Putin planea la división de Ucrania
Según Kiev, intenta partir el país siguiendo el modelo de Corea; hoy, nueva ronda de diálogo
Luisa CorradiniUn militar ucraniano camina en los alrededores de la sede del gobierno municipal de Kharkiv, ciudad asediada por las tropas rusas
PARÍS.– En vísperas de la nueva ronda de negociaciones ruso-ucranianas, que comienza hoy en Turquía, el presidente ucraniano, Volodimir
Zelensky, reconoció que su gobierno estudia “en profundidad” la cuestión de la neutralidad de su país exigida por Moscú. Al mismo tiempo, sus servicios de inteligencia advirtieron que, obligado por los malos resultados de sus fuerzas en el terreno, Vladimir Putin intenta dividir a Ucrania, basándose en el modelo de Corea del Norte y Corea del Sur, un plan centrado en el control de las regiones separatistas del Donbass, hoy ocupadas por las fuerzas del Kremlin.
“Tras haber fracasado en su intento de o cu parKievyder roca relgobier no ucraniano, hay suficientes razones para creer que Rusia podría tratar de imponer una línea de separación entre las regiones ocupadas del este y el sur, y el resto del país, creando así una suerte de Corea del Sur y Corea del Norte”, estimó Kyrylo Boudanov, director de los servicios de inteligencia militares de Ucrania.
Esas declaraciones se producen un día después que el comando militar ruso anunció sorpresivamente que “concentraría sus mayores esfuerzos en el objetivo principal: la liberación del Donbass”.
Poco después, y en vísperas de la nueva ronda de negociaciones que debe realizarse a partir de hoy en Estambul, Zelensky aludió a uno de los puntos exigidos por Moscú, la neutralidad de Ucrania. “Ese punto de las negociaciones está en discusión y es estudiado en profundidad”, declaró durante una entrevista por video conferencia con los medios rusos.
Sin embargo, el regulador de las comunicaciones ruso prohibió la difusión de los contenidos. El Roskomnadzor dijo en un comunicado que “advierte a los medios de comunicación rusos que no publiquen esta entrevista”. “Los medios que hayan realizado entrevistas serán sometidos a escrutinio para determinar el alcance de su responsabilidad y la respuesta apropiada que se adopte”, alertó el organismo.
En tanto, Turquía confirmó que el nuevo encuentro de las delegaciones rusa y ucraniana se realizaría entre hoy y pasado mañana en Estambul. La decisión fue adoptada durante una conversación telefónica entre el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y Putin. La presidencia turca se declaró dispuesta a hacer “todo lo necesario” para establecer un alto el fuego en Ucrania y “mejorar la condición humanitaria en la región”.
La nueva ronda de negociaciones se produce en momentos en que las fuerzas rusas parecen seguir perdiendo terreno. Según los servicios de inteligencia occidentales, un séptimo general ruso habría perdido la vida (ver página 4), mientras “siete ataques rusos fueron rechazados” y ocho tanques destruidos en el Donbass, las zonas de Donetsk y Lugansk, las repúblicas separatistas prorrusas reconocidas por el Kremlin.
Rusia, por su parte, afirmó que obuses de tipo Kalibr destruyeron un depósito de armas y de municiones en la región de Jytomyr, al oeste de Kiev, el 25 de marzo. También hubo ataques rusos el sábado en Lviv, la gran ciudad del oeste ucraniano, donde la destrucción parcial de un depósito de combustible y un sitio militar estratégico provocaron cinco heridos.
En Mykolaiv, ciudad clave en la ruta a Odessa, el mayor puerto de Ucrania que el Ejército ruso intenta ocupar desde hace semanas, el cerco también parece ceder. El frente estaría incluso retrocediendo, con una contraofensiva ucraniana en Kherson, unos 80 kilómetros al sudeste, donde las fuerzas rusas habían reivindicado “un control total”.
En todo caso, los interrogantes aumentan en torno al destino de numerosas figuras claves del aparato militar ruso. Tras una larga ausencia, reapareció finalmente ayer en un video el ministro de Defensa, Sergei Shoigu. Uno de los personajes del régimen más cercanos a Vladimir Putin, su ausencia en momentos en que las fuerzas rusas comenzaron a dar pruebas de empantanamiento fue objeto de especulaciones. Una hipótesis alimentada por la desaparición de otro hombre clave del Kremlin, el general Valery Gerasimov. jefe de Estado Mayor ruso, al que no se lo ve públicamente desde el 11 de marzo, cuando el presidente ruso dio la orden a ambos hombres de poner en estado de alerta las fuerzas estratégicas del país. Considerados como los artesanos de la victoriosa campaña de anexión de Crimea en 2014, se habían vuelto inseparables.
Por su parte, los separatistas de Lugansk podrían organizar un referéndum de adhesión a Rusia, según el líder de ese territorio prorruso, Leonid Passetchnik. “Pienso que en poco tiempo organizaremos un referéndum en el territorio de la república (autoproclamada de Lugansk), en el cual el pueblo ejercerá su derecho constitucional y expresará su opinión sobre la adhesión a Rusia”, dijo, citado por las agencias rusas.
En el plano diplomático, Washington siguió desplegando considerables esfuerzos para atenuar el impacto de las declaraciones del presidente Joe Biden el viernes, en Varsovia, cuando comparó a Vladimir Putin con un “carnicero”, agregando que “no podía continuar en el poder” (ver página 3). El presidente quería subrayar que “Putin no puede ser autorizado a lanzar una guerra o una agresión contra Ucrania, o contra ningún otro país”, declaró el secretario de Estado, Antony Blinken. “Como ya lo hemos dicho, nuestra estrategia no es la de cambiar de régimen”, explicó durante una visita a Jerusalén.
La rudeza del lenguaje utilizado por Biden no es la opción privilegiada por los dirigentes europeos. Su par francés, Emmanuel Macron, lanzó una advertencia contra los riesgos de “una escalada de las palabras y las acciones en (la crisis) de Ucrania”.
“Yo no utilizaría ese tipo de propósito porque sigo hablando con el presidente Putin”, dijo Macron.
En esta crisis –como en toda negociación– ambos hombres parecen haberse distribuido los roles: el de malo para Biden, el de bueno para Macron.
“Los europeos no debemos ceder a la escalada. No debemos olvidar nuestra geografía y nuestra historia. Nosotros no estamos en guerra con el pueblo ruso”, insistió, agregando que Europa ya no se encuentra en el mismo contexto de la Guerra Fría entre Washington y Moscú.
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