El blue se tomó un respiro y bajó a $474, pero no logran frenar la caída de reservas
Tras la fuerte escalada, el paralelo cayó $21; el BCRA tuvo que vender US$49 millones
Melisa Reinhold
Las fuertes intervenciones oficiales en el mercado de bonos, que permitieron que los tipos de cambio financieros retrocedieran el martes por primera vez tras siete ruedas de escalada, se vieron reflejadas ayer en el dólar blue. Aún en un clima de volatilidad (la cotización llegó a caer a $465), al final de la rueda el paralelo cerró a $474, una baja de $21 frente a la jornada anterior (-4,4%).
Por segunda rueda consecutiva, el Gobierno intentó mantener a raya las cotizaciones de los activos que surgen de la compraventa de bonos soberanos. Así, el dólar MEP se vendió a $446,43, una caída de $1,07 frente al cierre previo. En cambio, el contado con liquidación se negoció a $469,29, una suba diaria de $3,27.
Este respiro en los dólares libres no incidió en el mercado oficial. Incluso con el auxilio del dólar soja, el Banco Central tuvo que sacrificar ayer US$49 millones de sus reservas para dar curso a pedidos de compra que venían demorados.
Las fuertes intervenciones oficiales en el mercado de bonos, que permitieron que los tipos de cambio financieros retrocedieran el martes por primera vez tras siete ruedas de escalada, se vieron reflejadas ayer en el dólar blue. Aún en un clima de volatilidad (llegó a caer a $465), al final de la rueda la punta vendedora cerró en $474, una baja de $21 frente a la jornada anterior (-4,4%).
Pese a que la intervención del Gobierno no impacta directamente sobre el mercado informal, el tipo de cambio paralelo suele converger en el tiempo con las cotizaciones financieras. Anteayer, con el dólar blue al borde de los $500, el Gobierno decidió tomar cartas en el asunto para intentar ponerle fin a la corrida cambiaria que se había gestado en la última semana. Incluso, a costa de sacrificar dólares de las reservas. El ministro de Economía, Sergio Massa, anunció que utilizaría “todas las herramientas del Estado para ordenar esta situación” e, inmediatamente después de publicado el mensaje, comenzó la participación oficial en el mercado.
“Como en toda corrida cambiaria, los dólares subieron mucho y rápidamente. Eso hizo que ayer [por anteayer] las mesas informales no compraran más billetes, porque querían esperar a tener una contraparte, saber que luego iban a poder vender esos dólares. Es decir, ni siquiera las cuevas consideraban que el blue a $500 podía sostenerse y no querían pagar demasiado caro. Recordemos que hace una semana cotizaba a $400; fue un salto importante, de 25% en pocos días. Igualmente fue necesaria una intervención del Gobierno, con el Banco Central (BCRA) y el Tesoro, para calmar los dólares financieros y mostrar cierto ‘control’ de lo que estaba pasando”, dijo el analista financiero Christian Buteler.
La escalada de los dólares libres comenzó el lunes de la semana pasada y, para el economista, hubo muchas razones detrás del alza. En parte, impactó el resultado fiscal del primer trimestre del año, que fue peor al esperado y se incumplió con la meta con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Eso puso en duda los desembolsos futuros que realizaría el organismo multilateral y cómo se enfrentarían los compromisos de pago. Otro tanto se explicó porque la llegada del dólar agro no provocó un aluvión de divisas como esperaban dentro del Gobierno, e incluso el Banco Central se vio obligado a ponerse en una posición vendedora de reservas. La aceleración inflacionaria, más cepo cambiario y las tasas de interés reales negativas completaron el panorama.
Por segunda rueda consecutiva, el oficialismo intentó mantener a raya las cotizaciones de los tipos de cambio financieros, activos que surgen de la compraventa de bonos soberanos. “Hay una intervención similar a la que hubo ayer [por anteayer]”, dijeron los operadores del mercado. Así, el dólar MEP se vendió a $446,43, una caída de $1,07 frente al cierre previo (-0,2%). En cambio, el contado con liquidación (CCL) se negoció a $469,29, una suba diaria de $3,27 (+0,7%).
“En el día de ayer [por el martes] la novedad fue que el Gobierno decidió intervenir los dólares financieros utilizando divisas que se suman al poder de fuego de los bonos dolarizados. Es probable que las intervenciones continúen para mantener bajo control la dinámica de los financieros. Sin embargo, mantener este esfuerzo por varios días más puede tener un costo importante para las reservas, variable sobre la cual justamente existe un profundo temor dado su bajo nivel”, advirtieron desde la sociedad de bolsa Delphos Investment.
