Un sacerdote fogueado en las periferias urbanas
IGLESIA. Francisco designó en la principal sede eclesiástica del país al actual obispo de Río Gallegos; tiene 55 años y experiencia pastoral como cura villero en San Isidro
Mariano de Vedia
ROMA.– Tal como se esperaba, y sorprendiendo a todos con un nombre por fuera de los que se especulaban, el papa Francisco designó ayer como nuevo arzobispo de Buenos Aires al actual obispo de Río Gallegos, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, de 55 años, conocido como uno de los “curas villeros” por su experiencia pastoral.
El boletín diario del Vaticano informó, además, que el Papa aceptó, al mismo tiempo, la renuncia presentada por el cardenal Mario Aurelio Poli, al haber cumplido 75 años el 29 de noviembre de 2022 y a quien designó administrador apostólico de Buenos Aires, con las facultades de arzobispo arquidiocesano, hasta la toma de posesión de su sucesor, que sería a mediados de julio.
El nombramiento fue anunciado en esta ciudad y, en forma simultánea, en Buenos Aires, donde el nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk, difundió la información a través de la agencia AICA.
La elección de García Cuerva sorprendió porque su nombre no figuraba entre los que se barajaban en la terna. En medios eclesiásticos se especulaba con los arzobispos Carlos Azpiroz Costa, arzobispo de Bahía Blanca; Jorge Lozano (San Juan), y Víctor Manuel Fernández (La Plata). Pero también se estimaba como muy probable una designación sorpresiva, característica muy propia del estilo de Francisco, como ocurrió en otros nombramientos de arzobispos en sedes importantes, como Tucumán y Córdoba, entre otras.
La noticia llegó en momentos en que se esperaba una decisión inminente sobre el sucesor de Poli, a quien Francisco recibió en audiencia privada en el Palacio Apostólico el 20 de abril pasado y que ayer ofició su último tedeum en la catedral porteña por la festividad patria, ante el presidente Alberto Fernández.
García Cuerva, una elección por fuera de la terna que se había presentado en el Vaticano, está más que en línea con la visión de la Iglesia de Francisco. Debido a su experiencia pastoral con los más pobres y necesitados, se desempeñó durante casi 14 años en la villa La Cava, en la localidad bonaerense de Beccar, en la diócesis de San Isidro, y luego un “obispo villero”, al ser designado sucesivamente por Francisco obispo auxiliar de Lomas de Zamora (2017) y obispo de Río Gallegos (2019).
La trayectoria
Nacido en Río Gallegos, provincia de Santa Cruz, el 12 de abril de 1968, estudió filosofía y teología en el seminario de San Isidro y recibió su ordenación sacerdotal el 24 de octubre de 1997. Licenciado en teología con especialización en historia de la Iglesia por la Universidad Católica Argentina y licenciado en derecho canónico por la misma universidad, obtuvo el título de abogado.
Fue vicario parroquial de Nuestra Señora de La Cava (1997-2005); párroco de Santa Clara de Asís (20052014), en El Talar, donde atendía poblaciones vulnerables, y más tarde en La Cava. Fue vicepresidente de Cáritas diocesana de San Isidro, asesor regional de la Pastoral Carcelaria, secretario de la Comisión Episcopal de Pastoral Carcelaria y capellán de varios centros penitenciarios de la provincia de Buenos Aires.
Al ser designado obispo auxiliar de Lomas de Zamora, recibió la consagración episcopal el 3 de marzo de 2018, de manos de monseñor Jorge Casaretto. El 3 de enero de 2019, Francisco lo nombró obispo de Río Gallegos e inició su ministerio pastoral el 23 de marzo de ese año.
El 20 de julio de 2021 el Santo Padre lo nombró, en el Vaticano, integrante del Dicasterio para los Obispos.
Hombre de confianza del Papa, García Cuerva asumirá en julio próximo y podría ser designado cardenal en el próximo consistorio. Reemplazará en la sede eclesiástica más importante de la Argentina al cardenal Poli, quien en marzo de 2013 –en una de las primeras designaciones de Francisco– había sido el elegido para su sucesión como arzobispo de Buenos Aires.
