Rendimiento escolar. Atrasar el horario de ingreso ¿podría ayudar?
Un estudio mostró beneficios en alumnos porteños; el Ministerio de Educación de la Nación sostiene que cada provincia debería definir según su realidad; hay colegios a favor y en contra
Delfina Celichini
El colegio San Cayetano de Mar del Plata tiene proyectado un cambio grande para el ciclo lectivo del año que viene: un retraso en el horario de inicio del turno mañana.
“La idea es que los chicos ingresen a clases a las 9. No obstante, la institución estará abierta desde las 8. Entre las 8 y las 9, el proyecto contempla que los alumnos puedan entrar en forma libre y tener tutorías”, explicó Jorge Caruso, director del nivel secundario, quien precisó que el cambio se lleva adelante en diálogo con la comunidad educativa.
El directivo destacó que, como la institución cuenta con un turno de tarde y otro de mañana, están trabajando para acondicionar las instalaciones de modo que puedan convivir y no retrasar el horario de ingreso de los alumnos de la tarde.
El rendimiento escolar en la Argentina es un motivo de preocupación desde hace años y, en ese sentido, un sector de expertos insiste con una estrategia que no demandaría grandes inversiones y podría dar buenos resultados: retrasar el horario de ingreso a clases de los alumnos que cursan a la mañana.
En 2015, un estudio científico argentino publicado en la revista Nature Human Behaviour demostró que solo con retrasar el horario de ingreso de los estudiantes de secundaria en el turno de mañana los indicadores de comprensión de textos y de resolución de problemas matemáticos, entre otros, podrían prosperar. Pero, ¿es posible hacer este cambio en la estructura educativa argentina?
“Nuestros hallazgos indican que el horario de la mañana comienza demasiado temprano en relación con los ritmos internos de los adolescentes. Si bien el cronotipo de los jóvenes se alinea parcialmente con el horario escolar matutino, esta compensación es insuficiente y, aun considerando las siestas, los estudiantes que asisten a la escuela por la mañana no alcanzan el mínimo de ocho horas de sueño recomendado”, concluyó el estudio, desarrollado por Andrea Goldin, Mariano Sigman, Gisela Braier, Diego Golombek y Juliana Leone.
El relevamiento incluyó a 753 estudiantes de primero y quinto año de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, de la ciudad de Buenos Aires. Demostró que el 93% de los jóvenes estudiados duermen menos de ocho horas. Para quienes cursan el último año, las horas de sueño se reducen, en promedio, a menos de 6,75.
El cronotipo indica la preferencia horaria de una persona y define cuán noctámbula o matutina es; se los nombra como búhos y alondras, respectivamente. “Los adolescentes tienen un cronotipo claramente noctámbulo o búho. Uno podría sospechar que esto se debe a una cuestión cultural y, de hecho, sí: se quedan chateando hasta cualquier hora, en fiestas, o cenan a la medianoche. Pero la cuestión cultural se monta sobre la necesidad biológica, el hecho de que las agujas del reloj biológico de los adolescentes apuntan hacia más tarde”, detalló Golombek, doctor en biología, profesor plenario de la Universidad de San Andrés e investigador superior del Conicet.
En la Argentina, el ingreso a las aulas en el horario matutino es en general a las 7.30. Para Golombek, este horario es “extremadamente temprano”. Introdujo entonces el concepto de “jet lag social”, que hace referencia al jet lag que se produce cuando una persona atraviesa husos horarios. “El jet lag social ocurre cuando nuestro tiempo interno no se condice con el tiempo externo o social. En los adolescentes es muy marcado, porque tienen que levantarse muy temprano para ir a la escuela y su reloj biológico les dice que todavía necesitan dormir un poco más”, explicó el biólogo.
Además, dijo que el retraso de horario no tiene que ser abrupto, sino de unos minutos, dado que sabe que el sueño no tiene buena prensa. “Hay una idea de que quienes se despiertan más tarde son vagos”, señaló. Para Golombek, con aplazar el horario de ingreso no antes de las 8.30 no solo limita el ausentismo y las llegadas tarde, sino que mejora la salud y el desempeño escolar de los estudiantes.