El Gobierno empezó a estar muy presente en el mercado de bonos desde finales de enero, cuando anunció la recompra de deuda. Eso le permitió que tanto el blue como los dólares financieros permanecieran estables a lo largo de febrero. Pero, con la revisión trimestral de las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional, las autoridades extranjeras recomendaron frenar al máximo esta estrategia y el oficialismo tuvo que dar un paso al costado. O, por lo menos, disminuir la intensidad de las intervenciones. Pero en los últimos días, con una corrida cambiaria en curso, Sergio Massa logró que el FMI le dé el visto bueno para volver a tener una posición activa en el mercado de bonos.
Sin embargo, de acuerdo con Portfolio Personal de Inversiones (PPI) habrían cambiado el método de intervención. En vez de salir a vender nominales contra pesos, este martes salieron a comprar bonos contra dólares para suavizar la suba del contado con liqui. “En otras palabras, hasta ahora, veíamos que la venta de títulos la realizaban contra pesos, lo que genera un efecto efímero en los dólares financieros y derrumba la paridad de los bonos. Recordemos que la única forma de bajar efectivamente los dólares financieros es vendiendo dólares genuinos, lo cual es justamente lo que suponemos que hicieron durante el martes”, advirtieron.
El promedio diario de los últimos dos meses fue de solo 3,8 millones de nominales, según un relevamiento de la sociedad de Bolsa. En cambio, el martes pasado la suma de los bonos globales (ley extranjera) y bonares (ley local) saltó a 213,4 millones de nominales. En términos monetarios, estiman que el Banco Central tuvo que vender US$47 millones para hacerse de dicha suma.
“El Banco Central y el Tesoro entendieron que la única manera de poder realmente intervenir sobre los financieros es con dólares de las reservas. Es lo que hicieron estos últimos dos días para mantener a rajatabla las cotizaciones, asegurándose de ponerle fin a esta minicorrida cambiaria. La señal, de cara al mercado, es que si tienen que salir a intervenir directamente con dólares lo van a hacer. Ahora, lo que habrá que ver es cuánto puede durar esta estrategia porque dependerá de cuánto se liquida con el dólar soja III. El límite está claro: la falta de dólares; y ahí el mercado toma el pulso, sabe que no hay”, agregó Fernando Camusso, director de Rafaela Capital. Ayer el Banco Central tuvo que desprenderse de US$49 millones (ver página 9).
En estos días también hubo un cambio de estrategia con respecto al tipo de cambio oficial mayorista: el Gobierno aceleró el ritmo de devaluaciones diarias (crawling peg). Ayer, cotizó a $221,57, un avance de $0,70 frente a la rueda anterior (+0,3%).
“El BCRA aceleró el ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial, alcanzando máximos en la gestión de Alberto Fernández. A ritmo mensualizado, se alcanzó un ritmo de crawling peg de 6,9%. Pero, considerado desde el 18 de abril, el ritmo de devaluación alcanza el 9,1%, con una tasa efectiva anual de 188,54%”, señaló Ignacio Morales, analista de Wise Capital. La brecha frente al blue fue de un 114%.
Bonos y acciones
Con intervenciones oficiales de por medio, los bonos locales se desacoplan de sus pares emergentes y ayer registraron variaciones dispares. En el exterior, los globales presentaron subas de 1,69% (Global 2046) y caídas de hasta un 1,03% (Global 2035). Los bonares, treparon hasta 2,91% (AL35D) y retrocedieron 0,93% (AL29D). El riesgo país permaneció relativamente estable en los 2640 puntos (-0,3%).
Por otra parte, el S&P Merval cotizó en los 304.796 (+0,6%). En el panel de la Bolsa porteña, los mayores avances del día se observaron en los papeles de Transportadora de Gas del Sur (+2%), Transportadora de Gas del Norte (+1,8%) y Telecom Argentina (+1,7%).
“El dólar y los precios de los bonos ya ajustaron en base a las expectativas. En parte, los bonos fueron víctimas de la misma intención del BCRA por contener a un dólar que se muestra decidido al alza. ¿Resistirá el Merval o se acoplará a la dinámica pre-Massa? Es cierto que el deterioro actual apoya un cambio de régimen a partir de diciembre, beneficiando el trade electoral, pero también dilapida las bases sobre las que tendrá que construir la próxima administración, cual fuere esta”, cerraron desde PPI.
