A ella no se le escapa una sonrisa
El Gobierno necesita calibrar la magnitud del hartazgo; saber si es reversible o si el Covid ha fundado un nuevo orden en el que las sobreactuaciones y el cinismo ya no dan resultado
Francisco Olivera
Cristina Kirchner
Todavía ayer, cuando el anuncio del proyecto de la ley de fomento al desarrollo agroindustrial en la Casa Rosada iba perdiendo novedad y solo se comentaba el gesto de seriedad con que Cristina Kirchner había mirado al Presidente, seguían llegando mensajes al grupo de WhatsApp “Socios y amigos de la SRA”. Eran críticas, la mayor parte al Gobierno y, principalmente, a la nueva conducción de la Sociedad Rural Argentina, encabezada por Nicolás Pino, por haber aceptado enviar técnicos a ese encuentro. “Vamos a tener que armar una comisión de puros”, protestó el más integrista. Están divididos. Algunos, como Pino, consideraron siempre importante ser parte del Consejo Agroindustrial para dialogar con el Poder Ejecutivo; los objetores, en cambio, al igual que otras entidades como CRA y Carbap, desconfían de todo: creen estar ante una jugada electoral y, peor, un intento para darles beneficios impositivos solo a aceiteros, molineros y frigoríficos.
Los productores nunca le perdonarán a la vicepresidenta la resolución 125. “Con esto solo se logró ayudar al Gobierno a transmitir que ‘está todo bien con el campo’ y ayudarlo para noviembre”, volvió a leerse en el chat. Y eso que para Cristina Kirchner había sido, se notaba en su cara, un esfuerzo estar en el anuncio. Es cierto que en persona, lejos del Presidente, se muestra últimamente de mejor ánimo. “Estaba contenta, con muchas ganas”, explicó esta semana un camporista que la visitó en el despacho del Senado. Pero la realidad es que en el Frente de Todos todavía cuesta bastante sonreír. “La batalla más grande de todas es la batalla por recuperar la épica, esa épica que es esencial a la hora de hacer kirchnerismo”, cerró Luis D’Elía su editorial del miércoles en Radio Rebelde.
Están todos golpeados. Un funcionario volvió en estos días preocupado de un encuentro con Kicillof. “Nunca lo vi tan caído como esta vez”, contó en una reunión. Lo que lo afectó no fue solo la derrota en las primarias, sino el modo en que la jefa decidió resolverla. Al gobernador bonaerense, por ejemplo, le intervino el gabinete con intendentes afines a Máximo Kirchner.
Él y el diputado venían desde hacía tiempo en silenciosa tensión. Y los peronistas que han preferido tomar partido por Alberto Fernández piden últimamente no olvidarse de la responsabilidad de Kicillof. Hugo Moyano, por ejemplo. La semana pasada, en un acto en la sede de Camioneros con integrantes de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte, insistió en la idea y les pidió a todos respaldar públicamente al Gobierno. “No nos olvidemos: del otro lado está Macri”, dijo.
Los sindicalistas le encuentran a la pelea un sentido al menos sectorial. Más desde que aparecieron en la oposición voces como las de Martín Lousteau, María Eugenia Vidal o Luis Juez proponiendo una reforma laboral. Y ese, dicen, representa un límite y un peligro inminente. “Están en triunfalistas y dicen cosas que los perjudican”, evaluó un dirigente gremial. En cambio, dentro del gabinete todo es más arduo: no solo no está claro el liderazgo de la administración diaria, sino tampoco qué funcionarios seguirán después del 14 de noviembre. Ariel Sujarchuk, intendente de Escobar, el primero que admitió la dificultad de revertir el resultado y criticó el armado electoral y las modificaciones, le dijo el miércoles a Radio con Vos que estos eran ministros “de transición”. Y Matías Kulfas, que almorzó el miércoles con la conducción de la Unión Industrial Argentina, habló muy poco. “Muy bajoneado. Otra persona de la que vino hace tres meses a marcar la cancha”, describió uno de los anfitriones.
Los sindicalistas le encuentran a la pelea un sentido al menos sectorial. Más desde que aparecieron en la oposición voces como las de Martín Lousteau, María Eugenia Vidal o Luis Juez proponiendo una reforma laboral. Y ese, dicen, representa un límite y un peligro inminente. “Están en triunfalistas y dicen cosas que los perjudican”, evaluó un dirigente gremial. En cambio, dentro del gabinete todo es más arduo: no solo no está claro el liderazgo de la administración diaria, sino tampoco qué funcionarios seguirán después del 14 de noviembre. Ariel Sujarchuk, intendente de Escobar, el primero que admitió la dificultad de revertir el resultado y criticó el armado electoral y las modificaciones, le dijo el miércoles a Radio con Vos que estos eran ministros “de transición”. Y Matías Kulfas, que almorzó el miércoles con la conducción de la Unión Industrial Argentina, habló muy poco. “Muy bajoneado. Otra persona de la que vino hace tres meses a marcar la cancha”, describió uno de los anfitriones.