Alejandro Andersson, médico neurólogo y director del Instituto de Neurología de Buenos Aires, remarcó el rol de la melatonina en la adolescencia, que definió como la hormona “directora de orquesta” del sueño. “Durante la juventud, la secreción de melatonina se retrasa; esa es la razón por la que los adolescentes tienen una tendencia natural a quedarse despiertos en la noche y a dormir más tarde en la mañana”, explicó el neurólogo.
Precisó, además, que la falta de sueño impacta negativamente en la atención, en la memoria, en la capacidad de aprendizaje, lo que lleva a un menor rendimiento y puede provocar fatiga crónica, estrés y problemas de salud.
Fuentes del Ministerio de Educación de la Nación, que conduce Jaime Perczyk, indicó a este medio que si bien “puede ser un caso de estudio”, cada provincia debería plantearlo y debatirlo dentro de sus carteras educativas.
Sin embargo, destacaron que para que pueda convertirse en una política pública a nivel nacional el informe argentino publicado en Nature Human Behaviour es muy reducido. “En la Argentina tenemos muchísimas regiones con geografías muy diversas, en las que el sol sale y se esconde en distintos horarios. Por eso, no es posible extrapolar esta investigación a otros rincones de nuestro territorio y hacer de ello una política pública”, señalaron.
Mientras en el colegio San Cayetano de Mar del Plata apostarán al cambio, Fernando Nandin, representante de Tigre Montessori School, habló de la necesidad de trabajar con las familias en la responsabilidad de mejorar los hábitos de sueño de los adolescentes. “Cambiar el horario de la escuela sin previa toma de conciencia y acción por parte de cada familia lo único que generará es un desfase en todas las actividades. En lugar de jugar a la PlayStation hasta la medianoche, jugarán hasta las 0.30 porque saben que entran más tarde a la escuela. Esto redundaría en un esfuerzo enorme que terminaría en nada”, señaló Nandin.
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Fallo contra tres chicos por hacer bullying
CORRIENTES. Un juez les ordenó abstenerse de agredir a un compañero y tratamiento psicológico
En un caso de bullying escolar, un juez de paz de la localidad correntina de Paso de la Patria, ordenó a tres adolescentes abstenerse de agredir física y verbalmente a un compañero, y dispuso además tratamiento psicológico para todos los involucrados, informó ayer el Poder Judicial de la provincia, según consignó la agencia de noticias Télam.
La medida cautelar fue dispuesta por el magistrado Hugo Alejandro Sánchez Martínez, que dispuso que “dejen de intimidar, excluir y marginar a un compañero por cualquier medio y en todo lugar”.
También ordenó tratamiento psicológico tanto para los denunciados como para la víctima y libró un oficio al colegio secundario para que coordine con la Dirección de Servicios Educativos de Prevención y Apoyo (Disepa) un tratamiento preventivo.
“Como parte de las medidas se dio intervención a la Dirección de Protección de la Niñez y Adolescencia de la provincia de Corrientes y las actuaciones fueron enviadas al juzgado de familia, niñez y adolescencia en turno”, detalla el informe.
Agrega, además, que la denuncia fue realizada por la madre del chico al notar a su hijo “alterado y angustiado, con ataques de ansiedad por el constante acoso que sufre hace años por parte de estos tres alumnos”, informó Télam.
Respecto de la situación por la que atravesaba el adolescente víctima de las agresiones, el informe judicial del caso señala que, en la entrevista psicológica, manifestó tener molestias permanentes y agresiones dentro del colegio y fuera del mismo por parte de esos tres compañeros.
“Explicó que, de manera constante, se burlan de él y uno de ellos lo golpea en la nuca, no solamente dentro del colegio, sino afuera y cuando asiste a educación física”, consigna el expediente.
En su relato, el alumno expresó estar “cansado” de que lo “agredan de manera gratuita”. Y agregó: “Yo no les hago nada, siempre les digo que me dejen de molestar, pero no entienden”.
“Yo me contengo, le di aviso a la preceptora y a una docente que intervinieron, pero aun así me siguen molestando”, relató en la causa, según la información difundida por el Poder Judicial de Corrientes.
El bullying o acoso escolar es la exposición que sufre un chico a males físicos y psicológicos en una institución educativa. Puede ser por parte de otra persona o por un conjunto de ellas, y de manera intencionada y reiterada.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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