Una mirada bella y poética sobre la ribera rioplatense
Paula Vázquez PrietoImágenes que disparan poesía en el documental de Mouján
FICHA TÉCNICA Y ARTÍSTICA
Argentina, 2021 - Color - 66’ - DCP
Guion, producción y dirección de fotografía: Alejandro Fernández Mouján.
Montaje: Valeria Racioppi.
Diseño Sonoro: Guillermina Etkin y Gaspar Scheuer.
Música Original: Guillermina Etkin.
Sonido: Gaspar Scheuer.
Corrección de Color: Juan Martín Hsu.
Directora de posproducción: Gabriela Cueto.
Diseño Gráfico: Rama Nuñez
“Hay entre los árboles una dicha pálida, / final, apenas verde, que es un pensamiento / ya, pensamiento fluido de los árboles, / luz pensada por éstos en el anochecer?”. En la nueva película del documentalista Alejandro Fernández Mouján, los versos de un poema deambulan en la textura de un papel que asoma entre tanta naturaleza. La cita culmina inesperadamente con un signo de pregunta. ¿Es esa estrofa nada menos que un enigma? Árboles que exhiben su esplendor ajeno a la mirada de la cámara, las gotas de rocío que se deslizan por las hojas, los juncos que resisten el embate del viento, el canto de los pájaros que celebran el cambio de estación. Esas presencias y esos momentos son captados en soledad a lo largo de tres años a la vera del Río de la Plata, río enigmático y misterioso pese a su cercanía y a las infinitas narrativas que han intentado revelarlo.
Pero (…) el mismo río no es solo un documental de observación sobre la naturaleza; la película asume una mirada política sobre un tiempo, aquel que alumbró un cambio de vientos en América Latina en la segunda mitad de la década de 2010, un tiempo de interrogantes y búsquedas hacia lo demasiado conocido. Y el río inspira a ello, a una permanencia que atempera la erosión de la historia, que captura en esas imágenes únicas ese recuerdo frágil. Mouján anuda los vidrios empañados con el fuego al aire libre, el canto del bicho feo con el arrobo de la vegetación rioplatense. “Todo el mundo sabe que el junco cuánto más se corta más crece” escribe en tinta negra citando a Haroldo Conti.
Mouján se ha erigido como uno de los documentalistas más prestigiosos de nuestro país, dueño de una mirada propia que asume la de sus imágenes, la de esa memoria del paisaje hecha correntada, insistente día a día, del otoño a la primavera. Otros de sus documentales, como Las Palmas: Chaco (2002) o Pulqui, un instante en la patria de la felicidad (2007), tomaron como sujeto del relato la obra del hombre, espacios convertidos en recipientes de historias negras y gestas triunfantes, devenires asombrosos con sus anécdotas y sus desilusiones. (…) el mismo río, en cambio, es una línea recta que sigue la obra de la naturaleza, feroz e inquebrantable; la obra en su repetición, circular, siempre dispuesta a reiniciarse, a retomar el rumbo dejado atrás.
En sus años de documentalista, Roberto Rossellini también se refugió en la naturaleza como en un tiempo de espera, mezcla de magia y fauna acuática como lo revela uno de sus cortos de 1941, Il ruscello di Ripasottile. En esa estela, Mouján se despoja de toda retórica para ver el mundo con ojos directos, para seguir el curso de un río que no se agota como los hombres, que encuentra siempre el camino de salida. Una hormiga lleva un trozo de hoja verde con una persistencia divina y ancestral, no ceja en su empeño y es recompensada. Un gato duerme imperturbable en un trapo de piso, mientras la brisa agita las hojas y el sol prepara su escondida. Mouján mira ese río tan conocido, ahora nuevamente convertido en niebla y misterio.
Argentina, 2021 - Color - 66’ - DCP
Guion, producción y dirección de fotografía: Alejandro Fernández Mouján.
Montaje: Valeria Racioppi.
Diseño Sonoro: Guillermina Etkin y Gaspar Scheuer.
Música Original: Guillermina Etkin.
Sonido: Gaspar Scheuer.
Corrección de Color: Juan Martín Hsu.
Directora de posproducción: Gabriela Cueto.
Diseño Gráfico: Rama Nuñez
“Hay entre los árboles una dicha pálida, / final, apenas verde, que es un pensamiento / ya, pensamiento fluido de los árboles, / luz pensada por éstos en el anochecer?”. En la nueva película del documentalista Alejandro Fernández Mouján, los versos de un poema deambulan en la textura de un papel que asoma entre tanta naturaleza. La cita culmina inesperadamente con un signo de pregunta. ¿Es esa estrofa nada menos que un enigma? Árboles que exhiben su esplendor ajeno a la mirada de la cámara, las gotas de rocío que se deslizan por las hojas, los juncos que resisten el embate del viento, el canto de los pájaros que celebran el cambio de estación. Esas presencias y esos momentos son captados en soledad a lo largo de tres años a la vera del Río de la Plata, río enigmático y misterioso pese a su cercanía y a las infinitas narrativas que han intentado revelarlo.
Pero (…) el mismo río no es solo un documental de observación sobre la naturaleza; la película asume una mirada política sobre un tiempo, aquel que alumbró un cambio de vientos en América Latina en la segunda mitad de la década de 2010, un tiempo de interrogantes y búsquedas hacia lo demasiado conocido. Y el río inspira a ello, a una permanencia que atempera la erosión de la historia, que captura en esas imágenes únicas ese recuerdo frágil. Mouján anuda los vidrios empañados con el fuego al aire libre, el canto del bicho feo con el arrobo de la vegetación rioplatense. “Todo el mundo sabe que el junco cuánto más se corta más crece” escribe en tinta negra citando a Haroldo Conti.
Mouján se ha erigido como uno de los documentalistas más prestigiosos de nuestro país, dueño de una mirada propia que asume la de sus imágenes, la de esa memoria del paisaje hecha correntada, insistente día a día, del otoño a la primavera. Otros de sus documentales, como Las Palmas: Chaco (2002) o Pulqui, un instante en la patria de la felicidad (2007), tomaron como sujeto del relato la obra del hombre, espacios convertidos en recipientes de historias negras y gestas triunfantes, devenires asombrosos con sus anécdotas y sus desilusiones. (…) el mismo río, en cambio, es una línea recta que sigue la obra de la naturaleza, feroz e inquebrantable; la obra en su repetición, circular, siempre dispuesta a reiniciarse, a retomar el rumbo dejado atrás.
En sus años de documentalista, Roberto Rossellini también se refugió en la naturaleza como en un tiempo de espera, mezcla de magia y fauna acuática como lo revela uno de sus cortos de 1941, Il ruscello di Ripasottile. En esa estela, Mouján se despoja de toda retórica para ver el mundo con ojos directos, para seguir el curso de un río que no se agota como los hombres, que encuentra siempre el camino de salida. Una hormiga lleva un trozo de hoja verde con una persistencia divina y ancestral, no ceja en su empeño y es recompensada. Un gato duerme imperturbable en un trapo de piso, mientras la brisa agita las hojas y el sol prepara su escondida. Mouján mira ese río tan conocido, ahora nuevamente convertido en niebla y misterio.
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