Los ADR operaron mixtos. Subieron Telecom (+5,3%) y Ternium (+4,7%, y descendieron Edenor (-1,9%) y Loma Negra (-1,3%). ß
El blue bajó, pero sigue volátil y en máximos nominales
El futuro del acuerdo con el FMI y el pobre desempeño del dólar soja alimentaron las dudas del mercado
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Temor al cimbronazo y a la dolarización entre empresarios
El presidente de AEA, Jaime Campos, participó ayer de un almuerzo cerrado en el Rotary Club
Las fuertes intervenciones oficiales en el mercado de bonos, que permitieron que los tipos de cambio financieros retrocedieran el martes por primera vez tras siete ruedas de escalada, se vieron reflejadas ayer en el dólar blue. Aún en un clima de volatilidad (la cotización llegó a caer a $465), al final de la rueda el paralelo cerró a $474, una baja de $21 frente a la jornada anterior (-4,4%).
Por segunda rueda consecutiva, el Gobierno intentó mantener a raya las cotizaciones de los activos que surgen de la compraventa de bonos soberanos. Así, el dólar MEP se vendió a $446,43, una caída de $1,07 frente al cierre previo. En cambio, el contado con liquidación se negoció a $469,29, una suba diaria de $3,27.
Este respiro en los dólares libres no incidió en el mercado oficial. Incluso con el auxilio del dólar soja, el Banco Central tuvo que sacrificar ayer US$49 millones de sus reservas para dar curso a pedidos de compra que venían demorados.
Las fuertes intervenciones oficiales en el mercado de bonos, que permitieron que los tipos de cambio financieros retrocedieran el martes por primera vez tras siete ruedas de escalada, se vieron reflejadas ayer en el dólar blue. Aún en un clima de volatilidad (llegó a caer a $465), al final de la rueda la punta vendedora cerró en $474, una baja de $21 frente a la jornada anterior (-4,4%).
Pese a que la intervención del Gobierno no impacta directamente sobre el mercado informal, el tipo de cambio paralelo suele converger en el tiempo con las cotizaciones financieras. Anteayer, con el dólar blue al borde de los $500, el Gobierno decidió tomar cartas en el asunto para intentar ponerle fin a la corrida cambiaria que se había gestado en la última semana. Incluso, a costa de sacrificar dólares de las reservas. El ministro de Economía, Sergio Massa, anunció que utilizaría “todas las herramientas del Estado para ordenar esta situación” e, inmediatamente después de publicado el mensaje, comenzó la participación oficial en el mercado.
“Como en toda corrida cambiaria, los dólares subieron mucho y rápidamente. Eso hizo que ayer [por anteayer] las mesas informales no compraran más billetes, porque querían esperar a tener una contraparte, saber que luego iban a poder vender esos dólares. Es decir, ni siquiera las cuevas consideraban que el blue a $500 podía sostenerse y no querían pagar demasiado caro. Recordemos que hace una semana cotizaba a $400; fue un salto importante, de 25% en pocos días. Igualmente fue necesaria una intervención del Gobierno, con el Banco Central (BCRA) y el Tesoro, para calmar los dólares financieros y mostrar cierto ‘control’ de lo que estaba pasando”, dijo el analista financiero Christian Buteler.
La escalada de los dólares libres comenzó el lunes de la semana pasada y, para el economista, hubo muchas razones detrás del alza. En parte, impactó el resultado fiscal del primer trimestre del año, que fue peor al esperado y se incumplió con la meta con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Eso puso en duda los desembolsos futuros que realizaría el organismo multilateral y cómo se enfrentarían los compromisos de pago. Otro tanto se explicó porque la llegada del dólar agro no provocó un aluvión de divisas como esperaban dentro del Gobierno, e incluso el Banco Central se vio obligado a ponerse en una posición vendedora de reservas. La aceleración inflacionaria, más cepo cambiario y las tasas de interés reales negativas completaron el panorama.
Por segunda rueda consecutiva, el oficialismo intentó mantener a raya las cotizaciones de los tipos de cambio financieros, activos que surgen de la compraventa de bonos soberanos. “Hay una intervención similar a la que hubo ayer [por anteayer]”, dijeron los operadores del mercado. Así, el dólar MEP se vendió a $446,43, una caída de $1,07 frente al cierre previo (-0,2%). En cambio, el contado con liquidación (CCL) se negoció a $469,29, una suba diaria de $3,27 (+0,7%).
