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¿PERDIMOS EL NORTE? CON COVID-19 Y SIN EPP.
Por Mg. Stella Maimone
Antes de que la curva por COVID-19 aumente de forma exponencial (a pesar de la cuarentena), y aunque el número de casos sea el esperable para este momento, muchas instituciones de salud en Argentina, ya no disponen de insumos básicos y me refiero a barbijos útiles, por ejemplo.
Los profesionales de la salud estamos un poco nerviosos, sobre todo los de primera línea de atención. Inventamos mucho y a veces nos ponemos en riesgo pensando cosas tales como: “esto que se me ocurrió es mejor que aquello que publica la Organización Mundial de la Salud (OMS)”. Y descreemos de todo, por el contrario avalamos información que no es científica, como videos viralizados, hasta en otros idiomas, los cuales nos dan pautas que no teníamos… y como si fuera poco viene el invierno, donde van a transitar otros virus respiratorios, y nos vamos a poner aún más nerviosos si seguimos así.
El escenario cambia de forma permanente porque somos actores en una película donde no sabemos quién es el director. Así dice un médico amigo.
En el escenario actual no hay insumos suficientes, no hay barbijos. Y aunque sabemos muy bien que deben fabricarse con telas como SMS o polipropileno, se están fabricando de friselina. Sabemos también que con más de 2 horas de uso los barbijos pierden su capacidad de filtración, y que los respiradores tipo N95 no se pueden esterilizar para reusarlos, y al día de hoy, principios de abril, nos encontramos debatiendo estos temas como medidas de emergencia.
Los mismos investigadores de estos temas publican: “Los métodos mencionados anteriormente (estudios para esterilizar barbijos usados) sólo se consideran métodos extraordinarios de último recurso en caso de inminente falta… los cuales deben aplicarse después de una evaluación cuidadosa de la situación y después de explorar la posibilidad de uso de EPP racional y consciente de los recursos, por ejemplo, extendiendo la vida útil de un respirador más allá de sus límites normales” (autores: Agoritsa Baka, Orlando Cenciarelli, Diamantis Plachouras, Carl Suetens).
Algunas instituciones están usando doble par de guantes, mamelucos y ambos descartables, camisolines hemorrepelentes para que la camarera entregue una bandeja, entre otros aspectos. Hay normas de los ministerios de salud y de las sociedades científicas en nuestro país que proponen el gasto de EPP imposibles de sustentar en el tiempo.
¿Estaremos malgastando recursos en algunos centros y descuidando a colegas en otros?
Todo es confuso, poco está validado y tiene evidencia científica. ¿Perdimos el norte? ¿Qué sabemos hasta hoy? Que el coronavirus que produce COVID-19 es un virus más grande que el virus de la influenza, es un virus de contacto respiratorio, más contagioso que influenza, pero esto no cambia la forma de transmisión.
Tres palabras: RACIONALIZAR – GESTIONAR – PRIORIZAR.
Tal vez así avancemos y cambiemos el paradigma.
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