El desafío para el Gobierno es revertir lo que pasó en la provincia de Buenos Aires yendo a buscar votantes que, dicen quienes se encargan de la campaña, se quedaron en sus casas el día de la elección. En La Matanza, por ejemplo, la concurrencia no pasó del 75%, doce puntos menos que en 2019, y el rastrillaje de los punteros determinó que de cada 10 sufragios 8 serían peronistas. Esa convicción determina los pasos de quienes trabajan para el 14 de noviembre. Manzur regresó anteayer al distrito donde se inició políticamente, La Matanza, donde fue secretario de Salud de Alberto Balestrini. El jefe de Gabinete visitó la escuela N° 158 de Laferrère para relanzar el plan Conectar Igualdad. “Entregar notebooks es un gran paso para el futuro de nuestros jóvenes y de nuestro país”, se entusiasmó Fernando Espinoza, el intendente, que repartió 60 computadoras. Es obvio que está en campaña, una palabra que no incomoda tanto en esa escuela, cuya directora es allegada a la jefa distrital Karina Prandi, una inspectora que responde a su vez políticamente a Claudia Bracchi, subsecretaria de Educación bonaerense. Esa escuela, la N° 158, fue además una de las elegidas por el municipio para invitar a chicos de 5° año a Expo Joven, una muestra cultural que terminará mañana y que incluye disertaciones de militantes y funcionarios del Frente de Todos. Entre ellos Ezequiel Mercado, candidato a concejal suplente en la lista de Tolosa Paz, y Débora Giorgi, secretaria de Producción de La Matanza. Las invitaciones llegaron hace dos viernes y, según consignó un correo electrónico enviado por directores a inspectores, consistían en una “salida educativa” en horario escolar, de 13 a 17, con ómnibus pagados por la comuna.
La movida desencadenó quejas: hay maestros que no recuerdan con agrado la filtración de la profesora militante de Ciudad Evita. En la municipalidad aclararon a este diario que la propuesta no era obligatoria y que solo apuntaba a que los adolescentes participaran de charlas en el stand del Centro Universitario de la Innovación, un ámbito para proyectar futuros estudios. Sin embargo, el contenido de algunos paneles consiguió irritar a más de un inspector porque, hay que decirlo, parece bastante alejado de lo que se supone un aprendizaje curricular. Por ejemplo, el del miércoles a las 14, con la presencia del propio Espinoza, titulado “Hacia un modelo nacional, popular y feminista”, o el de esta tarde a las 18, a cargo del profesor Antonio Colicigno: “Una Argentina para pocos vs. una Argentina para TODOS”.
Son contenidos difíciles de sustraer de un anhelo electoral que, por primera vez en muchos años, tiene resultado incierto. No solo en La Matanza sino en toda la provincia. Anteayer, apenas publicadas las cifras de pobreza, en áreas técnicas del Ministerio de Economía hacían una lectura que pone en duda preconceptos sobre el comportamiento social: en el primer semestre de este año, la cantidad de personas que no llegan a cubrir la canasta básica bajó en el conurbano 6 puntos en relación con el mismo lapso del año pasado, pero eso evidentemente no alcanzó o, en todo caso, casi nadie consideró que debía agradecérselo al Gobierno.
Son contenidos difíciles de sustraer de un anhelo electoral que, por primera vez en muchos años, tiene resultado incierto. No solo en La Matanza sino en toda la provincia. Anteayer, apenas publicadas las cifras de pobreza, en áreas técnicas del Ministerio de Economía hacían una lectura que pone en duda preconceptos sobre el comportamiento social: en el primer semestre de este año, la cantidad de personas que no llegan a cubrir la canasta básica bajó en el conurbano 6 puntos en relación con el mismo lapso del año pasado, pero eso evidentemente no alcanzó o, en todo caso, casi nadie consideró que debía agradecérselo al Gobierno.
Al contrario: según esta interpretación, el electorado siente que lo poco en lo que pudo subsistir obedece a un esfuerzo personal por salir a la calle, pese a todo, a buscar trabajo. Lo que explicó Fernanda Vallejos en su audio de metáforas: “Tuvimos que abrir antes de tiempo y mal porque, justamente, la gente se estaba cagando de hambre”.
Esta legislativa será un buen test al respecto. Determinará si el hartazgo por la pandemia y la cuarentena logró cambiar de manera drástica hábitos o actos reflejo con los que el kirchnerismo creía contar. Si eso ha ocurrido, habrá que revisar los manuales de campaña: es una postura equiparable a la de los productores agropecuarios. “En el campo no necesitamos nuevas leyes de fomento con nombres rimbombantes –tuiteó después del acto Daniel Pelegrina, expresidente de la Rural–. Ni tampoco nada que ofrezca ‘devolver’ lo que nos sacan con un valor muchísimo mayor, vía derechos de exportación, impuestos de todo tipo, restricciones, regulaciones, burocracia, etc., etc.”.
Esta legislativa será un buen test al respecto. Determinará si el hartazgo por la pandemia y la cuarentena logró cambiar de manera drástica hábitos o actos reflejo con los que el kirchnerismo creía contar. Si eso ha ocurrido, habrá que revisar los manuales de campaña: es una postura equiparable a la de los productores agropecuarios. “En el campo no necesitamos nuevas leyes de fomento con nombres rimbombantes –tuiteó después del acto Daniel Pelegrina, expresidente de la Rural–. Ni tampoco nada que ofrezca ‘devolver’ lo que nos sacan con un valor muchísimo mayor, vía derechos de exportación, impuestos de todo tipo, restricciones, regulaciones, burocracia, etc., etc.”.
¿Adiós a la heladera, la zapatilla, la bicicleta? El Gobierno necesita primero calibrar la magnitud del hartazgo. Saber si es reversible o, por el contrario, el Covid ha fundado un nuevo orden en el que las sobreactuaciones, el cinismo y las puestas en escena no dan ningún
resultado.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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