Chicos y transporte público: cuándo conviene que empiecen a viajar solos
Aunque no hay una indicación precisa, la mayoría comienza entre los 11 y los 13 años acompañados por sus padres y haciendo distancias cortas; consejos para “soltarlos”
Sebastián A. Ríos Sofía y Maia a punto de tomar el colectivo para ir al colegio donde cursan juntas
¿Cuál es el momento ideal para que empiecen a viajar solos en transporte público? ¿Existen pasos previos que faciliten el proceso? ¿Qué cuidados deben tener en cuenta? Esas son solo algunas de las preguntas habituales que se plantean padres y madres a la hora de “soltar” a sus hijos en la vía pública. A veces lo hacen por necesidad y otras simplemente para ir fomentando la autonomía de los chicos, un elemento clave en el desarrollo de los años por venir
Si bien no existe una edad precisa, ya que cada familia y cada chico estarán listos en un momento distinto, los especialistas en niñez y adolescencia coinciden en que es entre los 11 y los 13 años que la mayoría comienza a moverse por su cuenta en la ciudad. El colegio, la casa de un amigo, una actividad extracurricular o el club suelen ser los primeros destinos.
“Maia comenzó a viajar en transporte público a los 11, casi 12, terminando la primaria, cuando íbamos al curso de ingreso al secundario”, cuenta Luciana Moser, mamá de Maia, de 12 años, que va sola en colectivo al colegio.
“Fue un poco planeado y un poco por necesidad –afirma Luciana–. Fuimos todo el año al curso de ingreso dos veces por semana y nos fuimos dando cuenta de que ella ya conocía el recorrido, sabía dónde bajarse en base a señales y se paraba sola cuando había que bajar. Incluso señalaba la parada siguiente. Además, pensando que al año siguiente iría al secundario y la hermana continuaría en la primaria, se nos complicaba llevar y traer a las dos en horarios casi idénticos.”
Preparando el terreno
Comenzar a viajar sin compañía en transporte público es un proceso con un profundo significado que va más allá de los práctico: “En el momento en que los hijos comienzan con la experiencia de viajar en transporte, inician junto a sus padres un proceso emocional de separación, en el que se encuentran con la evidencia del crecimiento que los pone a prueba”, dice Josefina Saiz Finzi, psicoanalista especialista en crianza de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA)
Es, agrega, un nuevo nacimiento, que asume la forma de un proceso de ensayo. “Acompañados por quienes cumplen la función de cuidadores, los chicos van ganado seguridad hasta animarse a probar las salidas solos”.
Pero el viaje comienza mucho antes de salir de casa... “Hay pasos previos para viajar en colectivo –dice Claudia Amburgo, médica psicoanalista especialista en niños y adolescente de la APA–. Aprender a respetar los semáforos, reconocer las calles de casa y del colegio, saber sus nombres. Creo que antes subirse solos a un colectivo por primera vez, lo mejor es ir caminando a ciertos lugares y ver cómo les va, si son distraídos, si prestan atención”.
“Durante todo el año pasado, mientras viajábamos al curso que es a unas pocas cuadras del colegio, le íbamos señalando lugares, alturas y nombres de calles para que ella fuera memorizando y ubicándose –agrega Luciana, mamá de Maia–. Un poco antes de finalizar el año nos surgió una actividad con la hermana y entendimos que ella ya tenía la capacidad de ir sola al curso. Así empezamos”.
Otro aspecto previo a que los chicos viajen en tren, en colectivo o en subte es estimular su autonomía. “Si no hay autonomía y es un chico que no se lava los dientes solo, que no se levanta solo, que hay que decirle que se bañe, que hay que presionarlo para que estudie, etcétera, quizá no esté muy preparado para tomar el colectivo. Por eso, hay que trabajar la autonomía en los chicos”, enfatiza la psicoanalista Claudia Amburgo.
Entre viajar en familia y viajar solos, hay un paso intermedio que suele ser muy útil para ir evaluando cómo se desenvuelven los chicos sin la asistencia de un adulto, “Lo que recomiendo es que la mamá o el papá suban al colectivo, y se ubiquen detrás de ellos como si fueran un pasajero común, para poder ver cómo se van manejando con la Sube, si saben dónde tienen que bajar... Todo con adaptación, de a poco y dialogando en familia”, suma Amburgo.
Por supuesto, ese “cuidado con distancia” puede ser reforzado con la explicitación de cosas que siempre hay que tener en cuenta en los medios de transporte, como evitar sacar el celular adentro del colectivo, por ejemplo.
Temores compartidos
“Supongo que los miedos que experimentamos fueron los mismos que deben tener todas las madres y padres cuando empezamos a “soltar” un poco a nuestras hijas e hijos –recuerda Luciana–. Que se pierda, que le pase algo malo, que no sepa resolver alguna situación conflictiva… Para eso hubo varias charlas en familia sobre cómo actuar ante diversas situaciones que pudieran darse”.
En el escenario actual, en el que los chicos viajan con su celular a mano, hay muchas herramientas que colaboran a la hora de “achicar” los temores habituales. “Siempre le pedimos a Maia que nos comparta su ubicación y tenemos ciertos códigos para entendernos por mensajes de texto o teléfono. Por suerte, nunca pasó nada y hace ya casi 10 meses que va y vuelve sola del colegio, e incluso ahora de gimnasia. La verdad, de parte de Maia no hubo miedo –asegura Luciana–. Si bien el primer día dijo que le dio como ‘una cosita’ cuando se quedó sola, siempre primó en ella el deseo de manejarse un poco más autónomamente, de crecer”, concluye.
“Todo con adaptación, de a poco y dialogando en familia”
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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