miércoles, 8 de abril de 2020

LOS RECOMENDADOS,

Making The Cut

1 temporada Disponible en Amazon Prime Video

Cuando se anunció que Heidi Klum y Tim Gunn se reunirían para hacer un nuevo reality show en busca del próximo gran diseñador de modas global, muchos creyeron que la dupla ya había hecho exactamente eso en Project Runway, uno de los mejores ciclos de competencia de la última década. Sin embargo, este nuevo programa tiene características que lo distinguen del anterior. Para empezar, gracias a Amazon, Making The Cut tiene la posibilidad de vender el atuendo ganador del episodio en su página minutos después de que se anuncie en pantalla, una interacción que habla de las ambiciones del ciclo, que comenzó su marcha con un desfile de modas en París. De hecho, para hacerle honor a sus ambiciones globales, todo el programa transcurre en la capital francesa, escenario que la producción aprovecha al máximo.

The World’s Most Extraordinary Homes

3 temporadas Disponible en Netflix

Con la excusa de conocer el trabajo de algunos de los arquitectos más talentosos del mundo, la actriz británica Caroline Quentin (Doctor Martin) y el premiado arquitecto Piers Taylor recorren el mundo y, como indica el título de esta serie, las casas más extraordinarias que pueden encontrar en él. Así, el dúo llega a España para pasar unas horas en el hogar de una famosa chef que eligió que su refugio estuviera construido con acero; se maravillan con los colores de una casa en la India y disfrutan de los paisajes de Noruega desde la ventana de una cabaña construida sobre una pequeña isla de piedras cuya edificación requirió de helicópteros. Aun cuando el espectador no sea un experto en arquitectura o no esté especialmente interesado en ella, esta serie permite explorar países y culturas a través de los modos y las formas de los hogares de sus habitantes.

Me voy a comer el mundo

1 temporada Disponible en Elgourmet y en Flow

Este programa de viajes, que recorre algunos de los lugares más bellos y exóticos del planeta a través de sus comidas, se diferencia de otros del rubro por el tono relajado y distendido que le aporta Verónica Zumalacárregui, la simpática conductora española que pasea y prueba delicias de las cocinas locales como lo haría cualquier turista, es decir: con mucha curiosidad y un moderado sentido de la aventura.
Es decir, no hay aquí grandes revelaciones o recetas complicadas sino paseos amables por lugares sorprendentes, como el mercado de Maeklong en Bangkok, o los rincones menos conocidos del vecino Uruguay y los reconocidos restaurantes del País Vasco, destinos que Zumalacárregui visitará en la nueva temporada del programa que se estrena el próximo lunes.

Anthony Bourdain: Parts Unknown

2 temporadas Disponible en Amazon Prime Video

Cuando se trata de programas de viajes que descubren el mundo a través de su gastronomía, el kilómetro cero siempre será Bourdain y sus recordados ciclos televisivos. Con su estilo confesional, el chef rebelde de Nueva York, convertido luego en ciudadano del mundo, le dio impulso y nueva vida a un género que antes de él parecía limitado a los consejos de cocina. Su espíritu algo punk y aventurero lo obligaba a una sinceridad que la TV nunca había visto antes ni volvió a ver desde su muerte, en 2018.
Ese afán de ir más allá de las superficies de los lugares que recorría le permitía convertir un viaje a Congo en una celebración de la literatura de Joseph Conrad o una visita a Andalucía durante Semana Santa en una reflexión sobre las religiones del mundo, sus rituales y sus comidas, por supuesto.

Retrato de un universo desconocido y fascinante

(Alemania/2020). creadoras: Anna Winger y Alexa Koralinski. elenco: Shira Haas, Jeff Wilbusch, Amit Rahav. disponible en: Netflix.