“En el día de ayer [por el martes] la novedad fue que el Gobierno decidió intervenir los dólares financieros utilizando divisas que se suman al poder de fuego de los bonos dolarizados. Es probable que las intervenciones continúen para mantener bajo control la dinámica de los financieros. Sin embargo, mantener este esfuerzo por varios días más puede tener un costo importante para las reservas, variable sobre la cual justamente existe un profundo temor dado su bajo nivel”, advirtieron desde la sociedad de bolsa Delphos Investment.
El Gobierno empezó a estar muy presente en el mercado de bonos desde finales de enero, cuando anunció la recompra de deuda. Eso le permitió que tanto el blue como los dólares financieros permanecieran estables a lo largo de febrero. Pero, con la revisión trimestral de las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional, las autoridades extranjeras recomendaron frenar al máximo esta estrategia y el oficialismo tuvo que dar un paso al costado. O, por lo menos, disminuir la intensidad de las intervenciones. Pero en los últimos días, con una corrida cambiaria en curso, Sergio Massa logró que el FMI le dé el visto bueno para volver a tener una posición activa en el mercado de bonos.
Sin embargo, de acuerdo con Portfolio Personal de Inversiones (PPI) habrían cambiado el método de intervención. En vez de salir a vender nominales contra pesos, este martes salieron a comprar bonos contra dólares para suavizar la suba del contado con liqui. “En otras palabras, hasta ahora, veíamos que la venta de títulos la realizaban contra pesos, lo que genera un efecto efímero en los dólares financieros y derrumba la paridad de los bonos. Recordemos que la única forma de bajar efectivamente los dólares financieros es vendiendo dólares genuinos, lo cual es justamente lo que suponemos que hicieron durante el martes”, advirtieron.
El promedio diario de los últimos dos meses fue de solo 3,8 millones de nominales, según un relevamiento de la sociedad de Bolsa. En cambio, el martes pasado la suma de los bonos globales (ley extranjera) y bonares (ley local) saltó a 213,4 millones de nominales. En términos monetarios, estiman que el Banco Central tuvo que vender US$47 millones para hacerse de dicha suma.
“El Banco Central y el Tesoro entendieron que la única manera de poder realmente intervenir sobre los financieros es con dólares de las reservas. Es lo que hicieron estos últimos dos días para mantener a rajatabla las cotizaciones, asegurándose de ponerle fin a esta minicorrida cambiaria. La señal, de cara al mercado, es que si tienen que salir a intervenir directamente con dólares lo van a hacer. Ahora, lo que habrá que ver es cuánto puede durar esta estrategia porque dependerá de cuánto se liquida con el dólar soja III. El límite está claro: la falta de dólares; y ahí el mercado toma el pulso, sabe que no hay”, agregó Fernando Camusso, director de Rafaela Capital. Ayer el Banco Central tuvo que desprenderse de US$49 millones (ver página 9).
En estos días también hubo un cambio de estrategia con respecto al tipo de cambio oficial mayorista: el Gobierno aceleró el ritmo de devaluaciones diarias (crawling peg). Ayer, cotizó a $221,57, un avance de $0,70 frente a la rueda anterior (+0,3%).
“El BCRA aceleró el ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial, alcanzando máximos en la gestión de Alberto Fernández. A ritmo mensualizado, se alcanzó un ritmo de crawling peg de 6,9%. Pero, considerado desde el 18 de abril, el ritmo de devaluación alcanza el 9,1%, con una tasa efectiva anual de 188,54%”, señaló Ignacio Morales, analista de Wise Capital. La brecha frente al blue fue de un 114%.
Bonos y acciones
Con intervenciones oficiales de por medio, los bonos locales se desacoplan de sus pares emergentes y ayer registraron variaciones dispares. En el exterior, los globales presentaron subas de 1,69% (Global 2046) y caídas de hasta un 1,03% (Global 2035). Los bonares, treparon hasta 2,91% (AL35D) y retrocedieron 0,93% (AL29D). El riesgo país permaneció relativamente estable en los 2640 puntos (-0,3%).
Por otra parte, el S&P Merval cotizó en los 304.796 (+0,6%). En el panel de la Bolsa porteña, los mayores avances del día se observaron en los papeles de Transportadora de Gas del Sur (+2%), Transportadora de Gas del Norte (+1,8%) y Telecom Argentina (+1,7%).
