viernes, 20 de mayo de 2016
EDITORIALES; INFLACIÓN
La inflación heredada y la propia
Detrás del abultado incremento del 6,5% en el índice de precios porteño, aparecen perspectivas alentadoras para los próximos meses
Los datos de la inflación del mes de abril marcaron, al menos en el ámbito porteño, un elevadísimo incremento, superior al 6%, como hacía mucho tiempo no experimentábamos. Sin embargo, un estudio más detenido sobre las causas de esa fuerte suba debería permitirnos una leve cuota de optimismo para los próximos meses.
Las cifras en cuestión requieren un análisis más profundo del que pudiera apoyarse tan sólo en el número del crecimiento mensual del índice de precios. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) aún no ha producido el esperado índice nacional, por lo que es necesario recurrir a las mediciones privadas o las elaboradas por los gobiernos provinciales y, además, observar los comportamientos de cada componente de esos indicadores.
La Dirección de Estadística y Censos de la provincia de Córdoba informó que su índice de precios al consumidor de abril expuso un aumento del 4,5% respecto del mes anterior. El órgano similar de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires midió un crecimiento del 6,5%, dos puntos por encima del cordobés. La diferencia entre ambos tiene una clara explicación en el distinto ajuste que tuvieron las tarifas del transporte urbano y la electricidad. El retraso tarifario era menor en Córdoba y, por lo tanto, se requirieron allí aumentos más moderados que en la Capital Federal y el conurbano bonaerense.
La desagregación de los índices por rubro muestra, sin embargo, coincidencias. Por ejemplo, el rubro Alimentos y Bebidas registró un incremento del 1,8% en ambos lugares. También hay similitud y moderación en Equipamiento para el Hogar, en el orden del 2,5%. Si se agrupan los rubros en "estacionales", "regulados" y el resto, se puede ver claramente cuál ha sido la causa del fuerte resultado inflacionario de abril. Tomando las cifras de la ciudad de Buenos Aires, en los productos estacionales, básicamente frutas y verduras, el aumento fue del 3%. Los regulados, esto es, los servicios públicos, se ajustaron un 32,4%, en tanto que el resto, vale decir, la inflación "núcleo", sólo fue del 2,8%.
Los datos aportados por la fundación FIEL son coincidentes con los de la Capital Federal y, a excepción de los servicios regulados, también con los de Córdoba. Además, y esto es muy significativo, en los tres casos la inflación "núcleo" muestra una tendencia decreciente respecto de los tres meses anteriores.
Esta forma de analizar los datos del mes de abril abre una expectativa alentadora, que no surge de la medición de todo el conjunto. Al mismo tiempo, puede decirse que los ajustes que corrigen los fuertes retrasos de precios relativos, como es el caso de los servicios regulados, es inflación heredada. Es el sinceramiento de inflación reprimida desde 2002 y durante la larga gestión kirchnerista.
No significa esto que los restantes aumentos de precios no se relacionen también con los de-saguisados del gobierno anterior. La inflación ya existía como consecuencia principal de un gigantesco déficit fiscal financiado con emisión monetaria. Ésta alcanzó un ritmo elevado en los últimos meses de la gestión anteriorsuperior al 40% anual. Entonces, no sólo el retraso tarifario sino también el cambiario, luego corregido con el levantamiento del cepo, morigeraron hasta el 10 de diciembre el impacto inflacionario de aquel desborde monetario. La inflación que hoy padecemos es básicamente heredada y la desaceleración advertida en el núcleo de los bienes de consumo permite alentar la esperanza de una gradual corrección.
Será vital, para consolidar una tendencia inflacionaria descendente, un control de la emisión monetaria y un fuerte empeño de las autoridades gubernamentales en no desviarse de las metas vinculadas con el déficit fiscal, evitando caer en la tentación de aumentar el gasto público y haciendo algo tan elemental en cualquier país normal como eliminar los focos de corrupción administrativa, algo que el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, denominó días atrás sin eufemismos "el choreo".
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