía que me había levantado dormida y me había golpeado con la pared, o que mi hija me había dado una patada mientras dormía. Era un calvario. Mis hijos gritaban por los pasillos y por el portero eléctrico pidiendo ayuda.
Los maltratos fueron empeorando a medida que pasaba el tiempo. Si bien ingresaba a sitios de Internet para investigar y se unía a grupos de violencia de género, nunca se animó a hacer la denuncia. Hasta que en mayo de 2013 dijo basta. El hecho que derivó en su primera denuncia fue un golpe que, como resultado, le dejó una costilla fisurada. La recibieron en la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) y su cuerpo habló por ella. Las marcas físicas eran su evidencia y bastó con mostrarlas para que le tomaran el caso. A raíz de esta denuncia, se dispusieron medidas cautelares y exclusión del hogar, a pesar de que él ya se había ido motu proprio.
Fernanda tenía la esperanza de que el maltrato cesara. Pensó que nunca se atrevería a volver. Sin embargo, dos semanas después, llegó del colegio con sus hijos y, cuando abrió la puerta del departamento, allí estaba él.
Una vez más: discusiones, gritos, insultos. Llamó a la policía y finalmente, después de 40 minutos de espera, llegó y le notificó la causa en su contra y la prohibición de acercarse a la familia.
¿Cómo viviría tranquila sabiendo que ese hombre seguía en la calle y que en cualquier momento podría volver a hostigarla?
Durante 15 días no supo nada de él, hasta que un día apareció cuando abrió la puerta del ascensor y la noqueó con su hija en brazos. Los vecinos, alertados por la situación, salieron a socorrerla y él se escapó. Ese 13 de junio de 2013 hizo la segunda denuncia por desobediencia a las medidas judiciales en la Comisaría N° 29.
La pesadilla parecía no tener fin. La abogada del Centro Integral de la Mujer (CIM), que en ese momento la patrocinaba, se fue de vacaciones y no renovó las medidas cautelares. El abogado de Daniel se comunicó con ella y le dijo que si no volvía al departamento que compartían iba a tener problemas legales.
Bajo el mismo techo otra vez. El maltrato físico y psicológico era frecuente en el departamento que compartían con los cuatro hijos. Nada lo frenaba. Ni siquiera la presencia de la policía lo intimidaba. Días después, intentó pegarle delante de los efectivos y se lo llevaron detenido por desacato a la autoridad. Al día siguiente del hecho, como otras veces, salió en libertad.
El último encuentro cara a cara fue en febrero de 2014. Fernanda estaba con su hija menor en la esquina de su domicilio y le sacó a la pequeña de los brazos a la fuerza. Ante la desesperación, le pidió que la acompañe al supermercado y mientras ella entraba a "hacer las compras", él se quedó con la niña afuera. "Una vez adentro, activé el botón de pánico, que no sirve para nada. Hasta que establecés la comunicación y te preguntan qué está pasando puede suceder cualquier cosa", dice. Después de 20 minutos, llegó la policía y se lo llevaron detenido hasta el otro día por desobediencia a las medidas cautelares.
Entradas y salidas de la comisaría tuvo varias. Cuando le averiguaron los antecedentes, Fernanda se encontró con una sorpresa. Daniel había estado preso en el penal de Devoto por delitos como robos y encubrimientos antes de conocerlo.
La noticia que tanto anhelaba finalmente llegó el 30 de marzo de 2014. Daniel Alberto Castro quedó detenido automáticamente debido a que la jueza determinó el peligro de fuga por no tener un domicilio fijo y se le dictó la prisión preventiva en el penal de máxima seguridad de Ezeiza; luego de unos meses fue trasladado al de Devoto, donde hoy cumple la condena.
Aún estando preso, su ex pareja llamaba desde la cárcel para amenazarla.
Se le imputaron nueve delitos en contra de Fernanda, entre los que figuran amenazas coactivas, lesiones leves y desobediencias. "Nunca me presenté como querellante en la causa ya que la abogada que me patrocinaba en la Dirección de Orientación a la Víctima (DOVIC), dependiente de la Procuración General de la Nación, me dijo que la causa iba bien encaminada y que si me presentaba quizás se entorpecería y sería más largo el proceso. Luego de un tiempo, me enteré de que la abogada trabaja ad honorem en la Asociación para Familiares de Detenidos en Cárceles Federales (ACIFAD) orientando a los familiares de detenidos para que puedan recuperar su libertad".
Luego de dos años de investigación y declaración de testigos, la causa pasó a la próxima instancia: Tribunal Oral. "En marzo de este año me llamaron de la fiscalía para informarme que, al otro día, mi ex iba a firmar un juicio abreviado de cuatro años y seis meses como pena única y unificada. Él tenía tres años en suspenso por una causa anterior, que yo desconocía hasta ese momento, por lo que le dieron sólo un año y seis meses por todo lo que me hizo a mí". A Fernanda una incógnita no la deja en paz: ¿Por qué el victimario es el que recibe los beneficios y la víctima tiene que luchar contra la burocracia de los organismos de Justicia? "Después de ir por varios lados y golpear infinidad de puertas, me decían que no había nada que hacer para poder preservar nuestras vidas "
"Después de ir por varios lados y golpear infinidad de puertas, me decían que no había nada que hacer para poder preservar nuestras vidas. Finalmente, llegué a la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia, lugar que habitualmente no atiende al público y, por mi insistencia, decidieron escuchar mi caso. Evaluaron varias alternativas hasta que la única que creyeron conveniente fue empezar de cero. Hablaron con la directora de la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) y ese mismo día, 10 de abril de 2015, hicieron un informe de alto riesgo debido a los antecedentes de esta persona", comenta Fernanda y bromea con que ya podría ser abogada con todo lo que tuvo que aprender estos años, a pesar de no tener un título universitario.
Sobre la base del informe, el Juzgado Civil dispuso medidas cautelares sin fecha de vencimiento a partir del momento de su excarcelación. Pero el problema es que estas medidas van a estar vigentes recién cuando él salga en libertad y no se tuvieron en cuenta las salidas transitorias, que pueden suceder en un plazo no mayor a tres meses.
La sentencia hoy está firme, pero aún así, Fernanda no duerme tranquila. Los procesos judiciales que está transitando parecen interminables: la quita de la Patria Potestad de la hija que tienen en común, una causa por amenazas desde la cárcel que recibió contra ella y su hija menor cuando su ex marido se enteró que debía pasarle el dinero de la cuota alimentaria y la apelación a la sentencia.
¿Quién les asegura que cuando salga no cumpla con las amenazas? ¿Por qué tienen que vivir con un miedo constante a ser perseguidas? Muchas preguntas y pocas respuestas. Así viven 4570 mujeres -según las cifras de casos denunciados, proporcionadas por la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de enero a mayo de este año- que luchan día a día contra la impunidad de hombres que alguna vez prometieron amarlas y cuidarlas de por vida.
S. CH.

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