“El dólar y los precios de los bonos ya ajustaron en base a las expectativas. En parte, los bonos fueron víctimas de la misma intención del BCRA por contener a un dólar que se muestra decidido al alza. ¿Resistirá el Merval o se acoplará a la dinámica pre-Massa? Es cierto que el deterioro actual apoya un cambio de régimen a partir de diciembre, beneficiando el trade electoral, pero también dilapida las bases sobre las que tendrá que construir la próxima administración, cual fuere esta”, cerraron desde PPI.
Los ADR operaron mixtos. Subieron Telecom (+5,3%) y Ternium (+4,7%, y descendieron Edenor (-1,9%) y Loma Negra (-1,3%). ß
El blue bajó, pero sigue volátil y en máximos nominales
El futuro del acuerdo con el FMI y el pobre desempeño del dólar soja alimentaron las dudas del mercado
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Temor al cimbronazo y a la dolarización entre empresarios
El presidente de AEA, Jaime Campos, participó ayer de un almuerzo cerrado en el Rotary Club
Francisco Jueguen
Solo con el cambio de registro, el rotario logró descomprimir el ambiente. La coyuntura se había abordado, como suele pasar entre empresarios, con cuidado, de costado, para no ofender a nadie.
Entonces, el humor hizo presente –sin tapujos– a la corrida cambiaria de las últimas horas. Al dar los saludos a todos los socios del Rotary Club Buenos Aires que cumplían años en abril, el anfitrión describió el desliz en el diagnóstico sobre la crisis. “El problema no es el dólar; es el peso”, comenzó. Luego apuntó contra la dolarización, “algo que nunca existió” acá. “Hay que cambiar el enfoque”, afirmó, mientras se dirigía al público que se había juntado a almorzar en el subsuelo del Libertador Hotel.
Finalmente, para “evitar la obsesión” de los cumpleañeros por el dólar, enumeró los regalos para hacer llegar a los socios: dinares, rupias, dongs, florines de Aruba, tenges de Kazajistán o, incluso, unos 100 Pa’anga de Tonga. Nada de dólares. Menos aún, de pesos.
El cimbronazo cambiario se filtró entre los empresarios que al mediodía se reunieron en su sesión ordinaria a escuchar al invitado principal y presidente de la poderosa Asociación Empresaria Argentina (AEA), Jaime Campos. Con una sutileza construida en las entrañas de las principales empresas argentinas, Campos pidió por una “moneda doméstica respetada”. No lo dijo explícitamente, pero podría traducirse como una crítica velada a la permanente devaluación del peso producto de los desequilibrios fiscales recurrentes del país y, al mismo tiempo, a las ideas de dolarización que se popularizan en la campaña de la mano –principalmente– de Javier Milei.
Como es habitual, Campos pidió respetar a la Justicia independiente, principalmente a la Corte; reglas estables para los actores económicos; que el Gobierno deje de intervenir en áreas que le corresponden a las empresas, como los precios; y bajar la presión tributaria al sector formal. Además, rescató la necesidad de partidos políticos fuertes, lo que fue interpretado como otro guiño al sistema frente a las crecientes propuestas antisistema camino a las elecciones presidenciales.
La preocupación por la situación cambiaria estuvo entre los presentes, pero –sobre todo– se mencionaron lo que los empresarios creen que son las causas. “No hay gestión”, cuestionó un consultor sobre el vacío de poder que observa en el Gobierno y las internas, pese a que rescató la figura del Ministro de Economía, Sergio Massa, entre el elenco actual del gabinete.
En ese contexto político, al que se suma la falta de divisas en el Banco Central (BCRA) y la caída de demanda de dinero en medio de una aceleración de la inflación, los empresarios alertaron que podría necesitarse un acuerdo de transición entre fuerzas para soportar el tembladeral que podría acarrear el cronograma electoral. Campos, por caso, rescató la necesidad de acrecentar el “diálogo”.
Sobre 2024, pese al pesimismo de hoy, hubo en algunos una mirada esperanzadora basada en algunos puntos que, creen los hombres y mujeres de negocios, también está viendo el Fondo Monetario Internacional (FMI), sugirieron. Mencionaron una potencial buena cosecha ese año, la menor necesidad de divisas por el nuevo gasoducto Néstor Kirchner y el oleoducto trasandino, que permitirá exportar petróleo a Chile. Todos se traduce en más dólares. Los mismos que hoy no están.