Poli cultivó siempre el bajo perfil. Tanto es así que en noviembre de 2017 pidió no ser votado por los obispos como presidente del Episcopado en la asamblea plenaria que consagró al titular de San Isidro, monseñor Oscar Ojea.
El arzobispo saliente, que había acompañado al cardenal Bergoglio como obispo auxiliar y vicario episcopal de la zona de Flores, estaba al frente de la diócesis de Santa Rosa cuando el Papa sorprendió y lo designó en Buenos Aires.
Ahora Poli será arzobispo emérito de Buenos Aires, manteniendo su función como cardenal, y ayer transmitió un videomensaje desde el seminario metropolitano de Villa Devoto para saludar a su sucesor. “Bienvenido, hermano, a tu nueva casa, a tu nuevo pastoreo”, le dijo.
El nombramiento sorprendió, ya que no figuraba entre los candidatos
Se espera que el nuevo arzobispo sea proclamado cardenal en un consistorio
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El Papa eligió para suceder al cardenal Poli a un obispo crítico del Gobierno
Jorge García Cuerva, de 55 años, será el nuevo arzobispo de Buenos Aires
Mariano de VediaEl obispo Jorge Ignacio García Cuerva, ayer, en Río Gallegos cuando habló sobre su designación
Con la elección de un obispo con experiencia pastoral en las villas, el papa Francisco sorprendió ayer al anunciar que monseñor Jorge Ignacio García Cuerva será el sucesor del arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli.
De 55 años y formado en la diócesis de San Isidro, García Cuerva es actualmente obispo de Río Gallegos.
Tras el anuncio de su designación, declaró en diálogo con periodistas que “la inflación es el impuesto a los pobres y afecta enormemente a la población”. Ya había tenido posiciones críticas frente al Gobierno por el manejo de la pandemia, cuando denunció excesos y privilegios por parte del poder. Su nombre no figuraba entre los “candidatos cantados” a ocupar el arzobispado de Buenos Aires.
Con experiencia pastoral como cura villero, a partir de sus años como sacerdote en la villa La Cava, y un trabajo sostenido en contextos de fuertes crisis sociales, el nuevo arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva, se identifica con el pensamiento de “una Iglesia pobre para los pobres”, la línea que marcó Francisco a los pocos días de iniciar su pontificado.
Abogado y formado en la diócesis de San Isidro, de la mano del obispo Jorge Casaretto, se ha mostrado siempre crítico de los excesos del poder. En agosto de 2021, luego de que el gobierno de Alberto Fernández perdiera las PASO, atribuyó el categórico pronunciamiento de las urnas al malestar que había generado el manejo de la pandemia. “Cuando no podíamos reunirnos ni vacunar a nuestros abuelos, ellos estaban vacunados y se encontraban”, declaró el actual obispo de Río Gallegos, una diócesis acostumbrada a convivir con las crisis sociales, como el prolongado conflicto docente.
La designación como sucesor del cardenal Mario Poli es el cuarto nombramiento que recibe de Franno En noviembre de 2017 lo designó obispo auxiliar de Lomas de Zamora, una diócesis con marcadas postergaciones sociales, como las que conoció en los barrios de emergencia que había transitado durante casi 15 años en la parroquia Nuestra Señora de la Cava, en Beccar. Fue también párroco de la iglesia Santa Clara de Asís en la de El Talar, partido de Tigre, en los barrios populares San Pablo y Almirante Brown.
En enero de 2019 pasó a ser obispo de Río Gallegos. Y en julio de 2021, Francisco lo incorporó al Dicasterio para los Obispos, para acentuar la mirada de la experiencia pastoral en el organismo del Vaticano que interviene en la selección de los nombramientos episcopales.
Al describir lo que significó la pandemia de Covid-19, García Cuerva declaró en una entrevista con Infobae que existió otra pandemia de emociones, ligadas al miedo, la incertidumbre y la angustia. “Muchos políticos y dirigentes no vivieron esta segunda pandemia porque cuando nosotros teníamos muchas ganas de ver seres queridos y no podíamos, ellos viajaban. Cuando nosotros no podíamos vacunar a nuestros abuelos, ellos ya estaban vacunados. Cuando nosotros no podíamos encontrarnos, ellos se encontraban. Incluso, ya solamente inventando el concepto de personal esencial, sino también el de estratégico, con lo cual siempre quedaban cubiertos. Por no haber vivido esta segunda pandemia, no entendieron lo que le pasaba a la gente”.