“No soy como las demás”, dice Esty, la protagonista de esta miniserie de cuatro episodios que cuenta una historia anclada en un mundo en el que ser distinta es una tragedia. Basada en el libro de memorias escrito por Deborah Feldman sobre su vida en una comunidad judía ultraortodoxa en Brooklyn, esta ficción explora una cultura que pocas veces fue retratada de manera tan exhaustiva y detallista. La acción transcurre en un universo casi desconocido para quienes conocen a Williamsburg como uno de los barrios más modernos de Nueva York y no, como muestra la miniserie, una especie de reino independientes donde un desprendimiento de la comunidad jasídica más tradicional pasa sus días a la sombra de sus creencias religiosas y el recuerdo siempre presente del Holocausto.
Más allá del muestrario sociológico y cultural, Poco ortodoxa es un relato profundamente humano centrado en una joven que casi instintivamente añora el mundo más allá de sus confines. La música, un secreto compartido con su abuela sobreviviente del exterminio nazi, es su vía de escape y tormento.
La acción comienza con la huida de Esty hacia Alemania, donde vive la madre que la abandonó hace años por la vida secular. Y para comprender las razones de su escape hacia lo desconocido, la narración se centra en los detalles de su matrimonio arreglado y las expectativas que todos a su alrededor ponen en él. La reproducción, cuenta la historia, es un deber, el objetivo único y primordial para todas las jóvenes parejas.
De esa opresión, el encierro y la falta de opciones la protagonista saldrá sin tener idea de lo que le espera más allá. Una inocencia y ansia de libertad que Shira Haas, la actriz israelí que interpreta a Esty, personifica en cada aliento. Gracias a su actuación, que encuentra el equilibrio entre la vulnerabilidad y la fortaleza, la ingenuidad y la inteligencia, se vuelve menos notorio el trazo grueso del guion, que no logra desarrollar al resto de los personajes con la solvencia que le aporta a la protagonista y que da por sobreentendido unos cuantos puntos fundamentales sobre la comunidad que retrata.
En paralelo con el camino de la protagonista, cuando Yanky (Amit Rahav), el marido de Esty y su primo Moishe (Jeff Willbusch) viajan a buscarla, la historia propone lo que en apariencia es un relato detectivesco, un género que los cultores de las series reconocerán inmediatamente. Sin embargo, su búsqueda, como la de Esty, va mucho más allá. Se trata de la posibilidad de descubrir la identidad personal por sobre los preceptos religiosos y comunitarios aun si eso implica ser distinto a todos los demás.

Golpes bajos en busca de una historia

(Turquía / 2019). dirección: Mehmet Ada Öztekin. guion: Özge Efendioglu, Kubilay Tat. elenco: Aras Bulut Iynemli, Nisa Sofiya Aksongur, Celile Toyon Uysal. duración: 132 minutos. disponible en: Netflix
Cuando una película se propone emocionar al público hasta las lágrimas, como ocurre con esta película turca, probablemente lo logre, aún cuando no consiga llegar a una emotividad profunda.
Milagro en la celda 7, remake de la película coreana homónima, desafía al espectador a mantener sus ojos secos durante las poco más de dos horas que dura el film. Allí, Memo, un hombre con discapacidad mental, y Ova, su pequeña hija, viven felices en un pueblito de Turquía, con la supervisión de la abuela que los cuida a ambos. Sus vidas se desmoronan cuando el hombre es acusado de asesinar a la hija de un militar de alto rango, que en realidad murió como consecuencia de un accidente. Memo va a prisión y allí encontrará aliados inesperados en sus compañeros de celda, que intentarán ayudarlo a demostrar su inocencia antes de que lo ejecuten (el homicidio del que lo acusan conlleva la pena de muerte).
El trasfondo de la dictadura militar turca resulta interesante pero no se ahonda lo suficiente en ese aspecto. El retrato de la relación entre los prisioneros es otro de los puntos de mayor atractivo de la película para aquellos a los que no les baste la invitación al llanto catártico. Allí hay historias pasadas que generan curiosidad, una dinámica interesante de relaciones entre los prisioneros y destellos de humor. Pero la película no apuesta a eso.
La trama está repleta de golpes bajos, que se suceden uno detrás del otro. Estilísticamente no hay recurso para incentivar el llanto que no esté utilizado, desde la música “emotiva” hasta la cámara lenta. Las escenas se estiran el tiempo necesario para insistir en la emoción que se le requiere sentir al espectador, como si fuera aumentando el volumen hasta que sea imposible ignorarlo: ¿no se emocionó con la encantadora niña gritando el sobrenombre de su padre detrás de los paredones de la prisión? Mírela y escúchela un poco más. Y ahora, ¿ya está llorando? ¿Y ahora?
Esa insistencia es contraproducente, porque le quita lugar a la emoción verdadera que podría surgir de la historia si estuviera contada con mayor sutileza. Son los momentos menos subrayados los que permiten una conexión más profunda con los personajes. Las escenas entre el padre y la hija pueden ser lo suficientemente emotivas, no es necesario que la música y la cámara lenta exacerben el clima dramático para conseguir lágrimas, que pueden ser una respuesta automática para algunos y no existir siquiera para otros que necesitan establecer un lazo más profundo con los personajes y su historia.