“La confianza es central”, dijo Campos al inicio de su presentación y la relacionó a las expectativas de los otros, la palabra y el diálogo para la convivencia, como la política. Dio el caso de Uruguay.
Luego mencionó a la fortaleza institucional. “La cúspide de la Justicia [la Corte] debe ser respetada, como ocurre en los países serios”, afirmó el presidente de AEA, sin hacer alusión a los embates del cristinismo a la Justicia. Pidió además por el periodismo independiente. “Es esencial”, agregó. “La importancia de los partidos políticos es central”, dijo luego.
Para poder movilizar al sector privado, afirmó que se requiere previsibilidad en las reglas de juego, no “garantías”, y luego estimó como un factor clave el “equilibrio de las cuentas públicas”, sobre todo para poder recrear un mercado de capitales y reducir gradualmente –dijo– la presión tributaria. Habló sobre todo de los impuestos distorsivos, que el sistema político había decidido reducir en el gobierno de Mauricio Macri y el actual Gobierno revirtió. “Esa fue una muy mala señal”, criticó.
“La Argentina tiene que tener una moneda doméstica respetada”, afirmó Campos, que indicó que esa divisa tiene que tener valor para el público y las empresas. En AEA creen, como afirman varios economistas del establishment, que el ajuste fiscal previo que requiere una dolarización hace innecesaria la dolarización per se.
Por último, el presidente de AEA afirmó que el Gobierno debe “respetar al máximo el ámbito privado”. Particularmente, como ya había hecho la entidad en comunicaciones previas, cuestionó los controles de precios en momentos en que la inflación acelera.
La mirada en las mesas
Campos cerró su intervención y se sentó a comer el pollo a la naranja con papas y batatas que habían servido como primer plato. Mientras, en otras mesas se degustaba ya café con bocaditos de praliné blanco y leche. “Se está liquidando poco y con el ritmo de devaluación que hay en poco tiempo ya vamos a estar en los $300”, alertó un empresario del sector cerealero, pese a que celebró que el Gobierno haya incluido al sorgo y la cebada en el dólar agro.
“Estoy preocupado. ¿Cuántas reservas tienen?”, se preguntó Miguel Blanco, coordinador del Foro de Convergencia Empresarial. “La pregunta hoy es si llegan o no llegan. Para el peronismo, es un lío no llegar. Se necesita un acuerdo grande”, agregó y cuestionó las agresiones de Alberto Fernández a la oposición en las últimas horas.
“No hay gestión. Están todos operándose. El único que hace algo es Massa y por eso se destaca”, dijo un consultor. “Están en otra cosa, por eso todo el mundo se cubre. De inversiones, no habla nadie”, cerró.
Solo con el cambio de registro, el rotario logró descomprimir el ambiente. La coyuntura se había abordado, como suele pasar entre empresarios, con cuidado, de costado, para no ofender a nadie.
Entonces, el humor hizo presente –sin tapujos– a la corrida cambiaria de las últimas horas. Al dar los saludos a todos los socios del Rotary Club Buenos Aires que cumplían años en abril, el anfitrión describió el desliz en el diagnóstico sobre la crisis. “El problema no es el dólar; es el peso”, comenzó. Luego apuntó contra la dolarización, “algo que nunca existió” acá. “Hay que cambiar el enfoque”, afirmó, mientras se dirigía al público que se había juntado a almorzar en el subsuelo del Libertador Hotel.
Finalmente, para “evitar la obsesión” de los cumpleañeros por el dólar, enumeró los regalos para hacer llegar a los socios: dinares, rupias, dongs, florines de Aruba, tenges de Kazajistán o, incluso, unos 100 Pa’anga de Tonga. Nada de dólares. Menos aún, de pesos.
El cimbronazo cambiario se filtró entre los empresarios que al mediodía se reunieron en su sesión ordinaria a escuchar al invitado principal y presidente de la poderosa Asociación Empresaria Argentina (AEA), Jaime Campos. Con una sutileza construida en las entrañas de las principales empresas argentinas, Campos pidió por una “moneda doméstica respetada”. No lo dijo explícitamente, pero podría traducirse como una crítica velada a la permanente devaluación del peso producto de los desequilibrios fiscales recurrentes del país y, al mismo tiempo, a las ideas de dolarización que se popularizan en la campaña de la mano –principalmente– de Javier Milei.