La grieta y la crisis
Hace diez días, en Río Gallegos, llamó a “vencer todas las grietas” y animó a transitar caminos de encuentro y de consensos. “Nos falta unirnos por los grandes problemas del país”, en sintonía con el reciente mensaje del cardenal Poli en el tedeum del 25 de Mayo, en el que hizo una fuerte convocatoria a la unidad y a la revalorización de la democracia.
“¿Podremos entender, de una vez por todas, que tiene que haber cuatro o cinco temas que a los argentinos nos unan, que podamos vencer todas las grietas y, dando razones de por qué pensamos como pensamos, sentarnos a una mesa?”, se preguntó.
También advirtió recientemente sobre la gravedad de “una situación social extremadamente compleja”. Afirmó que “la inflación es un impuesto a los pobres” y dijo que “no podemos quedarnos en silencio”.
García Cuerva asumirá en julio como arzobispo de la arquidiócesis primada. Tiene 55 años, por lo que se espera un ministerio pastocisco.historal prolongado en la arquidiócesis, con segura influencia en la vida de la Iglesia argentina, teniendo en cuenta que los obispos desarrollan su ministerio pastoral hasta los 75, la edad que cumplió el cardenal Poli en noviembre pasado. Tradicionalmente, los obispos que asumen la sede de Buenos Aires alcanzan la distinción cardenalicia.
Cercanía a Francisco
Soldado fiel de Francisco, se alejó siempre de las especulaciones acerca de la relación del Papa con la Argentina. “Poner al Papa en una interna es no entender lo que es a nivel mundial. Tiene todo un mundo del que ocuparse”, declaró en una ocasión, al tratar de interpretar por qué no se concretaba una visita al país. Muy probablemente ahora, como arzobispo de Buenos Aires, lo reciba en 2024, de concretarse los deseos expresados por el Pontífice para realizar el postergado viaje.
Nacido en Río Gallegos en 1968, el nuevo arzobispo es hijo de un odontólogo y militar retirado de la Fuerza Aérea (Jorge Antonio García Cuerva) y de una maestra (Graciela García Cuerva). Es el mayor de cinco hermanos de una familia porteña de clase media, que se desplazó por unos años a la capital de la provincia de Santa Cruz. Un primo hermano de su padre, Gustavo Argentino García Cuerva, era piloto y murió en la Guerra de Malvinas.
En 1986 ingresó a la carrera de Derecho en la Universidad de Buenos Aires, mientras misionaba en los barrios populares de El Palito y El Garrote, del Tigre. Interrumpió sus estudios para ingresar al seminario y, una vez ordenado sacerdote por monseñor Casaretto, los retomó, hasta graduarse en la Universidad Católica de Salta, en 2009.
Realizó un posgrado en teología, con especialización en historia de la Iglesia, con una tesis sobre la Iglesia porteña durante la epidemia de fiebre amarilla de 1871. Esa experiencia recobró vigencia durante la pandemia de Covid-19 y sistematizó las investigaciones sobre prácticas comunitarias en articulación con distintas instancias del Estado.
En su ministerio pastoral abordó la problemática de las adicciones y la drogadependencia e integró la comisión constituida en el Episcopado. Trabajó muchos años en la pastoral carcelaria, por lo que conoce muy de cerca los problemas y desafíos en materia de seguridad.
A partir del magisterio social del pontificado de Francisco, monseñor García Cuerva desarrolló estudios y misiones pastorales sobre la inequidad y la pobreza, la realidad carcelaria, la justicia restaurativa, y el compromiso social y los centros barriales como respuesta a la problemática de los jóvenes vulnerables.
El flamante arzobispo participó en varios congresos internacionales, como el Encuentro del Foro Económico Mundial celebrado en Roma, en 2014, y otras reuniones organizadas por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington, en 2016, además de encuentros sobre justicia restaurativa, en Puerto Rico, en 2020; pastoral carcelaria, como el realizado por el Dicasterio de Desarrollo humano Integral en el Vaticano, en 2019, y varias convocatorias del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam).
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