Apocalíptica mirada a la condición humana

(España/2019) dirección: Galder Gaztelu-urrutia. guion: David Desola y Pedro Rivero. elenco: Ivan Massagué, Zorioneguileor. duración:94minutos. disponible en: Netflix.
Lópera prima del vasco Galder Gaztelu-urrutia tiene una audacia, una capacidad de sorpresa, una potencia narrativa y un sentido de denuncia poco habituales en el cine contemporáneo. Lo mismo sintió el jurado del Festival de Sitges (ganó la competencia oficial) y la audiencia (obtuvo el premio del público).
Tras un exitoso recorrido por las salas de su país y luego de conseguir varios otros reconocimientos (incluidas tres nominaciones y uno de los premios Goya ), El hoyo se estrena en el resto del mundo directamente en Netflix justo en momentos en que su mirada bastante paranoica y apocalíptica sintoniza a la perfección con estos tiempos de la pandemia. Goreng (Iván Massagué) despierta en el nivel 33 de una suerte de prisión (aunque luego nos enteraremos de que en su caso decidió ingresar allí por decisión propia durante un período de seis meses).
Su compañero de celda es un anciano llamado Trimagasi (Zorion Eguileor), que lleva más tiempo allí y conoce en detalle la despiadada dinámica del lugar. Los internos están un mes en determinado piso y luego son derivado a otro, que puede ser más arriba o más abajo ¿Cuál es la diferencia? Sustancial. Los que están en lo más alto reciben los distintos platos de exquisita comida, pero –a medida que esa oferta gastronómica desciende por el hoyo al que alude el título– van quedando los restos que van dejando los de los pisos superiores. Así, a los de los niveles inferiores (y hay como 200) les quedan las migas. O directamente nada.
El hoyo propone una mirada existencialista y desesperanzada sobre la condición humana. Goreng –cuyo único objeto personal es una copia de Don Quijote, cuando otros prefieren que sea un cuchillo afilado– intentará ordenar el consumo por piso para que todos tengan un poco, pero enseguida lo tildan de “comunista”. Cuando algunos (siempre de a dos) son sumergidos en los niveles de abajo, no dudarán en matar y apelar al canibalismo. El debut del bilbaíno tiene, por supuesto, una idea ingeniosa, un sentido de fábula alegórica y pesadillesca, pero es mucho más que un eficaz concepto de marketing.
El hoyo tiene un soberbio trabajo de guión, de puesta en escena, de construcción de tensión, de actuaciones, de ideas visuales y de constantes sobresaltos (no es fácil sostener un relato de 94 minutos en un único ámbito). La narración tiene momentos extremos, casi intolerables, con una mezcla de comilonas, excrementos, vísceras y excesos sádicos. Pero no estamos ante un mero ejercicio estilístico o de regodeo en el gore. Hay provocación, sí, pero también una invitación a (re)pensar la solidaridad en la sociedad contemporánea.

N. T. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.