Como es habitual, Campos pidió respetar a la Justicia independiente, principalmente a la Corte; reglas estables para los actores económicos; que el Gobierno deje de intervenir en áreas que le corresponden a las empresas, como los precios; y bajar la presión tributaria al sector formal. Además, rescató la necesidad de partidos políticos fuertes, lo que fue interpretado como otro guiño al sistema frente a las crecientes propuestas antisistema camino a las elecciones presidenciales.
La preocupación por la situación cambiaria estuvo entre los presentes, pero –sobre todo– se mencionaron lo que los empresarios creen que son las causas. “No hay gestión”, cuestionó un consultor sobre el vacío de poder que observa en el Gobierno y las internas, pese a que rescató la figura del Ministro de Economía, Sergio Massa, entre el elenco actual del gabinete.
En ese contexto político, al que se suma la falta de divisas en el Banco Central (BCRA) y la caída de demanda de dinero en medio de una aceleración de la inflación, los empresarios alertaron que podría necesitarse un acuerdo de transición entre fuerzas para soportar el tembladeral que podría acarrear el cronograma electoral. Campos, por caso, rescató la necesidad de acrecentar el “diálogo”.
Sobre 2024, pese al pesimismo de hoy, hubo en algunos una mirada esperanzadora basada en algunos puntos que, creen los hombres y mujeres de negocios, también está viendo el Fondo Monetario Internacional (FMI), sugirieron. Mencionaron una potencial buena cosecha ese año, la menor necesidad de divisas por el nuevo gasoducto Néstor Kirchner y el oleoducto trasandino, que permitirá exportar petróleo a Chile. Todos se traduce en más dólares. Los mismos que hoy no están.
“La confianza es central”, dijo Campos al inicio de su presentación y la relacionó a las expectativas de los otros, la palabra y el diálogo para la convivencia, como la política. Dio el caso de Uruguay.
Luego mencionó a la fortaleza institucional. “La cúspide de la Justicia [la Corte] debe ser respetada, como ocurre en los países serios”, afirmó el presidente de AEA, sin hacer alusión a los embates del cristinismo a la Justicia. Pidió además por el periodismo independiente. “Es esencial”, agregó. “La importancia de los partidos políticos es central”, dijo luego.
Para poder movilizar al sector privado, afirmó que se requiere previsibilidad en las reglas de juego, no “garantías”, y luego estimó como un factor clave el “equilibrio de las cuentas públicas”, sobre todo para poder recrear un mercado de capitales y reducir gradualmente –dijo– la presión tributaria. Habló sobre todo de los impuestos distorsivos, que el sistema político había decidido reducir en el gobierno de Mauricio Macri y el actual Gobierno revirtió. “Esa fue una muy mala señal”, criticó.
“La Argentina tiene que tener una moneda doméstica respetada”, afirmó Campos, que indicó que esa divisa tiene que tener valor para el público y las empresas. En AEA creen, como afirman varios economistas del establishment, que el ajuste fiscal previo que requiere una dolarización hace innecesaria la dolarización per se.
Por último, el presidente de AEA afirmó que el Gobierno debe “respetar al máximo el ámbito privado”. Particularmente, como ya había hecho la entidad en comunicaciones previas, cuestionó los controles de precios en momentos en que la inflación acelera.
La mirada en las mesas
Campos cerró su intervención y se sentó a comer el pollo a la naranja con papas y batatas que habían servido como primer plato. Mientras, en otras mesas se degustaba ya café con bocaditos de praliné blanco y leche. “Se está liquidando poco y con el ritmo de devaluación que hay en poco tiempo ya vamos a estar en los $300”, alertó un empresario del sector cerealero, pese a que celebró que el Gobierno haya incluido al sorgo y la cebada en el dólar agro.
“Estoy preocupado. ¿Cuántas reservas tienen?”, se preguntó Miguel Blanco, coordinador del Foro de Convergencia Empresarial. “La pregunta hoy es si llegan o no llegan. Para el peronismo, es un lío no llegar. Se necesita un acuerdo grande”, agregó y cuestionó las agresiones de Alberto Fernández a la oposición en las últimas horas.
“No hay gestión. Están todos operándose. El único que hace algo es Massa y por eso se destaca”, dijo un consultor. “Están en otra cosa, por eso todo el mundo se cubre. De inversiones, no habla nadie”, cerró.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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